Tremendamente pueril. La crítica a los medios de comunicación y a la violencia implícita con la que se bombardea a los espectadores, así como la banalización que se hace ella a base de empaquetarla para venderla como hamburguesas, esta ahí, no lo niego. Pero creo que todo el planteamiento del film es una grandísima caricatura excesiva, pasada de vueltas y ridícula, en mi opinión más inclinada a crear polémica fácil que a mover las conciencias de personas con dos dedos de frente.

Para criticar de forma ácida la violencia en la tele no hace falta rebajarse a su nivel, y menos hacer una caricatura tan exagerada que caiga en lo ridículo. Stone pretende demostrar por qué los mass media (sobre todo en USA) son la basura que son, cómo se recrean en la violencia para venderla como hamburguesas, cómo la insustancializan, cómo aborregan e insensibilizan a la gente con el tratamiento que hacen de ella. Pero es que eso es su intención, que queda clara porque la película es insultantemente obvia, y otra cosa lo que resulta de esa intención, una vez usa y abusa de todo tipo de recursos supérfluos y cansinos.

La historia real de Sampedro nunca me llamó demasiado la atención, tampoco tengo un debate interno sobre la eutanasia, así que en principio no corría riesgo de estar condicionado de antemano al ver la película. Quizás por eso, me ha parecido una película excelente que me reconcilia con el cine español después de bazofias como El Orfanato o REC.

El tratamiento de los personajes por parte de Amenábar me ha parecido tremendo. No sólo desde el guión, sino también con una puesta en escena ejemplar y una dirección de actores que ya quisieran para ellos la mayor parte de directores españoles. Curiosamente, Bardem, aunque me parece que hace un trabajo estupendo (a pesar del acento extraño), no creo que sea el mejor del reparto. En esta película las mujeres lo bordan: Desde Lola Dueñas, que esta enorme haga lo que haga, hasta Belén Rueda, que en El Orfanato estaba perdida, pasando por la cuñada de Sampedro, Mabel Rivera y la abogada, Clara Segura.

Si algo le he achacado a Dreamworks Animation SKG es practicar un humor sin chispa, previsible y basado en obviedades, con el máximo exponente de las tres partes de Shrek, franquicia que detesto irremediablemente y que me parece tan poco atractiva e ingeniosa como un ladrillazo en la frente. Al contrario que Pixar, cuyas fórmulas son mucho más creativas, los productos de Dreamworks nunca me ha parecido más que un envoltorio técnico sin esencia propia.

Pero algo ha cambiado en su forma de hacer películas. Apuntaron maneras con Madagascar, una película mucho más inspirada pero demasiado escorada al público infantil, y parece que rayarán a gran altura con su secuela. Pero está por ver si lograrán superarse a sí mismos y rebasar el nivel de calidad obtenido con Kung Fu Panda.

Por primera vez en su historia, Dreamworks ha hecho una película perfecta, al nivel de los mejores productos de Pixar. Técnicamente apabullante, ha conseguido insuflar vida a sus personajes como nunca antes, llenar la pantalla con cada escena por insignificante o secundaria que esta fuera y desarrollar un mundo tan rico en detalles que te fuerza quitarte el sombrero, recoger la mandíbula del suelo y postrarte ante la superación creativa de sus artistas y responsables.

En cuanto al sentido del humor, habrá a quien la mayor parte de los chistes y escenas cómicas no les hagan ninguna gracia, es algo inevitable. Como tampoco es inevitable decir: Ellos se lo perderán.

Lo que yo habría hecho con una historia tan curiosa e interesante como la de Domino Harvey es no ofrecérsela a un director como Tony Scott. El director de "Amor a Quemarropa" se deja ir en esta cinta y consigue un resultado pasadísimo de vueltas, con una narración irregular, estereotipada y vacía, algo muy diferente de lo que a uno le sugiere la historia de una modelo de Beberly Hills que decide hacerse cazarrecompensas.

Como película de acción tampoco funciona. Lamentablemente, para Scott acción significa mover la cámara todo lo posible hasta resultar mareante, procurar todos los efectos de postproducción posibles (desenfoques, cámara lenta, efecto estroboscópico, sobreexposición, contrastes...) Una vida tan poco común como la de Harvey podría haberse convertido en algo más interesante que una película absolutamente convencional y facilona.

A destacar, Mickey Rourke, qué gran actor a pesar de él mismo, y la presencia de Tom Waits, aunque inexplicable, siempre de agradece

Hellboy 2 adolece de falta de ambición. Si bien parecía que en la primera parte Del Toro ponía la primera piedra de una serie que crecería progresivamente (al menos se vislumbraba una segunda parte apoteósica) esta continuación parece un tímido esbozo.

Dejando a un lado que el apartado técnico es sobresaliente, Hellboy no ofrece nada más: Los personajes están estancados, la aventura propuesta no aporta nada nuevo ni sorprende, el desarrollo es absolutamente lineal... Con esto no quiero decir que Hellboy 2 sea una producción que no merezca la pena ver, al contrario. Pero lamentablemente no deja de ser una película, básicamente, dentro de lo corriente y lo moliente.

Lo mejor está por venir, o eso espero. Hellboy 2 como franquicia y Guillermo del Toro como director merecen un nuevo nivel que los consagre definitivamente.