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España España · Barcelona
Críticas de Juankiblog
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
4
3 de noviembre de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en el hecho real del infame exorcismo en Tanacu, tratado con el mismo rigor científico que las películas de Expediente Warren, The Crucifixion es una insulsa película de terror que pese a no caer nunca en el ridículo sí que falla a la hora de construir una atmósfera verdaderamente terrorífica.

El factor miedete se reduce en su mayoría a unas escenas que suceden en flashbacks y con voz en off de fondo, por lo que nunca llegamos a tener una oportunidad real de aterrarnos o asquearnos con ellas. Y las pocas que suceden en la actualidad resultan de lo más descafeinadas. No sólo los sustos son escasos y flojos, sino que además los que hay se repiten entre sí. Tampoco hay ningún amago por parte de sus guionistas de introducir algo de terror psicológico. Y aquí casi que me alegro, porque por mucho que Sophie Cookson intente poner de su parte los personajes nos importan entre cero y nada.

Hay que decir que, gracias a su corta duración, al menos no nos aburriremos en ningún momento. Lo malo es que tampoco tendremos la sensación de estar especialmente entretenidos. El desarrollo es rutinario y repetitivo. Exceptuando algún plano resultón de la mano del director Xavier Gens, en su mayor parte parece rodada con más desgana y menos alma que Ocho apellidos vascos. Da la impresión de que sus dos primeros actos sirven para construir un clímax final que en realidad nunca llega porque se quedarían sin presupuesto a medio rodaje o algo por el estilo. Lo peor que puedo decir es que si no llego a saber que se ha estrenado en cines, pensaría que se trata del piloto fallido de alguna serie de Amazon que jamás recibió luz verde.

Por suerte, la escasez de medios a veces juega a favor de este género. Llevo tiempo ofendiéndome por culpa del exceso de CGI en películas como It, Alien: Covenant o la secuela de Expediente Warren. Aquí los efectos especiales están mucho mejor llevados, sin tirar de ordenador más allá del gusto del director por los insectos digitales. Y, en su defensa, supongo que de lo contrario le habría costado convencer a cualquier actriz para que se dejase cubrir el potorro de arañas. Así que todo bien.

Pero eso sí, desaprovechar la presencia de Javier Botet —el monstruo por excelencia que te salva cualquier peli por chunga que sea— relegando su aparición a un mísero plano de dos segundos, me parece un delito gravísimo. Exijo pena de prisión para quien sea que tomase esa decisión. O al menos que le prohiban involucrarse en cualquier proyecto cinematográfico de ahora en adelante.

En resumen, The Crucifixion es una película perfecta para hacer zapping los domingos por la tarde cuando la emitan en Cuatro. No puedo decir que me arrepienta de haberla visto ni nada por el estilo, en peores plazas hemos toreado y pagando, pero si me hubiera pasado 90 minutos delante de la lavadora tampoco habría notado mucha diferencia.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/the-crucifixion-piloto-fallido/
Juankiblog
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4
30 de septiembre de 2017
19 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tirando de Google Maps, como todo buen millennial sin sentido alguno de la orientación, llegué a la ubicación del pase de prensa donde se proyectaba Operación Concha. Fue extraño, no había oído hablar de esa película hasta que recibí la invitación por correo electrónico, pero más lo fue cuando descubrí que no había ningún cine en aquella ubicación.

Al ver que un grupo de personas hacían cola para entrar en lo que parecía ser un hotel que coincidía con la dirección indicada en el correo, entré sin darle mucha importancia al hecho de que nunca me hubiera percatado de que había un hotel en aquella calle. Y todo pese a vivir prácticamente al lado e incluso pasear asiduamente por la zona. Lo achaqué a mi falta de atención, aunque bien podría tratarse de un lugar como el andén 9 y ¾ de la franquicia de Harry Potter y que sólo se abre para los que están invitados al pase en cuestión.

Le dije mi nombre y apellidos a la chica que estaba pasando lista, sin darme cuenta de que al hacerlo estaba solapando sus palabras. Ella estaba presentándose también. ¿Por qué? No lo entendí. ¿Por qué querría otro ser humano, en ese contexto, interactuar conmigo? No me quedé con su nombre, pero sí con que trabajaba en Filmax. Tanta educación no podía presagiar algo bueno. Las distribuidoras sólo son amables con los críticos cuando saben que tienen una buena turra entre manos.

«Puedes pasar. Bueno, ya sabes dónde es, ¿no?», me dijo. Pero no, no sabía dónde era. ¿Cómo lo iba a saber? Dijo que me dirigiera al ascensor y bajara a la planta -1. ¿Un pase de prensa en el sótano de un hotel? En lugar de ir a ver una película, cada vez estaba más convencido de que me había confundido de local y me había metido sin querer en una de estas orgías con mascarada que deben de organizar los miembros octogenarios de la jet set de Barcelona.

Atravesé un pasillo que parecía la versión cañí de la Logia Negra y me topé con un bar reminiscente al del Hotel Overlook. Todo buen rollo. Encontré una puerta con un cartel que rezaba «ON AIR» y asumí que el pase tendría lugar en esa habitación. Nada más abrir la puerta, un intenso aroma a Varón Dandy penetró en mis fosas nasales como si me las hubiera violado un pulpo con sus tentáculos. Nada de butacas cutres de cine, butacas caras, de salón de casa. Con reposapiés y una mesita de noche con lámpara al lado de cada una. La sala era pequeña, pero la gente que allí estaba parecía pertenecer a la ÉLITE de la crítica cinematográfica catalana. ¿Sería éste el sitio donde invitan a los críticos de verdad habitualmente?

Antes de que el ambiente empezara a parecerse aún más al de una hipotética versión de Eyes Wide Shut dirigida por Bertín Osborne, se abrió un telón que descubrió una pantalla pequeñísima pero desde la que pude ver la película que hoy nos ocupa de la forma más cómoda posible. Así en frío, una vez terminada Operación Concha, os puedo decir que casi prefería el plan de la orgía octogenaria.

Os cuento en spoilers, pero sin entrar demasiado en detalle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juankiblog
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4
16 de junio de 2017
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros quince minutos de Señor, dame paciencia no podrían pintar peor. Para empezar, tenemos a Jordi Sánchez de nuevo interpretando una variante de su papel de Antonio Recio en La que se avecina, sólo que esta vez ligeramente menos caricaturesco y llevando peluquín. Los chistes rancios empiezan a sucederse uno detrás de otro mientras va tejiéndose una trama sospechosamente parecida a la de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (como si con parecerse el título no tuvieran ya suficiente) y nos deslumbran con una factura técnica digna de un telefilme mal avenido rodado con desgana a lo Ocho apellidos vascos.

Cuando uno ya está mentalizado para el mojón que presumiblemente está a punto de comerse, tiene lugar cierto giro argumental que desvela las verdaderas cartas de la película. Y entonces parece que la cosa puede mejorar. Y digo parece, porque justo después entra en acción un elemento fantástico, o sobrenatural, como queráis llamarlo; lo importante es que la cinta parece cambiar de género completamente de una escena para otra y la vergüenza ajena se dispara hasta límites insospechados.

Y uno sigue viéndola. Sigue viéndola, entre otras cosas, porque está en un pase de prensa y no quiere quedar mal con los organizadores yéndose de la sesión antes de tiempo. Uno permanece en la sala cuestionándose todas y cada una de las malas decisiones que ha tomado en su vida para haber terminado sentado en esa butaca: cada fracaso profesional, cada abandono académico, cada desengaño amoroso; se pregunta cuándo fue la última vez que llamó a su padre y cuántos «te quiero» se quedaron en el tintero. Pero ya es demasiado tarde para rendirse. Uno no desiste y sigue, también, motivado y atraído por una curiosidad morbosa y autodestructiva de saber hasta dónde puede llegar el guionista de semejante esperpento fílmico para seguir hundiéndose en la mierda.

Afortunadamente, parece que no tardan en darse cuenta de la vergüenza ajena que están provocando y empiezan a lanzarle guiños cómplices al espectador mediante uso del personaje de David Guapo —cómico simpático, actor lamentable—, como si por el mero hecho de hacernos saber que hasta ellos son conscientes de la mierda que están rodando, ésta fuera a oler mejor. Pero cuando uno ya se ha acostumbrado a la fantasía mezclada con chistes casposos y melodrama digno de domingo tarde en Antena 3, uno empieza a dejarse llevar e incluso a disfrutar de la experiencia.

Todos sabemos cómo va a terminar Señor, dame paciencia. Todos sabemos cuál va a ser la moraleja final. Y aun así, eso no impide que el tercer acto funcione mil veces mejor que los dos anteriores. Quizá la idea de hacer una comedia blanca para todos los públicos empleando exactamente el mismo tipo de humor de series como Aída o La que se avecina no fuera demasiado buena para empezar. De ahí que no funcione absolutamente ninguno de los gags —quizá Paco Tous sea el único personaje que se salve un poco de la quema, y tirando más de carisma que de guión—, pero en cambio se luzca muchísimo más en la parte dramática. ¡Si hasta Jordi Sánchez parece acordarse de que tiene talento! Lástima que lo poco bueno llegue una hora tarde, porque lo cierto es que si le pilla con el pie cambiado Señor, dame paciencia podría llegar hasta a conmover al espectador.

No digo yo que no quepa la posibilidad de que, al ser tan chungos los dos primeros actos, el tercero me haya entrado como agua y de ahí mi inusual benevolencia con él. Ni siquiera es descabellado plantear la idea de que después de una hora tan desastrosa se me haya reblandecido el cerebro hasta el punto en que mi criterio se haya esfumado de por vida. Podría ser. Si veo que presento efectos secundarios a medio/largo plazo, que no quepa duda de que os lo haré saber. Empezaré a preocuparme cuando descubra que me hacen gracia los monólogos de Dani Rovira.

De momento y hasta nueva orden, preveo que Señor, dame paciencia va a ser el nuevo hitazo en los viajes de larga distancia de Renfe.

Que os sea leve.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/senor-dame-paciencia/
Juankiblog
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8
23 de febrero de 2016
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocerlo, no sé ni por dónde empezar con esta serie. De verdad que no. Así de jodido me ha dejado la experiencia. Por lo tanto, antes de entrar en materia, voy a intentar dejar claros varios conceptos.

El primero, Scream Queens es la petardada más grande que he visto en toda mi vida. En el mejor de los sentidos, sí, pero os garantizo que no hay nada parecido en televisión ahora mismo. Y en realidad eso es lo que más me jode. Esta serie es, punto por punto, lo que tendría que haber sido Scream: The TV Series, pero la MTV no tuvo los cojones —o el talento— para hacerlo.

El segundo, Scream Queens es una colección de personajes inolvidables, diálogos hilarantes y situaciones absurdas en las que todo vale y a nadie le parece mal. Es una serie cutre. Y lo sabe. Y lo goza.

El tercero, Scream Queens es la serie que me ha hecho perdonar a Ryan Murphy por sus otras dos creaciones: Glee y American Horror Story. Y eso son palabras mayores.

El cuarto y más importante, la mayor advertencia que me veo moralmente obligado a escribir, es que Scream Queens será muchas cosas, pero desde luego NO es una serie para todo el mundo. Quienes esperen una serie de terror convencional —o una serie de terror en general, ya que estamos— que sigan esperando porque aquí no hay nada que ver.

No creo que haya demasiados equívocos, en cualquier caso: la primera escena ya establece claramente el tono de lo que nos vamos a encontrar. Si después de los primeros cinco minutos del episodio piloto no se conecta en absoluto con la propuesta, lo mejor que se puede hacer es huir de esta serie como alma que lleva el diablo rojo, porque el esperpento no sólo va a ir en aumento sino que traerá consigo ingentes cantidades de vergüenza ajena.

Porque, por mucho que se alimente de los clichés de las películas de terror ochenteras en general y del slasher en particular, Scream Queens no forma parte del mismo género. Esto no es más que una comedia negra muy —pero que muy— pasada de vueltas que se nutre de dichos códigos para darles la vuelta y ridiculizarlos grotescamente.

Aquí lo de menos son los asesinatos y poco o nada nos interesa quién se esconde detrás del disfraz hortera que luce el asesino. Lo único que nos importa es ver hasta qué punto de mezquindad pueden llegar los personajes y cuán rematadamente mal van a ser capaces de tratarse entre ellos. Esta serie brilla realmente cuando deja que sus protagonistas den rienda suelta a sus instintos más hijoputescos y se vean envueltos en situaciones rocambolescas.

Toca hablar precisamente de los personajes, y es que esta serie pertenece única y exclusivamente a Emma Roberts y a su tremenda interpretación del personaje más vil, ruin y despreciable que me he podido echar a la cara en un producto de estas características: Channel Oberlin. Pero sería muy injusto no destacar el enorme poderío robaescenas de Glen Powell, que con su Chad Radwell consigue protagonizar los momentos más gloriosos de toda esta primera temporada.

Es automático: si Channel o Chad entran en una escena, y especialmente si la comparten, es totalmente imposible contener la risa floja. Dos intérpretes en estado de gracia combinado con un guión especialmente inspirado consiguen regalarnos escenas tan inolvidables como la cena del día de Acción de Gracias o el altercado con los Backstreet Boys.

Especialmente enorme también está una Jaime Lee Curtis con un papel que le viene como anillo al dedo y en el que se encuentra además en su salsa. Ya no es sólo por el caché que supone tener en plantilla a una verdadera scream queen, sino lo bien que consigue encajar en el conjunto. Al igual que Emma Roberts y Glen Powell, su mérito está en haber sabido construir a un personaje de esos a los que simplemente te encanta odiar.

Lástima que su presencia sea algo más reducida de lo esperado —y deseado—, pero aunque se la eche de menos en algunos capítulos, al menos su presencia está bien aprovechada.

Logran maquillar bastante bien su ausencia gracias a los múltiples personajes secundarios, cada uno más jodido que el anterior, una auténtica fauna definitivamente más terrorífica que el asesino que quiere darles caza. Al final lo más inexplicable de todo el asunto es que terminaremos cogiéndoles cariño irremediablemente a basuras humanas tan grandes como Channel No. 5 (Abigail Breslin), Hester (Lea Michelle) o Channel No. 3 (Billie Lourd).

En general, ésta no es una serie de personajes simpáticos con los que puedas sentirte identificado, sino más bien todo lo contrario. Pero esa es precisamente la gracia. Y aquí viene mi primera queja: cuando son los buenos los que llevan la voz cantante, el nivel cae en picado. Se entiende que, argumentalmente hablando, necesiten al menos un par de personajes un poco más cuerdos que sean la voz de la razón y ejerzan el papel de héroes de la función, pero ni Grace (Skyler Samuels) ni Zayday (Keke Palmer) consiguen despertar el mismo interés que los otros miembros del reparto.

El único personaje relativamente majo que se salva de la quema sería Pete (Diego Boneta), algo más dinámico y divertido, pero al que se le dan muy pocos minutos para brillar con luz propia. El resto no pasan de correctos, aunque acertadamente no son el foco principal y suelen ser los hijos de puta quienes llevan el timón de esta ficción.

(Sigo en spoiler, sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juankiblog
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8
12 de enero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Que venga, que le golpeo con mi DVD de Scream 2 en la cabeza hasta llenar el suelo de su líquido cerebroespinal.

Innegable es que una secuela estrenada en menos de un año con respecto a la primera parte, ya de entrada no pinta bien. O, como mucho, es una señal inequívoca de que se trata de un sacacuartos como la copa de un pene. Y ésta no es la excepción. Pero el sacacuartos puedes hacerlo bien o puedes hacerlo mal. Y con Kevin Williamson al guión y Wes Craven en la dirección de nuevo, muy pero que muy en horas bajas tenían que estar para no darnos, como mínimo, una secuela digna.

Vamos a ser claros y a empezar por lo chungo: ni la identidad del asesino ni el dilatado clímax final tienen tanta fuerza como en la primera parte. Y por desgracia los momentos bochornosos aumentan con respecto a la original —sin parecer tan paródicos o intencionales como en aquélla—. Teniendo todo esto bastante asumido, vayamos a por los puntos positivos, que no son pocos.

¿Scream parodiaba los clichés de las películas de terror? Scream 2 parodiará los de las secuelas. ¿Los personajes secundarios se robaron la función en la primera entrega? Aquí pasan a ser directamente protagonistas. ¿El opening fue lo más recordado de la original? El opening de la secuela es un homenaje autorreferencial tenso, divertido y sangriento. ¿Guiños para el fan? Para dar y tomar. Cualquier nerd se va a matar a pajazas viéndola. ¿Humor negro? Aún más. ¿Violencia? También.

Para el recuerdo quedarán escenas tan terroríficas como la de la persecución a Gale y Dewey, el muy acertado diálogo sobre las secuelas del principio de la película —sólo una secuela de Scream tendría cojones suficientes como para decir, nada más empezar la película, que las segundas partes son una mierda—, el ejercicio de metaficción que propone la creación de Stab (Puñalada), la película ficticia (¡dirigida por Robert Rodriguez!) que recrea los acontecimientos de la primera parte, que tanto alimentará la mitología de la saga y tan crucial será de cara a la trama de las dos películas siguientes.

En definitiva, Scream 2 podría haber sido un auténtico desastre al haber sido producida en tan poco tiempo y con el mero afán de recaudar millones, pero nada más lejos de la realidad. Kevin Williamson y Wes Craven saben lo que hacen. Y disfrutan como enanos haciéndolo. Esta secuela expande la mitología de la saga, enriquece a los personajes secundarios, es consecuente consigo misma y satiriza con bastante acierto y un exquisito sentido del humor negruno los tópicos de las secuelas.

¿Que se ha perdido el efecto sorpresa? Por supuesto. ¿Que la revelación final es un poco patillera? Pues también. ¿Que hay un par o tres de escenas que se podrían haber ahorrado? No cabe duda. ¿Que aun así sigue siendo no sólo una secuela digna sino una de las mejores comedias de terror que ha parido el cine? Pues sí.

Sí, sí, y sí.

Crítica original en: http://www.criticronico.com/2016/01/scream-2.html
Juankiblog
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