Cada verdad que se dice en este film (no muchas), duele y perturba a los personajes de un modo lacerante, mientras cada mentira supone un bálsamo de paz y bienestar. Complejo dilema; ¿estamos mejor preparados para escuchar aquello que deseamos oír en detrimento de la verdad por daño que haga?. Ozon ha rodado un film exquisito en su tempo, gestos, miradas e interioridades de sus personajes. Hay contención y emoción, una ambientación precisa y todos los actores están muy bien. Atención a Paula Beer de quien dicen puede ser la nueva Romy Scheneider. A mi, su mirada me recuerda a la joven Jeanne Morerau.

Asumiendo que no estamos ante una obra maestra, y lamentando que haya un par de avatares sentimentales innecesarios y que rebajan el resultado del film, no cabe duda que estamos ante una pelicula cuya sensibilidad recorre tu cuerpo, apoyado por un grupo de actores excelentes, de esos que nunca están mal tengan el cometido que tengan. Es un digno debut de un director novel encomendado al buen gusto y al placer de la música. En un verano particularmente estéril y decepcionante, lleno de absurdos "blockbusters" muchos de los cuales afortunadamente se han estrellado en taquilla, se agradece una pelicula de personas y personajes.
Ah, en la sala nadie sorbía una pajita ni masticaba palomitas; algo que empieza a ser bastante de agradecer y un hecho ciertamente notable.

Creemos (y más con lo que nos está cayendo) que el mundo justo y feliz pasa por esos países nórdicos fritos a impuestos pero sociedades maduras, responsables y equilibradas. Hablo, claro, de Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia. Pero allí también producen mostruos. Hay tipos que de una tacada liquidan a más de 80 personas en nombre de una ideología nazi y hay unas novelas en forma de thrillers suecos que están reportando claros beneficios en una moda ya mantenida en el tiempo. No voy a decir ni pío de los libros de ese matrimonio que firma como Lars Kepler. Primero porque no los he leído y segundo porque es estúpido esa comparación entre cine y literatura. "El hipnotista" empieza de lujo y entras en situación con rapidez; luego la cosa se relaja bastante y algunas cuestiones se quedan desdibujadas pero es una peli entretenida. Entiendo el interés de Lasse Hallström por volver a su país y rodar con un tono diferente al de su aventura americana. Del reparto que creo que sale bastante malparado, sólo decir que el "poli" es un sosaina de mucho cuidado (atención futuras entregas) y "cargar" con la esposa para un papel que está absolutamente fuera de edad, es una losa de credibilidad. Si tiene usted calor... refresquesé un para de horas entre los fríos de Estocolmo.

Es verdad que ALFRED NEWMAN abusa hasta la extenuación de la canción que canta el gran JOHNNY MATHIS, pero a falta de más "chicha" cinematográfica, uno se recrea con una inolvidable BS. Estamos ante un melodrama con poco cuajo y que desde luego no está entre lo más granado de NEGULESCO. Nunca entendí que ROSSANO BRAZZI hiciera carrera en el cine y aquí vuelve a ese personaje insulso que transita entre amores poniendo "caritas arrebatadoras" y me parece que la FONTAINE se pregunta: "¿qué diablos hago yo aquí?".

No obstante, si la comparamos con los bodrios que se nos ofrecen desde que el cine se entregó (como todo) a "la secta", hasta se contempla con agrado.

Por cierto, como esta "peli" tiene un solo comentario, debo contradecir al autor del mismo, y decirle que SI se estrenó en España (al menos en Madrid), aunque con 6 años de retraso; y con 4 más desde su estreno, me dio tiempo a recuperarla en uno de aquellos añorados cines de barrio y en programa doble.

Pensé, tonto de mí, que tras "Dolor y Gloria", la paz interior había llegado para ALMODOVAR y para su cine, pero me he equivocado, porque quien pasea el rencor una y otra vez por sus películas, no puede encontrar nunca ni un destello de espiritualidad ni de descanso.

El rencor corroe como pocas cosas y estos pijo-ricos de tres al cuarto a los que yo jamás he visto ni tan siquiera en la fila de un cine (y es toda una vida asistiendo), siguen haciendo películas sobre lo mismo, con el mismo resentimiento y la misma mala baba. El director entra a saco ya en la secuencia inicial y a mí la verdad, ya todo lo que ocurre después, pues que me da lo mismo.

Siguen los del colectivo SSS (Siempre Seremos Sectarios) empeñados en despreciar, de entrada al menos a la mitad de espectadores de este país y presumiendo de ello. Pueden chapotear en su rencor si no les da para otra cosa, pero por favor, NO con el dinero de mis impuestos.