Haz click aquí para copiar la URL
Bahrein Bahrein · Viva la revolución
Críticas de Maese Huvi
1 2 3 4 5 6 7 >>
Críticas 35
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
22 de junio de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Macumba Sexual es una película erótica, una softcore aparentemente banal cuyo único interés a priori sería el de poder ver algo de carne fresca, y más teniendo en cuenta que las protagonistas son Ajita Wilson (espectacular) y Lina Romay (en mi opinión muy sobrevalorada), dos de los grandes mitos del género. Pero Macumba sexual es algo más que una simple película erótica. Es una película de Jess franco (de ahora en adelante tito Jess), con todo lo que eso conlleva.
Tito Jess puede gustar o no (tiene tantos fieles incondicionales como detractores), pero lo que no se le puede negar es su originalidad, ese toque personal que hace que una tonta película erótica tome un rumbo distinto y, aparte de las escenas más o menos subidas de tono, tenga un argumento original y a menudo enrevesado (la coherencia del guión quizás no sea su fuerte, pero al menos hay un hilo argumental e imaginación y no sólo tetas y culos) y, sobre todo, esa atmósfera onírica y psicodélica que logra crear en la mayoría de sus películas y que consigue perturbar, confundir y, en algunos casos excepcionales (a pesar de ser devoto del tito Jess hay que reconocer que la mayoría de las películas que rodó eran muy muy muy malas), cautivar y embriagar. Macumba sexual es una de esas raras y extraordinarias películas de tito Jess.
La historia es relativamente sencilla, aunque original. Alice es una mujer que empieza a tener sueños húmedos y perturbadores con una hermosa princesa africana, Tara (Ajita Wilson y su tórrida y felina belleza). Cuando hace el amor con su marido es a Tara a la que ve, obsesionándose con ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maese Huvi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
12 de noviembre de 2009
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Blackburn intentó en su primera y última incursión como director realizar una película de vampiros original y atrevida y aunque el resultado es bastante digno (especialmente teniendo en cuenta la cantidad de bodrios que se han realizado sobre el tema), queda la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, aunque el resultado final tampoco llegue a decepcionar, sino todo lo contrario, nos deja con ganas de más. En todo caso es una película a rescatar por muchas razones. En primer lugar por la historia que se cuenta. Lemora nos habla de la pérdida de la inocencia, es el viaje de una ingenua niña a un mundo extraño, oscuro, es algo así como una versión gótica de Alicia en el País de las Maravillas, con una carga erótica latente que amenaza con explotar en cualquier momento, pero que se mantiene subterránea, creando una tensión continua, lo que la hace mucho más interesante que si fuese más evidente.
Lila es una joven y virginal adolescente, hija de un asesino, que vive acogida por un pastor. Un día recibe una carta de su padre enfermo diciéndole que quiere verla para que le perdone sus crímenes, entre los que se encuentra haber asesinado a su madre. Lila se fuga y emprende un viaje que la llevará hasta los dominios de Lemora, una seductora mujer que vive rodeada de niños y de unos extraños y monstruosos hombres víctimas de una extraña enfermedad. Entre esos monstruos se encuentra el padre de Lila.
La historia es fascinante, aunque tiene demasiados altibajos que la estropean en ocasiones. Quizás lo peor sean los monstruos (una especie de zombies) víctimas de los vampiros, que parecen metidos como relleno y no aportan nada significativo salvo unas dosis de acción innecesarias que podrían haberse suplido perfectamente con algo más de tensión psicológica y del juego de seducción/resistencia entre Lemora y Lila, que es el fuerte de la película. La carga erótica está presente a lo largo de toda la película, con un toque sadiano innegable: la joven e inocente joven seducida e incitada a disfrutar de los placeres de la vida, abandonando toda moral puritana y entregándose al placer y a la pasión, abranzando el Mal.
Los actores, la mayoría de ellos desconocidos, son desiguales. Cheryl Smith (Lila) no hay duda de que tiene un encanto adolescente que hace que cualquiera desee morder su cuello (y otras cosas), pero la verdad es que es bastante sosita, casi no actúa, sino que se deja llevar, lo que en momentos de la película es un acierto, pero que a la larga se convierte en un lastre. Lesley Gilb (Lemora), en la que fue su única película, consigue acercarse bastante al ideal del vampiro victoriano, con su imponente y seductora elegancia, aunque también le falta algo de pasión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maese Huvi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
12 de octubre de 2009
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo el aire pop y kitsch tan sesentero de esta película se esconde un personaje interesante, aunque quizás bastante desaprovechado: Diabolik. Personaje que recuerda bastante a la Irma Vep de Les Vampires, aunque sin el encanto de ésta ni la maestría del famoso serial de principios del siglo XX. Y, por desagracia, la parejita protagonista, tan guapos ellos, pero tan sosos e inexpresivos, estropean bastante el resultado final.
Diabolik es un ladrón de guante blanco que muestra un desprecio aristocrático por el trabajo, pero también, y paradójicamente, por el dinero que roba. Los 10 millones de dólares que birla delante de las mismísimas narices del comisario interpretado por Michel Piccoli son utilizados de una forma que, como el propio comisario le dice al ministro del interior, ni él ni nadie puede imaginar: revolcándose en ellos mientras hace el amor con su rubia novia... ¿Cabe forma más deliciosa de emplear el dinero negando su valor? Como Alexander M. Jacob dijo: “el derecho de vivir no se mendiga, se toma.” Y eso hace nuestro héroe: tomar lo que quiere expropiando al Estado, a los bancos y a los ricos y llevando su apuesta hasta el final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maese Huvi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Häxan
Documental
Suecia1922
7,6
3.670
8
28 de octubre de 2008
50 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mezcla de ficción y documental, Häxan es una de esas joyitas del cine mudo danés (pionero en tantas cosas), con muchas similitudes en forma, contenido, estructura y mensaje con Las páginas del Libro de Satán de Dreyer, rodada más o menos al mismo tiempo, e influyendo también en otra obra del propio Dreyer, Dies irae. Dividida en siete capítulos, Christiensen lleva a cabo una historia de la brujería analizándolo desde diferentes aspectos (orígenes de las supersticiones, análisis de los tópicos sobre brujería, características de la represión, etc.).
Es un retrato magnífico del miedo a lo desconocido durante la Edad Media y Moderna y la brutalidad y la sinrazón con que se combatía aquello que no se comprendía, algo que Christensen traslada muy sutilmente al presente para hacernos ver que todas las barbaridades de la Inquisición no son algo tan remoto y lejano como pudiese pensarse sino que se repite a lo largo de la historia. “La creencia de la gente era tan fuerte que la presencia del diablo se convirtió en algo real” se dice en un momento de la película. Siempre hay un mal absoluto al que se achacan todos los males y que sirve como justificación para las mayores atrocidades y para justificar la propia existencia de los mecanismos de represión. Llámese a ese mal brujería, judaísmo, comunismo, o terrorismo, lo cierto es que ese miedo abstracto es una creación artificial del poder que a fuerza de ser presentado como el mayor enemigo de la humanidad acaba por convertirse en una realidad que sirve como válvula de escape y justifica las peores atrocidades: la Inquisición, los campos de exterminio o Guantánamo, todo ello con el aplauso entusiasta de una inmensa mayoría de la población que termina creyendo todas las mentiras y aplaudiéndolas, hasta que un día se ve denunciada por bruja o descubre que tiene sangre judía o ve como le aplican la ley antiterrorista… entonces ya es demasiado tarde para parar lo que ha contribuido a crear.
Como curiosidad decir que la película estuvo perdida hasta los años sesenta en que fue recuperada, estrenándose una nueva versión con narración de William Burroughs y una nueva banda sonora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maese Huvi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
18 de octubre de 2008
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine tailandés no es precisamente mi fuerte, de hecho está es la primera película tailandesa que he visto (aunque tengo alguna más en la lista de espera). No es que esperase gran cosa, pero al menos aspiraba a ver algo de una realidad tan distinta como la tailandesa. Pero Vidas truncadas no es sino una copia de la estética y los trucos más efectistas y por ello banales del cine coreano y japonés aderezada con elementos del cine “independiente” estadounidense de los últimos años (Sofia Coppola, ¡cuánto daño has hecho, bonita!). El resultado es un pastiche aburrido y bobo en el que nada tiene sentido y que hace que lo más interesante de la película, la historia de amor entre un bibliotecario japonés obsesivo-compulsivo y una chica tailandesa, quede diluido en una multitud de adornos superfluos y espectaculares (con yakuzas incluidos) que no aportan nada pero que hacen pasar la película por original, arriesgada y surrealista (ja).
El personaje protagonista (el japonés Asano Tadanobu) es un maldito maniático obsesionado con el orden y la limpieza, es cargante, irritante, soso, incapaz de transmitir nada. Es como un Bill Murray oriental pero todavía más enervante. De hecho, me pasé toda la película deseando que se suicidase de una vez por todas (el muy inepto es incapaz siquiera de hacer eso bien) o que la yakuza le pegase dos tiros en la nuca para no tener que ver más su jeta de bobalicón.
Los defectos del guión y la falta de sentido y de interés de la historia se suplen con cuatro recursos visuales mediocres pero espectaculares y con momentos de irracionalidad que algunos tratarán de hacer pasar por surrealistas y hermosos pero que no son sino pura estética sin ningún fondo, un engaño a la vista y ya está, detrás no hay nada. Y la historia de amor, que en un principio parece llegar a conmover por el contraste entre los dos personajes y un cierto aire a cuento de hadas, se desinfla poco a poco y no muestra sino mediocridad, conformismo y miserabilismo. De hecho, en ningún momento llega a ser tal historia de amor por dejadez, miedo y abandono, sin que en ningún momento sea la intención del autor mostrar esto, hacer visible el miserabilismo, simplemente lo expone porque no conoce otra cosa. Una película para gafapastistas con poco criterio y fácilmente impresionables. Vidas aburridas, truncadas por sí mismas.
Maese Huvi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 7 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow