Película vacía.

De ese tufillo que despiden algunas producciones españolas que con escenarios tristes, grises y deprimentes y con personajes de corte parecido -artificialmente llenos de defectos, prejuicios, odio y resentimiento- tratan de que salgamos del visionado diciendo: "jo, qué fuerte. Que mal lo pasamos, que puta es la vida y yo sin darme ni cuenta".

Sin entrar a negar ni a afirmar dichos principios, ya que de lo que estamos hablando es de cine, "Smoking Room" me ha dejado recuerdos de tipo "casposo", "agrio", "forzado"... Uds. juzguen.

Emocionantísima historia sobre soldados, más que bélica; con pocos alardes ténicos, pero con solidez y buen hacer.

Debo decir que la historia, a pesar de las opiniones que he leído, no me parece especialmente original: un grupo de doce tipos del ejército estadounidense infiltrados tras las filas enemigas durante la segunda guerra mundial para matar alemanes ya es algo que habíamos visto hacer, y con trasfondo argumental mucho mejor, en películas como "Los Cañones de Navarone" y en tantas otras.

Sin embargo, es la constitución y evolución del grupo de soldados lo que hace que la película encante.

Paradójicamente, la guerra fingida puede resultar mucho más interesante que la guerra real, lo cual no deja de ser un alivio para los nervios. La calma nos permite disfrutar observando divertidos cómo las maniobras van sucediéndose con exactitud hasta, como en una partida de damas, disfrutar emocionado la carambola final.

¡Ah! Luego está la guerra real, pero esa es como en todas las películas.

Siendo generosos, a esta pellícula como CINE, como actores, director, montaje, cámaras, el cine como arte, el cine en la pantalla, no se le puede pasar del aprobadillo pelao.

La única razón que hay para que esta película reciba puntuaciones más altas es que está basada en hechos reales. ¿Qué pasaría si la pellicula, tal cual es, no tuviera detrás unos atentados reales que a todos nos conmocionaron? Pues que sería un telefilme más de sobremesa.

"The Ladykillers" es buena. Prevénganse, sin embargo, aquellos que lleguen a ella rastreando la filmografía de Peter Sellers como llegué yo, ya que su papel es terciario en esta historia. Aquí el que pinta, y pinta bien, es Alec Guiness (léase: el viejo Ben Kenobi con veinte años menos, o el mayordomo de "Un cadáver a los postres").

Sin llegar a ser su mejor papel, Alec engaña, manipula, controla las voluntades humanas en esta película con la elegancia de un bailarín, tan sólo entorpecido por la candidez de la presa aparentemente más fácil de la manada, la más vieja, adorable y olvidadiza abuelita (Kate Johnson).

Supongo que la peli así vista, en frío, resulta interesante. La vida de los reporteros en medio de la carnicería de la antigua Yugoslavia de principios de los 90 es algo que llama, sin ninguna duda.

Imanol Arias haciendo de Barlés (léase Reverte) queda un poco asín, pero Carmelo Gómez haciendo de cámara Márquez lo borda, de forma que consigue transmitirnos la adrenalina, el sentimiento extraño mezcla de desarraigo y de alamierdatodo necesario para que nos llegue el rollito del libro original.

El problema es el siguiente: Arturo, no eres un buen guionista tío. Lo de las novelas y las columnas, canela fina, fan number one. Pero esto no es un guión, es un batiburrillo forzadísimo de todas las frases "míticas" de tu libro, metidas de forma literal aun cuando el contexto o ambiente de la peli las haga quedar como vaciladas chulescas vacías de contenido.