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España España · valencia
Críticas de elsherpa
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
5
5 de abril de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dirección de Justine Triet, bajo coagonización con Arthur Harari, propone una intriga interesante que va un paso más allá de los límites del ‘thriller judicial' convencional; nos proyecta el final de la vida, como un tiempo personal que no corresponde a la muerte, si no al diálogo y la controversia alrededor de la convivencia.

La cinta peca talvez de una excesiva duración para un metraje tan reflexivo e interiorista, pero que una vez asumida su naturaleza en la historia, el tiempo se acorta inconscientemente. El efecto, siempre grato, es mucho más meritorio tratándose de una historia, en la que consiste básicamente de personajes dialogando y argumentando de forma teatral.

Básicamente armar una intriga judicial, sin infravalorar al espectador, sin pretensiones de una fábula moralizante, y sin artificios sentimentales. Pues en lo que respecta a las cualidades narrativas, la película es destacable ante una narración que avanza sin perderse por las ramas ofreciendo puntos de giro en el momento oportuno aunque mostrando personajes un tanto encasillados, en la que una magnífica interpretación lo salva en general. No obstante, una buena valoración es la de presentar a unos personajes incómodos por su ambigüedad. En el largometraje ese papel corresponde a una inconmensurable Sandra Hüller (Sandra) en un difícil reto, en la que aquí encarna a una escritora sobre la que pesa la sospecha de un asesinato, y en la que nos lleva a la verdad de una convivencia, no tratando de encontrar al culpable. El hijo Samuel Maleski (Milo Machado Graner) es el otro personaje clave que también destaca por su ejemplaridad. 

Hay una cosa en la que la película de Triet destaca, y es la sutileza con la que desarrolla el retrato de los personajes y las relaciones que mantienen entre ellos. La escritora no sólo es acusada de asesinato por motivos meramente circunstanciales, sino por la moralidad haber triunfado allí donde su marido ha fracasado; por haber relegado al hombre al cuidado del hogar; por ser bisexual y haber mantenido esporádicas relaciones extramatrimoniales. Todo eso lo que puede ser perdonado socialmente en un hombre, y que constituyente nos lleva moralmente a una prueba acusatoria contra ella. Es en este punto donde la historia traspasa los límites convencionales del thriller consumista, entre mezclándose con un filme social, en su fondo.

Otro par de detalles menores separa del filme, de esa calidad, en la que está queriendo continuamente rozar con los dedos. La administración de justicia no busca la verdad de los hechos, sino ganar nada más. El tribunal es un elemento en el que se desarrolla ese juego acusador. En ese escenario, los actores son los abogados, y en sus alocuciones dejan espacio para el humor y la ironía. 
Todo es ambiguo, con una fotografía que no aporta  a los personajes gran cosa, con tonos apagados y fríos, ángulos simétricos y primeros planos silenciosos; en la que casi todo es gris en la película, salvo ese niño medio ciego, que da muestras de una madurez y de un discernimiento anormal para su edad en su disfuncionalidad, pero que deja una sobrada instrumentalización del personaje. Pero tal vez lo peor del filme sea su ritmo en el que igualmente es frenetica, como se ralentiza con exceso, lo que puede llevar al espectador a un cierto desconcierto.

Es un largometraje largo, denso y afilado, donde puede parecer un ladrillo, pero que igualmente, dónde se pueden hallarse desafíos morales e intriga absorbentes, intentando hacer participe al espectador como observador de un jurado, ante la pregunta "de que si Sandra fue capaz de matar a Samuel, o igualmente no hizo nada por evitarlo".Y dejando que a fin de cuentas sea un caso irresoluble. 
elsherpa
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6
5 de enero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer un biopic canónico es complicado ante no desvirtuar el personaje, pero al mismo tiempo dotarlo de interes. Cuestionar el personaje sin hacer sangre. Trueba y su equipo han conseguido, alejando el filme de sensacionalismos y convirtiendo un drama en algo cálido y romántico, poner en tela de juicio determinados actos del propio biografiado pero sin hurgar demasiado en una herida que marca gran parte de su vida.
Históricamente realista. La narrativa visual discreta y los esfuerzos logísticos por ambientarse en lo más próximo a la época, han conseguido que el metraje no se convierta en un taquillazo en las salas, pero seguramente le acerque al máximo a la realidad y las vidas que se intentan interpretar.
Un humorista que dejó tendencia y su sello personal como los grande comedianted de aspecto frío y serio, en el que no queria contar chistes, pues como el declaro, el no contaba chistes, solo pretendía contar historias y cuentos, el humorista más contratado de España en su momento, ganando medio millón de pesetas por cada gala. La historia obvia la parte final de su vida, pues si bien el cómico triunfó como nadie, pero acabo a los 59 años arruinado, devorado por la depresión, y envuelto en sexo y alcohol.
El largometraje se envuelve en su trasfondo en la historia de amor del matrimonio, es sobre los años más luminosos de la vida de Eugenio, esos en los que conoce a Conchita, el amor de su vida y una mujer sin la que sería imposible entender la compleja personalidad del artista.
El director nos muestra los años 70/80 con sencillez y ternura sobre los años en que surge el artista, esos en los que se inicia al conocer a Conchita, el amor de su vida, una mujer en la que sería imposible entender la compleja personalidad del personaje, cómo un aprendiz de joyero cambia su vida ante una joven cantante en un capricho del destino, formando sus vidas, su matrimonio, y su familia, hasta el día que la enfermedad cruel y siempre perversamente inoportuna, deja su herida, con la muerte de Conchita a los 37.
Un reparto superlativo y una estructura circular en una historia que parece más soñada que vivida impregnada de un poso de melancolía. Sobre todo, porque una vez más, nos remite al sufrimiento del cómico que debe darlo todo para inocular al público ese tranquilizante sin efectos secundarios que es la risa, y sin que se note ese dolor que lo carcome por dentro. David Trueba se inspiró en los libros de Gerard Jofra, hijo del humorista, para hacer esta película. El primogénito estuvo todos los días en el set de rodaje y agradeció que la historia se centrara en Conchita, e intenta conseguir la idiosincrasia de los personajes principales con David Verdaguer (Eugenio Jofra) que suena para mejor goya actor, y Carolina Yuste (Conchita Alcaide).
elsherpa
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4
26 de octubre de 2023
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Metraje extraordinariamente complejo desde lo formal y, complicado desde lo narrativo, y es que no funciona como Película del todo bien. Que la precisión de su sistema ha llegado a un nivel de prolijidad y especificidad que no parece haber nada que se asemeje a la vida real ante el teatro de marionetas en el que se convierte este genero de cine.
En un momento determinado te puede llevar a leer entre líneas a un grupo de amigos de actores famosos en un estudio, entreteniendo jugando a una función teatral para ellos mismos.
Su trama sigue los eventos transformadores que ocurren en una convención anual Junior Stargazer en la versión retro-futurista de 1955. Tiene como piso un escenario teatral, en el que un maestro de ceremonias va presentando los distintos actos como si se tratara de partes de una obra para ser grabada y exhibida por TV que allí se va a representar. Y a juzgar por la manera en la que Anderson coloca la cámara, a modo de plano general desde un proscenio, bien podría serlo. De hecho, la escenografía de esa pequeña ciudad en la que se desarrolla la acción es la más claramente falsa de todo su cine, una especie de ciudad a lo "TRUMAN SHOW" que existe en una pecera dentro de esa otra pecera.
El enfoque de su realizador disfraza con inocencia una mordaz crítica a esa identidad yanquicentrista, reivindicada una y otra vez en Hollywood a través de las décadas. Es casi como si su excentricidad fuera el resultado de un método empírico de observación, que estudia las costumbres de su propio país con la curiosidad de un alienígena. Y quizás por eso mucha gente se siente alejada de este filme. El largometraje eleva a la máxima potencia el estilo del director, al punto de que siente casi frío y “sin alma” como si se tratara de un estudio de las costumbres humanas vacío de sentimiento. Aunque debajo de su superficie, es mucho más que eso.
Llenas de detalles que hay que mirar con atención para entender la escenas, que conviven con diálogos en donde se mezcla permanentemente lo ingenioso y lo absurdo. Las conversaciones reflejan a veces en un tono naif las declaraciones más contundentes sobre la vida y la muerte, comentarios que no se podrían definir de otra manera, que simplemente peculiar.
No hay actuaciones destacables, aunque hay que reconocer que el mayor peso lo lleva Jason Schwartzman porque todo consiste en muchos planos mirando directamente a la cámara, haciendo confesiones que destacan por lo absurdo y sin gracia ninguna. Y mucho decir que "si no se duerme, no se podrá despertar", que ahí debe estar la moraleja de la historia, si es que hay una historia en esta obra.
elsherpa
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6
20 de mayo de 2024
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La película se basa en la "Mille Miglia de 1957" y su importancia crucial para la supervivencia de Ferrari, como fabricante de automóviles.
Hay que empezar comentando que para las dos horas y once minutos que dura la película, te tiene que atraer el mundo automovilismo para atraparte a la butaca, pues se centra en un momento crítico de Enzo Ferrari divo de las carreras, aunque en todo momento hay que ser consciente que no es la vida de Enzo y ni de Ferrari, por lo que queda el filme un tanto anecdotario. Existe una película documental del mismo nombre del 2017, que cuenta lo mismo pero más extensamente en las carreras Ferrari, y que sirve perfectamente como complemento, histórico.

El largometraje es un biopic que no quiere conformarse con ser una película biográfica al uso, lo cual lleva a una serie de decisiones que definen aquello en lo que acaba convirtiéndose: una mezcla con algunos ingredientes fascinantes, pero que no terminan de dar forma a un plato realmente apetecible. Dicho de forma más clara, acaba siendo menos que la suma de sus partes, dejando la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, la dirección nunca parece tener muy claro cuál es su verdadero eje dramático.

Los actores todos están bien en general, especialmente Penélope Cruz (Laura Garello), ante el poso dramático de sus escenas. En el que si alguien en este metraje, hubiera merecido un óscar, efectivamente hubiera sido ella. En cambio, Adrián Driver (Enzo) topa con la dificultad de hacer que el espectador se emocione, con la vehemencia de Enzo Ferrari por los coches y la velocidad.
El problema es que el guion les mantiene detenidos en una furia que ni avanza ni alimenta. Su director sigue ante esto, mostrando su talón de Aquiles en su narrativa trabajo.

El final la historia termina de una forma un tanto cortante, ya que quienes han leído o visto sobre la vida de Enzo Ferrari, hubieran deseado entrar en el famoso. juicio cuestionado de la XXIV edición de la Mille Miglia.

Como también creo que desde España se hubiera agradecido, que nos hubieran mostrado quiera era el español XI Marqués de Portago, un aristocrata deportista de múltiples deportes y gran playboy de 28 años, realmente un personaje muy peculiar, que llegó a definirse “ en que cuando el dinero te aburre y las mujeres no terminan de saciarte, el riesgo se convierte como una droga”; un tipo en el que tan solo 17, ganó 5.000 dólares en una apuesta temeraria ante pasar con una avioneta, por debajo del por puente de Londres, un piloto que cobraba 40.000 dólares anuales por ser piloto de Ferrari en los cincuenta, y que escribió a su novia una nota, teniendo fallecer en la carrera. Un personaje muy cinematográfico al creo se le saca poco provecho.
elsherpa
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5
7 de mayo de 2024
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El realizador madrileño nos lleva en un viaje emocional, mundos separados cultural y socialmente, la denuncia de desapariciones de personas, paisajes diferentes, el espíritu de supervivencia, esta son las constantes que pone en juego de este largometraje.
Tal vez lo destacable de su rodaje como película española es su paisajismo del valle de kullu al norte de la India a 6.000 metros de altitud y bajo cero, el Monasterio de Rey Gompa, aunque también se rodo una, porción en canarias. Viene a realizarnos un paseo de senderismo sin movernos de las butacas, y lo hace con tintes españoles. Y aunque evita caer en tópicos excesivos, no puede evitar pasar por varios lugares comunes que esperarías de una película así. Y se queda a medio camino en los múltiples temas que introduce.

Miguel Herrán vuelve a asumir sobre sus hombros buena parte del peso dramático. Su interpretación muestra toda una transformación interior que va evolucionando de un joven mochilero turista despreocupado con su pareja y su hijo en la India, hasta el hombre forjado por las adversidad y el dolor de su pena en la que otra cultura le hace tener otra perspectiva en su vida. En un filme que nos lleva desde un thriller, hasta el drama personal en el redescubrimiento interior.

Miguel Herrán y Alexandra Masangkay nos cuenta esta aventura en la cordillera del Himalaya, en la que talvez lo peor lo podamos encontrar, en que para dos horas de metraje, su historia no nos cuente mucho sobre sus personajes, y en no saber claramente en como deja la transformación de su protagonista
elsherpa
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