El género clasicista está en boga, como lo atestigua esta película, que sigue la estela de las Troya, Alejandro Magno o el remake Furia de Titanes. Sin embargo el cine hollywoodiense no sabe sacar el jugo a los héroes griegos, se llamen Teseo, Perseo, Alejandro o Aquiles. Si bien Wolfgang Petersen pudo sacar pecho con la agradable Troya, ni la descafeinada Alejandro Magno, ni la pésima Furia de Titanes ni mucho menos Los Inmortales han sacado jugo del profundo ideal griego, cuna de la filosofía y la política occidental.

Los Inmortales tiende más a parecerse a 300 (Robert Rodriguez). Resulta muy realista gracias a la excelente escenografía y el magnífico vestuario. Pero sinceramente lo único que se nos vende es a unos dioses griegos que actúan como superhéroes ante nuestros ojos, repartiendo mamporros en 3D a diestro y siniestro. A un Hiperión (Mickey Rourke) con solo pose y crueldad. Y a un Teseo de músculos con un cuestionable protagonismo.

El único virtuosismo de la película lo observo en las secuencias de acción, recargadas de gore con la sangre a borbotones y toda la parafernalia como no podía ser de otra manera en una película donde la palabra mito se confunde con violencia desmesurada.

Esta película es más que una película . Es un documento histórico de la Alemania de Entreguerras y un paradigma de lo que sería el género de terror de los años venideros hasta nuestros dias. Su estética es iniciadora y se nutre de las caprichosas emociones de los pintores expresionistas como Vincent Van Gogh.

En ella se nos presenta el mito del vampirismo en la forma del sonámbulo Cesare, un ser que duerme en lo que parece ser un ataúd y cada noche despierta de su letargo para acudir a la llamada de su amo, el Dr. Caligari. Curiosamente de la misma forma que Hitler enervaba a las masas deprimidas alemanas en las postrimerías de la II Guerra Mundial.

Cuenta con un deje de crueldad emocional, quizá alimentada por la manipulación del individuo. Síntoma sin duda alguna de la brutal conciencia de la que hace gala el bárbaro Caligari, un ser despojado de toda compasión, que vive fuera de los ideales de libertad, ética y moralidad que los nuevos tiempos brindarían al ser humano.

Excepcional película, repleta de buenos valores, de humanidad y de humildad............valores que digamos no sobran en la sociedad del s. XXI.
El largo periplo del personaje principal - Ozores -, un simplón pero con buen fondo, le lleva a conocer. en su condición de pobretón, su situación vital en ojos de las personas cercanas. A observar a los que de verdad le aprecian y los que no, durante su camino, la odisea que conformará su sino, viajar a Venezuela.

Película, como digo, altamente recomendable. En línea con las grandes películas que nos dejaron Juan Antonio Bardem o Berlanga. Excepcional Sazatornil.

- "EN LA SENCILLEZ SE ENCUENTRA LA VIRTUD".

No hay nada que remarcar en una película que auna un lugar aislado, perros rabiosos e insensatos jovenzuelos (de 30 y pocos). Un reparto de nombre tan conocido como su director, salvo por Michelle Rodriguez, cuya interpretacion se vuelve invisible para el espectador, no así su tipito.

No creo que su director se formara muchas ilusiones ante una película que no aporta nada, ni sentido ni argumento. No aprecié la mínima sensación de suspense ni, por descontado, terror.

Por lo demás, me queda claro que la baja industria de terror hollywoodiense no tiene otro arquetipo salvo el de la típica fiesta con cerveza, bikinis y toneladas de serrín.

Sería magnífico vivir en una ciudad como Elizabethtown. Una ciudad donde todos te conocen y te aprecian. Donde la gente te saluda y te sonríe al pasar y tú sientes que no se trata de una sonrisa hipócrita y a medias, sino una sonrisa fresca, sincera. Los niños jugarían sin peligro en la calle y todo el mundo sería amable y paciente con los demás. Si fuera así casi esperarías que la ciudad se llamase Bedford Falls y vieses pasar a George Bailey agitando la mano.

Incluso los malos tragos son menos malos en Elizabethtown, gracias a que toda tu familia te arropa y tus amigos te consuelan. Y no te preocupes porque al final del día, cuando cierto abatimiento y tristeza se apoderen de ti te llamará una chica rubia preciosa que conociste hace pocos dias en circunstancias especiales. Esa chica adivina tu pesar y te reconforta con su dulce voz cuando te dice que la vida es maravillosa y que no importa fracasar, sólo mirar hacia delante; incluso te alegras cuando te invita a quedar con ella al dia siguiente. Intuyes que mañana tienes la oprtunidad de conocer a alguien especial y maravilloso, que a veces solo hay que dejarse llevar.

Lo dicho, me gustaría ser Orlando Bloom y estar en Elizabethtown.