Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
Críticas de Seldon
<< 1 30 40 46 47 48 49
Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
4
10 de junio de 2015
9 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esto de las series de TV no es oro todo lo que reluce, lamentablemente. Con el resurgimiento que la televisión ha tenido durante los últimos años -décadas ya de hecho- como el lugar donde está la calidad a la hora de contar historias (a lo que, dicho sea de paso, también a ayudado bastante el que el cine parezca interesado casi exclusivamente en contar otra vez las historias de hace 20 o 30 años o en gastar presupuestos multimillonarios en hacer películas de superhéroes), podría parecer que todo lo que se hace como serie de TV es una maravilla excepcional: nada más lejos de la realidad.

Sí, evidentemente las hay, y bastantes. Como también las hay (series quiero decir) más honestas, que no tratan de engañar a nadie y juegan a ser lo que siempre fueron, productos de entretenimiento descartable y olvidable una vez usado. Pero también hay series que se revisten de cierto halo de respetabilidad y seriedad (eso es cierto que lo intentan), para acabar siendo mediocres.

Rectify en mi opinión es uno de esos casos.

Rectify es una serie dramática, no de género (no es un thriller de asesinos en serie, no es fantástico, no es terror, no es “cine negro” policial,...) Nada que objetar a eso en principio, pero hay que ver el resultado.

Cuenta la historia de Daniel Holden a partir del momento justo en el que sale de la cárcel, más concretamente del corredor de la muerte donde ha pasado casi los últimos 20 años.

Cuando era un adolescente en el último año de instituto fue acusado, juzgado y condenado por la violación y asesinato de su –igualmente- joven novia Hanna. Ahora, tras pasar 19 años en el corredor de la muerte esperando su ejecución, nuevas pruebas de ADN invalidaron el juicio original, y por lo tanto es exculpado y liberado.

Es una buena noticia para algunos: evidentemente para él, pero también para su madre, y para su hermana menor, Amanda, que siempre creyó en su inocencia y que ha pasado toda su juventud luchando por demostrarla junto con un nuevo abogado, con el que de hecho ha acabado teniendo una relación.

Pero no es motivo de alegría para todos. Daniel vuelve a su ciudad natal, Paulie, donde han continuado viviendo sus familiares, pero también los familiares y amigos de su antigua novia, como su hermano.

Y no sólo él es el que no está demasiado feliz de verlo. Tampoco la mayoría del pueblo parece alegrarse mucho: ni el sheriff que lo detuvo, ni los fiscales, para los que la invalidación del juicio ha supuesto una derrota, ni el senador del estado que se ha tomado como algo personal el lograr que Daniel, “el asesino de esa pobre chica” vuelva a estar entre rejas, que es donde debería estar.

Hasta aquí todo es más o menos esperable para Daniel, pero quizás es la desconfianza de otros, menos evidente a priori, la que más daño hace. Su madre enviudó y se volvió a casar con un buen hombre, que, junto con su hijo Teddy, ahora el hermanastro de Daniel, regenta el negocio familiar: un concesionario.
No es que Teddy dude de la inocencia de Daniel (¿o sí?) pero no está muy contento de cómo puede afectar a las ventas de su negocio (que por otra parte no deja de ser el negocio de Daniel realmente) el tener al “asesino” rondando de nuevo por allí... ya sabéis, es una ciudad pequeña y tal.

Tampoco ayuda mucho la fascinación –mutua- que su mujer, Tawney parece mostrar por Daniel. Tawney es una joven esposa, buena cristiana y profundamente religiosa, muy religiosa, siempre dispuesta a no prejuzgar y a practicar los preceptos más nobles de su religión con todos, incluido el propio Daniel.

Y Daniel parece un personaje completamente desnortado tras pasar 19 esperando la muerte. Puede que sea comprensible, pero desde luego es una de las cosas que más me molesta de la serie: esa permanente desorientación del personaje, como si no supiera a donde ir, que esperar (ni de sus familiares ni de sus vecinos) o que hacer con su reciente libertad.

El primer episodio, y casi si me apuráis el segundo también, es buena televisión. Muy buena de hecho. Pero lamentablemente, a medida que avanza los episodios se va desinflando, va perdiendo interés, hasta que parece más bien una de esas películas independientes que todo el mundo (por lo menos la crítica) se dedica a poner por las nubes (por algo la cadena original de la serie es la SundanceTV). Vamos que –para mi gusto- acaba convirtiéndose en una mala película indie.

El problema real es que no pasa nada... literalmente nada, durante los 6 episodios que dura la primera temporada. De hecho prácticamente esos 6 episodios se arrastran durante la primera semana de libertad de Daniel. Y eso intercalado con flashbacks de su estancia en prisión, y con alguno de los sucesos que lo llevaron allí.

La serie tampoco parece definirse y es como si quisiera jugar a dos bandas: cuando crees que el tema serie va a ser la redención, la necesidad de rectificar por los errores del pasado, se empieza a vislumbrar que quizá Daniel si es inocente, y que no fue el asesino de su novia. Pero también vuelve a cambiar el rumbo y a insinuarse que quizás no, que aunque puede que no fuera el único responsable, si que participase de alguna manera. Y el problema es que esto, que podría ser un punto a favor, al final llega a no importarte demasiado: si es inocente, si es culpable, si estuvo implicado,...

De todas formas le di una segunda oportunidad, y pacientemente me tragué los 10 episodios de la segunda temporada. Lejos de mejorar, continúa con la línea descendente. Ritmo lento, nulo interés por resolver el misterio, y pocas cosas que contar en esos diez episodios (aunque alguna si que hay) sobre lo que le pasa al desnortado de Daniel en esos diez episodios.
Puede que merezca una tercera oportunidad (este verano se estrena la tercera temporada) pero en mi caso particular no se la voy a dar.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2015/06/rectify-puede-que-merezca-una-tercera.html
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
3 de julio de 2012
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto sencillamente NO ES CINE, ni siquiera cine documental. Seguramente alguno de los sesudos cinéfilos gafapasta si lo calificarán de cine (añadiendo el consabido "independiente" como marchamo innegable de calidad, como si tuviera algo que ver) pero bueno allá ellos...
Es más bien el equivalente a esas performaces o instalaciones de arte (añadir todas las comillas que se quieran, en mi caso muchas) moderno que podrías ver expuestas en el MOMA o en el Guggenheim y para despues al salir decir "venga ya... ¿en serio? ¿pero que trola me estási intentando colocar?"

He visto películas porno muchísimo más entretenidas que esto... en cualquier sentido aplicable al término.
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
8 de junio de 2014
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los anglosajones usan la expresión guilty pleasure (algo así como placer culpable) para referirse a algo que te gusta, pero que no lo confesarías, o como mucho, te avergüenza reconocerlo porque en el fondo sientes que su calidad es más bien mala y que no está a la altura.

Cuando empecé a ver Revenge, había oído este adjetivo aplicado en varias ocasiones a esta serie, después de ver una temporada completa, con sus 22 episodios, puedo decir puede que para los demás sea acertado, pero para mi el calificativo es erróneo: culpable desde luego, pero ¿placer? Me he tenido que aguantar las ganas de mandar la serie a la m** durante 22 semanas, intentando darle otra oportunidad a ver si esto llegaba a algún término, mientras la historia se arrastraba y estiraba miserablemente, como un chicle ya sin sabor de lo baboseado que estaba.

Vamos a ver, señoras y señores: esto no es más que otro culebrón (ni siquiera es el culebrón definitivo como pretende) contando la vida de niños ricos y pijos americanos, pero aquí en vez de preocuparse por si el zorrón de la capitana de las animadoras del instituto te hace caso o no, su máximo problema es que modelito se van a poner en la próxima fiesta, o si van a servir a los invitados raiz de loto con aire de limón, o mouse de paté al nitrógeno líquido.

Porque esto se desarrolla en Los Hamptons, la zona de playas pijas, pero pijas pijas de verdad que hay en Long Island, a pocas horas de Nueva York, donde se supone que todos los millonarios que son alguien en la ciudad tiene luego una casita de veraneo en la playa (ya sabéis, la vida está hecha de pequñeos placeres: un pequeño yate, una pequeña mansión). Por si no os situáis es más o menos por donde El Gran Gatsby tenía su mansión.

La reina del lugar es la mala malísima Victoria Grayson, a la que todos lamen el ***, en las fiestas y actos sociales que permanentemente organiza (bueno, ella en persona no, claro, para eso tiene contratada una tipa que se encarga de esas incomodidades). A la buena de Madeleine Store la ha venido Dios a ver cuando le dieron el papel, porque parece que ya nadie se acordaba de ella (y desde luego no ha hecho nada bueno desde 12 monos). Pero desde luego aquí está impecable en su papel de arpía como el hielo (como si cagara cubitos) a lo bruja malvada de Blancanieves.

Y a la casita (bueno casoplón) de al lado llega una rubia que está como un queso, que es como 20 años más joven que ella, que empieza a tirarle los tejos a su hijito, y que desde luego alegra la vista una barbaridad a los espectadores de la serie. Ella no lo sabe, pero esta nueva pija en el vecindario (Emily), no es quien dice ser. Tranquilos, no es un spoiler: la serie ya se encarga desde el minuto 1 de decirnos que la tal Emily viene a vengarse de la familia Grayson y que no va a dudar en que rueden las cabezas que tengan que rodar (luego no es para tanto, la verdad, tantas vueltas y tonterías con lo fácil que sería contratar a un par de sicarios colombianos o del cartel de Sinaloa).

De hecho la serie es tramposa hasta el extremo de empezar con una escena de asesinato que no ocurre, no hasta el final de temporada (eso tendría un pase), sino hasta poco después de la mitad... y luego sigue, y sigue, y sigue...
Además está la permanente e irritante voz en off de la rubia que se encarga de empezar y terminar cada capítulo, y de recordarnos que esto es una venganza, por si no lo habías pillado por el título de la serie, lo malo que son los Grayson, y lo mucho que puetearon al papá de la rubia cuando ella era niña. Vamos que lo único que le falta por decir es: “Hola, soy Amanda Montoya, digo Clarke. Tu mataste a mi padre, prepárate a morir”.

O sea, querido lector. Esto no es más que un culebrón a lo Sensación de vivir, Melrose Place u Orange County, pero revestido de dramón por la historia de una venganza. No es que tenga nada en contra de estos culebrones (salvo que no me gustan), y hasta la idea de la venganza podría tener su aquel si no fuera por dos cosas:

Primero porque es larguíiiisima. ¿tantos y tantos capítulos pa vengarse? Venga joder, que la venganza se come fría pero esto es demasiado.

Y segundo porque todo resulta inverosímil, y nada creíble. La mayoría de los diálogos son manidos, las interpretaciones de cartón piedra. Ni los pobres del pueblo (Jack y su hermano dueños de la taberna del puerto) resultan creíbles aquí como los niños pobre enamorados de las niñas pijas.

Es curioso porque también oí quien comparaba esta serie con El Conde de Montecristo, de Dumas, y ahí no puedo estar más de acuerdo: No es que sea una adaptación de la novela (ni siquiera muy libre). No, no es eso en absoluto. Y no es que está de acuerdo porque lo único que tienen en común es que se trata de una historia de venganza. Lo que de verdad tiene en común es que ambos son un folletín interminable, o mejor dicho largísimo y que lo mismo puede terminar cuando termina que durar el doble o la mitad: Si alguno ha tenido la curiosidad de leer el libro de Dumas (no una versión adaptada, sino el original) son como 1300 o 1400 páginas de culebrón artificialmente alargado (Dumas lo publicaba por entregas y cobraba por cada entrega, así que le convenía que fueran muchas) en la que la historia interesante y que todos conocemos ocupa sólo las 200 o 300 primeras páginas: el resto es solo relleno que en el siglo XIX se llamaba folletín y ahora telenovela.

Pues Revenge es lo mismo. Con su pan se lo coman: con la cantidad de segundas temporadas de buenas series (pero de verdad) que empiezan ahora en verano no seré yo quien pierda más horas de mi vida con la segunda temporada de esta cosa.


Si te ha gustado (y te apetece), pásate por: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2014/06/revenge-placer-culpable.html
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
3 de abril de 2012
5 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Que cosa más mala por dios! De lo peor que he visto en mucho tiempo.
Ya de partida no me gusta Harlan Ellison como escritor de CF (no se como será el relato en que se basa pero los otros suyos que he leído son de malos para abajo), pero es que esto no hay por donde cogerlo. Quizás pierda cosas del relato que la hubieran enriquecido, no lo se, pero tampoco importa porque aquí de lo que se trata es de juzgar la película.
¿Una modesta fábula postapocalíptica de serie B y escasos recursos? Eso podría ser Mad Max, ero esto es mierda como el sombrero de un picador.
Como curiosidad es la primera película de Don Johnson, al que alguien debió de convencer de que era actor y el tipo se lo creyó encima.
Hasta lo del perro está mal hecho
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
9 de septiembre de 2006
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien rodada, consigue sumergirnos en el ambiente aparentemente aburrido monónoto y gris de la vida de una familia recién mudada a la campiña inglesa, fría, monótona, gris y lluviosa, donde sin embargo se ocultan secretos inconfesables que el hijo (Tom) descubrirá y estará dispuesto a desvelar.
No obstante, a los personajes les falta cierta profundidad, se dejan demasiadas motivaciones y sentimientos a la imaginación del espectador (sobre todo en el caso de los padres), la película se compone más de silencios que de diálogos y aunque su metraje no es excesivamente largo (90 minutos) si que se hace larga en ciertos momentos. Aprobado raspado
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 30 40 46 47 48 49
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow