Cuando en su momento estrenaron en los cines esta cinta de Ridley Scott, recuerdo que le llovieron bastantes críticas, por incoherencias del guion y por errores históricos, tales como que aparece la bandera de Castilla y León, cuando en esa época los dos reinos aún no estaban unidos. O que algunos personajes reales no están correctamente dibujados según los datos histórico-científicos que se disponen de ellos.

Pues bien, ayer mismo me hice con una copia de la versión extendida de “El reino de los cielos” en alta definición. Y me ha parecido un peliculón.
Dejando de lado el rigor histórico nivel académico, y que Orlando Bloom no tiene el carisma de Russell Crowe (es inevitable compararla con Gladiator), me parece una grandísima película. Muy bien rodada, con espectaculares escenas. Con más que aceptables actuaciones de Eva Green (Sibila), Ghassan Massoud (Saladino), Liam Neeson (Godofredo), Jeremy Irons (Tiberias) y David Thewlis (cura guerrero) entre otros.
A pesar de que hay mucho metraje, las tres horas se me pasaron volando.
Me gusta mucho el mensaje que lanza sobre la idea de la religión y las luchas suicidas que provoca, y la complejidad, hipocresía, cinismo y constante contradicción de algunos personajes, tal y como somos los seres humanos.
Le casco un 9 porque creo sinceramente que se lo merece absolutamente.

Según leo en los comentarios de otros cinéfilos, parece ser que a la versión cinematográfica le pegaron un hachazo que la dejaron malerida. Pues he tenido la suerte de ver la versión “isanada” que es la extendida.

Atónito me hallo de ver la cantidad de bilis vertida sobre esta película en Filmaffinity. Evidentemente semejante linchamiento no son críticas de cine, son pataletas de haters que rozan lo esperpéntico. Están vilipendiando el film sin miramiento alguno. No puedo estar más en desacuerdo.

Por fin un episodio de “La guerra de las galaxias” me ha sorprendido con verdaderos giros de guión. Nunca habían sido tan bien dibujados los dos protas de la peli. Son profundos y muestran sus escalas de grises. Me gusta mucho que las mujeres sean al fin verdaderas protagonistas. Se introducen interesantes nuevas cuestiones como el tráfico de armas o la lucha de clases. El diseño de producción, los nuevos seres alienígenas y las batallas espaciales son impresionantes.

No es perfecta claro, pero es una genial space opera. No hagáis caso a los haters.
(Mi nota real sería un 8 pero le casco un 10 para contrarrestar tanta baja nota a mi juicio infundada).

Atención, a partir de aquí spoilers:

Había vivido sensaciones muy gratificantes viendo buenas series. Con Perdidos además experimenté la pasmosa sensación de dejarte colgado de un precipicio hasta el episodio siguiente.
Pero Breaking Bad lo cambió todo. Modificó mi forma de experimentar las series de televisión. Nunca había sentido algo así por un serial de la pequeña pantalla. Era cine con mayúsculas, séptimo arte en estado puro.
Qué grandes actuaciones, qué gigantes guiones. Qué puesta en escena, qué montaje y qué banda sonora.
Todo estaba en su sitio. Todo era perfecto.

Breaking Bad es una de esas cosas que pasan de vez en cuando casi por causalidad. Resulta que se da la fortuna de que los astros son coincidentes en el punto exacto en el momento justo y entonces paren la mejor obra maestra que se haya hecho jamás para nuestra pequeña gran pantalla del salón.

Larga vida a Breaking Bad.

Resulta que se han juntado un niño con obesidad mórbida provocada por los dulces que ingiere con obscenidad, el primo tonto de Ali G y el ejecutivo más imbécil y obsesionado con las películas para menores de 7 años del mundo y han parido el guión de ese truño llamado Escuadrón suicida.
Diálogos sonrojantes, escenas que dan risa de lo penosas, personajes tan prescindibles pero tan molestos como ese "paluego" de chorizo que te queda entre los dientes y actuaciones deplorables dignas de una obra de teatro del colegio de primaria de una pedanía de Torrelodones.
Lo único que se salva: Deadshot (Will Smith) y la chati del Joker (Margot Robbie).

Estoy flipado porque nunca pensé que una serie de animación podía ser tan buena. Es más gamberra que "Southpark", más imaginativa que "Futurama", tiene más mala leche y humor negro que "Padre de familia", más crítica velada que "Padre made in USA", más rompedora que "Beavis and Butthead", más cachonda que "Aqua Teen Hunger Force" y tiene más carisma y mensaje que "Los Simpson". Es lo mejor que le ha pasado a la animación para adultos desde que se inventó. La serie se llama "Rick y Morty" y solo tiene dos temporadas. Acaban de anunciar una tercera y eso me hace muy feliz. Rick y Morty, gracias por existir. Larga vida a Rick y Morty.