No hay héroe sin villano, ni villano sin héroe. Están hechos para encontrarse, se necesitan y se complementan. Cuando mayor es la motivación del villano más peligroso lo convierte. Pueden ser amigos y en un pestañear se convierten en archienemigos. El héroe suele tener moralidad, y esa moralidad es su debilidad y su fortaleza al mismo tiempo.

¿Quién no ha leído un comic en su vida? ¿Quién no ha visto ninguna película o serie de superhéroes todavía? Creo que a estas alturas la respuesta es nadie.

Pues bien, imaginemos que traspasamos la imaginaria de los comics al mundo real, donde los protagonistas son gente “normal” con sus problemas y sus limitaciones, y ya tenemos el argumento de la película.

Hace tiempo escribí una crítica más corta que está, en la que preguntaba si era una reflexión sobre el mundo de los comics, o era una adaptación de los comics al mundo real, y que era solo de un visionado, ocho años después la he vuelto a ver, y me ha tenido entretenido los 100 minutos que ha durado. Tiene fallos de guión si, tiene recursos sacados de la manga también, tiene a Bruce Willis en plena forma cierto, Samuel L. Jackson no defrauda cierto, es uno de los mejores trabajos de M. Night Shyamalan correcto, se puede decir que la banda sonora de James Newton Howard te atrapa pues también.

Si le haceis otro revisionado seguramente encontrareis más fallos pero pasareis hora y media entretenidos.

Han llovido 32 años desde que se estrenó esta película, no estaba Corea del Norte, ni Irán en las quinielas de la carrera nuclear. Estaban Gorbachov, Reagan y Thatcher repartiéndose el mundo. Pero todavía rondaba el fantasma de la guerra fría y el temor a que un loco con poder le diese por apretar un botón con el que lanzar misiles nucleares a su rival en la contienda.
¿Cómo lo vivirán una pareja de jubilados el hecho de sufrir un ataque nuclear? Pues de eso es lo que trata este largometraje, a través de un matrimonio de jubilados ingleses que viven solos en una casa en el campo nos muestra el antes y el después de una explosión nuclear. Nos muestra como son informados del inminente ataque en el que es la mujer la que va quitando hierro al asunto, quizás por ignorancia. Y los efectos devastadores del después en el que es el hombre el que va quitando hierro, quizás por los efectos de la bomba en su cerebro.
Como entretenimiento, la película es lenta y a veces incluso aburrida. Se agradece el hecho de que en ciertos momentos mezcle estilos de animación e intercale imágenes reales.

A estas alturas creo que no es necesario presentar a esos dos galos que son Asterix y Obelix, ni a los personajes de su aldea: el jefe, el druida, el bardo, el pescatero. Ni hace falta hablar de la poción mágica. Ni a su archienemigo Julio Cesar.
La película comienza con una batalla entre el pueblo galo y los legionarios romanos, y nos traslada al Senado romano, donde deciden poner a prueba al pueblo galo. Y ahí es donde arranca la historia. Deben realizar doce pruebas para demostrar que son dioses, las cuales logran realizarlas con humanidad (el comer es un placer, y si no hay jabalíes para comer no hay placer), inteligencia (vencer a la burocracia con su propia burocracia) y la ayuda de la poción mágica.
Como en los tebeos, despliega una caricaturarización (que palabra más complicada) de los habitantes de diversos países: galos, romanos, griegos, egipcios, persas, belgas y germanos. Lo único que chirría es el doblaje sudamericano, ¿es que en aquella época no había dobladores españoles?.

Si la versión televisiva de Supergirl es un producto de chicas enfocado para el público femenino, este Relámpago Negro ( Black Lightning ) es un producto afroamericano enfocado a un público afroamericano. Todo muy políticamente correcto y familiar, como vienen siendo este tipo de series, en los que nos solemos encontrar humor blanco, relaciones paterno-filiales o materno-filiales, una pizca de romance, algo de drama y ¿acción?.

Se lo toma más en serio que DC Legends of Tomorrow y es menos dramática que Flash. Como suele ocurrir últimamente se plantea la moralidad del héroe, un héroe que no es ejecutor, incapaz de matar aunque sea a su eterno enemigo, un héroe que inspira esperanza a su ciudad.

Esta primera temporada parece más una presentación de los personajes que una trama, y todo a golpe de música afroamericana (soul, jazz, rap). Si algo le he notado a faltar es más acción, más enfrentamientos, más peleas coreografiadas, no puede ser que se dejen la salsa para los últimos 5 minutos.

Se han dejado muchos cabos abiertos, muchas dudas sin resolver y muchos personajes sin terminar de explotarlos, supongo con la intención de hacer más temporadas.

Lo que diferencia una buena de una mala película, es que en una buena película el tiempo se te pasa volando y te quedas con ganas de más, y una mala película se te hace eterna y esperas que termine cuanto antes para hacer otras cosas más interesantes. Y en esta ocasión a mí personalmente me ha ocurrido lo primero, me ha tenido enganchado durante los 100 minutos que dura y me he quedado con ganas de más. Con ganas de más acción, más efectos, más adrenalina, más entretenimiento.
Qué es lo que nos da, lo primero una motivación para el villano, un villano carismático. Lo segundo una reflexión sobre el racismo, tememos a todo lo que desconocemos y por eso intentamos controlarlo y acabar con ello. Tenemos un grupo o elenco de actores de renombre, una buena bso, efectos especiales, acción, una pelea final en un sitio representativo de los EEUU como es la Estatua de la Libertad.
No hace falta dedicar un largometraje para presentarnos a cada mutante, durante el desarrollo de la película del grupo se van presentando tanto los héroes como los villanos.
Tiene su momento dramático y tiene a Stan Lee vendiendo perritos calientes.
Quizás sea una nota excesiva un 10, pero en su momento, como entusiasta de las películas de superhéroes y de efectos especiales, me pareció que era lo que se merecía.