Haz click aquí para copiar la URL
España España · www.hombreencamino.com
Críticas de ferbovi
1 2 3 >>
Críticas 14
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
18 de septiembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo que, por exceso o por defecto, acaba con el amor. Más bien nos hace pensar que lo experimentamos, si bien no es más que un engaño y una ilusión (a veces ni eso). El deseo, tanto como sed insaciable sin ápice de entrega, como extirpado de nuestra raíz por pretenderse un amor puro (imposible de lograr), es inhumano. El exceso y el defecto de deseo son las dos caras de un mismo amor truncado, doblado sobre sí mismo, y la clave interpretativa de Thérèse Desqueyroux.

Es también la clave interpretativa de todo un periodo de pudrimiento de la conciencia y de las relaciones humanas, nacido a finales del siglo XIX e inmortalizado de forma inigualable por Proust en su monumental obra, y que vuelve a ser recuperada por François Mauriac (con todas las vinculaciones que guarda este libro con su atribulada obra y su sufrimiento vital –a pesar, o a causa, de ser católico, pero también hijo de su tiempo) en la obra homónima en la que se basa el filme.

El director, Claude Miller, vuelve a recuperar de manera póstuma para la gran pantalla (falleció en abril de 2012), tras aquella primera adaptación de 1962 del también francés George Franju, esta dramática sustitución del amor por el deseo y sus consecuencias, sentidas sobremanera en la triste y ya apagada burguesía del siglo XX en adelante, y que hoy padecemos con verdadero nihilismo vital todos los que, como los protagonistas de esta obra, guardamos silencio para refugiarnos en nuestro yo y complacerlo (sin importar los demás, excepto para mostrarles un falso amor).

No es apto para todos los públicos este remake, no solo por la densa trama intelectual, sino también por su ritmo lento, aunque, en cualquier caso, no agotador. Thérèse Desqueyroux cuenta con un reparto impecable y una fotografía más que correcta. Una Audrey Tautou que nada tiene que ver con la, creo que no muy justamente aclamada, Amelie, con un registro expresivo magistral; y un Gilles Lellouche perfecto para el papel desempeñado. Interiores geniales, marinas realmente evocadoras, y paisajes correctos en una cinta desoladora por asistir al nacimiento de la destrucción del hombre.

http://www.hombreencamino.com/category/cine/estrenos/
ferbovi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
6 de agosto de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hay que creen. Los hay que no creen. Y los hay que dudan. Ridley Scott es de estos últimos. Pese a sus frecuentes declaraciones en contra de la religión (la considera, en todas sus vertientes sin excepción causante de los males universales), el inglés vuelve a sus orígenes cinematográficos, los de la ciencia-ficción, para replantearse ciertos temas. ¡Y qué temas!

Si el género de la ciencia-ficción, planteado y adoptado de forma seria, es puerta hacia lo sobrenatural, las interrogaciones planteadas en "Prometheus" no se quedan atrás. ¿Quién nos creó? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? y la ya tan manida ¿Por qué el ser y no la nada?

Las grandes preguntas del hombre, y por ello, las grandes preguntas de la tripulación de la nave enviada a descubrir el origen de la vida. Las tres tipologías son más que patentes: el doctor Holloway no cree en nada que no sea la (para él) todopoderosa ciencia, la familia Vickers ha fundamentado la expedición en un triste caudal de egoísmo y dinero, el capitán Janek se mantiene en constante duda (prefiere quedarse al margen, es más cómodo), y la doctora Shaw, siempre firme en sus preceptos religiosos, que en cualquier caso no se saben cuales son, basados como están en una fe poco, por no decir nada, racional.

Pero el caso es que el filme rezuma profundidad teológica (entiéndase, cuantitativa). Fíjense si no en el propio nombre de la nave y su significado simbólico: Prometeo. Aquel titán, aquel grande protector de la humanidad que intentó elevarla al nivel de los dioses entregándole el fuego del Olimp, y fue condenado por ello. Sacrificado (qué es la religión si no una historia de sacrificio y redención).

¿Y qué les voy a decir de las interpretaciones? Aquí mi objetividad es nula, no me lo tengan en cuenta. Lo mejor del reparto queda desgranado en una fría, magnífica, y con ese punto de atractivo del que nunca podrá prescindir, Charlize Theron, en un perfecto y correctísimo Fassbender en su papel de humanoide David (el único para el que cualquier pregunta es menos que un intento inútil; pero se entiende, no es humano), y en el contrapunto irónico de Idris Elba (que nos deja dos perlas, no les revelo cuales)

La sufriente doctora Shaw, Noomi Rapace, vuelve a ser la protagonista femenina a la que viene acostumbrando la saga y, tendrá que salvar La Tierra una vez más ¿una Virgen María? Ni para este, ni para el resto de interrogantes, Ridley Scott tiene respuestas. Pero por lo menos se pregunta.
ferbovi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
7 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me interesó especialmente Marilyn Monroe, ni como actriz, pues creo que fuera de sus naturales dones físicos y encanto había más bien poco de artista, ni como icono de una época. Pero he disfrutado, y mucho, "My week with Marilyn", pues dejando a un lado mi opinión, es indudable el talento que tuvo para encandilar a todo el mundo: periodistas, actores, directores, su público y oyentes, amantes, y algún que otro presidente…

Resulta imprescindible para comprender esta película haber seguido un tanto la trayectoria vital y fílmica de la actriz, sobre todo aquella "The prince and the showgirl", largometraje que da el sustento al nuevo estreno biográfico por ser su rodaje el lugar de encuentro de ambos protagonistas, Monroe y el tercer asistente de dirección Colin Clark, en la vida real.

Las memorias que Colin publicara de su periplo amoroso con la actriz han conferido a la película una gran comprensión de los avatares personales que atravesó la actriz, pero también el trasfondo vital que hay detrás de cada genio: la dedicación plena a aquello para lo que hemos nacido, aun a costa de nuestra vida. Por otro lado, la maestría del filme, aquello que de suyo aporta al margen de las citadas memorias, radica en haber introducido el cine dentro del cine, y de haberlo hecho de una manera exquisita.

Con una plantilla de actores excepcionales, en su mayoría pertenecientes también al mundo del teatro, se recrea el rodaje y algunas de las escenas más deliciosas de "My week with Marilyn", imitando a la perfección la actuación del magistral cast del 57. Incluso Michelle Williams llega a convencer con una apurada representación de Monroe (a pesar de que le falta algo de su natural y coqueta riqueza gestual). Bien por Eddie Redmayne, que empieza a despegar en la gran pantalla tras la limitada Los pilares de la Tierra, y magistrales, como no podía ser de otro modo, Branagh y Judi Dench, quienes, literalmente, “clavan” la réplica. Por no decir de la selección de vestuario y de la música, refinados y muy bien adecuados a la intención estética de la película.

Por último, dos formas de hacer cine se plantean en el largometraje, dos modos de interpretar y actuar cuya diatriba forma ya parte de la historia del cine: el “método” o la rápida adaptación al guión. Numerosos son los elementos que expone "My week with Marilyn" y también muchas las manera de asomarse al escenario.
ferbovi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
8 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Clooney vuelve, tras aquel Buenas noches, y buena suerte (2005), a traernos la elegancia de su crítica a la idiosincrasia política estadounidense. Con una sobria y ajustada puesta en escena, el actor y director se pone en la piel de un candidato a las primarias del partido demócrata para ser conducido a la victoria por sus asistentes de campaña. Nada ni nadie se salvan en esta estrategia de poder en el que todo se usa y utiliza, y si es humano mejor. Escapar del sistema y su entramado corrupto, y triunfar limpiamente, es el objetivo de las buenas intenciones demócratas, pero participar en el juego exige “hacer o decir lo que sea por lo que se cree” o, en su defecto, “por ganar”. El utilitarismo está servido; el que no sea capaz de calcular eficientemente el precio político, el que no evalúe con absoluta frialdad ventajas y desventajas, el que no sea capaz de dar la vida de los demás para conservar la suya, ese queda fuera.

El cinismo con el que Los idus de marzo plantea la trama podrá resultar para muchos desmedido, pero para quienes cada día transgreden la ética profesional y humana, su dignidad e integridad, abusar de la confianza popular y traicionar las propias convicciones y las de toda una nación es solo un mero trámite. Omitir la existencia de una moral natural es solo el paso previo para vulnerarla sin prejuicios: “Yo no soy cristiano, tampoco soy ateo. No soy judío, tampoco musulmán. Mi religión, en lo que creo, se llama Constitución de los Estuados Unidos de América”

Un reparto, por lo demás, de lujo. Ryan Gosling, Paul Giamati, Marisa Tomei, P. S. Hoffman, y el propio Clooney entre otros, ponen el broche de oro a un desarrollo argumental medido, que imanta la atención en todo momento, acompañado de las interpretaciones de este fantástico reparto que acierta en todo momento.
ferbovi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
6 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como el béisbol, toda profesión que tenga una dimensión eminentemente pública implica ilusión y vocación, pero también miedos, y muchas veces corremos el riesgo de que estos nos ganen el partido. Solo el esfuerzo constante, el trabajo por superarnos e, imprescindiblemente, creer en lo que hacemos, nos darán al final la seguridad necesaria para afrontar nuestro deseo. No la suerte, ni el azar, tampoco la casualidad, que si bien forman parte ineludible del destino, son accidentes esporádicos, circunstanciales, de la naturaleza que nosotros mismos nos forjamos.

"Moneyball" es un largometraje de béisbol sin partidos de béisbol. Una película cuya temática deportiva es solo una excusa para hacernos partícipes de su mensaje: que cada paso para llegar a la base que nos dará la carrera es un fin en sí mismo. Ser conscientes de ello es vital para superarnos; saber que el esfuerzo ha tenido un significado en cada momento, nos da la clave para evitar el mal entendido fracaso de mirar solo por el ideal. Cumplir con nuestra naturaleza es dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento, y si algo sale mal, una vez hemos comprendido el error, solo nos queda luchar por seguir mejorando. Quedar estancados en el terror de resbalar en la carrera, o de no acertar a golpear la bola, nos obliga a creernos incapaces incluso de poder jugar.

Billy Beane (en una formidable interpretación de Brad Pitt, como todas las de esta película) tardará más de dos horas (¿"Moneyball" dura más de dos horas?) en entender que la felicidad no se haya en la perfección. Siempre que hayamos hecho todo lo que estaba en nuestras manos, si conseguimos ganar el partido genial, y si no, "just enjoy the show!"
ferbovi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow