Todo las críticas sobre la última película del antaño sorprendente Neil Marshall son ciertas. Para que nos vamos a engañar, es un film de serie B con diálogos, personajes, situaciones e historia vistas una y mil veces en otras películas mucho mejores que esta. Pero si algo bueno hay que decir es que no intenta engañar a nadie, en una palabra, Neil es honesto y deja claro, desde el minuto uno, que no vamos a ver una cinta con un argumento original a lo Shyamalan ni unos efectos especiales a lo Marvel. Así que, si la vemos obviando todo lo que no tiene y centrándonos en lo que sí, se puede disfrutar de una peli sin más pretensiones que la de pasar un ratico entretenido, y ya está.

A veces nos pasa que cuando tenemos intención de ver una película cargada de FX, esas vocecitas tóxicas llamadas prejuicios nos asaltan y al final acabamos comprando la entrada para ver algo supuestamente más "intelectual" o de autor tipo "Almas en pena de Inisherin". Creemos que una peli con tantos efectos visuales no puede tener una buena historia, unos personajes bien construidos, un guion sólido, un mensaje profundo sobre lo que en realidad somos y lo que estamos haciendo con nuestro hogar o un ritmo que te hace dudar de la excesiva duración de la película. Todo esto lo tiene esta película y aparte, unos asombrosos FX. Eso sí, una cosa de la que adolece es de una ausencia total de bostezos de autor.

¿Soy yo o aquí hay cierta animadversión hacia el mundo de la restauración sobrevalorada por conceptos intelectualmente vacíos, como esos platos donde te sirven una diminuta exquisitez a precio de oro y que ha preparado un chef de mirada altiva y ego estratosférico? Dejando esta pregunta en el aire, la película es fiel reflejo del tema tratado. "El menú" es una carta tan presuntuosa como hueca de la que solo se salva uno de los platos, el duelo entre sus protagonistas, el chef (Ralph Fiennes) y la clienta (Anya Taylor Joy), todo lo demás es puro artificio decorativo con poca chicha y mucho aire.

Un pequeño pueblo situado en una pequeña isla es el escenario idóneo para tratar sobre el aburrimiento. Y esto es lo que retrata esta película. Todo es soledad, conversaciones interminables y vacías sin sentido y personajes que no saben donde ir o qué hacer para acabar con el tedio, tanto es así que cualquier situación por nimia e insignificante que parezca desencadena una reacción exagerada e incluso surrealista que llegan a agradecer los lugareños cómo si se tratase de la Navidad. Una premisa peculiar para una película que, aparte de la originalidad del tema y las actuaciones de sus protagonistas, peca de lo mismo que intenta retratar, el aburrimiento. Y es que parece una de esas conversaciones que se dan en el pub del pueblo, excesivamente larga, redundante y que no llega a ninguna parte.

Jerome Bixby y su extraordinario guión nos acerca al lugar donde nacen las historias, los mitos y las leyendas. Un lugar donde un grupo de personas se reunían en torno a un fuego, en una cabaña o cueva y bajo el frio abrigo de la noche. Un lugar donde la realidad y la imaginación se unen para construir relatos que perdurarán en el tiempo y que, a su vez, se transformarán cada vez que sean narrados por otras personas. "The Man from Earth" es la historia de todas las historias narrada de una forma tan simplemente sencilla que creerás que todo lo que cuenta es verdad... y quién sabe, puede que así sea.