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España España · Girona
Críticas de Francesc
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Críticas 91
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
14 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico, a la vez que desgarrador, filme del siempre interesante David Trueba, que narra, a modo de biopic temporal, la transformación de Eugeni Jofra Bafalluy (discreto y humilde joyero barcelonés) en Eugenio, el mítico personaje que, vestido de impecable negro, sentado en su taburete, con sus cigarrillos Ducados, su vodka con naranja, su crucifijo en cuello, sus anillos de oro, sus gafas oscuras y su inimitable voz, revolucionó la vida nocturna barcelonesa contando chistes en pubs de lo más variado (se dice que tenía apuntados más de 50.000 chistes o acudits, como él les llamaba), comprando junto a su mujer su propio club nocturno (Sausalito) y hasta convertirse en una leyenda en toda España, triunfando como artista, con un público entregado y miles de oyentes comprando sus casetes en las gasolineras del país. Su hijo Gerard Jofra cuenta que fue el artista más contratado en España en 1981 y que sus tres primeros casetes vendieron en total más de un millón de copias.

Y en esta transformación de la persona en el personaje, tuvo especial importancia su mujer, la onubense Conchita Alcaide, "la morena más guapa de Sierra Morena", que llegó de su tierra a Catalunya en busca de trabajo (era delineante) pero que acabó cantando y formando un dúo musical de los más blanco con Eugenio (al que éste puso el original nombre de "Els Dos"). Quedron en 4º lugar en el Festival de Eurovisión, lo que les abrió las puertas de los locales barceloneses para sus bolos. Por esto la cinta cuenta únicamente, la relación que tuvo el artista catalán con su mujer, desde que se conocieron en 1965 y casaron en el año 1967, hasta la prematura muerte de ésta por un maldito cáncer de mama, en el año 1980. Esta historia de amor (y no las posteriores y tóxicas de Eugenio con las distintas mujeres que vendrían después, tanto las oficiales como las oficiosas) es lo que interesa al menor de los Trueba, el cual rueda la cinta homenajeando (incluso a veces, blanqueando) sobretodo a la persona, y contando más bien poco del personaje (el cual se intuye más que se explica).

Esta historia de amor incondicional y cómo está contada en la película me gusta sobremanera por los siguientes motivos (a cual más noble):
- Por la mimética interpretación del casi desconocido David Verdaguer. El personaje que compone de Eugenio nos hace comprender perfectamente lo que debió sufrir este señor en la vida, antes de casarse (al principio, su estricto padre le decía que nunca llegaría a ser nada. Después se apuntó al carro del éxito), durante su matrimonio con Conchita (especialmente a partir de la enfermedad de ésta) y a después de la muerte de su primera esposa (aunque sólo se intuya levemente en el film a través de la primera y las últimas escenas).
- Por la impecable, tierna y magnética interpretación de la siempre excelente Carolina Yuste, como la esposa, descubridora y mánager de Eugenio, la cual compone un personaje con muchos matices y de una riqueza extraordinaria.
- Por las canciones interpretadas por Carolina Yuste. No pueden tener encaje y cabida más acertada en la cinta: La magnífica "De mica en mica" (De J.M.Serrat) acompañando el momento en que Eugenio deja a su prometida (interpretada por Candela Serrat, en un breve papel) y conoce a Conchita (Yuste), y la estremecedora "Amor particular" de Lluis Llach, cuando ya intuimos todos el desenlace del film. Probablemente con ello Trueba también quiera hacer su particular homenaje a los dos cantautores catalanes más importantes de la época, para situar el filme en un punto muy concreto de la historia de este país.
- Por los silencios. Los silencios de los dos protagonistas en la película son muy importantes. Es una película de silencios, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta el director. Por ello, a algunos les podrá parecer un tanto lenta. Sin embargo, los silencios son muy importantes para acompañar el guión. Así, tenemos: El silencio de Eugeni (todavía sin "o") cuando deja a su prometida porque ha conocido el amor de su vida. El silencio de Eugenio cuando conoce la enfermedad de su mujer y no sabe cómo reaccionar, ni frente ella, ni frente a sus hijos. De ahí que se refugiase en el trabajo como vía escapatoria a su sufrimiento familiar. El silencio de Eugenio cuando no sabe cómo hacer frente a lo que le espera sin Conchita. El silencio de Eugenio para con sus hijos (según sus propias palabras, nunca fue un buen padre). El silencio de Conchita cuando descubre por primera vez que su marido es un artista y que puede llegar muy lejos contando chistes. El silencio de Conchita cuando admira a su marido en pleno espectáculo. El silencio de Conchita cuando Eugenio condiciona su actuación a la de ella. El silencio de Conchita cuando mira a su marido deambular, roto por dentro, en el jardín la casa que éste ha comprado para ella. Y finalmente, la que para mí es la escena más hermosa, triste y cruel de la película: el viaje en coche que emprende Eugenio hasta Alacant el día en que muere Conchita para cumplir con la actuación que tiene contratada, con ese inmenso Nino Bravo y la mítica "Un beso y una flor" de fondo, catarsis personal que demuestra el inmenso dolor que debió de sentir aquel hombre y cómo trató de escudarse en el trabajo para seguir viviendo, salir adelante y no morir de pena.

Su primogénito Gerard Jofre recuerda en una entrevista que tras el fallecimiento de su madre "a su padre se le rompió el mundo en su mejor momento profesional. Fue un antes y un después en su vida. Mi madre le hizo como hombre y como artista. Él nunca superó su muerte".

Y todo ello está rodado con el máximo respeto y admiración al artista barcelonés, silenciando su lado más oscuro (muchas noches no volvía a casa) y enalteciendo su sufrimiento..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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8
18 de octubre de 2023
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"Algunos hombres buenos" es el título en España del film rodado por el magnífico Rob Reiner en 1992 y que, vaya por donde, es la traducción literal del original "A few good men", título con que se estrenó en los EEUU. A mí, personalmente, me parece mucho más acertado el título con que se estrenó el film en Argentina: "Cuestión de honor", porque de esto trata la película: de si dos marines que cumplen una orden de un superior, por muy cuestionable que sea dicha orden, merecen o no ser condenados y licenciados sin honor, a resultas del código de honor que rige la vida castrense. En cambio, el título original, confieso que no me convence porque no lo acabo de entender.

El film está rodado como si de un drama judicial se tratase. De hecho, los dos marines son sometidos a un consejo de guerra en donde, aparentemente, todo está en su contra. Bueno, todo no. Afortunadamente tienen a Cruise, su sonrisa, su impertinencia, su verborrea y su bate de béisbol.

La película en sí es bastante buena. Entre lo mejor destacaría:
- El guión es muy bueno. De hecho, muchos recuerdan la cinta por su magnífico guión y por sus frases lapidarias.
- Los secundarios están magníficos. Mención especial para los dos Kevin: Bacon (interpretando al fiscal, el cual siempre está bien, y si no, díganme un film en el que no haya estado más que correcto), y Pollak (como investigador ayudante de Cruise, el cual, parece que no esté, pero le da justo el toque y la clase que requiere la película).
- El decorado es tan bueno que, en realidad, no hay decorado: la sala de vistas es una sala de juicios en la vida real.
- La interpretación de Nicholson (no me atrevo a otorgarle el papel de "secundario", y por esto no lo he incluido antes) es de las que se recuerdan durante mucho tiempo. Igual sólo aparece 15 minutos en la cinta (especialmente hacia el final), pero con este tiempo le sobra y le basta para que todos recordemos la película por su papel de Coronel Nathan Jessup, al mando de la base militar de Guantánamo. Me recuerda a la breve aparición de Orson Welles al final de la estupenda "Impulso criminal", cinta también judicial, y recordada por los últimos 10 minutos en los que aparece el director e intérprete de "Ciudadano Kane" haciendo un alegato defensor sin parangón. Respecto de Nicholson, cierto que el guión le ayuda mucho, y que es un papel hecho a su medida, pero su careto en primeros planos hacia el final de la cinta es de lo mejor de los últimos años. Suyas son algunas de las mejores frases de la película:
a) "Yo desayuno a 1000 metros de 15000 soldados cubanos entrenados para matarme y no voy a consentir que ninguna boquita de Harvard con su amariconado uniforme blanco venga a decirme cómo tengo que defender a mi país, ¿está claro?"
b) "Tenga cuidado, soy un hombre razonable, pero me temo que este jodido calor me está volviendo loco"
c) "Sólo quiero que con tu amariconado uniforme blanco y tu boquita de Harvard me muestres un poco de jodida cortesía".
Aunque yo me quedo con aquella que le suelta Nicholson a Cruise en Guantánamo, entre calada y calada de auténtico puro habano, propio del machista que se cree por encima del bien y del mal: “No hay nada en esta tierra mas sexy, creánme caballeros, que una mujer a la que tengas que saludar al despertarte. Ascendedlas a todas, digo yo, porque esto es cierto: si nunca te ha hecho una mamada una oficial superior, muchacho, te estás perdiendo lo mejor que puede haber en esta vida. Por supuesto mi problema es que soy coronel, así que tendré que seguir dándome duchas frías hasta que elijan presidente a una tía.”

Lo peor de la cinta es, sin duda, la presencia de Demmi Moore en un papel que, realmente, no aporta nada, teniendo en cuenta que Cruise ya cuenta para el caso con la ayuda de Kevin Pollak. Si almenos hubiera habido encamamiento entre Cruise y Moore, la presencia de ésta podría haber estado tíbiamente justificada (de hecho, antes de visionar la cinta por primera vez, apostarías sobre seguro de que acabarán enrollándose). Pero es que no hay ni un triste y casto beso entre ambos. Su papel de abogada Teniente comandante JoAnne Galloway bien pudiera haber sido interpretado por cualquier otra actriz menos conocida y más solvente. Más triste me parece que su rostro aparezca en el cartel publicitario al mismo nivel que Tom y Jack. Sin duda, un claro error de cásting.

El bueno:Cruise (su papel de malo en "Collateral" supuso la afortunada excepción que confirma la regla).
El feo: Moore (no la recuerdo peor, ni menos agraciada físicamente en ningún otro film)
El malo: Nicholson ("No me llame hijo. Soy un abogado y un oficial de los Estados Unidos, y usted está arrestado, hijo de puta").

En resumen: un buen drama judicial, sólidamente construido y correctamente dirigido, del que sólo deploramos la interpretación de Moore y el numerito de Cruise medio ebrio después de enterarse de la muerte del Coronel Markinson.
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Francesc
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7
12 de abril de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrio y pausado trabajo del siempre interesante realizador y actor (yo prefiero su faceta tras la cámara, como en "Argo") Ben Affleck, sustentado en el impagable trabajo de un maduro (y algo fondón) Matt Damon, en un papel muy alejado de su Jason Bourne, acompañado por unos secundarios de lujo (Jason Bateman con inusual pelo largo y, mención especial para Viola Davis) que rinde homenaje, a la vez que expone con bastante fidelidad, cómo Nike consiguió hacerse con el fichaje de un entonces joven y semi-desconocido Michael Jordan, elegido en la tercera posición del draft de la NBA de aquel año 1984 (por detrás del nigeriano Hakeem Olajuwon y Sam Bowie).

A pesar de lo que pueda parecer, la cinta no es un biopic sobre la carrera del seis veces campeón de la NBA, sino que narra un momento muy concreto de su vida, justo cuando se hace profesional, explicando con detalle cómo los ejecutivos de la marca deportiva, desde Rob Strasser, que quiso a Jordan desde el minuto 1 en Nike, pasando por Sonny Vaccaro, o el fundador Phil Knight, vieron en el entonces nuevo jugador de los Chicago Bulls a la futura gran estrella de la NBA, y la persona perfecta para patrocinar y cambiar para siempre el modelo de patrocinio deportivo.

La cinta tiene momentos destacables y entrañables, que a mí me gustaron mucho, como son los siguientes:

- Las constantes referencias musicales al año del fichaje (1984): La película introduce varias veces la banda sonora de "Superdetective en Hollywood" (film de 1984), o por ejemplo, cuando suena la canción de Bruce "Born in the USA" ( disco publicado también en 1984).

- Las imágenes y referencias de aquel año en la NBA (con jugadores como Magic, Bird, Stockton o Worthy).

- Me gusta especialmente la escena en que Sonny Vaccaro (Damon) buscando y rebuscando un futuro patrocinado, se fija en la jugada de Michael Jordan que le dio la victoria a su equipo de Carolina del Norte con el triple final en el campeonato nacional de 1982. Hay algo muy especial en ese jugador (cómo se mueve y lo tranquilo que parece al jugarse la bola de campeonato) y está dispuesto a lo que haga falta para traerle a Nike, incluso si ello le cuesta perder su propio trabajo.

- La interpretación de Viola Davis como Deloris Jordan, la madre de MJ. Para mí se merecería estar nominada al Óscar a la mejor actriz secundaria. Tiene todo el poderío que el personaje necesita, y nos ayuda a entender perfectamente cómo se fraguó el referido fichaje por parte de la marca de las zapatillas. Si nos damos cuenta, la película gira más en torno a ella (aunque no tenga excesivo metraje) que en torno a cualquier otro personaje. Además, según contó el director, el papel para Viola Davis fue recomendado expresamente por el propio Michael Jordan. ¡A esto se le llama presión y responsabilidad!

La película simboliza también, además del sueño americano, una nueva manera de hacer negocios (ya lo había apuntado previamente Lucas con las ventas de los productos de Star Wars): La oferta fue de 2,5 millones de dólares durante cinco años más el 5% de cada zapatilla que se vendiera con el nombre de 'Air Jordan'. A día de hoy, Michael Jordan tiene una fortuna estimada de más de 2.000 millones gracias a sus acuerdos comerciales y a sus inversiones, y suma todos los años a esa cifra más de 60 millones de dólares gracias a su contrato con Nike. Y todo esto, en parte, es gracias a su madre, que tenía muy claro que "las zapatillas no valen nada hasta que mi hijo se las pone". No se puede tener más confianza en un hijo.
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Francesc
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4
16 de marzo de 2023
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Entretenida (sólo a ratos) comedia del siempre recomendable Francisco Lara Polop (véase "Adulterio nacional" o "Historia de S"), rodada para el lucimiento (más físico que interpretativo) de la escultural Adriana Vega (nombre artístico de la Sra. Antonia López Arroyo) que entonces contaba con sólo 21 añitos y que venía de enseñarlo todo en la magnífica "El liguero mágico" (1980), acompañada de los amanerados Raúl Sender (en un papel divertido, pero que no se cree nadie) y Francisco Cecilio (como el improbable pelotari del que se enamora la Vega en sus cuidados y que ha quedado temporalmente impotente debido a un desgraciado pelotazo que ha recibido en sus partes nobles).

La película se rodó en cuatro días y sin apenas presupuesto, como tantas otras de entonces, aprovechando el éxito del cine de destape y las comedias españolas de la época. Y esto al final se nota, probablemente demasiado.

A continuación os expongo las razones por las que merece la pena ver esta película: Adriana Vega (o mejor dicho, la anatomía de Adriana Vega). Es la película en la que Adriana Vega está más bella, junto con "El liguero mágico" y "Cuatro mujeres y un lío", y en donde se le saca más partido a la exhibición de su privilegiado cuerpo.

Y ya está, no hay más razones o argumentos para visionar esta cinta. Y digo esto porque:
- Las interpretaciones son pésimas (Quique Camoiras y Raúl Sender son la definición del cine casposo y cutre que triunfó en las salas en su día pero que hoy no se aguanta por ningún sitio).
- Algunos actores y actrices están claramente desaprovechados (lo digo por la siempre hermosísima María Salerno o por la sobria Marisa Porcel).
- La historia no tiene ni pies ni cabeza. Y el desarrollo argumental de la misma, menos.
- Los pretendidos chistes se quedan en esto: pretendidos (Vitaminia E. "E" de Enrique).
- El guión es muy flojo y totalmente previsible.Tiene claras lagunas de ritmo.

Sin embargo, hay unos cuantos momentos que hacen que la cinta se acerque al aprobado:
- Al principio del film, cuando el Dr. Carrion (Camoiras) persigue a su enfermera Eva (Adriana Vega) por la consulta de la clínica y la tumba en la camilla, con la consiguiente exhibición de piernas y de lencería de ésta.
- Cuando Camoiras le pone a la Vega las braguitas que ésta ha perdido (o se le han caído) en algún lugar de la clínica (imaginamos que en la consulta del doctor).
- Cuando Camoiras acude a casa de Eva (Vega) para mantener una cita y ella hace el mejor anti-desnudo (se pone las braguitas y el liguero de la manera más sensual que uno pueda imaginar) que se haya rodado en una cinta hispana, mientras él se come una torrija. A esa escena le sobra la gracieta del esqueleto. Por lo demás, está muy bien rodada.
- El gatillazo de Cecilio en la cama con Vega.
- Cuando María Salerno se come un plátano de la manera más sensual que uno pueda concebir (sólo superado por Catherine McCormack en la posterior "Más fuerte que su destino") y la cara que pone Raúl Sender.
- El masaje que le da Eva (Vega) a Juanito Navarro antes de que éste se empalme y la palme.

Como digo, comedia típica y tópica de la época del destape, en la que sólo se salva Adriana Vega (y no por sus dotes interpretativas, precisamente). La recomiendo sólo para fans muy incondicionales de ésta.
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Francesc
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6
10 de mayo de 2022
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pausada, serena, de una belleza original, rodada como si se tratase de un pseudodocumental, planificada como si la cámara viviera el día da día de los personajes, en torno a una familia de la payesía catalana de un pueblo de Lleida, recolectora de "príssecs", a la que el maldito progreso y la civilización ponen fin a su vida y, de paso, truncan su futuro, al haberse vendido sus tierras para fines más lucrativos (el incipiente negocio de las placas solares). La película de Carla Simón narra los últimos días antes de la llegada de las máquinas que han de transformar sus tierras para siempre. Es como si resumiese la llegada de la civilización al mundo rural. El final de una era.

Que la película sea sincera, original, detallista y bella en su concepción, y que haya obtenido el primer premio en el festival de Berlín, podría significar que estamos ante la que sin duda sería una buena película. Sin embargo, ha fracasado en otros festivales de cine y premios de la academia. Por tanto, parece que estamos ante una película controvertida. Es más, me atrevería a decir que estamos ante un film que lo amas o lo detestas. Difícilmente tiene término medio. Seguidamente os cuento el porqué.

Es cierto que Carla Simón evidencia muchas virtudes: filma con extrema precisión y pasión por los detalles, derrocha paciencia (demasiada, para mi gusto) para cosechar verosimilitud y regala sensibilidad para testimoniar la injusticia de un sistema que sólo busca rentabilidad económica (el mensaje de la película es claro: cada vez queda menos de lo que en otra época fue el mundo rural y sus labores, y la llegada de la civilización es inexorable). Todo ello está explicado muy bien.

Pero por otro lado, a mí, particularmente, no me gustó demasiado "Alcarràs", por los siguientes motivos:
- No sé todavía si he visto una película o un documental. Se queda a medias entre ambas cosas y, al final, no consigue ni lo uno ni lo otro. Esta indefinición no me convenció. Como diríamos en catalán (idioma en el que originariamente está rodado el film), "no és ni carn ni peix" (no es ni carne ni pescado).
- El argumento en sí dura 15 minutos. Más allá del primer cuarto de hora, es la nada más absoluta, envuelta en sempiternos bostezos de aburrimiento del que no la salva ni las esforzadas interpretaciones de unos actores que no son profesionales (en este sentido, me recuerda a los films de Albert Serra). Y si no son profesionales, ¿por qué deben competir en premios con actores profesionales?
- El guion es simple, sin grandes discursos ni frases, y a veces parece que la directora deje demasiado espacio a la improvisación. Los buenos diálogos brillan por su ausencia. Este es su punto débil, sin duda.
- El costumbrismo casi neorrealista que destila la cinta, descrito en paseos y duras jornadas de trabajo entre melocotoneros, inocentes juegos infantiles que nada aportan a la trama, comidas familiares y fiestas de pueblo, no consigue que me emocione ni que me llegue lo suficiente para que sea una película de las que, cuando uno sale del cine, tenga ganas de volver a ver. Si quiero neorrealismo, veré cien italiano.
- Los actores no son profesionales, y esto se nota, ya que ni se les entiende mucho cuando hablan, ni declaman correctamente, ni llevan el peso de la trama. Esto, al final es un lastre. Si el propósito es darle más realismo al asunto (es cierto que un actor nunca podrá conducir un tractor como un auténtico payés), hay que plantearse el fin de la carrera de actor y el cierre de las escuelas de interpretación, puesto que, si seguimos dicha teoría, cualquier abogado podría interpretar mejor que un actor una película de juicios, cualquier médico podría dar más realismo a un film rodado en un hospital que un actor, etc, etc.
- El personaje que interpreta Jordi Pujol Dolcet (que es el actor principal) se pasa el film murmurando y soltando un sinfín de tacos. Reparte más "hostias" que un cura. No creo que la sociedad catalana en general y el microcosmos que representa la payesía en particular, hablen necesariamente así. Por otra parte, es un personaje que está demasiado esteriotipado y es muy lineal en su interpretación.
- No tiene apenas banda sonora, lo que penaliza el film en su lentitud.
- Esencialmente no pasa nada, y esto, como digo, para mí es un error. Una película, en mi opinión, por encima de todo, tiene que entretener, mantener en vilo al espectador. Aquí hay pocas concesiones al entretenimiento. Por esto digo que parece más un documental que una película.
- Me recuerda demasiado a películas rodadas por Víctor Erice, Carlos Saura o Albert Serra, muy valoradas por la crítica (definidas incluso como de realismo poético), pero que hay que visionarlas con mucha paciencia, relajación, entusiasmo, y en días en que uno esté dispuesto quizás, a perder dos horas de su vida.

Dicho esto, en su lado positivo, sin duda, destacaría el haber internacionalizado el cine rodado aquí, cosa que, por sí misma, ya me merece el más alto de los respetos, y por esto le pongo un 6.

"Alcarràs" la amarás o la aborrecerás, difícilmente encuentres un punto medio.
Francesc
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