Y después está esa maravillosa historia de amor, en la que ella es acusada y sancionada, mientras él calla y mira cada día a la ventana de su celda, ¡y representa que el que sufre es él! Eso sí, luego ella sale en defensa de todas las mujeres y pronuncia un discurso que todo el mundo escucha. Real, real.

Es factible que un grupo de jóvenes crea a un charlatán sobre las posibilidades de aventura en la selva, e incluso que decidan no llevar nada que podría ser necesario, porque éste les convence de que podrán obtener lo que necesitan. Si es una historia real, hay que convencerse de que eso sucedió. Además, delitos de estafas contra los turistas se producen habitualmente. Y en la película es demasiado evidente que el personaje de Thomas Kretschmann, al que se hace raro no verle actuar de oficial nazi, es un cuentista. Pero los ilusionados jóvenes no lo ven.
Una vez en la selva, hay muchas cosas creíbles, y otras que no tanto. Tengo experiencia en internarme en la selva, de una forma muy parecida a la de estos jóvenes, inconsciente, y afortunadamente no tuve que pasar por todas esas desgracias. Pero aprendí algunas cosas, después de varios días de vivir mi propia aventura.
Lo primero que les dice el supuesto guía, es que en la selva hay comida en abundancia. Debe ser verdad para quien conozca qué puede comer y cómo obtenerlo, pero el principal riesgo de muerte en la selva es morir de HAMBRE. Curioso, ¿verdad?
También es un problema el agua, en varios sentidos. La selva está saturada de agua. Todo está mojado, el suelo es fango, las hojas están mojadas, la vegetación muerta está podrida. Estar contínuamente mojado puede producir problemas como los que tienen dos de los protagonistas en los pies. Es imposible tener nada seco tras unas pocas horas; la humedad ambiental, combinada con el sudor, complementan el roce contínuo con las plantas. Y es difícil encontrar agua para beber, y mucho menos pura y cristalina. Y chupando hojas es difícil hidratarse (aparte de que podemos tener una desagradable reacción). Es imposible hacer fuego cada vez que se para a descansar. No hay nada seco, nada. Yo estuve largas horas para conseguirlo, para poder secar un poco los calcetines. Los ahumé, pero siguieron húmedos.
El suelo no es firme en ninguna parte. Yo iba con los pies permanentemente sumergidos en el barro, normalmente hasta el tobillo, a veces hasta la rodilla, alguna vez hasta la cintura. Y sí, te hundes, y cuesta horrores salir, siempre que encuentres algo (una raíz...) para traccionar. Así que eso, que puede parecer fantástico, es casi lo más real. Aunque creo que en muchas películas se exagera el tema de las arenas movedizas, porque dudo que llegues a sumergirte del todo, ya que somos menos densos que el agua embarrada.
Pero sentarse a descansar en un espacio abierto, seco, con material para hacer un fuego, o dormir sobre el suelo, es absolutamente imposible. En la selva hay que dormir en una hamaca impermeable, lejos del suelo y protegido de la lluvia.
Finalmente, la selva no es un bosque con muchos árboles y mucho espacio para caminar por debajo. Es una cobertura vegetal total. Normalmente, hay que abrirse paso a machetazos para avanzar cien metros en media hora. Las plantas ocupan todo el espacio disponible. Así que no se ve el sol, ni el cielo, a no ser que acabe de caer algún gran árbol, y en ese caso será rápidamente sustituido por las plantas circundantes. La selva no es el parque botánico que aparece en las películas.
Alguien lo describió como un "infierno verde" y no puedo encontrar descripción más adecuada.

P.D. La intuición y lo que hemos visto en películas habitualmente, nos dice que la selva está llena de animales peligrosos, y en la película no faltan, aunque muchos no son los habituales que esperaríamos. Pero difícilmente los encontraremos. Las serpientes venenosas existen, claro, pero no están esperando a que nos acerquemos despistados para atacarnos. No son animales territoriales. Huirán. Hay mucha gente que vive en entornos selváticos y de vez en cuando hay picaduras de serpiente, claro. Pero es una cuestión de mala suerte, puntual. Un jaguar no atacará a un grupo de cuatro humanos adultos. Tiene más razones que nosotros para huir. Insectos o sanguijuelas sí son peligros probables aunque, si no cargan una infección...

- "¡Nuestro ejército jamás perdió una guerra!"
- "¡Porque jamás se implicó en ninguna!"

Debería constar en cualquier listado de frases míticas del cine. Sólo imaginar a un soldado contestar eso a un oficial que da su habitual arenga, me provoca una sonrisa.