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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.808
Críticas ordenadas por utilidad
5
17 de enero de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vive (o no). Blanco. No pasa nada. Todo irá bien. Lo siento.
Película atea que cuenta detalladamente cómo un Dios infinitamente cruel, muy infame, ese vacío, agujero, hueco, hoyo, grieta u hondonada (de hostias) del cielo, realiza un severo ejercicio de sadismo feroz con/tra el pobre Mads Mikkelsen (enorme actor, lo queremos mucho, cuántas películas suyas habré visto y gozado, que me han alegrado tanto la vida, qué guapura y frialdad, esa cara cincelada, esos ojos esculpidos, qué del norte chicarrón, qué clase y dominio de la situación) que, a pesar de no tener culpa ninguna y de demostrar ser siempre un santo varón, inteligente, generoso, ingenioso, industrioso, hermoso, valeroso y maravilloso, no para de recibir desgracias, dolores, golpes y ataques ignominiosos; que se ve que el gañán de arriba le quiere poner a prueba, no se sabe ni por qué ni para qué, esa es otra, que está con ganas locas de joderle la vida, que le tiene, maldita sea, mucha puta manía.
Ejercicio de superación abismal, de macguiverismo colosal, solo contra todo, a la sombra y en silencio; esa mili, nevada, como si estuviera en el ejército de montaña, en la misma Huesca, y que es muy añorada, que se echa tanto en falta en nuestra querida España, de hecho, otro gallo nos cantaría, mucho más vigoroso o, por lo menos, no tan afónico, reumático, apático y achacoso, en nuestra amada patria si a nuestros jóvenes tan sobradamente preparados los mandáramos de cabeza una buena temporada de nada a probar ese frío insidioso, en gran soledad y recogimiento y mucho de sí mismo descubrimiento, de su rico y desconocido mundo interior, lleno de asombros y tesoros escondidos por tanto ruido y jolgorio, a hacerse de una maldita vez ya hombres, a no hacer tanto el ridículo, por lo menos, los pobres. De esa clara manera se produciría una gran selección natural, tan necesaria la purga o filtrado, y una de dos, o superarían la tarea y volverían mejorados, encumbrados, capaces de todo, o, de lo contrario, si lamentablemente muriesen en el intento, se les harían unos grandes funerales generales y se demostraría que en verdad tampoco importaba tanto, que no estaban del todo preparados, no daban la talla, grano que cae en la tierra y no da fruto debe ser abandonado, que lo sentimos mucho pero otra vez será. En resumidas cuentas, nos volveríamos, por fin, como los espartanos, siempre enhiestos, enjutos y guerreros, con la cara alta y el pecho palomo, dispuestos a enfrentarnos ahora a los chinos, el imperio amarillo, y en un futuro no muy lejano seguramente contra los marcianos, la turba verde, que desde las alturas con catalejos poderosos nos están con mucho interés observando, vigilando, ni se sabe ya desde hace cuanto tiempo, aburridos, esperando la señal, algo que nunca llega de nosotros, el pistoletazo de salida a esa invasión eternamente postergada, deseada y anunciada, ese evento prometido para el que, ellos lo saben perfectamente aunque disimulen, todavía no estamos lo suficientemente maduros.
A lo que iba, que la película es muy bonita, que el chaval ya maduro es un jefazo, un genio superviviente, que vamos a ver qué pasa con tanto en el aire accidente y que pasamos un rato más o menos edificante y alegre, oye.
Osos, peces y mucha nieve, de qué te quejas, qué más quieres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3
10 de enero de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los heraldos de la muerte. Chelsea Hotel.
Trece años después sigue igual de mal, a pesar de su comienzo colosal, todo eso tan genial, hasta casi una hora, si somos generosos, que la pasamos fenomenal, el tiempo no la ha ayudado ni perdonado, ha envejecido muy mal, o, por lo menos, no ha rejuvenecido nada la cabrona, sigue siendo un infierno de tontuna abismal.
Mezcla estrepitosa y ampulosa y oleaginosa de, por ejemplo, "¿Conoces a Joe Black?", Dios los perdone, "Titanic", por quién doblan las campanas, "Forrest Gump", corre Forrest, corre, "El show de Truman", viva la fantasía opresiva, "Grandes esperanzas", amar, amar, y "El retrato de Dorian Gray", qué hago yo con esta cara tan avejentada si me duele tanto de ser tan guapo (en otra actuación indescriptible del gran Pitt, de hecho, conozco sillas con muchos más matices, hay concretamente un puerro en mi supermercado más cercano que tiene mucho más salero y solera, y una acelga no tan siesa ni muerma, vaya individuo); o gran sesión de tortura fina que nos depara esta mastodóntica película muy somnífera y algo oligofrénica.
Inflada, hinchada, hueca, aparatosa, pretenciosa, ridícula, grotesca, almibarada, babosa, empalagosa, fofa, pesada, aburrida, perezosa, llena de patrañas y postales perfectas, preñadas de muerte, de frases sonajero, muy tontas y grandilocuentes, qué gran desafuero.
Es una ópera kitsch popera atiborrada de bondad y mentira, de vacío y pena.
Es una enorme estafa, una gran tomadura de pelo, una atorrante pelmada.
Le falta alma, está desentrañada, dentro no hay nada, como a su infame protagonista, un verdadero sinvergüenza y un gigantesco caradura. Como a su amada, esa es otra, que tal baila, fría, egoísta, caprichosa y desgraciada.
Superficial y banal también. Nada se le perdona a esta innecesaria obra.
(Spoiler aquí por falta de espacio ahí abajo)
Se demuestra la catadura, muy horrorosa por si todavía quedaba alguna duda, del personaje en cuestión especialmente en la hora de la muerte de su, se supone, muy rico y abotonado padre. Lo que hace con la herencia, único y exclusivo depositario de tanto, recién recibida es de juzgado de guardia, se la queda toda y a su pobre, una santa como ninguna, madre, que la zurzan, ni un duro, ni la retira, ni le compra una casa nueva ni le hace, como tanto se merece, por lo menos, vivir como una reina todo el santo día sin hacer nada, tirada a la bartola, y llena de sirvientas, qué va, toda una vida de monstruosos sacrificios sin ninguna recompensa a última hora, cría colibrís poéticos y te sacarán los ojos con escalpelo, lo contrario, más bien, se dedica a ser una especie de ignominioso y risible playboy de entretiempo y de paseo pijo y marbellí ridículo con su velero y echando algún triste polvo a diestro y siniestro, y de su hermanastra lo mismo, ni existe, ni le importa, la abandona a su suerte desde el principio, ni la mira siquiera, si te he visto, no me acuerdo y ya te llamaremos, tú te quedas con tu madre para siempre en esa siniestra residencia hasta arriba de mala muerte mientras yo me voy a vivir la vida loca con las rentas que me sobran y ya veremos, aquí paz y después gloria, ancestros.
Y el colmo de los colmos, por si faltaba algo o no teníamos suficiente, hay que tenerlos cuadrados para eso, ni Sadam Huseín se atrevería a tanto, abandona a su hija casi recién nacida para irse de parranda y jarana a la India en una infinita estulticia, paradero de tanto tonto con dinero, de espiritualidad ahíto, abrebadero de bobos al retortero, desde los Beatles hasta Dragó pasando por mucho hijo de vecino, con dos cojones, nada menos, poniendo, además, la peor excusa de la historia de la humanidad para ello, y mira que las ha habido muy chungas en eso de ir a por tabaco y no volver jamás o tú ya verás, parienta mía, que nada, que no puede ser, que cada vez soy más joven y dentro de treinta años, aproximadamente preveo, cuando tú ya estés criada y vivas en cualquier parte, libre e independiente, feliz, que no podrás soportar que tu querido padre sea un bebé ni que te haya cuidado con tanto cariño y esmero, por lo tanto, es mucho mejor, donde va a parar, que en todas esas décadas venideras no me veas el pelo, si es que lo hago por tu bien, no sos vos, soy yo, coño, compréndelo.
Es cierto, todo hay que decirlo, que se la debía a la madre, venganza fría, se la tenía bien jurada y guardada, ya que ella en su lejano día le despreció con tanta cruel indiferencia en incontables ocasiones, cuando ella era una gran estrella bailarina y él, en comparación, una completa mierda, un don nadie, raro, estorbo, un triste vejete, vale, lo entiendo, todo tu dolor y resentimiento, ese enorme rencor acumulado, macerado a la sombra, en barricas ricas, durante tanto tiempo de soledad y humillación sin cuento, de acuerdo, vamos, basta, pero hacerle pagar esa dura afrenta en cabeza ajena, concretamente en la de tu propia niña, sangre de tu sangre, los numerosos pecados de ella de los que tu santa infanta no tenía culpa ninguna, tan inocente y pura esa cría, eso, ojo, es lo peor, lo más atroz de todo, qué felonía, cuanto asco y rechazo siento al contemplarlo y rememorarlo por un momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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6
30 de septiembre de 2020
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Faja. Macho. Bragas jajaja. Impulso irresistible. Putón verbenero. Calentón es graciosa la traducción.
La realidad entera es un chiste malo y esta película, por si alguien todavía lo dudaba, con generosas pruebas lo demuestra, de diversas maneras, en el fondo y en la forma, a tumba abierta, siempre del más negro infierno la puerta abierta.
Y de paso, que nunca está mal ni es tarde o sobra, se caga en la sacrosanta justicia, norteamericana en este endiablado caso, vale para todas, el resto van seguidas, en rodada, unidas a la misma cordada, en su pomposa inutilidad, en su aire de circo o teatro de variedades para frikis, barraca de feria con ridículas ínfulas, llena de monstruos y engendros, de actores sobreactuados haciendo el indio; un espectáculo de medio pelo, pavoroso, preñado de estrambote; un entretenimiento burdo que no sirve absolutamente para nada, a lo sumo, y es pedir mucho, para pasar el rato si estás muy aburrido o se te ha escapado el gato, y finalmente para que parezca que hay algún tipo de orden en el mundo, cuando es claro que todo está regido por un siniestro disparate, a más reglas, mayor caos, más se demuestra que todo está manga por hombro.
(A partir de aquí es posible que haya algún spoiler, no lo tengo muy claro, diría que no, pero lo dejo en manos más sabias que las mías, el jurado popular decidirá)
La cosa es palmaria, evidente, nítida, muy cristalina, te puedes bañar en sus aguas; ella se insinuaba, con todos, hasta con el casto y puro de Jimmy, qué vergüenza, qué fresca, qué poco seria y nada respetuosa, se liaba o acostaba con cualquiera, si la cosa se tercia, le daba igual ocho que ochenta, el marido se encelaba y la hostiaba, y tanto fue el cántaro a la fuente que al final tuvo que matar a ese cabestro, cutre exboxeador, al primer idiota que pasaba por allí, para cerrar por todo lo alto la macabra, grotesca fiesta. O si peor me lo pones, era todo un juego permitido y provocado por todos para acabar siempre en orgía levantisca y muy enhiesta, se les fue de las manos y acabaron como el rosario de la aurora. Aunque en realidad es lo de menos todo eso, si la violó o no, si el marido los pilló mientras estaban follando o era solo un voyeur que se masturbaba mirando, si se enfadó o disfrutó, si ella se resistió y por eso fue golpeada o si fue el militar después el que la atacó tan despechado, o si fue todo pactado, si hubo algún placer en todo ello o solo tormento, si fue espontáneo todo aquello o estaba planeado muy de antemano, si eran sádicos, masoquistas, si había dinero por medio o solo juego, es todo, tanto, lo de menos, bagatelas para un asesinato, daños colaterales, detalles sin importancia, el esquema está claro, meridiano, y es el más arriba señalado. Eso cuenta esta película de aquella manera, a la broma y la joda, ríendo pero como en serio, para que el personal no se eche las manos a la cabeza y después pueda echar la siesta, que mañana hay que trabajar y las tiendas están abiertas.
Todo lo demás es relleno, triste cuento, hay que engordar el pavo para el día de acción de gracias o lo que sobre mejor tal vez para navidad.
También se chotean con mucha guasa de la psiquiatría, lo cual nos alegra el alma a los más locos, esa chufla, la risión, dime una cosa y su contrario que todo me vale, las mismas supinas idioteces con diferentes collares.
Es una película fuerte, bien tensada, de tono medio y calidad en su apostura, con buenos trajes va vestida, con sentido del humor y buenos diálogos, pero lo que cuenta está muy visto y es pueril aparentemente, trivial, tedioso, muy tonto, lo mismo de siempre, solo la salva el poderoso sarcasmo que la alimenta y alienta, la mucha mala idea que la adorna, de hecho, toda esa retahíla del juez tan bonachón con los abogados tan indisciplinados y los testigos tan morrocotudos es más infantil que un partido de fútbol y ni hablemos de un periodista deportivo que mucho me deprimo, algo muy consabido, mil veces visto, una guardería para niños con dificultades de aprendizaje, lo interesante es la sordidez que la recorre, aunque tampoco demasiado, no nos emocionemos, son al fin y al cabo solo unos cuantos pobres desgraciados al retortero, procaces y necios, unos pícaros demasiado evidentes, desgraciadamente sin ningún misterio, mala gente, sin ningún talento.
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Ferdydurke
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2
17 de enero de 2018
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un mayúsculo desastre. En tres partes/planos.
Realidad comatosa: en cuanto se descubre el truco (muy poco dura el espejismo), todo se torna burdo, cansino y estúpido.
Pasado: escaso y chato.
Realidad real (o vaya a saber usted qué): atorrante, recargada y muy forzada.
Se podría denominar como thriller memorioso. Forma de misterio y pasión para contar las cuitas de una pareja recién parida. O el amor es como el aire, que vuela, vuela y cuando te quieres dar cuenta, se te ha escapado y te llueve/mea encima, se transforma, no te conoce, te odia, ya no te quiere.
Al principio hay cierta curiosidad por ver lo que se cuenta. La imagen/fotografía es buena y ellos dos son guapos y solventes, un poco fríos, él, muy soso y limitado (pero le conoces desde hace tanto que ya es casi de la familia, ese primo lejano que trabaja en el cine sin mucho tino), ella es más intensa y capaz. Pero muy pronto, cuando se entrelazan las historias y los tiempos y la cotidianidad se desvía hacia una ridícula explosión de fuegos artificiales más bien fatuos, el interés inicial vira hacia el aburrimiento y pronto se lo come todo el bochorno, el sinsentido, el disparate efectista y supuestamente impactante, la suma de decisiones erradas, crispadas y muy vulgares.
Erotismo de medio pelo, intrigas absurdas (¿ese viejo bueno y siniestro?), ligues grotescos (¿para qué? La aparición de la siempre agradecida y atractiva Escolar no viene a cuento), sexo porque sí (el machote Bassave solo se entiende como excusa para mostrar algún polvete y, de paso, el cuerpo serrano de la pequeñaja y bonita Etura), hospitales inverosímiles (Jaime Chavarri y la Terremoto..., que vivan la alegría y el desparpajo patrios, resucitando muertos que ni Mary Shelley o el doctor Bacterio) y en conjunto un revoltijo tedioso, fullero y sin alma, mezcla de elementos groseros y superficiales expuestos al mogollón, con tan poco tiento como sutileza y sentido. Un barullo agotador, inútil, muy bobo. Una película fallida, innecesaria en su mediocre desvarío.
Y lo peor es la triste sensación que te invade cuando piensas que seguramente aquellos que la perpetraron pensaron que semejante mejunje podría tener gracia o vuelo, su público verdadero.
Ya digo, y remato, es tan mala y tonta que hasta la risa de asombro (cuando no directamente los bostezos traicioneros los puñeteros) te ataca cuando menos te lo esperas.
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Ferdydurke
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3
1 de septiembre de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La reina, una tipeja con un palo de escoba en el culo, la matrona, abrumador matriarcado, salimos ganando, eso que nos llevamos, de una banda/bandada/familia/mafia/matufia de actores de medio pelo capaces de tragar sapos y culebras, de aceptar papeles bochornosos y de recitar guiones ignominiosos con tal de seguir viviendo del cuento. El consorte, un bulto sospechoso al que nadie hace ni puto caso, parte del vetusto mobiliario. El príncipe de Gales, un cobarde pusilánime aberrante atorrante. El primer ministro, un patético pazguato panoli pagafantas trepa con la entidad de una brizna de hierba y la moral de una sanguijuela que, para más inri o desgracia, tiene como esposa a una comadreja, bruja horrorosa, arpía de aúpa, menuda jeta, con la que vive en un piso que sería la buhardilla pequeña de cualquier piso de cualquier camarero de cualquier película yanqui, cómo está la vivienda en la sagrada inglaterra. Todos rodeados de lacayos y lametraserillos alejados como de la peste de cualquier tipo de escrúpulo. Y la gente, dios mío el pueblo, qué hemos hecho para merecer esto, tanto sacrilegio, una borregada manipulada que da/causa una profunda vergüenza ajena, alelada, degradada.
Panorama para matar, como observar el comportamiento de cucarachas en celo o de riguroso luto severo.
Y todos juntos transforman a una frívola insufrible pedorra, la princesa del pueblo como Evita o Belén Esteban o Marilyn Monroe, ese es el nivel, en un mito nada menos, que el diablo nos coja confesados, así estamos, en la hez, para así tratar de olvidar desesperadamente aunque sea solo por un momento el rotundo clamoroso fracaso de unas vidas que no se sabe bien si son solo terriblemente estúpidas o también además definitivamente aburridas, tediosas, insoportables, pura nada.
Para lo único que puede servir esta cosa película es para hacerse (cruces) una cabal idea de cómo está el patio, del calado (caldo de cultivo), descomunal, del hundimiento, de la magnitud del desastre/debacle en el que estamos inmersos de lleno, de la imparable monstruosa decadencia de Occidente, directos al abismo, lugar o zona, ruina, donde la muerte es ya solo un espectáculo o pasacalles chabacano histérico grosero y la vida su pálido reflejo, una broma de mal gusto, una infame cafre tomadura de pelo.
Y la película es una loa indigna genuflexa sonrojante a estos comicastros de mala muerte que en verdad nada tienen que ver con el poder, cualquier parecido es imaginación o tontería, que tienen la capacidad de decisión o influencia real, rala, de un champiñón, ni lo huelen, ya que son solo títeres, ridículas mandados marionetas, cutres intérpretes, los que hacen creer a la masa abotargada pastoreada que ellos pintan algo jajaja, que son el auténtico contenido de la obra de teatro, los protagonistas, esa pueril de guardería fantasmada sinsorgada, cuánta inocencia, los que mandan de veras jamás aparecerían en estas grotescas carnavaladas que tanto afrentan, en semejante mamarrachada, en ellos/ellas se mean, están a otras cosas, bastante tienen con ponernos (además de en la mesa) la bota, quién me pone la pierna encima, en el cuello, aprieta un poco más para que yo la sienta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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