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Críticas de Blanch
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Críticas 98
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Just Don't Think I'll Scream
Documental
Francia2019
6,6
380
Documental
8
14 de septiembre de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando estoy triste suelo ver películas dramáticas. De adolescente solía recurrir a 'Réquiem por un sueño' (2000). Solía decir que era porque ver a gente que tenía más razones para estar "depre" que yo me hacía sentir mejor. Ahora siento que las utilizo como catarsis, una forma efectiva de “descongestionarme” emocionalmente, y aún así… ¿y si en vez de ayudarme lo que hacen es hundirme más en la miseria? Esta pregunta ronda sobre el documental 'No creas que voy a gritar' (Ne croyez surtout pas que je hurle), una especie de diario oral ilustrado con imágenes de cientos de películas en el que su autor, Frank Beauvais, cuenta cómo tras una ruptura sentimental acabó aislado del mundo y confinado en su casa viendo películas durante todo el día.

Esto no va sobre el reciente confinamiento por el que todos hemos pasado, pero aquellos que lo aprovechamos para zampar películas y series como jamás habíamos podido hacer en la vida adulta nos sentiremos muy identificados con la experiencia de Beauvais. El cine pasa de ser una vía de escape y una forma de aprendizaje y de aproximación a otras culturas a convertirse en una profunda madriguera que le conduce a una espiral de letargo físico y emocional. Difícilmente pueden identificarse a qué títulos pertenecen las numerosas imágenes que ilustran el film, pues están completamente descontextualizadas; la mayoría son breves planos detalle que complementan los pensamientos y la narración del propio Beauvais, cuyo tono de voz quizás sea demasiado monocorde, pero no especialmente molesto.

En 75 minutos, Frank Beauvais cuenta un relato personalísimo sobre un estado depresivo en el que las películas ejercen tanto de tabla de salvación como de guillotina. Su cinefilia y melancolía son canalizadas de forma tremendamente original y clarividente en 'No creas que voy a gritar', un testimonio vital y fílmico sobre el desamor, la soledad, la tristeza, la apatía, la enajenación y el amor al Séptimo Arte con el que nos veremos íntimamente identificados todos los lunáticos cuya visión de la vida y del mundo se construye y enmienda a través de las películas.
Blanch
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6
12 de septiembre de 2020
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque ya sea un chiste cinéfilo recurrente, Keira Knightley ha declarado estar encantada de hacer siempre películas de época dado que le brindan papeles mucho más interesantes que las historias contemporáneas, en las que casi siempre le toca hacer de “la novia o esposa de”. No tengo pruebas ni tampoco dudas de que Gemma Arterton debe pensar lo mismo. Tras un malogrado intento de convertirse en estrella de Hollywood con títulos como 'Furia de titanes' (2010) o 'Prince of Persia: Las arenas del tiempo' (2010), la actriz británica ha desarrollado una interesante pero discreta carrera en Europa, lanzándose recientemente a producir títulos que también ha protagonizado: 'La búsqueda de la felicidad' (2017), 'Vita & Virginia' (2019) y 'En busca de Summerland', los dos últimos dramas de época con romance lésbico dirigidos por mujeres.

La importancia de que las mujeres sean quienes cuenten sus propias historias forma parte de la propia narración de 'En busca de Summerland'. Arterton encarna a Alice, una escritora solitaria y arisca enfrascada en su tesis doctoral, que trata de la realidad que se esconde tras los mitos y leyendas que sitúan a las mujeres como catalizadores de la perdición de los hombres. Un día, le endosan para su disgusto un niño que ha sido evacuado del campo de batalla en el que se ha convertido Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Pero como es de esperar, la aversión inicial dará paso a la ternura conforme Alice descubre que ambos tienen más cosas en común de lo que imaginaba. Alice, que arrastra un desengaño amoroso que se revela a través de flashbacks, pasa de ser alguien que considera que el dolor y la pérdida son inevitables en la vida a preocuparse por los sentimientos de otra persona, descubriendo así que se puede ser vulnerable y maternal sin sacrificar su independencia.

Otra conexión con Keira Knightley: 'En busca de Summerland' está rodada en la misma casa que aparecía en el desenlace de 'Expiación' (2007), que se encuentra junto a los majestuosos acantilados de Seven Sisters; una localización perfecta para esta historia dirigida y escrita por Jessica Swale que es agradable de ver pero un tanto superficial. La película deja de lado la reivindicación feminista de la protagonista para centrarse en su relación con el niño, y aunque el dúo interpretativo que se marcan Gemma Arterton y el pequeño Lucas Bond sea de lo mejor del conjunto, es una lástima que el romance lésbico interracial quede en un segundo plano y que sus implicaciones sociales e históricas se hayan pasado por alto en un intento loable, pero erróneamente concebido, de normalización.

En definitiva, 'En busca de Summerland' es la película a la que habría llevado a mi madre a ver al cine si viviéramos en la misma ciudad. Al salir me habría dicho “Es muy bonita”, yo le habría dado la razón y al poco ya estaríamos hablando de otra cosa. Se trata de un drama de época tan pulcramente británico que se ve con agrado y una sonrisa, pero que apenas deja poso al no indagar demasiado en el interesante abanico de temas que abarca. La interpretación de Gemma Arterton vuelve a destacar, una prueba más de que ella siempre está por encima de los proyectos que, salvo por muy honrosas excepciones, suele escoger.
Blanch
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Con amor, Antosha
Documental
Estados Unidos2019
7,2
117
Documental, Intervenciones de: Anton Yelchin, Craig Gillespie
8
24 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anton Yelchin, conocido por la trilogía-reinicio de 'Star Trek' y films como 'Green Room' (2015), 'Solo los amantes sobreviven' (2013), 'Como locos' (2011) o 'Alpha Dog' (2006), falleció el 19 de junio de 2016, en un accidente que le dejó atrapado entre su jeep y un pilar de ladrillos fuera de su casa. Con 27 años, tenía aún toda la vida y su carrera por delante. Con amor, Antosha es un documental producido por Drake Doremus que retrata su vida desde que sus padres emigraron de Rusia a Estados Unidos con él siendo un bebé hasta su triste y prematura pérdida.

El documental sigue de forma cronológica la vida y obra de Yelchin resultando bastante revelador, como en lo que respecta a su lucha contra la fibrosis quística, algo de lo que nunca llegó a hablar en público, o en la confesión de Kristen Stewart de que se pilló por él durante el rodaje de 'Gente poco corrriente' (2005). Los numerosos testimonios de compañeros, amigos y directores que trabajaron con él reflejan el cariño y la admiración que todos le tenían; solo se echa en falta entre los entrevistados la extraña ausencia de Felicity Jones, su co-protagonista en 'Como locos'. Hay anécdotas, como las contadas por Chris Pine y Jennifer Lawrence, que son muy divertidas, pero también declaraciones que parten el corazón, en especial todo lo que tiene que ver con la estrecha relación que mantenía Yelchin con sus padres y lo devastados que quedaron tras su muerte.

Con amor, Antosha es un documental cuyo alcance no solo llega a los fans del actor, pues es ante todo la historia (muy bien narrada) de un artista con inquietudes que exploró diferentes campos artísticos, en una constante búsqueda de sí mismo. Empezó siendo un actor que quería hacer de todo y terminó dedicándose a sacar fotos en los rincones más extraños y depravados de Los Ángeles, desencantado del bagaje mediático de la interpretación, batallando discretamente contra una enfermedad genética y preparando su primer trabajo como director. En definitiva, se trata de un documental que explica muy bien quién era Anton Yelchin, el dolor que causó su pérdida entre sus allegados y el orgullo que todos sienten al haber podido formar parte de su vida. Un tributo perfecto.
Blanch
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6
10 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
'A Virginia le gustaba Vita'. Así se titula el muy recomendable libro de Pilar Bellver publicado en 2016 que parte de las correspondencia entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West para recrear el romance que éstas mantuvieron durante la mayor parte de la década de 1920. Ese amor culminó con la creación de 'Orlando' (1928), una biografía fantástica que abarca la vida durante tres siglos de un hombre que se convierte en mujer, y para la que Woolf se inspiró en la vida de Vita. 'Vita & Virginia' no está basada en este libro, sino en una obra teatral de Eileen Atkins, pero como ya se puede intuir por su propio título, el asunto a tratar es exactamente el mismo.

Así, la película de Chanya Button nos muestra cómo los caminos de la aristócrata Vita y la humilde Virginia, ambas escritoras, se cruzan en una fiesta de la alta sociedad, y cómo la primera, famosa por su matrimonio abierto y sus relaciones con mujeres, queda fascinada con la prosa de la segunda e intenta cortejarla. La conquista no le resultará nada fácil, pues pese a estar casada, Virginia nunca ha tenido sexo, mucho menos con una mujer, y no deja de ser atormentada por demonios internos que desestabilizan su salud mental. Aquí hay material de sobra para un gran romance lésbico pero, lamentablemente, no estamos ante el homólogo británico y literario de 'Retrato de una mujer en llamas' (2019). No es que la herencia teatral pese demasiado, pero la dirección de Button es bastante discreta salvo por algún que otro toque moderno que intenta liberar al film del corsé del drama de época.

Elizabeth Debicki está bastante bien, aunque no termino de verla como Virginia Woolf (Eva Green y Andrea Riseborough fueron elegidas previamente para el papel), mientras que Gemma Arterton está fantástica como Vita Sackville-West, un personaje que le sienta como un guante y le permite lucir todo su carisma y talento. Sin embargo, las dos funcionan mejor por separado que juntas; no hay química entre ellas, y cuando un romance se cocina a fuego lento, es importante que la tensión sexual traspase la pantalla y que salten chispas cuando culmine, como pasaba en 'Call Me By Your Name' (2017). Aquí no hay nada de eso, algo grave si tenemos en cuenta que, tal y como se muestra en la película, fruto de esa relación Woolf escribió 'Orlando', “probablemente la carta de amor más larga y encantadora de la historia de la literatura”, tal y como la definió el hijo de Vita.

Por otra parte, es de agradecer que el conflicto de esta relación no resida en el conservadurismo social, pero tampoco me termina de convencer que sí lo sea el que Vita sea demasiado díscola para una Virginia que el film imagina de forma un tanto conservadora. Mención especial para la banda sonora compuesta por Isobel Waller-Bridge (hermana de Phoebe, la de 'Fleabag'); si bien choca al principio que una partitura con mucha electrónica y sintetizadores amenice un drama de época, lo cierto es que funciona de maravilla y acaba por convertirse en lo mejor y más memorable de un film por lo general bastante discreto.
Blanch
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8
5 de abril de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha tenido que pasar más de una década para que Sienna Miller pudiese conseguir un papel de protagonista absoluto desde 'Factory Girl' (2006). Al principio nadie la tomaba en serio por su fama de “it-girl”, mientras que en los últimos años se ha especializado en papeles secundarios de “mujer de…”, una decisión deliberada para poder pasar más tiempo con su hija'. Aún así, Miller ha conseguido sacar punta de esos roles menores, véase 'Z. La ciudad perdida (2016), y le han permitido trabajar a las órdenes de directores del calibre de Clint Eastwood, Bennett Miller o James Gray. Con todo, pese a que ahora es más actriz que famosa, sigue un tanto infravalorada. De hecho, consiguió el rol protagonista de 'La mujer americana' después de que Anne Hathaway se desvinculara del proyecto. Y Miller ha aprovechado la oportunidad que se le ha brindado con creces.

Es una pena que no se haya encontrado para la película un título menos genérico que 'American Woman'. El cartel y la promoción tampoco le hacen justicia, pues parece vender la historia en torno a la desaparición de una joven. Si bien es cierto que el detonante de la trama es ese, los derroteros van por otro lado. En concreto, la película abarca más de 10 años para centrarse en los esfuerzos de la madre de la chica perdida, Debra, por salir adelante y cuidar de su nieto. Cuando la conocemos es puro “white trash”, con un gusto terrible por los hombres, una ristra de malas decisiones a sus espaldas y un temperamento imposible. Con el paso de los años, vemos el efecto que ha tenido la desaparición de su hija en esta joven abuela, y aunque sigue arrastrando algunos defectos, se esfuerza por corregirlos. Porque 'La mujer americana' nos enseña que el crecimiento y la madurez es un proceso que conlleva tiempo y esfuerzo, reparando en cómo la clase obrera debe secarse las lágrimas y sobreponerse a la tragedia... puesto que no le queda otra si no quiere acabar en la calle. Debra no se autocompadece, ni menciona continuamente a su hija, pero se nota que el corazón se le encoge ante cualquier recuerdo de ella.

Pese a que la vida de Debra sea bastante desdichada, la película no es nada tremendista, al contrario, es humilde, no se recrea en la tragedia y se siente muy real. En buena parte es gracias a lo bien trazadas que están las relaciones interpersonales de Debra con su madre (Amy Madigan), su cuñado (Will Sasso) y, sobre todo, su hermana. Christina Hendricks y Miller no se parecen mucho físicamente, pero son perfectamente creíbles como hermanas que viven una enfrente de la otra, que se cuidan, se pelean y se preocupan la una de la otra, exhibiendo una gran complicidad. También está por ahí Aaron Paul, como la esperanza de que Debra pueda encontrar a alguien que le aporte estabilidad y felicidad, y es que a lo largo de la película se labra ese tipo de conexión entre espectador y personaje por el cual el primero desea genuinamente que las cosas le vayan bien al segundo. Debra al principio no es precisamente simpática, pero más pronto que tarde empatizaremos con ella.

Que sea tan fácil ponernos en el lugar de Debra se debe a lo robusto que es tanto el guion como el trabajo interpretativo de Sienna Miller. Realiza uno de esos “tour de force” donde se demuestra lo bien que puede aguantar el peso de un film, así como una amplia variedad de registros que van desde la contención a la rabia, pasando por la comedia, la vulnerabilidad y la entereza. De haber tenido la película una distribución más potente, la presencia de Miller en la temporada de premios no habría sido nada descabellada. Con todo, no deja de ser un triunfo para ella, pues ya debería disipar cualquier duda que quedase de su talento como actriz. Y al margen de eso, Jake Scott, hijo de Ridley, ha logrado con 'La mujer americana' un drama sólido y notable en torno a la dignidad inquebrantable de la clase trabajadora.
Blanch
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