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Chile Chile · Santiago
Críticas de KRIVO
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
7
12 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película bastante entretenida y muy de la cultura estadounidense. Un producto totalmente “Made in USA”, que cumple con su objetivo principal.
Traslada los códigos del western a las carreteras, aunque presenta ciertas incongruencias y varias escenas con actos inverosímiles, que podemos soslayar en aras de la diversión a toda velocidad, a toda máquina, a toda destrucción y a toda cámara lenta. Es de Peckinpah.

Entonces ¿Es un tipo de western urbano, cambiando caballos y diligencias por camiones y autos? En cierta forma sí, podríamos hacer la analogía.
Mantiene al sheriff, aunque aquí claramente corrupto y con un sentido de la “ley y la justicia” particular e interesado. Muy diferente al espíritu “impoluto o modélico” de los sheriffs del western clásico. Mantiene a los vaqueros que se saltan y agreden a quienes representan la ley y tienen su espíritu de libertad, sus propias "normas" y su forma de arreglar los problemas (los camioneros). Incluso, aparece el salvataje desde la cárcel de uno de los compinches del líder. Mantiene el saloon (el bar) y las peleas por motivos baladíes y los escenarios naturales, obviamente modernizados acorde con la trama. Aparece nuevamente México como "la tierra prometida". Mantiene el trato a las mujeres (bueno, en esto último, me refiero principalmente a Peckinpah).

La historia es muy simple y mucho se señala en las críticas (especializadas y no), que se basa en la letra de una canción country muy de moda en los ’70. Eso a estas alturas es anecdótico.
Yo veo que no tiene una trama seria ni menos contundente. Por el contrario, es una historia muy básica.
Si queremos encontrar algún motivo o justificación para la abundante acción, persecuciones de vehículos policiales y disparos múltiples, excelentes imágenes de los camiones en carretera, autos saltando y chocando por todas partes, destrucciones varias (propio de las películas y series de TV de la época), remontémonos al inicio de la película.
Vemos el pequeño grupo de camioneros que reclaman contra el bajo límite de velocidad en carreteras que se ha impuesto, lo que consideran algo obsoleto y perjudicial para sus intereses como transportistas. Y empiezan a hartarse y reclamar por las presiones y la persecución que el despótico sheriff realiza hacia ellos. Hasta ahí el nudo simple y elemental de todo.
Pero después se van uniendo más y más camiones por el solo hecho de viajar en caravana (“es más divertido” dicen) sin reivindicaciones claras, salvo el límite de velocidad en algunos casos explícitos, y posteriormente, liberar a uno de los suyos. Así hasta formar un largo convoy de casi 2 kilómetros de largo.
Es ahí cuando son descubiertos por la prensa y por los políticos de turno (en vísperas de elecciones) para utilizar el aparente “movimiento social” en beneficio propio. Y llegar al Senado como representantes de sus demandas sindicales, presentando incluso ante la Casa Blanca dichas supuestas reivindicaciones.

Nada más lejos de la realidad. Esos camioneros no tienen esa conciencia política ni de clases. Sólo quieren la libertad de tránsito a la mayor velocidad posible, para efectuar la mayor cantidad de viajes factible. El pseudo líder Duck (y su icónico pato de goma), un buen Kristofferson en su mejor papel en manos de Peckinpah), no es representante de nada. Sólo de sí mismo, pero el resto empieza a seguirlo. Ni él se asume como cabecilla; los hechos lo van empujando. Hasta su desquiciamiento total. Su aparente lugarteniente, un opaco y secundario Burt Young, que apenas habla, solo sigue a su “jefe”.
Ali Mac Graw, con un look diferente, pero siempre atractiva y sensual, que con motivos fútiles se sube a la máquina de Duck, poco aporta a la historia. Pudo haber sido un interesante contrapunto o incluso una especie de consejera para él, pero nada de eso. El director, eso sí, se solaza mostrando las esbeltas piernas de Ali, y nos regala esa magnífica escena inicial llena de sex appeal, que más parece un spot comercial de los buenos.
Un logrado papel de Ernest Borgnine, como el rudo, irascible y barrigón sheriff que acosa a los camioneros, los presiona, los humilla, exige sobornos, los va desquiciando paulatinamente, empezando por su líder. Secundarios correctos, pero nadie de ellos queda para el recuerdo.

Pareciera que Perckinpah con este producto quiso mofarse de ciertos convencionalismos estadounidenses (y cuestionarlos). Del mundo de las carreteras y los camioneros (como potencial grupo de presión), los códigos de la política, los medios de comunicación de masas y el show de la TV, hasta de los evangélicos. En cuanto a la policía, tema aparte. Los representantes de la ley se ven inoperantes y ridiculizados por los camioneros, quienes son hasta vitoreados por el público.
La película tiene un tono de broma permanente, muy acorde con la ligera y simpática música. La cinta en general, no se puede tomar muy en serio. No hay temas de fondo (pudiendo haberlos), no hay conflictos trascendentes (pudiendo haberlos). Sólo individualismo, un aire de libertad en las carreteras, un “hago lo que quiero, nadie me detiene”, y un aparente espíritu de cuerpo en estos transportistas.
Fíjense en la pelea del bar. Creo que todos los actores y extras ahí lo pasaron fenomenal. Lo inverosímil de las acciones era lo de menos. Es la diversión y los mamporros lo que importa.

La película tiene algunos estupendos planos generales, y en resumen, es todo un divertimento y una gran risotada. Esto se confirma en el cierre, con la carcajada de Bornigne, que no puede creer lo que ve (véase spoiler). Este cierre me parece un símbolo del espíritu de la película.
"Convoy" entretiene y se entiende que fue la más taquillera en la trayectoria del director californiano. Fines de la década de los ’70, al parecer anticipó cierto tipo de cine que venía. Y que llegó.

Trama y Desarrollo = 7.0
Personajes principales = 8.0
Personajes secundarios = 5.0
Música = 7.0
Fotografía y ambientación = 8.0
PROMEDIO = 7.0
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KRIVO
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8
20 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con cierto empaque del western estadounidense clásico, pero más cercano al spaghetti, Terence Young y los productores, nos entregan un producto bastante entretenido, que, en rigor, es un eurowestern, por los países que la producen y las locaciones. Película muy bien ambientada, con todos los elementos del género, ataque de comanches incluido, pero con una trama diferente, digamos original y algunos personajes atípicos. Le tengo simpatía, por haberla visto por primera vez siendo un niño. He vuelto a verla hace poco, al revisar los western menos conocidos.

Tiene un notable comienzo, con estupendas escenas y recreación de época. Destaco la llegada del tren a la estación, el ajetreo del público, los uniformados de azul como guardianes del transporte, que lleva 400 mil dólares en monedas de oro y especialmente al embajador de Japón y sus samuráis, ocupantes de uno de los carros, y que portan un valioso obsequio del emperador nipón para el Presidente de EEUU. También el interior de los vagones en movimiento, los pasajeros asustados ante el asalto en curso y la magnífica presentación de los tres protagonistas masculinos, destilando carisma, oficio y dosis de humor.
En seguida, traiciones al más puro estilo spaghetti, intensas balaceras, explosiones e incendios, huidas a caballo, el robo de la katana japonesa y un reguero de muertes. En fin, destacadas escenas de acción dirigidas con destreza por Young (que ya tenía a su haber tres exitosas James Bond).
Esos primeros 20 minutos rayan a gran altura y ahí conocemos el nudo de la historia y que le da sentido a todo el resto.

Después tenemos el largo periplo, con altibajos en su desarrollo, de los formidables Charles Bronson y Toshiro Mifune. Por diferentes motivos, los dos se unen para perseguir al elegante, pero despiadado villano, un Alain Delon destacado y se percibe que disfruta su rol (aunque muy pendiente de su apariencia física). El divo francés vuelve a ser protagónico en el último tercio de la película y entonces, ésta mejora sobremanera el ritmo.

Muy interesante el choque cultural entre el estadounidense y el japonés y sus divertidos diálogos y actitudes que muestran tan distinta visión de mundo. El primero, de moral liviana, chulesco y cierto aire de superioridad y etnocentrismo, actitud típicamente yanqui frente a "los otros, a los diferentes". Muy bien Bronson, aquí más sonriente y expresivo de lo habitual, compone un pistolero simpaticón, que puede aprender otras cosas y de frases agudas, logrando salir de sus registros habituales, aquellos que lo muestran sólo como el duro y lacónico de la función. Por el otro lado, un Mifune inmenso, serio, responsable, de un sentido del honor a toda prueba, sin concesiones, dentro de una sólida interpretación. El samurai más de una lección le da al cobwoy. Y demás está decirlo, es un letal maestro con el sable, que se luce frente al ataque de los pieles rojas y otros forajidos que encuentran en su camino.
Japonés: "El hombre necesita ideas que le ayuden a vivir".
Americano: "¿Y qué se puede comprar con ideas?".
Japonés: "No podrás escapar".
Americano: "No estés tan seguro. Alguna vez tendrás que dormir".
Japonés: "Ya he dormido".
Americano: "Aaahh, sí? ¿Cuándo?".
Japonés: "Mientras caminaba".
Americano: "Digamos que te creo. Pero sólo tendría que pasearte durante siete días por este infierno para hacer que reventaras".
Japonés: "Sí, pero después que hubieras reventado tú".

El occidental y el oriental terminan por respetarse y hasta apreciarse. Por eso mismo, el final de la película no es el que la “galería” quisiera.

En la mitad de la película entra en escena, en todo su esplendor, la hermosa y sensual Ursula Andress, que nos regala parte de sus espléndidos atributos físicos. La suiza se esfuerza por interpretar a una mujer de carácter, que proviene del mundo de los burdeles, y no se deja domesticar fácilmente en una sociedad netamente masculina. Por lo menos la Andress lo intenta y creo que saca adelante su tarea. Lo curioso es que siendo la amante de Delon en la película (como no podía ser de otra manera), no tienen una sola escena pasional.
En cuanto a las demás féminas que aparecen en la cinta, justa mención para las bellas Capucine y Mónica Randall, en papeles menores.

Se ha cuestionado por ahí, la mezcla aparentemente “extravagante” entre pistoleros y samuráis que se hace en "Sol Rojo". Pero no podemos olvidar que el cine de samuráis, básicamente el de Kurosawa, influyó decisivamente en el despegue del spaghetti. Los samuráis eran, a su modo, una especie de cobwoys, claro que con diferentes valores y motivaciones. Además, entiendo que en 1971 se trataba de ofrecer un producto novedoso, para reencantar al público y no reiterar más de lo mismo en materia de westerns, que ya habían cruzado la "delgada línea roja" (la de la decadencia terminal).
Japonés hablándole al americano: "Todo ha cambiado. Pronto el Japón será una nación tan grande como la vuestra. Entonces, la vida de los samuráis terminará. Los sables se guardarán en sus fundas. Los samuráis se convertirán en granjeros, pescadores, terminarán siendo nada". Analogía con la situación de los cobwoys y su forma de vida, amenazada por la llegada de la modernidad, en el Viejo y Salvaje Oeste.

Me sorprende la relativamente baja puntuación que tiene aquí, tal vez por los paradigmas de los cinéfilos del western o en general, y cierta reticencia a aceptar la mezcla de elementos culturales diversos, especialmente aquellos que parecen demasiado "exóticos", en una película de este género.

En resumen, me gustó esta historia, por atípica que parezca, bien contada, adecuada duración, un correcto guión, acción de la buena y con los cuatro protagonistas en la cima de sus carreras y que, sin duda, son el principal gancho de la película. Entretención asegurada.

Trama y desarrollo = 8.0
Protagonistas = 9.0
Secundarios = 6.0
Ambientación = 8.0
Música = 7.0
PROMEDIO = 7.6
Se aproxima a 8.0.-
KRIVO
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10
31 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin entrar a describir una película ya de sobra conocida, sólo quiero enfatizar en que esta cinta del maestro John Ford es simplemente magistral. Tal vez es su mejor obra y uno de los mejores westerns de la historia del cine. Una trama redonda, una puesta en escena que hace escuela, y unas actuaciones sublimes de los cuatro protagónicos (Steward, Wayne, Marvin y Miles), y también muy buenos secundarios. Fotografía, musicalización, escenografía, todo está a gran altura, dentro de un clima de melancolía y que nos deja pensativos, al terminar la función, con ese magnífico final.
Para no reiterar aspectos que ya se han expresado profusamente en estas mismas páginas, quisiera centrarme en lo siguiente: Tiene varios aspectos tan destacables como paradójicos (y que constituyen sus grandes méritos). Es un western cuya acción y diálogos transcurren en la inmensa mayoría del metraje, en interiores, por lo tanto, ausencia total de los típicos paisajes del desierto en el Lejano Oeste. Presenta pocos tiroteos, peleas y sangre. No tiene casi persecuciones a caballo. No hay asaltos al tren llenos de balaceras o al banco de turno. No hay pieles rojas ni caballería. El que hace de sherif (alguacil) es un personaje timorato y ridículo, tal vez la única falencia de Ford, de insistir en ese tipo de personajes que pretenden entregar hilaridad. El principal protagonista es un hombre que casi no sabe disparar, aborrece la violencia (insólito en un western) e incluso realiza labores domésticas en la cocina. Y pese a todo lo anterior (que podría ser un handicap a priori para una cinta del Far West), Ford construye una tremenda película. Entonces ¿Cómo lo consigue? Pues, narrando con talento y oficio una sólida historia, con personajes bien delineados psicológicamente, giros imprevistos en la trama y diálogos bien urdidos. Grandes frases (la leyenda sobre la realidad), simbolismos (cactus v/s rosas), triunfos (personaje de Steward) y derrotas (Wayne), tiene muchas aristas interesantes y más de una lectura.
Nos muestra una aguda observación, como contexto general, sobre la historia de EEUU y su evolución como nación, que todos sabemos se logró sobre ciertos pilares básicos: el individualismo, el capitalismo y la importancia del dinero, la democracia liberal, la ley y el orden, el rol de la educación, la libertad de expresión, la importancia de los medios de transporte mecánico-industriales en un país tan extenso (empezando con el ferrocarril, que lo cambió todo), el uso de las armas y el tema de fondo de la justicia. En la película quedan clarísimas las dicotomías: el progreso v/s la tradición, la modernidad que viene del pujante Este v/s las viejas claves del Oeste.

Un 10 sin discusión.
KRIVO
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8
3 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película chilena “Pacto de Fuga” puede enfocarse desde dos perspectivas:
1) Enfoque político-ideológico.
2) Enfoque puramente cinematográfico.

Aunque entrega un claro contexto histórico-político, no es una cinta política en sentido estricto. No hay elaborados discursos ideológicos ni debates entre los personajes acerca del modelo de país post-dictadura. A lo más, cruces de opinión y algunas recriminaciones por fracasos políticos previos.
No va por ese camino, sino por el de la entretención dentro del género carcelario. Y bien que así sea.
En ese sentido, la película de David Albala cumple con creces. El mismo director lo dijo: “Quiero una película de acción, suspenso, entretención”.

Contextualizaremos la época (magníficamente recreada) en que se sitúa la película, para su mejor comprensión, especialmente del espectador no chileno.
Se basa libremente en un hecho real, ocurrido en enero de 1990. La fuga de 49 presos políticos, varios de ellos esperando condenas a muerte o perpetua, de la Cárcel Pública de Santiago de Chile, en lo que constituye el mayor escape y de los más impactantes en la historia carcelaria del país.
El plan fue ejecutado por 24 prisioneros políticos que trabajaron con enorme esfuerzo y tesón, bajo condiciones agobiantes y expuestos a ser descubiertos en cualquier momento, durante año y medio de ardua labor. En el más completo hermetismo, construyeron un estrecho túnel de unos 60 metros de largo. ¿Cómo se llegó a la cifra final de 49 fugados? (spoiler).
Esta huida masiva causó un “terremoto político-institucional" en las semanas finales de la Dictadura de Augusto Pinochet.

La película es muy entretenida, buen pulso narrativo, ritmo y montaje rápido, está llena de detalles significativos y algunas imágenes metafóricas con cierto halo poético. Logra captar desde el inicio la atención del espectador y meterlo en la trama. Tiene lo habitual en cintas del género. Códigos de comunicación de los protagonistas, estrategias para no ser descubiertos, posters de mujeres semi-desnudas para cubrir espacios intervenidos, hurto de elementos necesarios, o adquisición de ellos mediante estratagemas, inspecciones-sorpresa, castigos de aislamiento, visitas de parientes, prácticas deportivas y recreativas dentro del recinto y hasta un soplón entre los reos políticos.
Todo con mucho suspenso y adrenalina, y por momentos, con un ritmo vertiginoso. Y no podía faltar el temblor, hay que ubicarse, estamos en un país sísmico y esos fenómenos telúricos son muy habituales. Y así ocurrió en la realidad.

No estamos acostumbrados a que se produzca en Chile un cine de este tipo, de espectáculo puro y duro, acción intensa, adecuada dosis de emoción y una tensión permanente. Poco o nada que envidiarle a productos similares del género. Albala se atrevió y lo consiguió, bien secundado por correctas interpretaciones, todos muy empapados de sus respectivos roles, tanto los protagonistas presidiarios, sus parejas y el apoyo externo, como gendarmes y autoridades del régimen.

¿La musicalización? Estupenda. Se ha criticado por ahí el formato de video clip de algunas escenas. Sí, pero ese recurso otorga dinámica y emoción. Y en ciertos momentos, también entrega una adecuada ralentización de las acciones, ante tanta rapidez de los hechos. Escuchamos temas musicales de Víctor Jara, Sol y Lluvia, Los Prisioneros, y otros, muy a tono con el ambiente y la simbología de la ultra izquierda. También destaca la canción central, de Ana Tijoux, especialmente compuesta para esta película.

¿Que tiene ciertas influencias de grandes películas del tema carcelario? Por supuesto y qué director no las tiene, con mayor razón si es su primera obra.
Algo de “El gran escape” (1963), muy poco de “Papillón” (1973), algo de “Fuga de Alcatraz” (1979), un poco de “Sueño de fuga” (o Cadena perpetua 1994). Algo también de “La evasión” (Le Trou, 1960). Incluso, en el cierre, con los escapados en la micro, se cruzan con un carro de la policía y bajan la cabeza, reminiscencia de “Expreso de medianoche” (1978) y su escena final.
Esta cinta bebe de varias fuentes.

¿Que es una película claustrofóbica como se ha dicho por ahí? No lo creo. El túnel, obviamente, produce dicho efecto psicológico y físico, pero como película en general, no es más claustrofóbica que varias otras del tema. Y mucho menos que "El hombre de Alcatraz" (el ornitólogo, con Burt Lancaster, 1962) o “La evasión”, esa inmensa cinta francesa de Jacques Becker, que transcurre en su totalidad en espacios interiores.
“Pacto de Fuga” muestra bastantes escenas en exteriores, las visitas, los patios, las pichangas de fútbol, pasillos con luz de día, imágenes de afuera, en iglesias, conversaciones de las redes de apoyo externo, etc.
No todo es el túnel.

¿Cuestionamientos? Cierto uso de cámara nerviosa, casi no hay pausa para la reflexión, el abuso de primeros planos, y, a veces, se entiende poco lo que dicen los personajes. Éstos no son presentados directamente en el comienzo, sólo aparecen en pantalla.

El director elige, tal vez acertadamente, no ocupar tiempo en prolegómenos y el plan de fuga comienza de inmediato. Más adelante empiezan a perfilarse mejor los protagonistas y se van comprendiendo sus problemáticas y conflictos personales. Y después de la noticia del triunfo del No en el Plebiscito, la acción se acelera y el suspenso se incrementa. Los personajes ya están mejor definidos a esas alturas del relato, vamos conociendo sus dramas familiares y también a personajes del exterior, fundamentales en el éxito del plan.
Dato para los no chilenos: Plebiscito de 1988 dio la victoria a la opción NO, a la continuidad de Pinochet en el poder y abrió la puerta a elecciones libres (en 1989).

En suma, interesante película del género, en código hollywoodense actual, que refresca el ambiente del cine chileno, poco o nada habituado a apuestas riesgosas como ésta,


Sigo en spoiler (por exceso de caracteres)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KRIVO
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9
7 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha señalado repetidamente que la violencia y la agresividad son componentes del código genético de la especie humana y que prácticamente no podríamos hacer nada para evitarlo. Nuestra especie es ancestral e instintivamente violenta, es el juicio dominante. Sólo que a través de la cultura (llamada civilización también) ese instinto agresivo y depredador se ha ocultado o inhibido, mediante un sistema normativo y valórico, que no es otra cosa que el control social.
Si a lo anterior agregamos elementos aprendidos como la venganza, la corrupción, la inmoralidad, el abuso institucionalizado y la injustica, y todo ese cuadro lo condimentamos con alta dosis de humor negro y lo enmarcamos en una notable puesta en escena, magníficas actuaciones y gran banda sonora, entonces tenemos "Relatos Salvajes".
El antropólogo francés Lévi-Strauss -analizando el desarrollo de las culturas- escribió la obra "Lo crudo, lo cocido y lo podrido". Esto último tal vez está simbolizado por esta entretenida cinta argentina, con su implícita e incisiva crítica psicosocial.

Como habitualmente se dice, una película dividida en episodios no mantiene un nivel parejo. Este caso sería una excepción, pues todas las historias rayan a gran nivel, si bien -obviamente- hay unas superiores a otras. Veamos.
1) Pasternak.
El avión. La más breve, funciona perfectamente como una introducción que ya nos anuncia cómo están cargadas las tintas. Es una historia de venganza, llena de humor negro en su trasfondo, muy correctas interpretaciones, dentro de un relato bastante fluido, que va progresivamente entregando antecedentes de cuál es el meollo del asunto. Culmina con un desenlace estremecedor, en el cual nos explicamos todas las conexiones anteriores, de sus personajes. Calificación 8.
2) Las Ratas.
El pequeño café-restorán. Excelentes interpretaciones, destacando una inmensa Rita Cortese como la cocinera, en un rol muy convincente y visceral. La historia empieza directa al grano, no pierde tiempo en rodeos argumentales. Y eso le da mucha fuerza y agilidad al relato, pleno de malas vibras. Otro cuento de venganza en plenitud, ese sentimiento y comportamiento tan humano y universal.
Calificación 10.
3) El más fuerte.
La pelea en la autopista. Se puede interpretar como “una lucha de clases”, con el conductor del vehículo elegante mostrando ese aire despreocupado, de superioridad económica y social y de desprecio también, al ver delante suyo al auto antiguo que le obstaculiza el paso. Su Audi logra adelantar (con gesto y frase ofensiva incluida), pero más allá sufre un percance mecánico, y se ve obligado a bajarse a revisar. Y al ver aproximarse al conductor del viejo Peugeot 504, se sube rápidamente a su vehículo, demostrando su temor, pues sabe que a los puños no tiene chance contra el conductor del auto modesto, más fuerte físicamente. Ni siquiera es capaz de bajarse para enfrentar a su rival, después de recibir una agresión y abyecta humillación, con elementos escatológicos.
Toda la acción de este capítulo está muy bien filmada, muestra de manera tremendamente efectiva la tensión y la rabia que va aumentando de los dos participantes, todo desemboca en una desesperada pelea al interior de uno de los vehículos. Aquí tenemos violencia física muy realista y en primer plano, más creíble que varias de esas películas estadounidenses con efectistas balaceras, choques y explosiones al por mayor, todo bien digitalizado, en que los protagonistas salen casi indemnes, como si nada.
Estupenda musicalización y un clímax negrísimo y genial. Un 10.
4) Bombita.
El indignado. ¿Alguien no ha sentido alguna vez la necesidad de tirar todo y rebelarse con violencia ante el abuso institucionalizado? Este capítulo tiene reminiscencias de “Un día de furia” de Joel Schumacher con Michael Douglas. Eso representa Bombita, magistralmente interpretado por Ricardo Darín. Esa indignación e impotencia se transmite al espectador, quien termina por hacerla suya, porque de alguna manera nos hace partícipes, nos vemos involucrados. Es tan cotidiano lo que observamos, nos pasa casi a todos. Cuando esa indignación deja de ser algo puramente individual y pasa a ser colectiva, estamos en presencia de un fenómeno social mucho más serio y preocupante.
Acá en Chile, tuvimos el llamado "estallido social" de octubre 2019. Y ejemplos hay muchos, en América y Europa. Un 9.
5) La propuesta.
El atropello provocado por el hijo de familia adinerada y que pretende ser ocultado. Inmensa historia de corrupción y absoluta falta de ética y de escrúpulos, (a nivel personal e institucional), el poder del dinero, la desigualdad socioeconómica, las apariencias de las familias llamadas "de bien", la dignidad de los humildes entregada por lo material, en una feroz crítica social. Con notables actuaciones, destacando un soberbio Oscar Martínez en el rol de Mauricio y Germán de Silva, como el jardinero, incluso Osmar Núñez como el abogado está muy acertado ( a propósito ¿cuántos abogados valen callampa?) Magnífico retrato psicosocial y económico de la sociedad contemporánea capitalista, no sólo argentina. Y, como no, con un cierre sorprendente y brillante. Un 10.
6) Hasta que la muerte nos separe.
El escándalo en la fiesta de matrimonio. También otra crítica social implícita, a la institución del matrimonio y los enlaces de "sociedad", muchas veces por conveniencia y con el envoltorio de esas fiestas suntuosas, dentro de una atmósfera de hipocresía y apariencias. Es una buenísima historia original, crea gran expectación y muy bien llevada, hasta dos tercios del desarrollo. Después se alarga demasiado, se aprietan mucho las tuercas y se cae en la exageración (incluyendo las interpretaciones principales), diríamos surrealista, perdiendo la capacidad de sorpresa, que era su gran mérito hasta la primera mitad. Un 7.

Promedio final un 9.
Felicitaciones al cine argentino de calidad.
KRIVO
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