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Polonia Polonia · Terrassa
Críticas de Taylor
Críticas 702
Críticas ordenadas por utilidad
9
2 de diciembre de 2007
136 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para la gran mayoría, Peter Sellers siempre personificará la viva estampa del inspector Clouseau. Inevitable.

Para mi, sin embargo, su figura siempre irá asociada, impepinablemente, a la de Hrundi V. Bakshi, un gafado actor de reparto hindú que me hizo partir la caja hasta límites espasmódicos en esa impagable recreación de un hombre que, pese a sentirse como un burro en un garaje, desempeñó inimaginables esfuerzos para integrarse a una situación y a un entorno social que le resultaba terriblemente ajeno y hostil. De hecho, mi particular veneración hacia “The party” es producto de la inexorable empatía que me suscita el personaje interpretado por Sellers. Antaño, por timidez o por absurdos convencionalismos sociales, solía sentirme incómodo o fastidiado ante la insalvable contingencia de afrontar engorrosos acontecimientos multitudinarios y ello desembocaba, paradójicamente, en acabar inmerso sin comerlo ni beberlo en mil y una peripecias estrambóticas, a veces casi surrealistas. Hoy en día soy algo menos timorato y algo más irreverente, pero sigo recordando con cariño la primera comedia “de adultos” que me hizo derramar lagrimones como puños entre tanta carcajada.

“El guateque” no pretende, en ningún momento, convertirse en paradigma de la comedia inteligente, con diálogos mordaces, espíritu de denuncia y blablablá. Nada de eso. La acertada batuta de Edwards encauza una sucesión de gags que van encadenándose con elegancia y fluidez, sin mayor aspiración que hacernos reir a mandíbula batiente. Y a fé de Dios que “El guateque” alcanza su propósito. Cuentan que algunos, de tanto reirse, han llegado a vomitar... ¿O fue por el güisqui del Eroski?.
Taylor
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7
14 de junio de 2007
122 de 148 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la patética traducción al castellano que no pienso reproducir ( digna del más trasnochado gurú de la movida madrileña ), “After hours” se mantiene a día de hoy en un envidiable estado de forma: fresca, ágil, sonrosadita,... como cuando Martín la concibió.
Supongo que a Scorsese le apetecía tras el éxtasis de “Toro salvaje” y el mojonazo de “El rey de la comedia” concederse un respiro firmando el que sería, sin ningún género de dudas, su trabajo más desenfadado y gamberro. Obra menor, película de culto, apuesta personal..., qué más dá. De hecho, ni tan sólo es una comedia al uso. Tampoco creo que a Scorsese le obsesionara arrancar carcajadas del espectador. Para mí “After hours” es el divertimento personal de Scorsese, como lo fue “Pero...¿Quién mató a Harry?” en la filmografía de Hitch.
Te llegue más o te llegue menos, “After hours” es inequívocamente entretenida, original, imprevisible, delirante, surrealista, alegórica, irónica, amena y seguro que muchos calificativos más. Griffin Dunne, grandioso, hace el resto.
Taylor
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8
21 de enero de 2008
101 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puro teatro. Lo digo sin ánimo peyorativo. Todo lo contrario. Faltaría más. Mankiewicz curiosea en los camerinos de Broadway para preparar, a través de “Eva al desnudo”, una auténtica ‘master class’ de esgrima dialéctica. Un productor, un director, un dramaturgo, un crítico, las esposas de unos, las señoritas de compañía de otros y, como no, una ambiciosa aspirante a primera actriz y una veterana estrella en horas bajas, emplearán sus lenguas como afilados estiletes para defender sus intereses en un intenso drama con el universo teatral como telón de fondo. Para labrarlo Mankiewicz no se anda con chiquitas y se vale de dos de las armas más mortíferas del género: un portentoso argumento y unas interpretaciones sencillamente excepcionales. Sin embargo, me gustaría reiterar la extraordinaria calidad de los diálogos porque son estos los que atornillan a la butaca al boquiabierto espectador, ante un apabullante despliegue de locuacidad que convertiría cualquiera de nuestros debates domésticos en una vulgar charla de cretinos. Pero más que esa impresionante capacidad oratoria lo que realmente me dejó embelesado y fascinado al mismo tiempo fue constatar la poderosa e impecable capacidad del lenguaje para destilar conceptos tan variopintos como manipulación, seducción, adulación, disimulo, cinismo, sarcasmo, ironía, desdén, vergüenza, temor, orgullo, amenaza, fraude o artificio por citar tan solo algunas de las células congénitas que componen “Eva al desnudo” y que la hacen grande, muy grande. Tan grande como Bette Davis, que en esta peli ratificaba una vez más su incombustible talento.
Taylor
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9
28 de noviembre de 2009
103 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen los puristas que “La jungla de asfalto” no es una peli de cine negro en el sentido estricto de la palabra. Pero si partimos de la base que el cine negro es un estilo fundamentalmente visual en el que (y ahora me pongo en plan poético) la lluvia nocturna barniza el asfalto bajo la tenue luz de las farolas y de los anuncios de neón de hoteluchos y garitos de mala muerte, no se me ocurre mejor botón de muestra que la peli de Huston para iniciar a cualquier cinéfilo neófito en el sombrío, sórdido y claustrofóbico microcosmos de este peculiar y genuino género del cine americano.

En cualquier caso -sea o no una peli de cine negro- lo que tengo muy claro es que “La jungla de asfalto” es una auténtica e incontestable obra maestra. Y no solo porque la firma uno de los mejores cineastas de Hollywood, sino porque muy pocas veces podremos gozar de un ejercicio narrativo tan impecable y de una galería de perdedores (el rudo Dix, el pérfido Emmerich, el meticuloso Doc, el solidario Gus, el ambicioso Cobby…) tan acojonante.

En fin, solo añadiré que me avergüenza no haberla visto hasta hoy y que agregarla a mi currículum cinéfilo ha sido una de las mayores satisfacciones que ha podido darme esta página desde que ingresé en ella. Y no exagero.
Taylor
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10
24 de noviembre de 2007
117 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las premisas ineludibles que, a mi entender, debe cumplir a rajatabla cualquier peli merecedora de un 10 es que pueda revisarse con cierta periodicidad sin perder un ápice de personalidad o duende. Eso, en mi pueblo, lo denominamos magia. Y, para mi, “Casablanca” la tiene a espuertas.

Tal vez por ser un mitómano confeso, tal vez porque me dejo seducir con facilidad... qué sé yo... el caso es que la peli de Curtiz es de aquellas que me quita el aliento, que me hace soñar y que me transporta a un escenario tan legendario y embriagador como la mismísima corte del Rey Arturo para experimentar como si fuera en carne propia una amarga historia de amor con guarnición bélica incluída. ¿Exagerado? ¿ridículo?. Más de uno esbozará un cínico retozo o gemirá compulsivamente como una hiena. Me la suda, listillos. Prefiero regocijarme revolcándome como un lechón en el barro viendo “Casablanca” que entrar en trance con "Largo domingo de noviazgo" o "Lost in translation". Dios me libre.

El affaire entre Rick e Ilsa nunca dejará de ser grande por mucha inverosimilitud o topismo que se le adjudique. “Casablanca” es excepcional y sublime precisamente por la esencia ecuménica de su ADN. Vaya, que es tan universal, popular y tremenda como una buena paella. En lo que respecta a hábitos conductuales, probablemente ninguno de nosotros actuaría como lo hace Rick pero, joder, no me digáis que no flipáis con su portentosa exhibición de huevos de plomo (...perdón, de aplomo). De las que crean escuela. Yo, de mayor, quiero ser como Bogey.

Por cierto, calificar a Humphrey de paleto resulta tan disparatado como tomar un autorretrato de Camilo Sesto por un Picasso.
Taylor
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