Extraña. Así es como puedo definir a esta película que es a ratos entretenida porque eso de descubrir quién es el malo y quién su próxima víctima siempre tiene gancho, a ratos misteriosa por los mismo y porque nos ponemos en el lugar de la prota ya que sabemos simplemente lo que sabe ella (que tratándose de una chica que pierde sus recuerdos cuando se duerme no puede ser mucho), a ratos angustiosa y a ratos absurda porque para que parezca que todos son sospechosos todos se comportan como "P" cabras locas.

El punto de partida no está mal, ya lo habíamos visto en otras como Memento, alguien pierde la memoria mientras duerme y al despertar no sabe si lo que le dicen los demás es verdad o mentira . Pero el hecho de que todos parezcan culpables intentando acabar con la pobre protagonista (aquí el más torpe hace relojes), comportándose como psicópatas aunque no lo sean, le resta credibilidad a la historia aunque dicho sea de paso provoque que no se tenga ni idea de quién es el verdadero antagonista hasta poco antes del final.

Es bonita visualmente.
Las actuaciones no son las mejores del mundo pero tampoco son horrorosas.
Pero lo peor es .... que lo que vemos aquí ya lo hemos visto mil veces. Bueno, a lo mejor no tantas, pero sí todas las veces que se ha adaptado esta novela.

Otra versión más de Guerra y Paz y no precisamente la mejor.

¿Por qué siempre adaptan las mismas obras? ¿Acaso el equipo técnico y artístico no se habrían lucido más adaptando otra obra maestra de la literatura que no se hubiera llevado a la pantalla tropecientas veces? ¿No se daban cuenta de que las comparaciones siempre son odiosas? ¿Era miedo a no atraer al público con una historia no contada antes o arrogancia al pensar que su versión sería al definitiva y la mejor de todas?

En fin, me quedo con la versión anterior en formato serie de 2007 y con la de Audrey Hepburn en formato película.
Ésta es olvidable.

Vi esta película cuando era una niña, no sabría decir si tenía cinco o diez años. Dos escenas se me quedaron grabadas, en las dos unos adolescentes se comportaban como héroes. Y yo quería ser como ellos. Estaba segura de que algún día yo podría ser una heroína como ellos, aunque a ser posible sin secuestro de por medio. Supongo que ésa era la idea de la película: convencer a los niños y adolescentes de que pueden lograr cualquier cosa, que creyesen de verdad en sí mismos. Pasaron los años y qué decir tiene que no cumplí ninguno de esos sueños.

Ayer volví a ver la película; me decepcionó muchísimo, me pareció tonta y absurda; creer que unos chavales podrían de algún modo vencer a unos terroristas es simplemente demencial. Iba a ponerle un 3 pero al final me contuve porque comprendí que la película ya no era para mí, para una adulta sin sueños ni ilusiones, sino para niños que aún pueden creer que todo lo que se propongan se pueda conseguir.

En resumidas cuentas: para apreciar esta película hay que pertenecer a esa franja de público al que va dirigida, por eso le pongo la nota que le habría puesto de ser otra vez niña.

Ésta es una gran serie, pero hay que saber mirarla... y luego verla.

Habrá que situarse a principios de los ochenta, y ver cómo se hacían las series entonces: casi todos los capítulos seguían el mismo esquema (también ahora se hace eso, aunque lo camuflen mejor); los malos malísimos eran además torpes pero había que ponerlos así para que nadie pudiera empatizar con ellos; y los protagonistas, los héroes, eran sencillamente perfectos porque así tenían que ser los héroes de las series. Al igual que la falta de sangre y de muertos a pesar de los tiros y las explosiones, simplemente no era algo que apareciese por lo general en las series de la época.

Los capítulos se veían de uno en uno y, aunque todos fuesen similares, la espera de un día entre uno y otro hacía que estuviésemos deseando verlos y no nos dábamos cuenta de cuánto se parecían . Al contrario de lo que se hace ahora en la tele o nosotros mismos de ver tres o más de una sentada, así claro que la serie puede crear empacho y resultar repetitiva.

Algunos efectos especiales eran chapuceros, esa es la verdad, (la misma imagen se repetía una y otra vez en capítulos distintos) y se notaba una barbaridad cuándo eran los actores los que estaban en pantalla y cuándo eran los dobles) pero para eso estaba la imaginación; ahora estamos tan acostumbrados a detectar en las series actuales hasta el más mínimo detalle que sale en la historia porque podría tener relevancia en el apoteósico final, que no queda lugar para que la imaginación rellene los huecos y nos haga creer que es verdad lo que estamos viendo. Entonces nos lo creíamos porque usábamos la imaginación, ahora nos lo dan todo tan mascadito que simplemente tenemos que tragárnoslo.

Luego están las peculiaridades de El equipo A que la hacen grande, una de las mejores series:
Tenía mucho más transfondo de lo que parecería a simple vista. Todos podríamos recitar de memoria el párrafo con que la voz en off iniciaba cada capítulo: "En 1972 cuatro de los mejores hombres... Hoy, buscados todavía por el gobierno..." que de tan repetido casi ni nos damos cuenta de lo que escuchamos: ¿Los acusaron en el 72 y a día de hoy (inicios-mediados de los ochenta) aún los persiguen? Eso significa que durante diez años, hasta el momento en que los conocemos, no han tenido más vida que huír de la policiía militar y viven a base de lo que les pagan (cuando les pagan) los ciudadanos en problemas que los contratan. Diez años en los que no han podido seguir con sus vidas, mientras otros compañeros de Vietnam se han casado, montado negocios, avanzado... ellos no han podido, han tenido que seguir los cuatro juntos y aún así no se han destrozado entre ellos, se aprecian y se soportan mutuamente (incluso M.A. aprecia a Murdock aunque amenace en cada capítulo con golpearlo, yo también lo haría si llevase más de diez años escuchando sus locuras), han creado su propia familia entre ellos . Y ahora pregunto ¿En qué serie se ha vuelto a ver nunca un nivel de camaradería y amistad tran grande?

La verdad es que escribo esta crítica por el simple gusto de escribir el título, porque toda ella se podría resumir con estas palabras: es la versión española de Extraños en un tren. Ignoro si en su día tuvieron que pagar derechos de autor (o de adaptación) aunque supongo que no; ni Patricia Highsmith ni Alfred Hitchcock habrán oído hablar de ella.

Como el resto de películas de Manolo Escobar está orientada a dar a conocer sus canciones.

Absurda casi en su totalidad. Sólo se salvan las piernas de Concha Velasco, que aquí las luce mucho; el personaje de Antonio Garisa, impecable y cómico a la vez, como siempre y el número musical central de Manolo Escobar y Concha Velasco en la taberna de los bandoleros.