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Críticas de Pablo Veblen
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Críticas 9
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
La Mesías (Miniserie de TV)
Miniserie
España2023
7,6
11.302
Los Javis (Creador), Javier Ambrossi (Creador) ...
7
19 de noviembre de 2023
62 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie de La Mesías es buena, muy buena. La puesta en escena es brutal, todo es muy muy real: la historia, los personajes, los ritmos, las escenas, la música, etc. Es una obra de arte, por lo importante de lo que cuenta y por cómo lo cuenta. El final es arriesgado, muy arriesgado. En lo personal no me gusta (el final), pero lo entiendo, y hasta me parece más real "del que a mi me gustaría ver". Sin embargo, las historias no son sólo lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, y en esto los Javis son muy buenos y muy conscientes de lo que hacen. Y es esto lo que no me deja satisfecho sobre el final... sobre el cómo, no sobre el qué. Pero antes, vamos a por lo bueno.

Como decía, la historia es brutal y la puesta en escena más genial todavía. Me limito a decir que me ha encantado que ponga sobre la mesa una realidad muy ocultada: el maltrato psicológico de padres y madres a sus hijos e hijas. Es algo sobre lo que no hay muchas series y películas, ni te digo ya desde las perspectivas de esas víctimas. Creo que son realidades que se quieren o se deben olvidar para (poder) vivir de mayor, por los traumas que conllevan, y eso también las oculta. Pero esta serie va justo sobre eso, sobre lo que somos debido a nosotros y nosotras mismas, y a los traumas que cargamos, en concreto a los de la infancia, probablemente los más importantes y que más han configurado nuestras creencias y forma de comprender el mundo. Cuando ese maltrato ocurre en el ámbito familiar es algo profundamente doloroso pues entre otras cosas, debido a nuestro sistema educativo y laboral, cuando alcanzas la edad de poder ser consciente de ello (en todo su dolor y sobre todo en buena parte de su injusticia y sin sentido desde la razón) todavía debes seguir viviendo con tus padres porque no tienes la edad (ni la capacidad económica) para independizarte y "salir de allí". Esto te obliga a desarrollar mecanismos de represión y adaptación, lo que a la larga te llevan a legitimar el maltrato que sufres, asimilarlo como normal, y a veces hasta a repetirlo sobre otras personas si no tomas consciencia de ello. "La mejor y la peor característica del ser humano es su capacidad de adaptarse a su entorno", leí una vez no recuerdo de quién.

Cuando consigues salir de esos entornos familiares, comienza un proceso de duelo que puede durar toda la vida. Sobre esto también trata la serie. Vamos, la serie realmente cuenta lo que se vivió como parte del duelo de los protas, de Enric e Irene. Primero conocemos cómo son ahora, luego conocemos qué les hizo así, y finalmente conocemos que hacen con ello. En esto, narrativamente, es una joya de serie. Me alegra profundamente que una serie empatice con las emociones y sentimientos de los niños, niñas y jóvenes... Los adultos solemos menospreciar sus sentimientos e ideas, tachándolas de exageradas y utópicas, y enterrando el necesario cuidado psicológico y emocional que les debemos en palas y palas de paternalismo y sobreproteccionismo. Es así, creo yo, como ciertos padres que de partida no quieren maltratar a sus hijos, acaban ocultándoles el mundo, o enseñándoles a creer en un sistema de creencias que les permiten explicar o legitimar ese mundo... para que no duela tanto... aunque lo normalices y al final le sigas dando continuidad con tus actos. Porque el mundo es muy injusto y doloroso, por lo que unas personas hacen a otras, y no comprenderlo bien nos hace sufrir e incluso nos puede volver locas.

Por un lado, la serie creo que trabaja muy bien la figura de la madre. Yo decía ahí que "ciertos padres que de partida no quien maltratar a sus hijos bla bla", pero es que aquí la madre igual no entra en esa categoría. Aquí la madre no cuida a sus hijas. Yo creo que no hay forma de legitimar su comportamiento. Se puede entender por lo que ha vivido y nunca contó con un apoyo verdadero suficiente, pero ha tenido oportunidades para cambiarlo, y no lo hizo, y se eligió constantemente a ella misma por encima de otros. Y, siendo esto tan complicado de abordar, creo que la serie lo aborda muy bien. Creo que lo reconoce como tal, y que muestra las consecuencias traumáticas que han tenido sus actos en sus hijas de sobra. Chapó. Una maravilla, ver esta serie es incluso una forma de sanar los malos tratos psicológicos que hemos sufrido en la familia muchas de nosotras. Sin embargo, es al tratar "qué hacer con estas heridas", cosa que ocurre al final de la serie, cuando no me encuentro tan conectado a ella. Me explico (sin spoilers).

En una entrevista con Aimar Bretos en La Ser sobre la serie, Javier Ambrossi al hablar sobre los paralelismos entre la seria y su propia experiencia vital decía que "cómo se vuelve a casa es la gran asignatura pendiente del colectivo LGTB en este momento". Justo algo relacionado con esta idea es lo que veo en el final de la serie y que no me termina de calar. Porque yo no sé que experiencia han tenido los Javis, pero somos muchas las que no sólo no queremos volver a casa, sino que hemos aprendido que *no hay por qué volver a casa*. No está mal no volver a casa. Cuando el duelo termina, y para vivir hay que terminarlo, aprendes "a no volver a casa", a poder ser feliz sin estar con esa persona a la que amabas. Y, por desgracia, puedes amar a alguien que te maltrata. Y dejar eso atrás no es nada fácil. Sobre todo, cuando ocurre en la familia. Creo que la familia no es un bien per se, al menos en el contexto social, económico y cultural en el que vivimos hoy día. Es donde te has criado, y en esa crianza te han podido tratar bien, o te han podido tratar mal. Y lo que importa no es la familia, es cómo te cuidan y te tratan. Si lo que hacen es maltratarte, ¿por qué hay que volver? ¿Por qué me tengo que responsabilizar de satisfacer las ganas de sentir cariño de alguien que, en realidad, me maltrata? No, perdona, yo me merezco vivir.

Y, teniendo en cuenta esto, el final no me gusta, porque muestra algo de los Javis que también vi en La Llamada (aunque igualmente me flipe). Sigo en spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pablo Veblen
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2
30 de julio de 2023
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ve que a la propaganda imperialista estadounidense grabada en desiertos de oriente medio, ahora tenemos que sumar propaganda imperialista china grabada en los mismos desiertos. En una zona del mundo alejada de China y Estados Unidos, ejércitos y mercenarios de estos países se pelean los unos contra los otros por ver quien quien tiene más "legitimidad" para robar recursos naturales y destruir poblaciones y ecosistemas por el camino: si el que roba con dinero o roba con pistola. Y encima es mala de cuidado. Una maravilla vamos, muy propia del cada vez más triste, desigual y maltratado mundo en el que vivimos.
Pablo Veblen
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8
18 de noviembre de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas cosas que me gustan de esta peli, pero si tengo que elegir una, son esos paisajes de campo castellano teñidos de rosas y verdes neones. Me he criado entre ciudades, entre entornos neones, pero cuando visito el campo castellano, una sensación de paz y tranquilidad se adueña de mi fondo. Aunque apenas recuerdo el Mago de Oz y me pesa no encontrar esos paralelismos, he disfrutado la peli. Es como una alternación entre fiestas de neones y campos tranquilos, entre paranoias, viajes (de todo tipo) y resacas.

Creo que no siempre el cine tiene que meternos en una maravillosa narración, en un profundo drama o thriller, o en una descarnada crítica social (que aquí no encontrarás). También existen narrativas cuyo fin es entretenernos un rato entre neones y simbologías. Creo que, siempre que te enfrentes a lo nuevo y lo excéntrico con la mente abierta, preparado para la sorpresa y la diversión, esta es una peli que te hará reír y disfrutar. Si bien creo que es un poco larga (mi principal pega), le pongo buena nota porque, por un lado, me encanta lo que busca y lo que encuentra esa cuadrilla de una adolescente perdida en un mundo sinsentido que busca a su madre, un joven con pura alma que ha sufrido esclavitud entre chatarra y busca cabeza, un migrante racializado disidente sexual que busca valentía, y un ejecutivo recién divorciado con extrema crisis de los 40 que busca corazón. Por otro, porque clara y llanamente, disfrutas visualmente y te echas un buen rato.

De hecho, es que leo algunas críticas que, valga la redundancia, critican el exceso de purpurina y fiesta y la falta de una perfecta coherencia narrativa, y me digo: "¡Si por ese disfrute desordenado, pero real, yo ya le daría un 8!". ¿Cuándo en este loco y amargado mundo la fiesta se ha convertido de nuevo en pecado anacrónico? ¡Qué seriedad al criticar una fiesta que a nadie hace daño! Muñeco tendría mucho que enseñarles.

Por esto mismo creo que no hay que hacer mucho caso a esas críticas con un 1 (¡por dios si supieran el curro que lleva hacer una peli nunca pondrían un 1, aunque sea por respeto, ponle un 3 si acaso!). Creo que el principal motivo de esas malas críticas viene de una pasión desmedida (como impulso irracional humano), con escaso análisis crítico racional, de miedo o inseguridad hacia el cambio y la diversidad que el mundro trae. Un cambio (libertad sexual, interculturalidad, etc.) que la historia muestra que en el fondo libera y enriquece a las sociedades. Pero que en algunas personas genera un miedo irracional hacia lo desconocido que, si no se supera, e incluso se deja malear por terceros con ciertos intereses, a veces se transforma incluso en odio.

Así que, ¡disfruten y bailen! Igual así encuentran lo que están buscando en este (aparente) sinsentido de vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pablo Veblen
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3
17 de octubre de 2022
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco salió una noticia. Decía que Netflix iba a comenzar a hacer películas "como antes", películas donde no tengan que salir muchas personas racializadas ni del colectivo LGTBI+, ni que estén programadas por la Agenda 2030 ni los socialcomunistas, para encumbrar a los auténticos señores, los hombres blancos con clase. Por eso de que se estaban dejando olvidados al nicho de mercado de la extrema derecha con eso de reivindicar el feminismo y esas cosas.

Esta película es completamente eso. Una película dirigida a incels (involutary celibate: adolescentes, y no tan adolescentes, blancos en su mayoría que se sienten impotentes ante un mundo que sigue avanzando dando derechos y respeto a estos colectivos maltratados tradicionalmente por los hombres blancos de clase alta) en la que pueden disfrutar de estos hombres blancos ricos de negocios (de droga, pero que no dejan de ser empresarios capitalistas que se han hecho a sí mismos, cumpliendo el rollo de la meritocracia neoliberal) que son unos vacilones, de negros (aunque no sean negros) a los que se les puede llamar "negros" despectivamente porque siempre es justificable usarlo como insulto, de mofas homófobas, de mujeres "calentorras" que sólo deben pertenecer a blancos, de fake news (pero sólo cuando perjudican a los blancos buenos), y de criminalizar a población empobrecida y a yonkis que, mira tú por donde, desarrollan una adicción (problema social) por un contexto social creado por un hombre blanco vacilón de clase alta que le vende droga. ¿O esto último es culpa sólo de los mafiosos inmigrantes, no los nacionales?

Lo tiene todo, romantiza y hace entretenimiento de la homofobia, aporofobia, racismo, clasismo, elitismo, machismo, etc. En resumen, es un completo entramado que alimenta las ideas de ese sector alt-right trumpista de clase "media" que se ríe de los pijos aristócratas al tiempo que encumbra a los empresarios y dice que "los inmigrantes quieren quitarnos nuestros negocios, nuestros trabajos y nuestras mujeres". ¡Hasta la única "clase baja" vacilona son los ciclaos de gym que van con chándal pero de Lacoste! Los de barrio no vacilones son "los chusma de casas de protección oficial".

Por la nota que tiene, me certifica que filmaffinty se ha echado a perder, y que esta nueva extrema derecha utiliza las puntuaciones de esta (antaño buena web) para apoyar películas políticamente reaccionarias y malpuntuar (bombing review) películas que no casan con su mundo idílico ya anticuado. No me extrañaría que algunos youtubers que esparcen odio en redes sociales se hayan hecho eco de esta peli para reivindicarla. Qué pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pablo Veblen
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8
30 de septiembre de 2022
6 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abdel es de un barrio marginalizado (que no marginal, como muchos aún se empeñan por etiquetar) de una ciudad de Francia, en el que buena parte de su población es de origen o descendencia magrebí. Uno de esos cientos de barrios donde, una vez naces o acabas en él, la sociedad te lo pondrá difícil para escapar de allí, por mucho que lo quieras.

Abdel, uno de los hermanos mayores cuyo hermano menor ha muerto en extrañas condiciones, conoce lo que es la violencia y la muerte. Conoce, sobre todo, lo que deja el odio, la guerra. Porque para salir del barrio se alistó en el ejército francés, y ha vuelto de Mali, excolonia francesa donde el Gobierno de Francia ha desplegado, por diversas causas (y probablemente intereses), varios miles de soldados desde hace casi una década. Abdel está cansado de la guerra, y donde menos desea y espera tener una es en su casa. A pesar de que su hermano menor haya muerto.

Pero Abdel tiene más hermanos y hermanas. Hermanos que siguen en el barrio. Alguno, porque no consiguió salir y tomó las peores decisiones (que perpetúan y empeoran el mal que les pesa), otros porque aún son jóvenes. Y a estos jóvenes no sólo les ha tocado vivir algo similar a lo que vivieron los mayores, sino que les ha tocado vivir, además de la aporofobia, el racismo, el desprecio y la falta de apoyo que llevan décadas dirigiéndose hacia estos barrios (porque si bien muchos critican su "falta de motivación escolar", de "adaptación social" o de "interés en trabajar", realmente no quieren incluirlos en su sociedad, pues ni reconocen ni desean la existencia de proyectos públicos sociales destinados a incluirles en sociedad, educarles, formarles o subirles los salarios), a estos chicos y chicas les ha tocado vivir en un momento de la historia de los países ricos occidentales (aunque ricos más en unos sitios que otros) caracterizado por no tener grandes esperanzas en el futuro (crisis económicas, bajos salarios, precio desorbitado de la vivienda, cambio climático, etc.) y por una nueva ola de odio y racismo. Unas pobres expectativas de futuro que, por otro lado, muchos mayores, que vivieron el desarrollo económico de los 50s a 90s (y que gracias a ello consiguieron un trabajo estable y una casa), aún no entienden bien. De ahí eso de "estos jóvenes que no quieren trabajar".

Por otro lado, parece que la clase política y económica dirigente no ha conseguido (o no está interesada) en conectar los puntos que unen esas 2 características de muchos países occidentales de hoy día. Entre unos y otros, la suerte de estos jóvenes está quedando al devenir de los acontecimientos sociales. Unos acontecimientos marcados por el auge de un odio social, hacia ciertos colectivos racializados, hacia la credibilidad de las instituciones públicas, etc., que mina e incendia las estructuras de mutuo entendimiento, solidaridad y apoyo que deben fundar toda paz social y colectiva. Un odio y una violencia, primero verbal y luego física, que, en aquéllos que lo sufren, llega un momento en el que también genera odio y violencia. Por el abandono, por el dolor, por la impotencia.

Abdel, así como los adultos de su barrio, no quieren la guerra. No quieren la revolución. La revolución sólo sangre y dolor deja. Quieren evolución y paz, quieren vivir bien. Un futuro para sus hijos e hijas, que salgan del barrio. Pero algunos están empeñados en que esa gente no debe salir de su barrio. Aunque deban utilizar, y eso genere más, odio, sangre y guerra.
Pablo Veblen
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