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España España · Madrid
Críticas de kikujiro
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Críticas 78
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
31 de octubre de 2007
47 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta primera experiencia tras las cámaras de Ben Affleck resulta ser una sólida y excelente película. Affleck y Stockard construyen un impecable guión, que juega sus interesantes bazas con tremenda habilidad. Sin ninguna prisa, el filme se toma su tiempo, y dosifica la información de forma certera, hasta desvelarnos las entrañas de cada uno de sus habitantes. Quizás de manera un tanto tramposa, pero a la vez rabiosamente efectiva. En los momentos en los que uno piensa que la acción va a decaer de forma inexorable, resurge con más fuerza aun.

Pero es en el terreno moral donde este trhiller pone toda la carne en el asador. Cada decisión, de cada personaje, posee una múltiple lectura. Lo correcto y lo erróneo son dos caras de una misma moneda. Affleck consigue humanizar a todas y cada una de sus criaturas, desde la más detestable hasta la más adorable. Todas tienen sus motivos, todas intentan hacerlo lo mejor posible, y todas se equivocan. Desde la desastrosa madre, hasta el (aparentemente) ejemplar y modélico policía.

Entre unos y otros, emerge la figura del protagonista, un detective magistralmente encarnado por Casey Affleck. Magnífica composición la de este héroe de aparente fragilidad, pero de convincentes y sólidos recursos. Con una integridad que va creciendo a medida que se involucra en el caso, y que lo lleva a pelear por la verdad hasta sus últimas consecuencias. Aunque sus decisiones puedan traer nefastas consecuencias (incluso para él mismo), su estricto sentido del deber le otorga la fuerza moral que otros han perdido por el camino. Le corresponde el papel de catalizador de todas las vertientes que confluyen en este amargo retrato de parte de nuestra sociedad actual. Y, realmente, lo borda.

Quizás un tanto obvia en algún momento, demasiado explicativa en algún otro; pero el tono general es duro y sin concesiones gratuitas. La película no deja de plantear preguntas, no juzga a sus personajes, indaga sin tapujos en las fronteras que delimitan el bien y el mal, lo aceptable y lo inaceptable, lo moral y lo inmoral. Los parecidos con la sobrevalorada "Mystic River" (Clint Eastwood, 2003) son más que evidentes. Ambas, basadas en novelas de un mismo escritor (Dennis Lehane), utilizan el thriller como fondo para hablar sobre la ambigüedad moral y los recovecos del comportamiento humano. Obviamente, Affleck no tiene el prestigio de Eastwood, pero esperemos que esto no sea óbice para que se le reconozca su magnífica labor en esta contundente opera prima.
kikujiro
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5
18 de octubre de 2007
50 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es éste un proyecto de envergadura, en el que se cuida de forma especial la ambientación. Espectacular recreación de Madrid, en un fantástico trabajo que le otorga una enorme credibilidad a la primera parte del filme. En ella, se hace un coral retrato de las distintas formas de supervivencia aparecidas tras la experiencia traumática de la guerra. Personajes de lo más variopinto que buscan los resortes a su alcance para adaptarse a los nuevos tiempos que se avecinan. Martínez Lázaro dibuja un amplio espectro que abarca casi todas las posibilidades. Entre ellas, las 13 rosas. Y, destacando con luz propia, la Blanca Brisac de Pilar López de Ayala, actriz que crece de forma descomunal con cada paso que da. Su personaje es la única de las ejecutadas que nada tenía que ver con los movimientos republicanos, y la actriz consigue transmitir su desconcierto con sublime sutilidad, tan sólo con un gesto o una mirada. Pero no me quiero olvidar de las otras dos protagonistas, unas excelentes Verónica Sánchez (posiblemente, su mejor trabajo) y Marta Etura, que mantienen un muy alto nivel. Una lástima no poder decir lo mismo de gran parte de los secundarios, especialmente los masculinos, que no se encuentran a la altura de sus compañeras.

Una correcta, aunque algo alargada, puesta en situación contextual. Tras ella, llega el momento de las detenciones. Siempre es complicado abordar temas tan escabrosos; en este caso, una prisión en la que las torturas, el hacinamiento y los maltratos son de uso habitual. Pero Martínez Lázaro opta por el camino equivocado. Prescinde de la dureza y la crudeza mínimas para entender aquel horror, el cual se nos oculta deliberadamente. La intención es mostrar como, a pesar de todo, esas niñas son capaces de reír, divertirse y jugar. Como, incluso en las circunstancias más adversas, aun existe espacio para la felicidad. Pero este propósito queda totalmente desvirtuado, al no existir ninguna contraposición. Hubiera resultado muy estimulante que nos mostraran el lado más cruel, que de verdad nos hicieran creer las penurias por las que pasaron. El contraste entre lo monstruoso y lo inocente habría hecho volar mucho más alto este trabajo. Pero a fuerza de dulcificarse, la cosa se acaba convirtiendo casi en una pantomima, y la credibilidad acaba por los suelos.

Uno se queda con la sensación de cierto desbarajuste ante esta producción, que busca con descaro llegar a un público lo más amplio posible. Factores como la total falta de riesgo, la extrema suavización del filme, alguna elección errónea en el casting (cuando no, absolutamente delirante), la participación de actores italianos que deben ser doblados a posteriori...crean la percepción de que había demasiada gente mandando. El resultado, una película de apariencia lustrosa, pero de armazón débil; en la que el director, al menos, consigue dejarnos un buen sabor de boca, gracias a la emocionante secuencia final.
kikujiro
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4
12 de octubre de 2007
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única baza posible que podía tener esta versión era hacer algo que se diferenciara de forma notable de su predecesora. Y el lavado de cara es evidente. Empezando por el decorado en el que se desarrolla la acción, culmen de la modernidad. Una sofisticación en la dirección artística que se extiende a la puesta en escena. Branagh se preocupa en exceso por hacer una detallada y minuciosa composición de planos, pero se olvida de dar una firme consistencia a sus personajes. Con especial incidencia, en el joven que interpreta Jude Law. Cuando le toca jugar el papel de víctima, muestra una ingenuidad y una inocencia digna de un párvulo. Pero es que tampoco Law ayuda a otorgar algo de credibilidad a su personaje, con una desaforada actuación a la hora de ponerse en el papel de verdugo. Excesivo hasta el límite de lo soportable, su creación se encuentra a años luz de la que nos regaló, precisamente Caine, hace 35 años.

Un Michael Caine que, ahora, se pone en la piel del novelista millonario y despechado. Sin duda, era uno de los grandes alicientes de este proyecto: la curiosidad de verlo en el rol opuesto. Tirando de oficio, consigue que el papel no se le vaya de las manos (como se le va a su compañero), aunque tampoco la evolución psicológica de su personaje queda bien dibujada. No olvidemos que esta adaptación cuenta con 50 minutos menos de metraje, lo que puede explicar la excesiva simplificación y la falta de cohesión de todo el trabajo.

Un aspecto interesante que marca también la diferencia entre ambas versiones, es el hecho de que la actual haga especial hincapié en el componente homosexual. Los tiempos han cambiado, y la tensión sexual se hace explícita, lo que no quiere decir que resulte más interesante; ya que el resultado es un tanto deslavazado, entre el histrionismo de Jude Law y la escasa solidez del guión. La lucha de clases, el duelo de ingenios o la disputa psicológica fueron ya tratados de forma magistral por Mankiewicz. Una maestría de la que carece Kenneth Branagh.

A pesar de su elegante dirección, la propuesta termina siendo fallida. El resultado es una película que, por momentos; resulta fría, distante y carente de alma. El material es potente, y las posibilidades son muy estimulantes. Pero las reseñadas frialdad y brevedad, provocan que el espectador no consiga entrar del todo en el macabro juego, ni identificar de forma razonable los motivos o las reacciones de sus participantes.
kikujiro
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5
5 de octubre de 2007
42 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de los atracos perfectos siempre ha sido una inagotable fuente de la que el cine se abastece con profusión. Un tema que ejerce una magnética fascinación para el séptimo arte; que una y otra vez, de una y mil maneras, retrata a ladrones de guante blanco buscando el golpe de su vida. La lista sería interminable; aunque si pensamos en los últimos años, son los responsables de la saga iniciada con "Ocean´s Eleven", los que han conseguido poner de actualidad este subgénero. Un plan brillante se encuentra en las antípodas de la aparatosidad y la parafernalia que envuelve a Soderbergh y su cuadrilla de rutilantes estrellas. La película de Radford discurre por el camino de la sencillez y la sobriedad, dejando de lado vacuos espectáculos. Incluso se permite el lujo de trazar pequeñas pinceladas políticas, o hablar sobre la discriminación laboral de la mujer en los años 60 (algo, que salvando las distancias, aun ocurre hoy en día).

Esta denuncia se materializa en el rol que desempeña Demi Moore, una demencial elección de casting. Y no sólo porque la diferencia de edad entre personaje y actriz sea más que evidente. Es el rejuvenecimiento artificial al que se suelen someter este tipo de estrellas, entradas de lleno en plena madurez, lo que resulta más grotesco. Algo que aun se deja sentir mucho más en una película como ésta, ambientada varias décadas atrás, causando un desagradable efecto de extemporaneidad.

Pero si hay algo que haga de este producto algo medianamente aprovechable es, sin lugar a dudas, la presencia de Michael Caine. Uno de esos actores que, con la edad, se van haciendo cada vez más grandes. Su sola presencia llena la pantalla en cada segundo en el que aparece.

Significativo es el hombre elegido para dirigir esta película: el invisible Michael Radford; cuyo mayor éxito fue poner en imágenes "El cartero (y Pablo Neruda)", un empeño personal de Massimo Troisi. Un personaje (el del cartero) que tiene más de una similitud con el limpiador que encarna Caine en Un plan brillante. Hombre obstinado y tenaz; a la vez que entrañable y generoso. De nuevo, el director hace su trabajo sin ningún tipo ruido o de alardes, volviendo a poner su buen oficio al servicio de la delicada historia.

Sin embargo, nos encontramos con muy poquito más destacable. Un guión que no pasa de correcto, con golpes de efectos no demasiado atractivos. Aunque ya decíamos que se optaba por el camino de la sencillez y la crítica social, aunque de forma tan liviana que no trasciende lo anecdótico. Un trabajo en el que tan presente como se encuentra la corrección, tenemos la insustancialidad y la insignificancia. Al final, nos queda el encanto de Michael Caine y su personaje.
kikujiro
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6
28 de septiembre de 2007
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en sus películas anteriores, en "Mataharis", las mujeres vuelven a ser protagonistas, vuelven las relaciones de pareja, vuelven los hombres en un importante segundo plano, y vuelve la temática social. Pero en esta ocasión, se abre un pequeño abismo entre el tratamiento de unos temas y otros. Como ejemplo, sirva la historia más jugosa de las tres. La protagonizada por Eva (Najwa Nimri), que atraviesa una crisis de confianza en su matrimonio con Iñaki (Tristán Ulloa), un personaje superado por las circunstancias. Bollain consigue volar muy alto a la hora de retratar sus problemas conyugales. Hila muy fino para conseguir la adecuada verosimilitud en todas y cada una de las situaciones (cada aparición de la hija es un portento de naturalidad), y la relación está contada con exquisita sutilidad, plagada de pequeños detalles que la hacen tremendamente cercana y reconocible. Sin embargo, esa sutilidad desaparece cuando se trata de hablar del problema que tiene Eva para conseguir conciliar vida laboral y familiar. Esa denuncia se hace demasiado explícita y no encaja del todo bien con el resto del conflicto de la pareja.

La otra temática de índole social que nos muestra el filme, se presenta en la historia que protagoniza Inés, interpretada por una María Vázquez llena de naturalidad y sencillez. Aquí también tenemos historia de amor, pero se reduce a mera excusa argumental, para hablar de los conflictos laborales de una fábrica. Y, sobretodo, para hablar del conflicto interno que sufre la detective, que debe elegir entre sus aspiraciones profesionales y su ética personal. Pero esta lucha interna queda finalmente desdibujada, dentro de un contexto de disputa laboral muy esquematizado. Quizás se haya quedado algo coja debido al material que quedó en la sala de montaje...

Eso sí, hablando de montaje, hay que destacar la inmensa labor realizada para entrelazar las tres historias, sin que se resienta el ritmo en ningún momento. Técnicamente, la película posee una madurez que mejora notablemente a sus precedentes. Lo que no cambia es la magnífica dirección de actores. Todos rayan a un nivel altísimo, sobresaliendo (también porque tienen los mejores personajes) Nimri y Ulloa, que recuperan un nivel que hacía tiempo no les veíamos. Pero como digo, perfectamente acompañados por el resto del reparto. Y por la magnífica partitura compuesta por Lucio Godoy, una delicia, para una película que eleva bastante el nivel de cine español estrenado este año. A pesar de sus defectos.
kikujiro
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