Ridley Scott, lo ha vuelto a hacer, una película plana con todo repetido y manoseado hasta la saciedad.
Misma nave, mismo sistema de criogenización, mismo despertar, iguales escenarios alienígenas.
Se repiten hasta los típicos actores, el chulo, el malo, el macarra, el bobo y al final la obsesión de este director por la heroína que se presenta cómo una blandengue y acaba siendo una super woman que entiende de todo, hace de todo y aburre del todo.
Y no podía faltar el robot de apariencia humana y el mismo alien que ya habíamos mil veces antes, el embarazo de la prota, las maquinitas médicas increibles.
Oiga, que todo esto ya lo hemos visto mil veces.
Mala, repetitiva, previsible.

Otra astracanada. Una basura impresentable y patética.
La demostración absoluta de la poca imaginación, de como derrochar dinero y de como crear un odio visceral hacia los que producen y crean semejante porquería, indigna e insultante a toda persona.
Chistes burdos, y violencia gratuita que intenta hacer reir y lo que provoca es nausea.
No pierdan el tiempo ni el dinero.

Si ya la serie TWD se convirtió en detritus desde la segunda temporada hasta un final catastrófico, esta miniserie muestra más de lo mismo.
Mujeres empoderadas, diálogos soporíferos y personajes gastados y pésimos.
Fanáticos que insultan en sus críticas como el tal TheShadow, que denotan la baja catadura moral y el declive moral.

La destrucción absoluta de la gran película de los 80 a cargo de unas misándricas taradas. Actuaciones pésimas y llenas de efectos de colorines que sustituyen el vacío mental que hay en estas señoras.
Por salud mental es mejor no contemplar semejante despropósito.
Basura pura y dura
Los efectos especiales llenan el hueco que dejan las actuaciones, diálogos repetitivos y vistos en mil películas.
Realemnte produce rechazo contemplar la contínua ridiculización y menosprecio hacia el hombre.

Esto es un suma y sigue del despropósito en el cine español. Quizás peor por que esta señora catalana mejor se pondría a trabajar y no apuntarse al carro de las subvenciones entrando en el supuesto mundo del cine como un elefante en una cacharrería. Una secuencia que ni parecido tiene con el cine que no cuenta nada y sobre todo nada nuevo. No entretiene, no narra, no aporta nada al ya de por por si desolador panorama cinematográfico.
El cine agoniza.