Green Book es una delicia para los sentidos, en todos los sentidos.

Por fin una película sobre conflictos raciales que no es incómoda de ver, desagradable o moralista.
Por fin una manera simpática, relajada y agradable de hablar sobre la vergonzosa época segregacionista americana.
Por fin personajes que no inspiran lástima.
Por fin una (buenísima) comedia compitiendo por la estatuilla en una categoría dominada tradicionalmente por los dramas más lacrimógenos.

Green Book es, sin dudarlo, una de las películas más divertidas que recuerdo haber visto. Las carcajadas del público todavía resuenan en mi cabeza y una sonrisa me viene a los labios cada vez que recuerdo ésta o aquella escena.
Sin embargo, los geniales toques de comedia no restan un ápice al dramatismo de las situaciones a las que el protagonista se enfrenta durante el periplo en el "deep south" americano. Son historias que ya habíamos escuchado en boca de otros artistas más conocidos por el gran público, como Nat King Cole, o Little Richard, pero que no debemos olvidar, porque, lamentablemente, el presente no es tan distinto como queremos creer a veces.

Un gran acierto del director de "Algo pasa con Mary" o "2 tontos muy tontos" de querer endulzarnos la píldora del racismo atroz de los años 60 en USA con esta comedia tan genial, tan divertida, tan deliciosa. La elección de los actores ha sido impecable, la ambientación es una maravilla, y el ritmo tan ágil todo un acierto en una película de tipo "road movie"

Por mi, que gane todos los Oscars a los que está nominada.

Curiosamente definiría esta película más como una comedia negra que como un thriller. Sólo que intenta ser las dos.
Si algo destacaría del film sería, sin duda, las relaciones histriónicas entre la protagonista y los que la rodean: una vida de perfección profesional que se combina con un absurdo conglomerado de ex maridos fracasados, hijos patéticos, nueras histéricas y relaciones sexuales enfermizas.
El film arranca con una escena de violación, lo que nos lleva a la idea equivocada que va a ser una película de suspense. Pero nada más alejado de la realidad. Verhoeven nos hace un tour por la caótica vida de la protagonista, que interpreta una magnética, genial Isabelle Hubert, y que se convierte en el único anclaje al interés del film.

El resto consiste en una sucesión inconexa y agotadora de historias paralelas sin un hilo argumental definido, múltiples debates que se abren sin cerrar, con la relación entre la protagonista y sus oscuras tendencias sexuales como telón de fondo.

En resumen, lo único que destacaría del film es el papel de la actriz protagonista, que tenía bien merecido el globo de oro, y los toques de humor negro que el director va diseminando acá y allá.

Evitable...

Esta película, que al principio no quería ver porque pensaba que iba a ser un dramón deprimente, me pareció, al final, de lo mejor que he visto en mucho mucho tiempo:

La historia es dura pero sin resultar axfisiante ni lacrimógena, tiene puntos de humor pero sin resultar histriónica, optimista sin caer en el buenismo, tierna sin resultar empalagosa, triste sin resultar desesperanzadora.

McCounaghey, por su parte, borda el papel y dibuja un cowboy duro y curtido que no resulta antipático en ningún momento, tierno en ocasiones sin resultar blandengue, positivo sin caer en lo utópico, luchador sin ser un líder mesiánico. La obvia evolución de su personaje en términos de moralidad no resulta incompatble con quien es en esencia. Es empático sin llegar a ser altruista y egoísta sin llegar a ser detestable.
Se convierte en un héroe sin pretenderlo, pero tampoco pretende que lloremos por él. Lucha por si mismo al principio y al final su lucha termina convirtiéndose en una necesaria reivindicación ideológica, pero no lo hace porque sea un Robin Hood moderno o por convicción, sino por puro instinto de supervivencia. Es contenido, no quiere la compasión de nadie pero no rechaza una mano amiga ni se deja apabullar por la amargura. Es un vaquero de los bajos fondos pero con un código ético que se va perfilando inquebrantable a medida que avanza el film. No agradece su suerte en la vida pero acepta su destino y asume sus errores con filosofía. Es un personaje que no se excede por ningún sitio, es sobrio, contenido y tiene el punto justo de ternura y de comicidad.

Es un personaje, en fin, maravilloso. Quien haya sido el responsable de ecomendar a McCounaghey esta misión tiene muy, pero que muy buen ojo.

No me esperaba que Spielberg superara de esta manera su propio listón con esta adaptación al cine de uno de los episodios más importantes de la historia del periodismo moderno.

El film, más allá de funcionar como la maquinaria de un reloj suizo, plantea una serie de dilemas sumamente importantes: la relación de los medios con el poder, el papel de los mismos en las democracias liberales, y su responsabilidad como contra-poder de cualquier gobierno.
Estas reflexiones son tan necesarias como alentadoras, y nos hacen evocar épocas en la que Estados Unidos era aún el baluarte de la libertad sin límites en todos sus ámbitos. En los años 70, en medio de un ambiente frenético causado por la Guerra de Vietnam, la prensa americana dio al mundo grandes lecciones de integridad, y este ambiente adredalínico está perfectamente plasmado en esta maravillosa película.

El papel de Meryl Streep, delicioso en su sobriedad, es el contrapunto perfecto a la complejidad de la trama, y Tom Hanks, como siempre, está excelente en uno de los papeles más enérgicos de su carrera.

Spielberg ha dado una vuelta más de tuerca después de volver a explorar el thriller político en "El puente de los asesinos" y me llena de alegría el que este hombre sea capaz de superarse así mismo película tras película.

Es una verdadera pena que no esté nominado a la mejor dirección!

Esta pelicula lo tiene todo, todo para convertirse en una experiencia de las que tardan en olvidarse.
Desde luego Ben Affleck ha encontrado la horma de su zapato en la dirección.
La película tiene los mejores elementos del thriller polítco (unos de mis géneros preferidos), las dosis justas de acción, una cantidad considerable de humor y un elenco inolvidable de actores.
La ambientación es una maravilla, y mención especial se merecen los extras iraníes, qué gran trabajo, gracias a ellos la pelicula se empapa de un hiper realismo sin el cual no hubiera funcionado tan bien como lo ha hecho. La escena final, ufff adredalínica. La gente en la sala de cine se removía, inquieta, en sus butacas.
Lo más sorprendente, qué cosas que a veces la realidad supere a la ficción, es que el guión está enteramente basado en un hecho real, así que, henchida de un patriotismo ajeno no puedo si no exclamar... God bless America!