Por la única crítica que tiene se ve que este documental ha pasado sin pena ni gloria. Y es una pena porque tiene momentos muy conseguidos y El Coleta es un personaje interesante, aunque se le vaya la olla de vez en cuando.
Lo estropea casi todo ese discurso simplista, manido y que no conduce a nada, como que todo está podrido, que sigue el franquismo (¿también con comunistas en el Gobierno?), que nadie hace nada por nadie. En esto tiene toda la razón Cinemagavia. Un poco más de sentido crítico y de cultura de la buena habría hecho de esta obra algo digno de recordarse. Porque el cine quinqui, aunque muy mitificado (y fue una moda) dejó cosas valiosas.

Es casi un género, venganza judía de los criminales nazis. Áquí la historia servida por un viejo de 90 años, con principio de Alzheimer, un Plummer caquéctico que da a la película un ritmo lento y cansino.
La interpretación es buena, pero no basta. Y la idea es alargar la peli. Tiene que matar a un nazi pero no sabe bien quién es y va probando....
Digo que por qué el guionista no puso a un viejo más joven y con más facultades para darle a todo un poco de más marcha. Aunque tembloroso y todo, tres disparos se carga a un poli de cincuenta años y a un perro lobo.
Lo único valioso es el giro final, aunque tiene trampa.

Sólo por la ignorancia que campea en el tema de la religión, se explica que muchos comentarios digan que esto trata de la fe.
De lo que trata es de la locura, de ese instinto de muerte, patológico, en contra de algo esencial en religión que es no matarás. (Que con mucha frecuencia el ser humano se salte ese mandamiento a la torera es otra cuestión, que depende de algo llamado libertad).
Así qué nada de religión.
Como película, tramposa. Eso de que padre e hijo iluminados veían los pecados y mataban a gente que eran asesinos o pederastas o putas es una chorrada como la copa de un haya, mucho más ancha que la de un pino. El final, que no cuento, es una verdadera tomadura de pelo.
Las interpretaciones así, así. Lo mejor el Fenton de niño, pero poco más. Y es que cuando la trama es absurda y el guión inverosímil poco se puede hacer.

Suelo darle a las películas media hora de gracia (y 30 páginas a los libros) para ver si me engancha. Si no, si es un libro lo dejo. Con una película es más difícil, aunque vista como esta en una plataforma, siempre se puede dar al forward. No lo he hecho, a pesar de que bostezaba continuamente.
Esa media hora, que debía ser el planteamiento, solo vemos a una al parecer sonámbula que vuelve a su infancia, haciendo toda clase de gilipolleces.
Se entiende que luego se irá aclarando, por eso es un thriller. Pero lo que viene luego es tan disparatado como el principio. Sigue el bostezo. Todo resulta como de aficionados.
Es la ópera prima (y quizá última) de un especialista en montaje. Pero aquí no se lo ha montado nada bien.

No la vi en su día, y de lo que me libré. Se ve que Almodóvar estaba aprendiendo pero con poca eficacia.
Esto es un sainete de los de antes, criadas y señoras, militares y criadas, pero con drogas, lesbianas, blasfemias e irreverencias varias. Los ataques a la Iglesia le salen gratis. ¿Se atrevería con un Mahoma? Hay mucho cobarde entre los iconoclastas.
Los papeles de las monjas son tan absurdos -no tienen ni la lógica del esperpento, ya quisiera Almodóvar parecerse a Valle Inclán- que las actrices hacen lo que pueden.
Hay ocurrencias, como la del tigre, pero no llegan a hacer gracia.
En fin, como siempre aquí, Almodóvar sobrevalorado. Pero tiempo y al tiempo. Por esta película ya han pasado treinta años y vaya si se le nota. Suena ya no a cine de autor sino a parida de autor. Alguien aquñi ha llegado a escribir "gran drama". ¿Qué seria entonces el Hamlet de Olivier? ¿Super-mega-magno-excelent drama? Esto es, más sencillamente, un bodrio.