Película de animación española, aunque los personajes de esta ficción figuren ser estadounidenses.

La historia es una más de tantas vistas. El héroe en este caso es un obrero de la construcción, que trabaja en unas obras del metro, muy aficionado a la arqueología desde que era niño.

Dijo el marqués de la Valdavia: "En Madrid, en verano, sin familia y con dinero, Baden Baden".

Verano en Madrid, calor, gente ociosa y muchos sitios donde tomar el poco fresco que hace y distraerse. Elisa, hija de un adinerado matrimonio, se queda en la ciudad para dar los últimos toques al trabajo de publicación de su tesis. Por ese motivo conocerá al fotógrafo Pablo Alcorta, un hombre mayor que ella, separado, con un hijo adolescente que vive con él. El flechazo entre la pareja surge de inmediato y ambos se dejan guiar por sus instintos; pero hay un grave problema que se interpone en su relación, las diferentes clases sociales de las cuales provienen.

Tercera película de Mario Camus basada en una novela corta de Ignacio Aldecoa, las dos anteriores fueron 'Young Sánchez' y 'Con el viento solano'. Rodada casi íntegramente en Madrid durante el verano de 1974, en coproducción con una productora suiza, cuenta en sus papeles protagonistas con dos actores franceses, Catherine Spaak y Frédéric De Pasquale.

Con esta película nos encontramos ante un melodrama de tintes sociales donde el argumento resulta ser mucho mejor que el guion y la dirección. El doblaje obligado de la pareja protagonista impregna la acción de bastante frialdad, pero no solo el doblaje, la interpretación y un ritmo exageradamente pausado hacen que el espectador piense que es mucho más importante lo que se dice que lo que se ve, si bien aquello que se dice resultan ser diálogos excesivamente literarios.

Es el 10 de Enero de 2015, Bucarest, Emil ha muerto hace 40 días y su viuda, Nusa, le prepara en su domicilio el acto de homenaje correspondiente según la iglesia ortodoxa y la tradición de la región natal del fallecido. Al acto asistirán, aparte de la viuda, las dos hermanas de ésta, Ofelia y Evelina; los hijos del fallecido, Lary, Relu y Sandra; Laura, mujer de Lary; Gabi, marido de Sandra, Irina, hija de ambos; Simona, Sebi y Cami (quien llegará con una amiga en estado inconsciente debido a su estado de embriaguez), hijos de Ofelia; Draghos y Margareta, amigos del fallecido y su viuda; posteriormente se unirá al grupo Toni, marido de Ofelia, a quien ni se le esperaba ni deseaba tener allí.

La acción no comienza en el piso de Emil y Nusa, sino mostrándonos, de forma algo premiosa, el trayecto que hacen Lary y Laura desde su domicilio hasta el de los padres de él; ello sirve como introducción y para centrar el foco de atención en esta pareja, la misma que, casi al final de la cinta, saldrá brevemente del lugar de reunión, y cuya secuencia contendrá las dos sorpresas mayores de esta historia.

Una producción en la que han intervenido cinco países, Francia, Rumanía, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, aparte de la aportación de la Unión Europea (la dificultad de encontrar financiación a la hora de emprender un proyecto cinematográfico en Europa es evidente). El argumento ante el que nos encontramos no es en modo alguno original, una reunión familiar en la que van a aparecer trapos sucios de varios miembros de esa unidad parental, discusiones en las conversaciones, tensiones por la presencia de unos y otros que ninguno de ellos hubiese deseado... Una vez dicho esto hay que reconocer que aunque la situación no sea nueva, ni mucho menos, sí está muy bien construida por un solvente guion, el cual da la imagen coral que se espera de tantos personajes unidos, casi atrapados, en un entorno muy pequeño, pero que, al mismo tiempo, describe muy bien a cada uno de estos, al menos en los aspectos que resultan significativos a la trama. Todo ello en un tono dramático al que no es que se le introduzcan elementos cómicos, sino que es el drama el que a veces se hace cómico en algunas de sus situaciones. En definitiva, un buen análisis crítico de la condición humana realizado desde Rumanía.

Cristi Puiu es el autor del guion y de la dirección, como guionista ya he hablado su trabajo, como director mi opinión a dar resulta más difícil. El director rumano rueda todo el metraje con una sola cámara en cada escena, y esto tiene sus pros y sus contras. A favor de ese estilo está lo facilitada que queda la labor de montaje, cierta sensación de frescura (al estilo documental) al no dársenos las secuencias tan elaboradas, la impresión que puede dar al espectador de sentirse un personaje más de la película, aunque sea como voyeur (sensación facilitada también por Puiu al colocar casi siempre la cámara a la misma altura de sus intérpretes), pero esto tiene igualmente su parte negativa, que el producto deriva en algo demasiado teatral, y más en este caso en el que la mayor parte de las casi tres horas de duración de la película transcurren en un piso pequeño. Por otra parte el uso de una sola cámara puede venir bien a la hora de mostrar un plano secuencia, pero que ello quede bien siempre al cambiar de secuencia con un giro de cámara ya es más discutible, y tampoco es original y sí teatral, pues en este último arte, aunque el espectador se sitúe ante un plano general, el director, con un cambio de iluminación le va guiando a aquel sobre lo que quiere que fije su atención, algo que en este filme se hace de una manera aún menos sutil girando la cámara.

Por último, señalar el buen trabajo interpretativo de todo el elenco de actores, digno de elogio.

Lu Yanshi es un profesor que fue deportado al noroeste de China, al desierto de Gobi, al llegar la Revolución Cultural. En 1979 regresa a su casa, como millones de deportados a partir de 1975 cuando se produjo el fin de aquel cruel período de la historia de China, y se encuentra con que su mujer, Feng Wanyiu, no le reconoce; año y medio antes de su regreso sufrió amnesia psicógena debido a un traumatismo psíquico muy fuerte.

Zhang Yimou parte de la novela 'El criminal Lu Yanshi', de Yan Geling (la misma autora que le sirvió de base para rodar 'Las flores de la guerra') para dirigir esta película que convierte en un drama tremendo.

En este filme se expone la brutalidad vivida por el pueblo chino durante el período de la Revolución Cultural, donde hasta los hijos eran obligados a delatar a sus padres, entre otras cosas, en una primera parte temporal que sirve de presentación. En la segunda, en la que se narra el regreso del protagonista a su hogar, se convierte en el nudo de la historia. La tercera y más breve de las tres se deja como desenlace.

Dramón, como he escrito anteriormente, en el que hay poco que destacar a parte de la intencionalidad, conseguida, de compungir al espectador, si bien Yimou sigue demostrando su valor como narrador con la cámara y las interpretaciones de Gong Li y Chen Daoming resultan convincentes, porque ante todo se antepone el triste argumento, sin dejar ninguna salida, ni otra entrada, a la desdicha que supone la pérdida de memoria de Wanyiu (fiel e incansable en el amor a su marido durante toda la ausencia de este) y el amor que le profesa su esposo, primero queriéndola recuperar como pareja y luego, resignado, amándola tan solo asistiéndola, cada vez más a su lado, al mismo tiempo que la demencia de ella avanza.

Curro sale de la cárcel tras permanecer en ella ocho años; conducía el coche que esperaba a tres atracadores de una joyería para huir. José, a quien Curro no conoce, que ha seguido el entorno familiar del ex presidiario de manera sigilosa, pero constante, se hará presente desde ese momento en su vida, llegándole a recordar un pasado que éste no hubiese querido revivir.

Primera obra como director de Raúl Arévalo que escoge un thriller de estética similar, salvando las distancias, a los de Carlos Saura ('¡Dispara!' y, sobre todo, 'El séptimo día') en el que más que un instante de ira se nos presenta una venganza durante mucho tiempo planeada, remitiendo a una sordidez propia española, o bien a lo que se entiende, o se quiere entender, por ella a la hora de hacer esta clase de películas. Parece que estamos en una España de los 90, o incluso anterior, imperecedera (el vestuario y ambientación, con vehículos de bastante antigüedad, así nos disponen a verla), de la que únicamente los teléfonos móviles de hogaño parecen colocarla en la actualidad; estética, sin duda, nada casual, que solo el director y coguionista sabrá en realidad a qué responde.

El argumento es lo más notable de esta producción, pues el guion chirría en varias ocasiones, mientras la dirección, mucho mejor en el aspecto artístico de lo que cabría esperar de un debutante, sufre más por la falta de presupuesto (de 1,2 millones de euros, bastante escaso) que por la bisoñez de su autor, abusando de primeros y medios planos.

Interpretaciones muy medidas, ajustadas, resaltables en general; destacando, por la gran creación que hace de su breve papel, la de Manuel Solo.