Empecé a ver la serie por curiosidad sobre el protagonista y por si podía tener algún valor documental sobre la sociedad ucraniana de los últimos años y (muy adelante) me sorprendió para bien.
Entiendo que la serie debió de triunfar de un modo más o menos inesperado, porque la segunda temporada tiene claramente un presupuesto de realización mucho mejor y unos guiones mucho más elaborados.
Los primeros capitulos presentan un humor demasiado blanco para mi gusto, que me hace pensar en una especie de "Farmacia de Guardia" versión uncraniana (perfecto para quien le guste, pero no es mi preferencia personal). Tiene algunos momentos buenos en los que deja de entrever idealismo, aunque en otras ocasiones hay mensajes que podrían solaparse con el discurso de cualquier político populista.

(Consejo: la traducción de Youtube los subtítulos del ruso (idioma original) es regulera, pero los subtítulos en netflix están perfectos)

La segunda temporada se vuelve mucho más interesante, tiene sus momentos cómicos, sus momentos de autocrítica social, muchísima crítica hacia la polarización del país por los partidos que se basan en el idioma (ucraniano vs ruso) o incluso en la pureza de los apellidos por mero interés electoral, algo que se hace mucho más manifiesto en la tercera temporada.

Sinceramente: la primera temporada me pareció pasable, sólo interesante para entender un poco sobre el país y como presentación de los personajes. La segunda y tercera, por el contrario, me parecieron buenas en sí mismas, obviamente no son El Ala Oeste, pero me dejaban con muchas ganas de ver el siguiente capítulo.

Una película satírica con altibajos debidos a la alternancia de situaciones más o menos cómicas hiladas por una pobre línea argumental. Cuesta mucho mantener la atención sobre una película que por momentos puede ser soporífera.

Una película distinta, que crea un ambiente familiar y entrañable. Además es probablemente una de las primeras películas en las que un protagonista homosexual es una parte completamente normal de la película; sin entrar en críticas ni en sobrecompensaciones.

El hilo narrativo a partir de la historia contada por el protagonista, funciona bien; aunque adolece un poco de un nudo y desenlace poco definidos, que dejan una cierta sensación de vacío al terminar la película.

Resulta dolorosa a la vista la extraña combinación de estética cortesana decimonónica con esa especie de efectismo manga, con una especie de individuos que parecen más del neolítico superior que del siglo XVIII; tanto en vestimenta como en costumbres.

Por otro lado, el sacrificio de la narrativa en pos de los efectos especiales, termina de destruir una película que desde los primeros minutos del metraje ya prometía ser mala.

En resumen: sólo recomendable para personas que tengan mucho tiempo libre.

El planteamiento de lo que es la parte bélica de la película me parece realmente bueno, en el sentido de que logra de un modo muy eficaz que el espectador entienda la situación y el desarrollo de la batalla.

Si la película se hubiera restringido a este planteamiento, podría haber llegado a ser una gran película en el género bélico. Sin embargo, esa (al parecer) inevitable tendencia maniquea de Mel Gibson de definir siempre que "ellos" son los buenos, con esas tiernas escenas familiares y de expresión del sentido del deber, me hacen sentir pena por lo que pudo haber sido una película memorable.