Película basada en hechos reales, basada en la independencia de Irlanda de la mano del protagonista mencionado en el título. Obra entretenida, con gusto, dramática y visualmente potente. No es más que un drama político violento con la capacidad de conmoverte con bastante facilidad.

La obra es un biopic, no da para mucho más salvo que para honrar la memoria de un hombre de pueblo que le plantó cara a a corona que tanto les oprimió. Dos horas de historia bien guionizada con un ritmo adecuado y unas escenas bestiales con toda la violencia rabiosa de la IRA.

Fotografiada en tonos azules y grises como la naturaleza irlandesa. Protagonizada por un irlandés, Liam Neeson, que da para mí su mejor interpretación de toda su carrera; un Alan Rickman impresionante y una Julia Roberts bastante correcta.

Buena película para recordar esta frase de Oscar Wilde:
"Los ingleses tienen tres cosas de las que mostrarse orgullosos: el té, el whisky y un escritor como yo. Pero resulta que el té es chino; el whisky, escocés y yo soy irlandés"

Con que sencillez y franqueza desarrolla una historia John Ford. El rey del clasicismo compone una muy memorable "buddy film" con un trasfondo de la relación de los indios con los americanos.

Una película que haría un buen tándem con uno de sus tótems como es Centauros del Desierto. Esta por el contrario a la protagonizada por Wayne, contiene más humor y está tratada de una manera más liviana, no tiene la crudeza de la obra maestra del 56.

Stewart está tremendo, está por momentos divertidísimo y por momentos encarnando a los grandes defensores de los derechos humanos. Widmark sobrepasando lo notable y para destacar el personaje de Andy Devine, el eterno secundario fordiano por excelencia, la pastilla de humor en cada historia que se le pusiera en frente a Ford.

Y es que el racista fachorro de Ford (nótese la ironía) pone a los americanos a la altura del betún. Destacando la honradez, naturalidad y la bondad de los nativos americanos pese a las hostilidades que le planteen los colonos. Con una frase para el recuerdo Ford corona esta obra; "Los indios me trataron mejor que ustedes".

De Palma, el más digno heredero del director británico Sir Alfred Hitchcock, trae una obra puramente hitchcockiana pero con un sello e impronta muy Brian De Palma. Con unas claras influencias y con unas obsesiones claras que quiere mostrar en pantalla, Brian De Palma trae la película base del thriller erótico.

Bebe de "Vértigo" (la escena del museo), de "Con la muerte en los talones" (la del metro puede relacionarse con la del tren) y sobre todo "Psicosis". A "Psicosis" le han salido muchas hijas bastardas, secuelas y secuelas no oficiales, y sin duda, de todas ellas, la mejor es "Vestida para matar".

Igualmente De Palma se desliga como el hijo talentoso que es, y trae su particular atmósfera y puesta en escena excesivamente moderna y sensual donde la imagen y el montaje tienen un valor primordial. El guión se mantiene y está perfectamente escrito. Como dijo Robert Ebert, no es Hitchcock ni lo va a ser, pero se merece la comparación.

Además sale Michael Caine, que está tremendo, y una Nancy Allen dando una actuación muy prometedora y muy creíble.

Murnau, junto a Fritz Lang, fue uno de los grandes nombre del expresionismo alemán. Murnau era un hombre sumamente inteligente con una inteligencia visual que roza la superdotación, y obras como "Nosferatu", "Amanecer" o "El último" son la viva prueba de ello.

Una película que trae los movimientos de cámara por primera vez al cine. Cámaras en ascensor, entrando por ventanas, siguiendo a Emil Jannings (grandísima actuación)... Y a la vez consiguiendo una atmósfera y capacidad para encuadrar años adelantada.

El que no haya intertítulos permite que Murnau pueda contar la historia apoyándose en la dirección y fotografía llegando al paroxismo del expresionismo artístico.

Además la historia, una oda a nuestros mayores. Un canto a su dignidad y vivir con ella, un respeto a los que estuvieron antes por nosotros. Murnau ya advertía de cómo iba a ser la próxima década en Alemania.

No tengo mucho que decir de esta obra, porque realmente Adam Elliot me ha dejado sin palabras desde los primeros 10 minutos de esta obra magna de la animación y del cine. La experiencia es hermosa y no descarto alguna que otra lágrima.

Una película que trata enfermedades mentales, soledad, las sociedades americanas y australianas, el bullying y lo más importante, la amistad. Unas animaciones graciosísimas y divertidas de plastilina acompañado con el uso del color que mejor se ha dado en un film de animación hace de esta obra un regalo.

Es maravillosa, encantadora, triste, alegre, única, mágica y con una de las historias más preciosas de amistad nunca vistas. Todos debemos tener un Max y un Mary en nuestras vidas, que nos entiendan (aunque a algunos les cueste más que otros) y nos acompañen en la distancia siempre. No sé que más decir, realmente sigo sin palabras un día después de verla.