Daniel Sánchez Arévalo (1970) ha escrito y dirigido la película “Diecisiete”, una pequeña joya que acabo de ver . Él ha dicho que es una road trip animalista. Tiene razón porque los protagonistas son dos hermanos - Héctor e Ismael que viajan en una caravana con su abuela moribunda, y dos perros, uno de ellos con tres patas que va con ellos y el otro “Oveja”, al que van buscando. Ya conocía “Azul oscuro casi negro”, otra película suya que me llamó la atención. Daniel es hijo de José Ramón, aquél cartelista que llenó las paredes con idílica propaganda electoral en las primeras elecciones generales de la democracia. El hijo confiesa que el padre no se perdió ni un día del rodaje de “Diecisiete”. Y que Héctor, se quedó con Oveja al final del rodaje.
Viéndola me han venido a la mente otras películas de road movie, un género que me gusta mucho: “Historias mínimas”, “La escapada”, Thelma y Louise”, “Pequeño Miss Sunshine”, “Luna de papel”…. Pero lo que me ha emocionado de verdad es el recuerdo-homenaje ¿verdad Daniel? que hace Sánchez Arévalo a la película de Truffaut “Los 400 golpes”. Se trata de la escena en la que Héctor se escapa del reformatorio. Biel Montoro, lo mismo que Antoine Doinel - Jean- Pierre Leaud- salta la valla metálica durante un partido de fútbol y huye para buscar a Oveja. Aquél huía hasta que se encontró con el mar.
Recomiendo a los aficionados al cine esta película. Seguro que quedará grabada en los corazones y que su recuerdo no morirá jamás. Muy bien, Daniel.

Película de nueve minutos inolvidables. Dos jóvenes van buscando el mar en un elegante descapotable por una carretera secundaria sueca. Piensan montar en un bote y navegar en una tranquila playa. En esos momentos unos padres se dan cuenta que el azucarero dispuesto para el desayuno no tiene azúcar. Viven en una aldea muy pequeña. Mandan a su hija de unos seis años a comprarla a una tienda cercana. La niña cruza la carretera en el momento...... No se la pierdan, serán los nueve minutos que mejor haya aprovechado en su vida.

Intento fallido de un film que comienza con brillantez y se va hundiendo poco a poco en el aburrimiento y la pesadez. La escena inicial entre Marta Etura y Malena Alterio es lo mejor, esa manera de fumar de la primera,mientras le cuenta las andanzas de su novio a la segunda,te atrapa totalmente. Luego sigue interesando la presentación de los personajes, su contacto con el psicólogo y las escenas en el comedor del hotel. A partir de ahí poco queda. Un Juan Diego que va también de más a menos igual que el resto de los actores. Una aburrida y larga escena en la discoteca, lúgubre y oscura, igual que la bronca nocturna entre suegro y yerno, acaban por destrozar la narración. Buena música y fotografía de exteriores. Resumiendo: lo mejor ver fumar a Marta Etura luciendo unos dientes de perlas en los primeros planos del prólogo de la película