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España España · barcelona
Críticas de dovith
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Críticas 97
Críticas ordenadas por utilidad
6
10 de diciembre de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Hay muchas razones para matar a un hombre, avaricia, lujuria, desesperación. El asesinato es a menudo pobre y egoísta. Se arrebatan vidas porque a alguien no le ha ido bien el día o porque la cena se sirvió tarde. Otras veces, no hay ninguna razón. Sólo por aburrimiento y por el alcohol de una noche de sábado. Para mí, sólo hay una razón que tiene sentido: no es que tus manos estén más limpias por ello, pero quizás puedas dormir mejor por las noches." Monólogos como este son soltados por la voz en off en "Mob City", la nueva creación de Frank Darabont (quien un día fuera el creador de "The Walking Dead").

A mí la verdad es que un director que es capaz de hacer una joya como "La niebla", ya tiene inmeditamente captada mi atención haga lo que haga. En este caso, Darabont nos presenta una historia de cine negro que se basa en los acontecimientos sucedidos entre el L.A.P.D y los gángsters en Los Angeles durante los años 40, basándose en el libro L.A. Noir: The Struggle for the Soul of America's Most Seductive City, escrito por John Buntin. Además, la serie tiene como protagonista absoluto a uno de esos tipos de moralidad más que dudosa que tanto nos gustan: el poli corrupto Joe Teague. Esperemos que sea uno más a añadir a la lista de nuestros malotes favoritos (Tony Soprano, Dexter Morgan, Don Draper, Walter White, etc.).

El episodio piloto contiene todos los ingredientes propios del cine negro: calles mojadas, tipos malos que llevan buenos zapatos y corbatas caras, tíos repeinados y engominados muy bien vestidos y que fuman sin parar, primeros planos de revólveres que tras disparar sacan un hilillo de humo, tiroteos en callejones, ajustes de cuentas en restaurantes, femmes fatales que saben más de lo que parece (en este caso no es rubia a lo Kim Basinger en "L.A. Confidential", o a lo Veronica Lake en cualquiera de los clásicos del cine negro, pero aún así resulta igual de inquietante). Todo ello nos es servido elegantemente al ritmo de una música Jazz que va sonando durante todo el episodio. Como dice un personaje en un momento de la serie "Los Angeles es una ciudad que parece una alfombra de estrellas, pero sólo si te la miras desde lejos".

Realmente se toma su tiempo a la hora de presentarnos la historia y los personajes, lo que puede resultar algo pesado y lento, pero está claro que tiene muchos aspectos destacables. La ambientación del Los Angeles de los años 40 es exquisita, el vestuario, los coches, la reconstrucción de sus calles, el Jazz, la fotografía,... Me han gustado especialmente los flashbacks/flashforwards para presentarnos a algunos personajes. Por ejemplo, en una secuencia vemos a un chiquillo yendo hacia una taquilla de un cine y diciéndole a la taquillera "¡Deme todo el dinero que tiene en la caja!", cuando la taquillera se ríe de él por tratarse sólo de un niño, éste saca un bate de béisbol y se pone a darle golpes al cristal de la taquilla como un loco, de golpe la imagen se congela y nos dice algo así como "En 1947 ese niño será uno de los jefazos del crimen organizado de la Mafia de Los Angeles".

Como el ritmo es algo lento tendremos que esperar a ver cómo se van desarrollando la historia y los personajes. De momento, aunque el tema no sea uno de mis preferidos, por su creador y por algunos de los miembros del cast, yo seguiré dándole un voto de confianza a esta nueva serie para ver qué nos depara. De momento, avanzo que el episodio doble contiene una sorpresilla final que promete...
dovith
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9
30 de diciembre de 2013
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que la etiqueta british conlleva una clase y una distinción que pocas otras pueden alcanzar, por eso quizás "Downton Abbey" nos resulta casi más placentera a los no británicos que a ellos mismos. Desde el maravilloso castillo victoriano de estilo Isabelino que sirve de mansión a la familia Crawley, la magnífica música de John Lunn, el elegante vestuario, el distinguido elenco de actores con la enorme Maggie Smith como matriarca de la familia, el exquisito acento británico con su articulación, su entonación, su énfasis, su distinción, su elegancia, sus expresiones (Nonsense!, Is anything the matter?, Can I help Your Ladyship?...) y por supuesto un equipo de guionistas, capitaneados por el creador de la serie Julian Fellowes, que están ahí para ofrecernos sus delicias en bandeja de plata.

10 razones para amar Downton Abbey:

1) Maggie Smith interpretando a Violet Crawley (Lady Grantham, la madre de Robert). Esta entrañable anciana que dice todo lo que piensa, eso sí, con la tan característica ironía inglesa que ha dado lugar a fantásticos one-liners, que vienen a ser esas frases que todos estamos esperando y en las que los guionistas ponen sus mayores esfuerzos, resultando así descarada, pero con elegancia. Mejor dejarla hablar a ella para que os hagáis una idea:

- Primero la electricidad, ahora teléfonos. A veces me siento como si estuviera viviendo en una novela de H.G.Wells.
- Soy una mujer, Mary. Puedo ser tan contradictoria como quiera.
- No soy una romántica, pero hasta yo puedo reconocer que el corazón no existe únicamente con el fin de bombear sangre.
- No seas derrotista, querida, que eso es muy de la clase media.

- Violet: Tengo muchas ganas de ver a su madre. Cuando estoy con ella, me acuerdo de las virtudes de los ingleses.
- Matthew: Pero no es americana?
- Violet: Exactamente.

- Matthew: Lo siento por el jarrón.
- Violet: Tranquilo. Era un regalo de boda de una tía mía que era horrible. Lo he odiado durante medio siglo.

- Violet: Siempre ves la manera de mejorar las cosas mires donde mires.
- Isobel: Me lo tomaré como un cumplido.
- Violet: Debo haberlo dicho mal pues...

- Cora: Espero no oir sonidos de desacuerdo.
- Violet: ¿Así es cómo se refieren a una discusión en Nueva York?

2) Cómo los elementos históricos son incorporados a la trama: el hundimiento del Titanic, la llegada del teléfono, la I Guerra Mundial, la devastadora gripe española, la Guerra de la Indepencia de Irlanda, etc. Todas ellas muy bien entretejidas con la trama principal.

3) El URST entre Lady Mary y el primo Matthew, clásico, de libro incluso, pero delicioso y que funciona a la maravilla. Se odian, pero se quieren, la aparente tirantez que hay entre ellos no es más que una tensión sexual no resuelta, que necesita pasar por uno de los cien dormitorios de la mansión ASAP. Obviamente, a Lady Mary empieza a gustarle más cuando él comienza una relación con Lavinia ¿A quién no le resulta mucho más atractivo aquello que no puede tener?

4) La relación entre Anna (la sirvienta de Lady Mary) y John Bates (el sirviente de Robert Crawley). Y lo que han sufrido estos dos para estar juntos y por consecuencia, lo que nos han hecho sufrir a nosotros. Claramente si hay una pareja que se merece ya de una vez la felicidad son este par ¡Qué pobres...! Papeles de divoricio que no llegan, chantajes, falsas acusaciones de asesinato, violaciones... Una historia de amor trágica, pero maravillosa.

5) Cómo son tratados algunos temas como el aborto, las relaciones fuera del matrimonio, las relaciones entre personas de diferente raza o estatus, la homosexualidad, los derechos de la mujer... con la visión y el conservadurismo de principios del siglo pasado.

6) El (re)descubrimiento del talento de una actriz como Elizabeth McGovern, que interpreta a Lady Cora Grantham. Sus caras no tienen desperdicio...

7) Supongo que no soy el único fan del personaje de Tom Branson, el chófer que acaba casándose con Lady Sybil y teniendo una hija con ésta. Cómo la familia Crawley lo acoje dentro del seno familiar y cómo lo tienen por un miembro más de la familia resulta enternecedor. Por cierto, ¿Soy el único que piensa que haría una pareja fantástica con Lady Mary? ¿Sería demasiado descabellado?

8) Algunos villanos interesantes (los únicos que fuman en la serie, claro, porque son malos...). Me refiero especialmente a Thomas Barrow (el gay de la serie), que ha tenido algunos momentos de redención, aunque pocos... Le vimos tirarle la caña a un nuevo sirviente que llega a trabajar a la mansión, Jimmy Kent (realmente es un Ken...), un atractivo rubio al que todas persiguen, y con todas incluyo a Thomas, que intenta propasarse con él y éste le acusa luego públicamente de ello. Y luego tenemos a Sarah O'Brien (la sirvienta de Cora), que nos hizo ver cuánto daño se puede hacer con una simple pastilla de jabón... Juntos resultan maquiavélicos y manipuladores.

9) Algunos deliciosos episodios folletinescos. En el fondo tiene su punto de culebronesca, una especie de "Melrose Place" de época. Ahora mismo me viene a la mente el momento de la llegada del aristócrata turco Kemal Pamuk, quien después de que Thomas Barrow le tire un poco la caña, decidirá ir a la habitación de Lady Mary a echar un polvete de una noche. Lady Mary será incapaz de resistirse a los encantos del apuesto diplomático turco, con la mala suerte de que éste sufrirá un ataque al corazón, quedando su bonito pero inerte cuerpo desnudo sobre su cama. Todo un escándalo de alcoba de lo más entretenido.

10) El hecho de que en una serie con tantísimos personajes no haya ninguno de relleno o que esté mal dibujado. Claramente, a todo esto ayuda el hecho de que Fellowes esté trabajando con un maravilloso elenco de actores de la A a la Z, con un asombroso vestuario, una imponente localización, una brillante fotografía y una magnífica banda sonora que lo envuelve todo de manera excepcional.
dovith
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7
20 de marzo de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie formaba parte de un una especie de trilogía televisiva llamada "Cucumber/Banana/Tofu"; estos tres títulos provienen de un estudio científico sobre la erección masculina que dividió el nivel de dureza de la erección en una escala que consiste en diferentes estados: tofu, plátano pelado, plátano y pepino. "Banana" es una serie corta que se emitía después de "Cucumber", que giraba en torno a algunos de los personajes secundarios que aparecían en "Cucumber" y "Tofu", que se emitía justo después de "Banana", es una serie documental que se centra en algunas actitudes sexuales del siglo XXI desde la perspectiva de gente común.

"Cucumber" se centra en un hombre gay de mediana edad, Henry Best (Vincent Franklin), lidiando con la vida en pareja con su novio con el que lleva nueve años, Lance Sullivan (Cyril Nri). La serie hace una buena disección de la vida en pareja, más allá de la temática gay. Una pareja que se quiere a rabiar, pero entre la que hay cero química sexual, algo más común de lo que pueda parecer. ¿Puede una pareja sobrevivir si el sexo no funciona? ¿Pueden el amor, el cariño, el respeto y la admiración ser suficientes para mantener a dos personas juntas cuando algo tan físico, básico y animal como es el sexo no termina de funcionar? Es una pregunta interesante y de difícil respuesta. La serie no pretende dar respuestas, pero sí que nos muestra la vida de unos gays de cuarentaimuchos, porque los cuarenta son para mucha gente hoy en día los nuevos treinta. Mucha gente sigue sin tener su vida encauzada cuando cruza la temida frontera de los cuarenta.

Hasta el espléndido episodio 1x06, la serie se caracterizó por un tono más bien cómico, lleno de situaciones entre burlescas y patéticas, como cuando una vecina de Henry y Lance, se los encuentran una mañana y le dice a Henry que si puede empezar a masturbarse más lejos de la ventana, que su hijo menor de edad puede verle. Esto se lo dice frente a su pareja, Lance, con el que ya hace tiempo que no mantiene relaciones sexuales... Pero aún así, incluso antes del ya mencionado episodio seis, la seria ya había mostrado pequeños dramas de personajes secundarios, como el amigo de Henry y Lance que les cuenta que su esperma hace un tiempo que tiene un aspecto anaranjado. Las bromas en torno al tema no cesan, hasta que nos es anunciado que al personaje en cuestión le han diagnosticado un cáncer...

La serie nos muestra una realidad muy distinta a la que nos mostró Russell T. Davies en su primera serie de temática gay. Davies regresa a Canal Street, la calle llena de bares y discotecas de ambiente de "Queer As Folk". Pero el ambiente está lejos de ser la zona de cruising de aquel entonces, ahora las App's como Grindr, Tindr , ..., son las que dominan el cotarro y determinan con quien terminarás pasando la noche en la cama... Y sobre todo Davies nos hace un buen análisis de lo que supone el paso del tiempo, hacerse mayor. Como decía antes, ya no se trata de los treintañeros en la flor de la vida de QaF. Ahora con cuarentaitantos, la chispa se ha apagado y espera eternamente volverse a encender...

La serie te hace pasar buenos momentos con su hábil sentido del humor. Muy gracioso el momento en que Lance confiesa a Henry que tiene una cancioncilla grabada en la cabeza y que no logra saber cuál es el título, sólo recuerda que debe ser alguna canción de Eurovisión. Luego le vemos en la ducha y descubrimos que lo que está tarareando es en realidad el "La La La" de Massiel... O cuando aparece una mariliendre de estas que siempre sale por el ambiente con sus amigos gays y que luce una larga melena de color blanco a los que todos tus amig@s llaman Khaalesi...

En principio la serie termina en su episodio 8. Un episodio que cierra de manera bastante convencional todas las tramas, pero no por convencional deja de resultar interesante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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7
15 de agosto de 2013
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Me llamo Stephanie Harper y esto es Edén, el imperio creado por mi padre. El día en que murió hace 17 años, yo tenía 23 y estaba sola y asustada. Si entonces hubiera sabido la pesadilla que me esperaba, hubiese preferido morir con él". Así daba comienzo esta miniserie australiana de 3 episodios estrenada en 1983.
Stephanie Harper es la mujer más rica de Australia. Decide casarse con un tenista en baja forma (Greg Marsden), que sólo busca su fortuna. Stephanie es más bien feílla..., nadie para de decirle lo preciosa que está y la pobrica está horrenda. La mejor amiga de Stephanie (Jilly Stewart) enseguida se siente atraída por el guapote, a la par que malote de Greg. Así que se celebra una boda de alto copete donde Stephanie lleva un vestido morado (es su tercer matrimonio y tiene dos hijos, se vería feo que fuera de blanco virginal), con una especie de babero con volantillos que le rodea el cuello, el cual no tiene desperdicio, imperdonable incluso para la moda ochentera..., pa tirarla a un río lleno de cocodrilos, vamos...
Stephanie y Greg deciden pasar la luna de miel en Edén, y Greg invita a Jilly a pasar unos días con ellos (claro llevan un tonteo estos dos que no veas...), incluso se encontrarán por los pajares de la gran mansión mientras la buena de Stephanie duerme o monta a caballo, para jincar como conejos. Durante la luna de miel harán cosas típicas de enamorados como cazar cocodrilos... Así un atardecer, Stephanie, Greg y Jilly deciden irse a pasear en barca por el río para ver la puesta de sol. Stephanie lleva una cámara de vídeo de última generación para inmortalizar el momento y justo cuando se pone en pie sobre la barca para captar la preciosidad de la puesta de sol, Greg la empuja, cae sobre las aguas infestadas de cocodrilos, ésta rápidamente es atacada por uno y se hunde en las aguas del río dejándolas teñidas de rojo.
Pero Stephanie sobrevive al ataque del cocodrilo. Un hombre la encuentra inconsciente en la fangosa orilla del río con la cara totalmente desfigurada. El buen hombre la acoje en su cabaña y le cura las heridas de la cara con remedios aborígenes. La pobre Stephanie sufre de amnesia temporal a causa del shock (a una no la debora un cocodrilo todos los días...) y como no recuerda ni cómo se llama, el buen samaritano la rebautiza con el nombre de Tara. Con la cara desfigurada, pero totalmente recuperada y con algún dinerillo que le da el vejete que la cuidó, ni corta ni perezosa se nos va a la típica isla de aguas de color turquesa donde hay la clínica de cirujía estética del prestigioso Dr. Dan Marshall. Entre retoque y retoque surge el amor entre Stephanie y Dan, pero ésta, que poco a poco ha ido recordando lo que sucedió realmente aquel atardecer en el río, decide volver a Sidney para vengarse.
Durante la segunda parte de la historia, asistimos a su transformación de oruga a mariposa. Stephanie decide empezar una nueva vida, con un nuevo nombre (Tara Wells), yo también si decidiera reinventarme a mí mismo, me haría llamar Tara... Superentretenido todo este trozo en que va a la pelu, aprende a usar maquillaje, va de compras, muy rollo "Tu estilo a juicio", muy "Divinity" todo.... Mientras se va de shopping también encuentra el tiempo para espiar a sus hijos y comprobar que están bien, eso sí, de incógnito con un turbante que le cubre el pelo y unas gafas de sol enormes... Y lo mejor de todo: con todo el morro se presenta a la jefa de Vogue y le dice: "Necesito salir en todas las portadas en 6 meses". Así la vemos trabajando de modelo en varios shootings de fotos en un montaje de imágenes de los más ochentero, en plan videoclip de Bonnie Tyler, yo creía que en cualquier momentos saldrían a su alrededor todo de niños vestidos de monaguillos y con los ojos luminosos gritando: Turn around, bright eyes...
Así es como Tara/Stephanie (ahora convertida en una conocida supermodelo) se reencuentra con Greg en un evento social y éste cae prendido a sus pies. En su primera cita Greg le dice a Tara: "Lo primero que me atrajo de ti es que te pareces físicamente a Stephanie, pero ella era el patito feo y tú en cambio eres el cisne en el que ella siempre se quiso convertir". Greg raja de lo lindo de Stephanie frente a Tara, sin saber, claro está, que son la misma persona; incluso llega a decirle: "Era vieja, gorda, aburrida; tenía que estar medio borracho para hacerle el amor..."
El último acto tiene lugar en Edén, donde Stephanie se sacará la mascará ante Greg y Jilly, con trágicas consecuencias para Greg.
La serie tiene un aire muy a lo novela de Danielle Steel, muy de película del canal Cosmopolitan. En ella podemos encontrar frases como "Mírame a los ojos y dime que no me quieres y me iré", y luego entra una música así a lo "Love Story". Me imagino al director en la sala de montaje diciéndole al montador "Ahora, dentro música". Toda ella es superobvia, facilona, muy naïve, pero es precisamente eso lo que la hace tan entretenida, tan culebronesca y por eso engancha.
La serie tuvo su continuación en formato de serie semanal de televisión en 1986, donde volvía a aparecer Rebecca Gilling interpretando a Stephanie Harper, ahora casada desde hace 7 años con el Dr. Dan Marshall, con sus hijos ya creciditos y viviendo en una mansión llamada "El Nuevo Edén". Ahora Stephanie es la jefa de una agencia de moda. La historia comienza cuando Jilly sale de la cárcel, totalmente cambiada, vamos que si está cambiada, como que no era ni la misma actriz, y tampoco se molestaron demasiado en encontrar a alguien que se le pareciera. Ésta pasó a ser una superbitch al más puro estilo de Alexis en "Dinastía". Y aparece un hermano perdido de Greg, que quiere hacer pagar a Stephanie por la muerte de su hermano. Uno de los momentos álgidos de la serie es cuando el hermanito de marras, mientras todos duermen, mete un cocodrilo en la piscina de "El Nuevo Edén" y cuando Stephanie se levanta por la mañana para hacer su sesión de largos matutinos, se lleva un buen susto...
dovith
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8
10 de junio de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que de pequeño el naranja era mi color favorito. Le pedía a mi madre que me lo comprara todo de color naranja, los jerseys, las camisetas, los calcetines, los bañadores, las toallas, todo... Con la adolescencia todo esto pasó, hasta que llegaron Netflix y Jenji Kohan para revolucionar la televisión con todos estos personajes femeninos que visten monos naranjas a todas horas, y con ello han conseguido que el naranja volviera a ponerse de moda.

La serie tiene como punto de partida el momento en que Piper Chapman decide entregarse por su participación en un crimen relacionado con el tráfico de drogas que cometió hace diez años, cuando era una joven lesbiana loca de amor. Piper ahora es una especie de rubia princesita Disney pija, a punto de casarse con Larry que se dedica a vender pastillas de jabón de calidad. Claramente alguien poco preparado para vivir dentro de una cárcel de mujeres peligrosas. Pero poco a poco irá sacando la lesbiana fuerte que lleva dentro y se convertirá en una desgreñada peligrosa que pateará los culos que haga falta para mantener un cierto estatus dentro de la prisión. Así es como Piper entra dentro de un microcosmos llamado cárcel, donde existen diferentes tribus o ghettos: las religiosas, las latinas, la chicas de oro, las asiáticas, etc. Un mundo donde todo está magnificado (un pequeño gesto de gentileza puede llegar a parecer algo enorme). Un mundo donde los verdaderos sentimientos y las verdaderas intenciones de la gente salen a la luz.

Uno de los puntos fuertes de la serie es su reparto, lleno de rostros femeninos poco conocidos, pero que desprenden un gran talento. Son personajes que resultan extremos, porque extrema es la situación en la que viven. Son singulares, pero no por ello están mal dibujados, ni resultan caricaturescos. Todos están dotados de una gran profundidad, todos tienen detrás su historia, algo que los humaniza, que hace que los entendamos; y a todo ello debemos otorgarle el mérito por un lado a los guionistas y por otro al maravilloso trabajo que hacen todas y cada una de las actrices que aparecen en la serie. Así se nos va mostrando continuamente flashbacks de los personajes para situarnos en sus complejos mundos interiores, para que podamos dotarlos de humanidad y para que podamos entender las decisiones que tuvieron que tomar en un momento determinado de sus vidas y que acabaron llevándolas a prisión.

Así encontramos a interesantes personajes femeninos como Crazy-Eyes, que se enamora de Piper nada más verla y que quiere que ésta sea su esposa en la cárcel a cambio de su protección. Hilarantes resultan todas aquellas escenas en las que Crazy-Eyes realiza una especie de ritual de cortejo sexual y por ello decide entrar en la celda de Piper, bajarse los pantalones y ponerse a mear, como marcando territorio, rollo "¡tú eres mi hembra!", o cuando le compone una canción de amor donde hace rimar cosas hermosas como que juntas se mezclarán como el chocolate y la vainilla. Incluso alguna vez ha conseguido llegarnos al corazón, como cuando le pregunta a Piper por qué todo el mundo la llama "Crazy-Eyes"..., qué pobre la pobre...

Tenemos a Sophia Burset, una transexual interpretada por Laverne Cox (transexual en la vida real). Su dolorosa historia sobre cómo tuvo que luchar para convertirse en la persona que realmente quería ser logra llegarte al corazón. El momento en que Sophia decidió dejar de ser un bombero casado y con un hijo y revelarle a su esposa que realmente se sentía mujer. Especialmente desgarradora resulta la imagen en la que Sophia le pide a su esposa que le ayude a provarse su primer vestido de mujer, una escena dura, pero emotiva, que nos demuestra que el amor de verdad va mucho más allá de lo físico. Como curiosidad, destacar que en el episodio en el que se nos muestra su historia anterior, se usó a su hermano gemelo para interpretar a su yo antes del cambio de sexo.

Tasha Jefferson o "Taystee" es uno de los personajes más divertidos, por su alocada manera de ser. Consigue salir de la cárcel durante unas semanas, pero acaba volviendo, alegando que nada era como recordaba, que en prisión se siente como que le importa a la gente, mientras que fuera no significaba nada para nadie. Sus intervenciones siempre consiguen hacerte reír, como cuando le suelta a otra reclusa: Esto no es "Criadas y señoras", pero ya te digo yo que te comerás mi mierda!

Pero la lista de personajes interesantes no termina aquí. Así tenemos a "Red" la cocinera rusa, que se convierte en una figura maternal para las reclusas de la prisión, una verdadera Matrioska, aunque a veces hago uso de métodos algo cuestionables. Lorna Morello que sigue soñando con una boda que nunca sucederá y que sigue esperando a su prometido que no la visita desde hace mucho tiempo. Alex Vause, la ex-novia de Piper, que (gran recurso de los guionistas) casualmente también se encuentra cumpliendo sentencia en la prisión Litchfield y por la que se da cuenta que aún tiene un montón de sentimientos no resueltos. Luego está la historia entre Daya y el oficial Bennet, los Romeo y Julieta de la serie, un amor imposible entre una reclusa y un celador.

La serie difumina por completo la línea divisoria entre el drama y la comedia, mezclando ambos géneros con un humor negro, pudiendo resultar a ratos hilarante y a ratos despiadada, y no por ello deja de tratar temas importantes como el racismo, el sistema de justicia, la diferencia de clases, etc. Por los dos episodios que he podido ver de esta segunda temporada, la serie no ha perdido ni un gramo de su calidad y además ya ha sido renovada a una tercera temporada. Buenas noticias para todos los fans de la serie, entre los que me incluyo yo, por supuesto!
dovith
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