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Críticas de Daniel Reigosa
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
7
4 de enero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil hacer una película sobre hechos recientes que han marcado la historia mundial -más concretamente la americana-, sin que suene a enardecimiento patriótico y más si lleva adheridas las palabras 11 de Septiembre. Es difícil escapar de la moralina, el triunfo del bien y del mal, de la conspiración en una película que trata de capturar (y matar) al malo de todos los malos. Es difícil incluso cuando pretendes mostrar los dos lados de la historia (torturas excesivas, encubrimientos o la cultura del “disparar y luego preguntar”) para seguir sonando creíble.

Y es difícil porque desde el minuto uno, la directora se posiciona. Cinco minutos de pantalla en negro con las últimas conversaciones de las personas que iban en los aviones que se estrellaron contra las torres gemelas en aquella mañana fatídica del septiembre. Una vez pasados esos cinco primeros minutos, por mucho que intentes retratar la brutalidad americana (llegando a realizar una crítica bastante agresiva) el espectador ya identifica héroes y villanos.

Este, a mi modo de ver, es el gran error de esta película que juega a dos bandas entre la historia real y la inventada. No obstante, y sin contradecir lo dicho en los primeros párrafos, es de destacar que la película no tiene más trampas, no intenta manipular, no cae en los clichés tan manidos del cine bélico/político e intenta no posicionarse demasiado, algo que es de agradecer. Existe una crítica sutil hacia los métodos usados en este tipo de conflictos, donde existe un infinito abuso del cinismo y la hipocresía.

Técnicamente la película es notable y bastante compleja. Bigelow, que ya mostró sus dotes para filmar la tensión en modo documental en su anterior película “En Tierra Hostil”, vuelve a echar mano de esa técnica para filmar los mejores momentos de la película, convirtiendo al espectador en un soldado más, agudizando al máximo sus sentidos, acelerando su pulso y haciendo que tenga la vista fija en todo lo que pasa para no perder detalle, aunque el final sea de sobra conocido.

Bigelow mezcla intencionadamente en la película escenas que podrían pasar por un documental con escenas de la ficción más exquisita. La parte documental cuenta con escenas tan reales que parecen sacadas de los propios archivos de la CIA, con sonido ambiente, iluminación natural y grabadas con cámara en mano, mientras que en la parte ficticia cambia la iluminación, usa la cámara fija e incluso acompaña las imágenes con una banda sonora digna del mejor cine bélico. Al final el espectador sale del cine sin saber a ciencia cierta si lo que ha visto es cierto, o no, o sólo en parte, y esa sensación es bastante positiva.

Por último y en contra de lo que he leído, a mí el ritmo me parece muy acertado, me esperaba una película más tediosa en los desarrollos intermedios de la trama y me he encontrado con una cinta que funciona muy bien y te mantiene atento en todo momento, y eso, como ya he comentado, en una historia de la que conoces el final, tiene mucho mérito.

Resumiendo, una película que merece la pena ir a ver y que, salvando la trampa inicial y algunas pequeñas cosas más, intenta ser sincera y no engañar a nadie. Eso sí, el cine se nos está llenado de historias que relatan lo buenos que son allí en la CIA, como pasó con Argo y ambas películas son claras candidatas al Óscar… ¿y si contraatacamos con nuestros superagentes Mortadelo y Filemón, o una entrega de Anacleto agente secreto?
Daniel Reigosa
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10
27 de noviembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
GRITOS Y SUSURROS,1972 - Ingmar Bergman
(La película que le quitó el Óscar a la mejor fotografía al Padrino).

Retrato del dolor, de la angustia de vivir, de la enfermedad y de cómo afecta a tus seres queridos (y a los no tan queridos), de la agonía, de experiencias pasadas, de turbulencias, de la infelicidad, de la muerte, de los sentimientos, de la soledad, de la existencia, de la sexualidad, de las relaciones de pareja, del amor impuesto, del amor libre, de los deseos, de los impulsos sexuales y sentimentales, de la religión, de la salvación del alma, de la limpieza de espíritu, de todo esto y de mucho más.

Se trata de un film visualmente desgarrador, marcado por las punzadas de dolor representadas por latigazos de fundidos a rojo. Un rojo intenso que impregna el film y que se mantiene en tu retina días después de haber visto la película. Los gritos son el rojo y los susurros el pasado. Los gritos son de dolor y los susurros de arrepentimiento. Los gritos son la agonía y los susurros son la compasión.

MAGNÍFICA
Daniel Reigosa
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3
3 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando tu película lleva el mismo título que uno de los mayores best-sellers de los últimos tiempos, la atención del público y crítica está garantizada, eso sí, debes saber también que las comparaciones serán ineludibles. En este caso el parecido entre novela y libro se queda simplemente en el título, ya que mientras la novela de Max Brooks (hijo del director Mel Brooks) realiza un profundo análisis de los vicios de la sociedad exponiéndola (de manera documental y documentada) ante un ataque zombi mundial, la película esquiva cualquier análisis y se limita a cumplir como película de acción. Quien haya leído el libro (bastante recomendable, por cierto), sabrá que su adaptación al cine se presenta, cuanto menos, complicada. Haría falta un director más arriesgado que se atreva a filmar una especie de falso documental (creo que es la única manera de hacer este proyecto viable) y que trabaje desde una productora (aquí está la Paramount, paradigma de poco riesgo) más independiente que pueda apostar por este tipo de proyectos.

Uno de los aspectos fundamentales de la película es la movilidad y reacción de los zombies. Estamos acostumbrados a muertos vivientes de movimientos perezosos, arrastrándose en busca de comida, extremadamente patosos pero esencialmente lentos. Este tipo de zombis funciona a la perfección para hacer autocrítica de una sociedad dormida, en la que el exceso de tecnología nubla cualquier intento de movilización, una sociedad únicamente pendiente de satisfacer (de cualquier manera) sus necesidades más básicas, y en la que la superficialidad suple las carencias culturales. Es la era del todo vale y en la que existe relación directamente proporcional entre felicidad e ignorancia. En este tipo de películas subyace una profunda reflexión sobre nuestros valores y sistemas socio-económicos, poniendo en duda y haciendo tambalear su planteamiento desde los cimientos más profundos.


Por el contrario, los zombis de Guerra Mundial Z son rápidos, con un instinto depredador más agresivo, así como también se les intuye una cierta capacidad de trabajo en grupo. Simplemente con este cambio, que por otro lado ya empezaron a mostrar series como Dead Set: Muerte en directo (Dead Set, Charlie Brooker, 2008) o sagas cinematográficas como Resident Evil, el concepto cambia radicalmente. De análisis de la sociedad a película de terror con monstruos; de olor a clasicismo de las películas de George A. Romero a la modernidad apocalíptica con la invasión de una nueva especie; de los sonidos agónicos alargados a los gritos agresivos, etc. No obstante, en la serie Dead Set, seguía existiendo una fuerte crítica social, pero en este caso caía del lado de los vivos, ya que la serie estaba ambientada en un plató de Gran Hermano mientras el resto de la humanidad caía bajo la amenaza de los muertos vivientes (panorama desolador si los únicos supervivientes son los concursantes de un reality show y sus presentadores).


Otro aspecto fundamental que culmina en Guerra Mundial Z -y que ya viene pronunciándose desde hace varios años-, es la consolidación del género zombi como un género de moda, apto para superproducciones e incluso de carácter familiar, ascendiendo de categoría desde la "Serie B" en la que parecía permanecer de por vida hasta el "blockbuster" alcanzado con la película de Marc Forster. Series como The Walking Dead o películas como la anteriormente mencionada Resident Evil (y sus secuelas posteriores), 28 días después (28 Days Later..., Danny Boyle, 2002) o Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, Zach Snyder, 2004) han focalizado en los zombis el término apocalíptico, reemplazando a los desastres naturales tan machacados y sobreexplotados de finales de los 90.

Volviendo a la película, ésta aguanta bien, con un guión que funciona gracias a un par de decisiones acertadas (aunque cumpliendo con exactitud milimétrica los patrones más convencionales del cine comercial actual) y con escenas muy impresionantes: como la primera aparición de los muertos vivientes en un atasco en Philadelphia o la fantástica secuencia ambientada en Israel con el asalto de una masa de zombis al muro gigante construido por las autoridades para aislar el país.

Aquí el héroe (el único) es Brad Pitt pero, aunque no desentona en el papel, falta sensación de que lo que está ocurriendo es a escala mundial y de proporciones desorbitadas (algún apunte en forma de noticias en la TV o imagen aislada). Los zombis, como comentábamos anteriormente, son bestias salvajes agrupadas en hordas imposibles de detener lo que, unido a la dinámica y frenética cámara del director provoca pocos momentos de relax (casi todo es acción) a lo largo del film con lo que queda poco espacio para la planificación y estrategia, algo de lo que más abunda en el libro (exceptuando una gran escena al final en la sede de la OMS que no desvelaremos, pero en la que la pausa, el raciocinio, el miedo y el suspense se mezclan con inteligencia para mantener al espectador pegado a la butaca).

Se trata de un producto comercial de alto nivel pero que, siendo estrictos, contiene demasiados vicios hollywoodienses que no se deberían pasar por alto, como iniciar una conversación en un edificio y continuarla en la siguiente escena en un coche para dar continuidad, focalizar demasiado la cámara en la cara de Brad Pitt para deleite de sus seguidoras (o seguidores) o la anticipación constante del "todo saldrá bien" -generalmente impuesto por los estudios- para que el público salga con buen sabor de boca tras la actuación del héroe de turno. Este compendio de errores y vicios formales hacen que un servidor no acabe de disfrutar del todo con la película...a fin de cuentas yo prefiero a los zombis de Romero.
Daniel Reigosa
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6
19 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seis meses hace que conocí la noticia de que Spielberg, tras más de once años dándole vueltas al guión, iba a estrenar la película Lincoln y que Daniel Day-Lewis iba a encarnar al carismático presidente americano. Dos monstruos de la industria al frente de un proyecto gigante. Llevo hablando de Lincoln incluso antes de su estreno, con las expectativas por las nubes...Seis meses es mucho tiempo esperando una película...en ese tiempo he podido ver como el cine europeo superaba (un año más) la calidad del cine americano, en la que sólo The Master ha estado realmente a la altura. Lincoln se presentaba (junto con Django Unchained, la última de Tarantino) como las dos últimas balas para salvar el tipo del manido y cada vez, menos interesante, cine americano.


Bueno, pues ayer era el día, tras el intento frustrado de acudir a la premier, de ver tan ansiado film. Y las expectativas se quedaron donde nunca debieron llegar.

Antes de nada, es justo decir que Lincoln es una gran película rodada con un estilo solemne, imponente y elegante, algo que se le exige a un profesional como Spielberg. El guión es sólido, centrado en la figura del presidente y su empeño de firmar, cueste lo que cueste, la 13ª enmienda -que promueve la abolición de la exclavitud- antes de finalizar la guerra de secesión.


La fotografía y la ambientación son de lo mejor que ha dado el cine en los últimos años. Magistral el trabajo del director de fotografía Janus Kaminski -que ha trabajado con Spielberg desde La Lista de Schindler-, que consigue reproducir de manera exacta la luz de los cuadros y primeras fotografías del presidente.


Y por supuesto Daniel Day-Lewis -que dignifica una vez más la profesión de actor-, realiza una interpretación de órdago, llena de matices, con un profundo estudio del personaje. De hecho, él sólo rellena la pantalla y hace que las escenas en las que no aparece queden totalmente vacías. Además, el parecido con el presidente americano es impresionante, casi sospechoso, como si aún pariente muy lejano de Daniel perteneciese a la familia Lincoln. Destacar también el gran papel del siempre correcto Tommy Lee Jones.

Es decir, técnicamente es portentosa, como no cabía esperar menos. Ahora bien, la película cae en los típicos vicios molestos del cine americano en general y Spielberg en particular. El director no arriesga, da al espectador lo que quiere sin cuestionar nada. Sobran personajes ingeniosos (¿por qué todos los americanos siempre tienen comentarios ingeniosos para todas las situaciones?) y demasiado actuales. Los "malos", es decir, los demócratas, son demasiado malos, como si villanos de una película de superhéroes se tratara donde, claro está, a Lincoln sólo le falta llevar capa.


Se agradece, no obstante, que la película no se recree en los horrores de la guerra de secesión -con escenas que desvíen la atención para llenar los ojos del espectador-, y que se centre en la figura de Abraham Lincoln. La guerra aparece de fondo, en escenas contadas y muy bien seleccionadas, como cuando Lincoln presencia a lomos de su caballo la pila de cadáveres que ha dejado la última batalla.

Es la clásica película que arrasará en los Oscars, donde la figura de su gran icono queda sin una mancha, sin ser cuestionado por su dudosa ética política más allá de lo moralmente justificable. Es una lástima ya que los pilares para hacer una obra maestra eran inmejorables, pero está claro que el Spielberg ingenioso de El Demonio Sobre Ruedas o Tiburón ha desaparecido, dando paso a un excelente profesional de películas grandilocuentes. Una pena.

http://momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 7,2
Daniel Reigosa
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8
11 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer por fin vi Holy Motors, sí esa película que llevo meses queriendo ver pero que por unas cosas o por otras no he podido (o no ha surgido). Ya desde el Festival de Cannes donde dio mucho de qué hablar, hasta Sitges donde consiguió con el premio a la mejor película y director, pasando por todos los reconocimientos y premios de las diversas asociaciones de críticos americanos. Con este currículo temía poner el tercer notable alto seguido (tras las fantásticas The Master y Amour) y perder un poco la objetividad.

La gente que me conoce sabe que soy una persona abierta en cuanto a nuevos lenguajes y formas artísticas se refiere, y no seré yo el que corte las alas al señor Carax, pero esta película me ha parecido bastante pretenciosa. Estoy de acuerdo que se hacen necesarias corrientes que renueven la forma de narrar; que los guiones que cuenten una historia con una cierta continuidad, con un principio y un final, no deben de ser los únicos recursos de un director; e incluso que cierto lenguaje utilizado en el video-arte se fusione con el cine puede (y debe) dar buenos frutos; pero me parece que esta película no consigue ninguno de sus objetivos (si es que los tiene)

Que quede claro, aunque no lo parezca, que no me ha disgustado del todo esta película, pero sí creo que está lejos de ser una obra maestra como se nos quiere hacer ver. La idea original (al menos eso saqué en claro) me parece fascinante: nuestra vida no es más que un compendio de interpretaciones que nos llevan a meternos en la piel de un personaje distinto según la sociedad lo requiera. Esto todo aderezado con la idea de que la sociedad en general ha perdido el rumbo y no sabemos ni quienes somos ni a donde nos dirigimos (como rezaba la fantástica canción de Siniestro Total). Vale, hasta aquí perfecto, pero me da la sensación de que se queda grande el argumento, que se diluye entre tanto surrealismo, desconcierto y giros de 360 grados. Creo que, con el caos que tengo ahora mismo, para hacer un análisis coherente lo mejor será hacer una lista de pros y contras, es decir, lo mejor y lo peor.
Lo mejor:
- La idea que subyace en el film, una reflexión sobre nuestra sociedad y el papel que desempeñamos en ella.
- La fotografía colorista, que envuelve la película en un aura mágica. Los encuadres están cuidados al detalle, convirtiendo cada fotograma, prácticamente, en un cuadro expresionista.
- La interpretación del camaleónico Denis Lavant, que se disfraza de hasta 11 personajes totalmente opuestos.
- El personaje del Sr. Merdé (en la historia con Eva Mendes), que representa la perversión, enfermedad y maldad de la sociedad.
- Belleza bizarra en su máxima expresión

Lo peor:
- Excesivamente caótica. Buñuel y Lynch (si, ya sé que no debo ponerlos en la misma frase), cada uno en su estilo, ha conseguido trasmitir ideas similares con un planteamiento mucho más cercano y que funciona mejor.
- Intenta sorprender demasiado, ser un referente, un homenaje al cine pero se queda a medias tintas de todo. Derrocha creatividad, sí, pero mal orientada
- Creo que sobraba la escena de las limusinas parlantes…
- Al final de ver la película te queda la sensación de ¿genialidad o estupidez extrema?...

Pequeña decepción, pero con un cierto regustillo de que puede abrir puertas a lenguajes mejorados y nuevas propuestas. Igual en 30 años se considera un punto de inflexión en el cine, yo no lo creo.

http://momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 6 / 10
Daniel Reigosa
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