"Man vs bee", el nuevo trabajo de Rowan Attkinson, consta de lo que cabe esperar de este hombre. Aquí, donde interpreta a un padre de familia que intenta deshacerse de un abejorro en una mansión que debe cuidar durante unos días, se da rienda suelta a su vertiente más conocida que no podría ser otra que la de Mr.Bean. Aunque en esta ocasión el personaje habla, sólo lo hace en su justa medida, y brilla más cuando sus acciones son prácticamente mudas. No obstante, a pesar de que la serie hace que mantengas una sonrisa durante todo el tiempo, las carcajadas son más bien escasas. El personaje es muy simpático, así como todo lo que le rodea, pero el humor satisfará tu sed dependiendo de lo receptivo que estés a algo muy infantil. Y es que aquí lo que prima es un espectáculo casi circense, uno de payasos, sin más objetivo que la risa sencilla, blanca e intrascendente.

A pesar de todo, lo que gana mi corazón en esta serie es su aire inglés que desprende por todos los costados. Existe sofistificación en "Man vs bee", aunque la esconda su absoluta idiotez, desde una paleta de colores exquisita (la mansión será una pijada, pero, ¡qué aspecto!) y elegante hasta una banda sonora juguetona y sarcástica que hace que te rías al contrastarse su "seriedad melodramática" con su subtexto absurdo. Respecto al uso de la banda sonora, en los momentos de más acción, me recordó al efecto que tenía en mí ver las hilarantes persecuciones de los cortos también muy ingleses de "Wallace y Gromit". En fin, que esta serie queda recomendada para los acérrimos de lo peculiar más que de lo divertido, pero eso no está tan mal. Es como con los nipones: una rareza suya, de las genuinas, se agradece siempre.

Por cierto, creo que el título, dicho sin ton ni son, es lo más divertido de la serie. ¡Lo siento!

Esta película se suma a mi larga lista de cintas de género (thriller/terror) que apenas tienen visibilidad pero son resultonas a su pesar. Bueno, más o menos. Porque "Watcher" exuda talento detrás de la cámara, así como también su actriz principal que ya despuntó en el género con la superior "It follows", pero por desgracia en última instancia recoge la mayoría de clichés más mediocres y manidos de su liga. La premisa, sencilla a más no poder pero con potencial si se hubieran tomado otras direcciones de cara al clímax, es tu típica historia de chica solitaria perdida en una gran ciudad en la que se siente acosada por un individuo y (¡qué cosas!) su novio ausente (tanto metafórica como literalmente) no la cree ni aunque ella se ponga histérica. La trama juega con la ambigüedad (también manida, a lo "Tesis" y otras que ahora no recuerdo) y mientras ésta sigue en pie juro que la cinta no está nada mal; no innova en ningún sentido pero digamos que la presencia dudosa del individuo sospechoso es nada menos que destacable. Lo decepcionante de verdad tiene lugar en los últimos diez minutos de la película, cuando el cliché destruye por completo lo que para mí era en potencia algo bueno de verdad. Sigo en spoiler:

Tras unas dos décadas de relativa inactividad en lo que se refiere a regresar a sus orígenes de imaginería fantástica y macabra (del subtexto oscuro nunca se ha despedido por buena ventura) el perturbado y perturbador David Cronenberg nos presenta una cinta que casi parece un modo suyo de decir/nos: "La muerte está a la vuelta de la esquina. Necesito dar rienda suelta a mi lado más enfermo antes de palmarla". Cabe recordar que el director ya tiene 79 años, y las estadísticas hay que tomárselas en serio. Para mí, a pesar de que su nuevo trabajo consta de un halo pretencioso que suele resultar inevitable si se apunta alto, lo he degustado porque conozco a este hombre desde hace mucho tiempo y sé a ciencia cierta que sus marcianadas no son gratuitas ni deshonestas. Para bien y para mal Cronenberg está mal de la cabeza y él mismo afirma que usa el cine para expiar de algún modo la perversa genialidad que habita en él.

"Crimes of the Future" nos plantea una historia que en muchos instantes, sea ya en temática, imaginería y narrativa me ha recordado (para bien) a "Existenz" o "Crash"; espero que las comparaciones resulten útiles para saber qué esperar. La historia nos sitúa en un mundo futuro no muy lejano en el que en una sociedad mugrienta y decadente (¡qué diseño de producción!) ha suprimido la experiencia del dolor, o lo que es lo mismo, halla placer en él. Partiendo de esta premisa tan interesante y sugerente, la película es un viaje intelectual a través de las verdades más incómodas de lo que significa ser humano, dando riendo suelta a nuestros más retorcidos deseos. La idea de abrirse a lo nuevo, a transformarse radicalmente, es un concepto que Cronen lleva puliendo mucho tiempo y aquí lo continúa. Existe también una metáfora (no tan lúcida, eso sí) a modo de toque de atención agresivo (qué imágenes hipnóticas, el director en este sentido casi se diría que ha mejorado) respecto a nuestra relación con el cambio climático y cómo afecta a nuestra fisiología. Pero la película no se queda en eso, es de esas cintas que son imposibles de desgranar al 100% en un primer visionado. Se plantea también la búsqueda de significado en la oscuridad, cómo a través de nuestra revolución contra la existencia vacía es lo que la convierte en valiosa, o de lo imprescindible del sufrimiento para la creación de toda genuina obra de arte. Es mucho el material cerebral expuesto, así que recomiendo de buena fe tener la mente despierta, porque el guión es denso como él solo, con diálogos casi constantes que circulan siempre alrededor de arte y filosofía. Como ya he dicho, creo que algunos momentos/personajes se pasan de rosca y no hay que olvidar que a veces un artista vuelca en su obra su propia personalidad, gustos y demás (en este caso, sobre todo) filias extrañas que con un poco de suerte llamarán la atención de otros raros semejantes. Pero, ey, a esto se le llama arte, y lo celebro.

Mención especial para un reparto más que notable y sobre todo una banda sonora que me ha dejado de piedra en más de un instante. Howard Shore es un genio.

En definitiva, cinta recomendada para todo gustoso/a de lo grotesco y extraño.

Chicos, tenemos una edad. Sé que la mayoría que escribís por aquí rondáis entre los 25 y 40 años, y tengo algo que deciros: en efecto, el UCM es cine infantil en esencia. Y en extensión, familiar. Creéis que Marvel trabaja para el reducido (porque lo es, atended a las masas que realmente inflan los números de taquilla) grupo que realmente se preocupa seriamente, con ansias, por sus películas y series. Pero lo cierto, y creo que eso no es novedad, es que lo realmente destacable del UCM es cómo a sabido conjurar una fórmula de mercado absolutamente impecable. Lo repito: cameos, giros de guión, inclusividad, TODO se reduce a ganchos con los que hacer que la audiencia muerda el anzuelo de algún modo. Por no hablar de cómo han logrado crear la necesidad de ver absolutamente todo su trabajo si quieres estar al día de lo que vendrá después. ¿Y el multiverso? Una moda de la ciencia actual que, adaptada al UCM, resulta en infinidad de películas, ¡más décadas de dominio taquillero! ¡Unos genios del márketing! ¿No escuchasteis al bueno de Martin Scorsese? El UCM (así como la mayoría del cine comercial desde hace un rato y desde siempre quizá) es ante todo como un parque temático: puro escapismo, diversión, evasión; así como también una casi ausencia total de integridad artística. ¿Es eso algo intrínsecamente malo? No lo creo. Cada año nos traen un variado para la comunidad cinéfila. Yo puedo disfrutar despreocupadamente filmes como Doctor Strange 2 así como atender a los reposados y gafapastas placeres de obras como Memoria. Lo que estoy atisbando, y no con ello pretendo defender lo cínico y vacuo del cine comercial, es una frecuente y creciente seriedad a la hora de ver estas películas por parte de un público que ya debería madurar (yo me incluyo).

Sí, Doctor Strange 2 es cine infantil, lleno de agujeros de guión, decisiones cuestionables y demás. Pero también es una película de Sam Raimi, y por ello la hamburguesa rápida está servida con una salsa que la hace ya no comestible, sino realmente sabrosa. Se notan retoques por parte de la productora, pero el estilo dinámico, alocado e incluso terrorífico de este director se podrá apreciar mucho si conoces su trabajo. La película, a pesar de ser lo que es (un producto destinado a los críos y adolescentes) consigue escenas de verdadera intensidad gracias a una Bruja Escarlata desatada que en lo personal me ha erizado la piel en más de un momento. Ella es lo mejor con diferencia de la película y lo que me ha empujado a votarla con un 7. De no ser por ella y la buena mano de Sam (incluso la de su colega compositor Danny Elfman) estaríamos hablando de algo bastante mediocre, pero... eso es siempre ante los ojos del friki pasado de años que se toma demasiado en serio este tipo de cine. Yo la he visto sin grandes expectativas, con la misma actitud que adoptaría al irme a tomar un refresco y un helado en un pueblo costero a plena tarde-noche de verano. Soy consciente de que todo podría hacerse mejor en esta vida, y que poco se puede hacer contra los sentimientos irracionales relacionados con expectativas desmedidas. ¿Creéis que yo no soy consciente de que Marvel es infantil? Han tenido que pasar años para que dejara de tomarme este tipo de cine tan en serio. Fue hace cuestión de 3 años que simplemente me relajé y dejé de pedir peras al olmo. Acepté la realidad: el UCM no está hecho para paladares exigentes de tíos con 29 tacos como yo. Si es que hasta me da vergüenza exponer algo tan obvio. No todo tiene por qué ser The Batman, ¡por Dióh!

Ay, ¿qué hacer? Existe mucho cine de poca calidad (la mayoría, de hecho, se encuentra en ese nivel) pero no es tan habitual el hallar una obra que, para colmo, se nota que está hecha con mejores intenciones que muchas otras de calidad superior. "The house that Jack built", de Lars Von Trier, es con mucho un producto más interesante en absolutamente todos los niveles, y con gran diferencia (dicho con educación). Pero dudo de la "pura" intención de Trier al endosarte filosofías chungas que defienden los peores horrores de la existencia a costa del arte más elevado. Una vez más, ideas interesantes, pero distantes de lo que este corto nos presenta. "Back to the 90s" es tu típico proyecto estudiantil con ansias de convertirse en el puente hacia proyectos mayores pero que fracasa en el intento. La animación es tirando a horrorosa, el guión carece de interés, su profundidad es prácticamente nula y aquí acaba la cosa... Pero posee corazón. Sin embargo, he aquí una verdad que hay que asumir en cuanto el cómo a la hora de realizar una buena obra de arte. La pasión no es suficiente. En general, talento, inteligencia, presupuesto, técnica y práctica también son necesarios. En la ley del caos imperante del universo hay casos excepcionales pero en eso quedan, en excepción. Termino esta mini-reseña con gusto amargo, porque no me gusta regañar a un ser indefenso. Un ser deforme, retrasado y tullido, pero, ¡qué ojitos pone! ¿No sentís pena, también? Somos los asesinos del orgullo de muchos artistas y no puedo evitar pensar en Anton Ego de mi querida "Ratatouille" y su reflexión acertada: cuán cómodo es el anónimo sillón del crítico que nada arriesga con su trabajo.