Me temo lo peor, si juntamos la palabra "crimen" y el supuesto autor "el padre Amaro" (Gael García Bernal), ambos en el título, con la hermosa Ana Claudia Talancón que aparece en el cartel. Blanco y en botella ¡Qué nervios! Claro que no os voy a rebelar si mis peores presagios o mi habilidad para adivinar historias y finales imaginando qué cosa me iba a disgustar más se confirma o no en esta película (SPOILER). Respecto a la muchacha, me atrevería a decir que es la actriz más guapa de los últimos años al sur del Río Grande, si dejamos al margen la isla de Cuba y a Ana de Armas. Sea como fuere su personaje de Amelia es lo mejor de "El Crimen del Padre Amaro". Reconozco que es demasiado inocente, bastante tonta y que tiene la cabeza llena de pájaros pero a ver quien no se derrite con esta muchacha tan buenecita y dulce, llena de virtud, pudor y religiosidad pero no exenta de fogosidad y lascivia. Es casi perfecta, sí le añadimos la figura de Ana Claudia. Cómo tienen que estar los niños de salidos con esta catequista. Y bueno, los curas, no sé como se pueden resistir. Qué pena que esta chica no haya dado el salto a Hollywood por la puerta grande pese a que ya ha rodado unos cuantos títulos en los Estados Unidos, aunque sólo la he visto en "Llamada Perdida". Aunque más allá de Talancón hay una película, basada fielmente en la novela homónima de Eça de Queiroz de 1875. Lo malo es que "El Crimen del Padre Amaro" divaga sin mucha fe y sin concretar entre varias tramas que deja sin rematar, salvo la principal.

Aunque lo peor es que la obra queda reducida a un mero ataque a la Iglesia Católica. En este sentido, una buena película no lo es porque se ensalce o se denigra cierta confesión o lo que sea, sino según la forma en que se haga. Y aquí lo que hace Carlos Carrera es una cosa bastante maniquea, poco realista, estereotipada e izquierdista. Obsérvese que los creyentes son corruptos, idiotas, violentos, fanáticos, abusadores, lujuriosos, falsos e hipócritas. En cambio los ateos son buenos, honrados, denuncia el narcotráfico, son razonables y castos, son golpeados, sufren injusticias, etc. Compárese a Amaro con Rubén (Andrés Montiel). Y si hay un sacerdote íntegro, es de la teoría de la liberación y se sitúa al margen de la Iglesia. No me negaréis que esta visión no es mentirosa, burda, poco creíble y tendenciosa pero supongo que si se trata de demonizar al catolicismo muchos con esto ya se frotan las manos. Claro que hay que ser cínico para que en México después de decenios de persecución religiosa de la mano de gobiernos sempiternos del PRI, que llegó a su punto álgido con la Guerra Cristera, vayan ahora de víctimas. Y bueno, cuando sale el tipejo ese con el retrato de Lenin, el carnicero líder comunista, diciendo que la agresión de los católicos es como durante el franquismo es de pena. ¿Acaso desconoce el director, seguro que sí, que fueron los republicanos, laicos y ateos, los que asesinaron a miles de religiosos en la Guerra Civil Española sin más motivos que ser creyentes? Qué cara más dura, cuanta ignorancia y sectarismo.

Me pregunto que cómo han podido reclutar a Sigourney Weaver, Jon Voight y Patricia Arquette para esta película tan mala. Pues supongo que con el mismo truco con el que me han engatusado para que la viera: la promesa de una historia interesante, dirigida para todos los públicos y con el sello Disney, que mezcla drama, misterio, aventura y magia. Una pena que prácticamente todo sea una fachada. En realidad, detrás de "La maldición de los hoyos" hay una película que roza el ridículo, simple, blanda y acaramelada y eso que están en una especie de campo de concentración. Es tan pamplinosa que dudo mucho que a los niños les guste. Lo peor de todo es que no se sabe de qué va. El tiempo transcurre y entre aburrimiento e incredulidad uno se exaspera al ver que nada sucede en este campo. Media hora, una hora, hora media... Vaya rollo ¿Pero cuando sale el tesoro?

Por cierto que de Shia LaBeouf nada he dicho antes porque estoy esperando ver de este chico una película pasable. Es más, después de que me rayara con su verborrea incesante en "Transformers" y que me fastidiara como hijo de Indiana Jones, reconozco que le tengo un poco de manía. En esta ocasión mi percepción no mejora al dar vida a un héroe tan pardillo como este Stanley. Claro que el resto de compañeros se mueven entre lo lamentable y lo cursi. El personaje de Zero (Khleo Thomas) te cae gordo aunque sólo sea por que siendo el más pequeño es el que cava más y más deprisa. La aventura que emprenden Stanley y Zero no se la cree nadie, además de desvelar lo tontos que son (SPOILER). Aunque para pasteleros, esos saltos temporales en los que te narran las andanzas de Kissin' Kate Barlow (Patricia Arquette) u otros similares de algún pariente lejano. Infumables.

Pues no precisamente esta "Miss Agente Especial", película floja pese a contar con un argumento prometedor y la presencia de la siempre divertida, menos en "Crash", Sandra Bullock, sin contar con secundarios de lujo como Michael Caine y Candice Bergen, estupenda con 54 años. Para mi gusto, Donald Petrie se enreda demasiado en una cuestión existencial, por llamarlo de algún modo, que tiene como protagonista a esta desastrada agente del FBI. Después de todo se trata de una nueva versión del patito feo en exceso previsible y blanda como para entusiasmar al espectador. Además, la intriga es reventada a mitad del metraje, tiene muy poca gracia y lo que es peor, no se aprovecha para nada la situación como infiltrada de la protagonista. Comedia de enredos, sin enredos y sin comedia. Mal vamos.

Claro que me da un poco de pena criticar a "Miss Agente Especial" porque a mí me cae bastante bien la Bullock. Suyos son los mejores momentos, pues esta chica es graciosa de verdad. Volviendo al evento, la ganadora debería ser precisamente Nueva Jersey. O sea, ella. No sólo porque no está nada mal (atención a cuando va con ese traje regional alemán o austriaco) sino por personalidad y desparpajo. Aunque, ya que estamos, aprovecho la oportunidad para reivindicar el concurso de Miss España. Un bonito y diferente espectáculo familiar. En mi casa, hacíamos porras y elegíamos como si fuésemos del jurado. Pero claro, la progresía unida al feminismo lo ha fusilado y condenado al ostracismo arrojándolo de las pantallas de televisión, al tacharlo de machista, carca y retrógrado. Otra cosa más que "agradecerles".

La había visto hace unos años pero no recordaba prácticamente nada, lo cual es la prueba más palpable de que estamos delante de un tostón. Efectivamente, aburre "El guerrero nº 13" tanto por su confusa acción como por un argumento inverosímil, un ritmo pesado y un guión malo. Lástima, porque estas aventuras medievales se dejan ver. Por desgacia, John McTiernan se empeña en aproximarse a esa épica postiza de "Gladiator" y "El Señor de los Anillos", tan pomposa como vacía. Aún así, la idea no era mala por más que sea un calco de "Beowulf". Aunque lo peor es quizás que planteamientos más o menos similares a éste lo hemos visto plasmados de un modo mucho más atractivo en "Conan", "El Señor de las Bestias", "Ginger Snaps 3" o "Outlander". Encima ésta última muestra con bastante más acierto todo el ambiente vikingo que en cambio aquí sale de pasada.

Sorprende a veces la falta de imaginación que tiene nuestros creadores. Por ejemplo, se sacan de la manga estos wendols, que son unos mantas y que no sabemos que narices quieren, y dejan pasar los berserkers, antiguos guerreros nórdicos que llevaban pieles de oso o lobo y que entraban en combate en una especie de trance, poseídos por los espíritus. Por su parte, tal y como queda "El guerrero nº 13" no es ni terror, ni intriga, sino una aventura muy pasada por agua por la tendencia a dramatizar cuando no procede. Además, momentos ridículos o malos hay unos cuantos, tanto que es impropio de una película en condiciones (SPOILER). Ahora bien, me pregunto por qué la gente se pone a criticar cosas que no saben. Pues es cierto que la mujer nórdica tenía una importancia enorme en su sociedad o que los vikingos eran más altos y fornidos que el resto de occidentales.

Seguimos con el imitador de James Bond, este Jason Bourne, que continúa con sus problemas de memoria aunque poco a poco vaya teniendo unos flashbacks muy convenientes y selectivos sobre aquello que le interesa. Aunque Paul Greengrass contaba con la ventaja de haber hecho las presentaciones en "El Caso Bourne" y por lo tanto, poderse centrar más en lo que es la acción o la aventura, la verdad es que no consigue crear un thriller mínimamente solvente. Reconozco que esta entrega es más seria que la original, pero tanta intriga, tanto suspense para ver si atrapan o no a Jason que directamente te duermes. Ese seguimiento al que se le somete, los intentos de dar esquinazo, engaños y huidas con esa música tan pesada te se hace eterno, todo un rollazo.

"El mito de Bourne" cuenta al igual que el propio personaje creado por Robert Ludlum con ingredientes para poder realizar una saga apreciable. Sin embargo, por un lado, la situación del protagonista, que podría ser realmente angustiosa, no te produce la más mínima ansiedad, puede que porque vaya demasiado sobrado o por la torpeza al plantear las situaciones, que son más bien anodinas; y por el otro, la historia sobre la que sustenta esta película es bastante mediocre. La trama rusa es irrelevante, el topo fácil de identificar y la pobreza del guión acaban reduciendo la cinta a las idas y venidas de nuestro héroe, al juego del gato y del ratón pero jugado sin muchas ganas.

Puede que lo mejor de "El mito de Bourne" sean algunas secuencias de acción como la pelea en Munich y en la carretera de Moscú con el malo, que consiguen sacarte del aburrimiento en el que te encuentras. Aunque sobre la acción en sí, no puedo dejar de denunciar la manía de los últimos años que consiste en agitar la cámara como un loco, supongo que para hacer las peleas más emocionantes. Sin embargo, se lo que consigue, es que sean confusas, falsas y que no se vea lo que sucede, ni se pueda apreciar la pericia en el combate. En este sentido, ¿os imagináis, directores, a Bruce Lee peleando de este modo? ¿No, verdad? Pues tomad nota y dejad la cámara quieta cuando haya acción. El público lo agradecerá.