Es absolutamente emocionante ver a directores de la calidad de Woody Allen, Michael Haneke, Martin Scorsese, Alejandro González Iñarritu..., es decir, lo más TOP de la cinematografía de los últimos 20 años, totalmente abstraidos por el mero hecho de poder visitar donde habitó sus últimos años su gran ídolo, Ingmar Bergman.

Deja un regusto fantástico, de cine de verdad, de cine honesto, y de amor por este arte.

La serie es, con diferencia, lo mejor que puede visionarse en pantalla en estos tiempos.

Ambientación, banda sonora, guión, fotografía... todo es de un nivel cuidado al detalle. No es una serie, como he leido, lenta. Es minuciosa, hay que estar atento porque cada capítulo deja entrever que por corta que sea la escena, es importante para el desenlace final.

Los actores principales están como nunca antes habían estado ante la cámara.

Lo mejor, que uno se convierte, como bien quiere el productor, que uno mismo sea el detective de esta sucesión de escenas que quitan el hipo, mostrando el auténtico EEUU y no el de siempre con rascacielos y pantallas digitales enormes. EEUU en su extensión más común, con sus pick-ups, gente humilde y normal y costumbres peligrosas.

Un antes y un después. GRACIAS HBO.

Tengo un problema con este película, musical o como se le quiera denominar. Tiene un tufillo grandilocuente, egocéntrica, buscando ser material de cine de alta calidad. Y es cierto que a veces lo consigue, entretiene y Anne Hathaway está excepcional pero para mi gusto tiene grandes fallos:

- No es necesario hacer un musical en el que todos los minutos estén cantando. La cinta mejora cuando los personajes hablan un poco y permiten establecer ritmos.

- Es aburridamente larga. No era necesario.

- Russell Crowe es mejor que se dedique a otra cosa, pero no a hacer musicales. No todo el mundo tiene talento para cualquier cosa.

Una de las películas mas groseras y maleducadas que he visto nunca. Humor basado en la desconsideración, en el malhablar y en el arte de la gracia con el machismo de fondo.

Excesivamente larga para lo que ofrece. Una especie de Torrente americano pero sin chispa ni ingenio.

Fácilmente olvidable.

La calidad de la película no tiene dudas. En cuanto a foto, música, dirección... Pero es un ladrillo de los de Adobe, auténtico plomo plumbeo en el que continuamente estás esperando el destello del mejor Scorsese, que sorprenda con algo o que Sacha Baron Cohen (Borat) haga gracia. No.

11 nominaciones al Oscar me parece la mejor broma de esta cinta.

Le falta sal.