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Críticas de FATHER CAPRIO
Críticas 641
Críticas ordenadas por utilidad
7
13 de noviembre de 2006
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine,con los años, se ha ido enriqueciendo de efectos especiales, de planos y escenas que no hubiesen sido posibles sin la aportación de la informática. Pero esta película es cine en estado puro... donde lo que nos interesa no es una espectacular persecución de coches ó una caída libre sobre la cordillera del Himalaya.
Aquí, lo interesante es Paul Muni, la historia que escenifica para nosotros. La crítica que supone del sistema de justicia de un país que presume de avanzado en lo social. La crítica de una clase política absolutamente cínica y falsa. La crítica incluso de una sociedad y de un llamado cuarto poder que contemplan casi indiferentes el drama de un hombre que trata de redimirse con esfuerzo de un delito que no cometió.
Desconocía que esta película supuso cambios en el sistema carcelario estadounidense. Es un fantástico epílogo a una producción que consigue lo que pretende, denunciar el sistema de "injusticia "y oprobio de los años de la depresión.
Y lo consigue sin alardes. Solo con cine en estado puro.
FATHER CAPRIO
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5
29 de abril de 2009
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 44 Robert Siodmak ofrece dos de cal pero también una de arena. Junto a las excelentes El Sospechoso y La dama desconocida, Siodmak nos "cuela" Cobra Woman (La reina cobra) colorista pero chirriante trabajo con la dominicana "ciclón caribeño" María Montez en una interpretación dual junto a John Hall, habitual del género de aventuras orientales especialmente recordado por Huracán sobre la isla de John Ford, Sabu y Lon Chaney Jr.

Es probable que el período bélico vivido por toda la sociedad norteamericana propiciase de algún modo un tipo de cine escapista alejado de problemas. Cine de fácil digestión y de palomitas a discreción. Es evidente que en Siodmak había calidad para muchísimo más. Justo en 1945 filmaría La escalera de caracol, otro film excelente y Pesadilla, nunca una taza de café tuvo tan vital importancia. Por ello me pregunto y trato de analizar ¿Qué falla? ¿Por donde se resquebraja todo?

Sin ahondar demasiado en tecnicismos que puedan haber colaborado sustancialmente a la minusvaloración de Cobra Woman, soy de la opinión de que el epicentro del desastre está en el guión. Hay guiones magníficos, otros salvables por si mismos, bastantes que son salvados por los actores y el director, y otros que no hay quien los salve. En el caso de Cobra Woman tan solo la mano de Siodmak confiere algo de coherencia a una historia que se ofrece a los espectadores absolutamente digerida, evitando que estos deban hacer esfuerzo alguno de asimilación. La historia de dos hermanas gemelas con caracteres tan diversos que más bien parece cada una de su padre y de su madre, a las que el destino y la oposición silenciosa vuelven a unir con la noble intención de modificar el sangriento destino de una isla gobernada por una especie de Krakatoa devorador y su sacerdotisa, podría haber dado mucho más juego pero para ello se hubiese necesitado poner algo de interés en ello. Y aquí se pone tan poco que la película dura únicamente 71 minutos. ¿Se les acabó la imaginación o prefirieron acortar el aburrimiento del espectador?.

Aunque seguro que habrá quienes encuadren el film entre los de culto, especialmente por la simbología fálica de la danza frente a la cobra enhiesta, a servidor le ha causado cierta decepción, especialmente por ser fruto del incuestionable, en lo que a oficio y calidad se refieren, Robert Siodmak.

Pasable. No más...
FATHER CAPRIO
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4
23 de enero de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por la especialista en cine de terror, Hammer Films Productions, Robert Day dirige She, traducida como La diosa de fuego, film de aventuras ligeramente separado de los esquemas básicos del genero de horrores y pavores varios propio de la Hammer. De todos modos la presencia de Christopher Lee y de Peter Cushing presagian cierta conexión, la cual ciertamente existe pero muy leve y difuminada, todo hay que decirlo.

Estamos ante un film de aventuras a lo Indiana Jones, pero a años luz de distancia. Tres licenciados del ejercito con ganas de marcha deciden aventurarse en el desierto con la finalidad de efectuar el descubrimiento arqueológico del siglo, una ciudad con dos mil años de historia pero nunca descubierta por la civilización. Y como aquella pregunta del chiste ¿Pero... hay alguien más? pues si, hay alguien más, está She, ella, "la que debe ser obedecida", y ella es nada mas y nada menos que Ursula Andress, actriz cuyas limitaciones se reducen únicamente a sus capacidades artísticas pues de todo lo demás va sobrada.

La tal She, o La diosa de fuego ha sido pasada por la llama de la eterna juventud y se conserva francamente bien para sus dos milenios de edad. Dos mil años que, como en el tango, no son nada aunque se imite a Penélope esperando a aquel que se marchó porque era humano y la susodicha le pagó el transporte. Claro que aquí no hay bancos en el andén sino tronos y los vestidos de domingo se volvieron sugestivas gasas transparentes. Ah, y los abanicos los menean tradicionales esclavos generalmente negros.

El film empieza prometiendo. No son de esas promesas que te dejan "descolocao". Sabes que la cosa tiene sus fantasías increíbles, pero el cine con este tipo de argumentos consigue películas memorables. Lo que sucede es que hasta en lo increíble debe haber cierta lógica. Y la lógica se va perdiendo a lo largo de un desierto que más que de arena parece de ideas. Pongo el ejemplo de una tribu de oponentes beréberes, quintuplicando en número a nuestros expedicionarios, cuya consigna debía ser impedir a toda costa el avance del trío pero sin "tocarles un pelo" aún a costa de morir todos en el intento. Bueno, el espíritu de supervivencia al parecer no se lleva bien con el calor. Pues bien, de estas, unas cuantas y el interés decayendo que es gerundio.

Al parecer hay una versión de los 30 que promete. Las promesas de esta versión de Robert Day se las llevó el viento. No sé si el simún o el siroco, pero en cualquier caso bien llevadas están.
FATHER CAPRIO
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9
4 de noviembre de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Bajo su apariencia benigna, la historia atacaba a la estructura misma de nuestra sociedad. Y no obstante, al principio no había querido presentar al público una obra de vanguardia, sino una peliculita normal."

Este párrafo, extraído de la autobiografía de Jean Renoir, creo que ilustra adecuadamente lo que es y lo que significó La Regla del juego. En poco más de dos líneas, Renoir define su película y sus intenciones. Y con toda sinceridad les digo que eso es lo que vi. Una película que pretende, al menos de partida, ser una comedia acerca de la volatilidad del amor en un entramado de clases sociales no tan distintas en el fondo. Volatilidad del amor que me recordó, salvando bastantes distancias, especialmente culturales, Los peligros del flirt de Ernst Lubitsch.

Pero Renoir fue derivando su "peliculita normal", su comedieta ligera, al terreno de la pintura, del retrato o mejor, de la caricatura. Probablemente sus antecedentes pictóricos no fueron ajenos a ello, y poco a poco va esbozando el dibujo de una clase social ociosa, aburrida y desubicada en su tiempo. Y en esta deriva, Renoir pierde una comedia comercial y gana una obra magistral. Muchos espectadores de su tiempo no lo entendieron. Otros, probablemente los más, lo entendieron pero no les gustó como habían salido en la foto. Resultado: Fracaso en las box-office, en las castizas taquillas. ¡Qu,est que ce, ce merdé! exclamaría la audiencia al respecto de esa nobleza que impúdicamente aprovechaban la oscuridad de la representación teatral de esqueletos danzarines para meterse mano o que, como enfants terribles se arrojaban almohadas y simulaban combates de florete. Y todo ello en la misma Francia que decapitó los privilegios nobiliarios.

La crítica y el paso de bastantes años pusieron las cosas en su sitio, que no es otro que el de un trabajo genial de Renoir en todos los sentidos, incluso en el de actor, haciéndolo francamente bien como Octave, piedra angular de toda la película. Y de esta forma, la leyenda de esta película fue tomando forma hasta ser considerada en la actualidad una imprescindible película de culto.
FATHER CAPRIO
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7
23 de mayo de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis comentarios cinematográficos podrán ser mas o menos afortunados pero en ningún caso se mueven por razones de oportunidad. Digo esto por la coincidencia con la biografía - escándalo de Clark Gable y sus supuestos gustos en materia sexual. Suelo actuar como un antivirus frente a este tipo de cosas y poner los "ficheros infectados" en cuarentena hasta que se aclaren las cosas y además me trae al pairo de que pie cojea cada cual. Lo único que me interesa es su trabajo como profesionales de este mundo del cine y las buenas o malas vibraciones que me dejan. Eso es todo. Un Sí para las públicas virtudes. Un No, para los vicios privados.

Clark Gable, reconocido como el Rey de Hollywood, es ciertamente un muy buen actor. ¿El Rey? No lo sé. No estamos en los años 30. No somos ni Romeo ni Julieta ni estamos en la Italia medieval. Ni el tiempo ni el lugar son los idóneos para valorar este tipo de cosas, máxime si consideramos que tras una crisis como la bursátil neoyorkina y el descalabro económico general, la gente buscaba buques insignias del sueño americano a los que aferrarse y que mejor que Hollywood y galanes seductores como Gable para olvidar penas y quebrantos financieros. Y si es al lado de Jean Harlow y Rosalind Russell pues mejor que mejor.

Mares de China es una realización de Tay Garnett puesta al servicio de Clark Gable. Un traje a medida. Un producto diseñado especialmente para un público que demanda comedias románticas y aventuras suavecitas, de esas que dejan buen sabor de boca. Y Garnett satisface las demandas de los espectadores con un Gable en la cresta de la ola, una Harlow seductora y simpaticona y otros actores de renombre (Wallace Beery, Lewis Stone). Se ha dicho que el mejor activo de la película es su plantel de actores y es cierto, pero sería injusto no reconocer el mérito de ciertas secuencias como la del piano en plena tormenta ó la turbulenta cena aderezada con las sátiras de Jean Harlow a la aristocrática Russell.

En resumen, película discreta pero distraída, a gloria de un rey que en el mismo año 35 rodó un peliculón como Rebelión a Bordo y que siempre será aquel Rhett Butler que el tiempo - cinematográfico - nos dejó...
FATHER CAPRIO
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