Inédito trabajo, ni una crítica, ni un voto, claramente de serie B que pese a su limitada puesta en escena, incluido algunos actores que precisamente no deslumbran, como puede ser el protagonista, o el propio doblaje, no es tan mala como pudiera parecer a primera vista. La historia no es nada nueva y su desarrollo resulta predecible pero tampoco hay errores de bulto. Es más, se puede ver con cierta expectación, con algún que otro duelo a pistolas o a puñetazos, que si no son espectaculares, entretienen.

Aunque a decir verdad, la razón para ver "Un hombre duro" es la guapísima Valerie French, que interpreta el mismo personaje que en "Jubal" (1956), donde me cautivó por completo. De todos modos el enamoramiento exprés y lo feo de su papel, juegan en contra de la película, lo mismo que el intento de buscar un conflicto con las autoridades, cosa que suele estar bien, pero que aquí parece tonto. En fin, la película es menor pero sale la French. Eso sí, me quedo con ganas de ver el espectáculo más picante del viejo Oeste.

Lo prometido es deuda y después de ver "La Cámara Secreta" (2002), creo que la mejor de toda la saga, aproveché para leerme al completo las aventuras de Harry Potter hasta el final, cosa que te da una perspectiva diferente sobre las películas en general y "El cáliz de fuego" en particular. Quizás no sea el momento de decirlo pero tengo que quitarme esa espina, más bien esa espada, que tengo clavada: las novelas empiezan bien pero a partir de "La Orden del Fénix" (2007), comienza una caída en picado hasta llegar a un desenlace que no me ha gustado nada. Es normal que no desvele nada así que sólo añadiré: Harry Potter, lo que te ha caído encima; Hermione, qué han hecho contigo; Ron, cada vez más tonto; Cho Chang, ¿por qué? ¿Qué tienes en su contra J. K. Rowling?

A todo esto, vayamos a "Harry Potter y el Cáliz de Fuego", película que tenía la papeleta de adoptar una novela, no la más larga de toda la serie, pero sí bastante extensa. Entiendo que era difícil y pese a que Steve Kloves realiza un buen trabajo, para mí se quedan demasiadas cosas en el tintero, desde la sombra de la original Fleur Delacour, personaje de lo más atractivo, que aquí ni habla, bueno una frase tiene, interpretada por una Clémence Poésy que ni fu ni fa, hasta el tramo final en el laberinto mucho más ligero en la película. Por si fuera poco, tiene uno la sensación de que Mike Newell va demasiado deprisa y que narra con cierta brusquedad. Con todo, resulta entretenida, tiene una parte romántica y otra cómica buenas, y la historia posee encanto e intriga. Aceptable.

¿Y qué pasa? Pues que una vez se olvidan del lío, "La moza de cántaro" tiene poca gracia. Película folclórica a mayor gloria de una de las estrellas de la canción española, que también destaca como actriz, muy mona y con una vena cómica bastante pronunciada. A mí me ha recordado primero a Chiquito de la Calzada y luego a Fernando Tejero. Atención, por supuesto, a su momento fetichista disfrazada de espadachín, especialmente con esas botas altas, totalmente impropias para un varón por el tacón, y anacrónicas para la mujer, pues salvo rarezas, no se han visto parecidas hasta finales de los 60 (tan altas, a finales del XIX), pese a que casi siempre aparecen en ese reconstruccionismo histórico levemente alterado que tanto gusta, a mí también, cuando no es exagerado.

Pero volviendo a la película, se trata ni más ni menos que de una obra de teatro de Lope de Vega, cosa que explica los remilgados y a veces excesivos diálogos, no obstante, ingeniosos. Sin duda la primera parte es la mejor, con este equívoco tan imposible de creer, anda que no se nota que es una mujer, que pensé que su acompañante se había dado cuenta y le dejaba hacer para ver hasta donde llegaba la cosa y estar con ella porque le había gustado. Desgraciadamente María de Guzmán (Paquita Rico) cambia de disfraz para convertirse en la moza de cántaro. Aquí acaban los enredos y comienzan los requiebros amorosos con varios pretendientes, aderezados con números musicales habituales en este género. Todo previsible, fácil y algo acartonado. Te acaba sabiendo a poco.

Para todos aquellos políticamente correctos y progres de distinta coloración, del azulado al rojo más intenso, "Blach Hawk derribado" les parece casi un insulto. Todo lo que no sea reflejar que los militares y políticos de Estados Unidos, país al que odian con todas sus fuerzas, que tiempos aquellos en los que era puesto como ejemplo de todos los revolucionarios del mundo, son psicópatas desalmados, corruptos y malvados, y los nativos, unos tipos angelicales, es propaganda, tergiversación, manipulación y que no sé qué cosas más. Pobres, se creen ciegamente sus propias mentiras. Desgraciadamente para ellos en este caso se trata de un hecho real, enmarcada en una misión humanitaria de la ONU en la Somalia de 1993, un país que desde 1986 y especialmente desde 1991 hasta la actualidad vive en una guerra civil que ha causado varios millones de muertos a los que a la izquierda les importa un comino con tal de alejar a los "imperialistas" del tercer mundo.

Recuerdo que cuando la vi hace años me pareció caótica. Así que procurad prestad atención a la explicación de la misión, si es necesario, apuntad nombres, pelotones y graduaciones de los principales. Una vez entrado en faena, Ridley Scott nos ofrece dos horas casi continúas de trepidante acción que, por extraño que parezca mantener el ritmo, no resulta cansina sino todo lo contrario. La película cuenta con un gran reparto y en el aspecto técnico destaca sobre todo por el soberbio montaje, que le valió un Oscar, pero también por el sonido, otra estatuilla, la fotografía, la dirección, ambos nominados, y los efectos especiales con los que se retrata con gran realismo la crudeza de la guerra. La clave es el asalto al centro de la ciudad en la que, por cierto, no participa ni una mujer, ya que no podían servir en combate. Esto que antes a nadie se le pasaba por la cabeza se llegó a prohibir con una norma en 1994, ley que se ha anulado en el 2013 para regocijo de igualitarios y tristeza de un servidor.

Sesión doble con Martin Scorsese, director por el que de todos modos tengo escaso apego, primero con "Shutter Island" y luego con "El cabo del miedo" (1991). La que nos toca ahora es un thriller de intriga bastante comercial, basado en la novela de Dennis Lehane, y que al principio atrapa por el halo de misterio del que se rodea. Buena ambientación, ni más ni menos que un centro psiquiátrico-penitenciario en una isla cercana a Boston, y un nutrido grupo de actores de renombre dan vida a un trabajo que navega entre lo policial y lo alucinatorio.

"Shutter Island" amaga con varias posibilidades de lo más interesantes (SPOILER) pero se resuelve todo de una forma bastante plana. No voy a desvelar nada pero lo que es al final, es justo lo más evidente y lo que el espectador está pensando. Lo que ves es lo que es, sin trampa ni cartón. Aunque en conjunto te mantiene en vilo, decepciona un poco por la ausencia de giros sorprendentes y de paso, por la falta de tensión. Tampoco es muy original y para una idea parecida, pero mucho mejor y más inquietante, "Encerrada" (2010) de John Carpenter.