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España España · Las Palmas
Críticas de Echedey Rueda
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
7
13 de abril de 2024
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patel debuta en la dirección del mejor modo posible con una historia de venganza elevada por su fantástica ambientación y su espiritualidad.

Hablar de cine de acción y artes marciales en pleno año 2024 es hacerlo de grandes referentes contemporáneos de la talla de la prolífica saga en actual proceso de expansión 'John Wick', de productos derivados de ella como las más que recomendables 'Atómica' o 'Nadie' —ambas confeccionadas por responsables de la franquicia protagonizada por Keanu Reeves— o, especialmente, de esas joyas llegadas de la industria indonesia como la brutal 'The Night Comes for Us' o ambas partes de 'The Raid'.

Con semejante colección de ejercicios tan redondos como como contundentes, cualquier cineasta que tenga el atrevimiento de intentar unirse a la fiesta de los huesos rotos y las pilas de cadáveres en la gran pantalla y competir con ellos debería hacerse una pregunta muy concreta: ¿Qué se puede hacer para no sólo mirar frente a frente a la competencia, sino también para intentar destacar sobre ella?

Con su arrollador debut en la dirección tras una más que decente trayectoria interpretativa desde sus inicios en 2007 con la catódica 'Skins', que se estrena bajo el título de 'Monkey Man', Dev Patel parece haber tenido clara la solución a la incógnita: abrazar sin ningún tipo de pudor lo que han hecho bien sus congéneres e inyectar a la fórmula un extra de originalidad cuanto más personal, mejor. Los notables resultados, desde luego, hablan por sí solos.

Con lo expuesto hasta el momento es fácil intuir que la cinta, producida por un Jordan Peele que ha demostrado tener muy buen ojo, ofrece un buen puñado de setpieces cargadas de persecuciones de alto voltaje y combates enérgicos, con un sentido de la cinética envidiable y con unas dosis de violencia y mala leche considerables. El trabajo de Patel —que hace doblete frente a las cámaras— y los equipos de especialistas y cámara con las escenas de pelea es redondo, y nos regala una colección de golpes imposibles y planos de diseño dignos de aplausos cómplices y de todos los elogios.

Lo que, a priori, era menos previsible, especialmente cuando hablamos de una ópera prima, es la sólida narrativa de la que hace gala una 'Monkey Man' que encuentra en ella su gran virtud y su principal seña de identidad junto a su atmósfera y su inesperado discurso sociopolítico; elementos que, en última instancia, llegan a dejar la acción en un segundo término de un modo, a mi humilde juicio, que hace ganar enteros al conjunto.

Quien espere sentarse en la butaca de su cine de cabecera y empezar a ver volar puñetazos, patadas, puñaladas y disparos desde el minuto uno tiene todas las papeletas para ver traducido el visionado en una decepción. El largometraje se toma su tiempo para ir construyendo la canónica historia de venganza de su protagonista e ir explicando sus motivaciones sin ninguna prisa, y con alguna que otra pausa que no será del agrado de todo el mundo en tiempos en los que la presunta "lentitud" se eleva como la mayor queja frente a tempos más reposados.

El primer tercio de metraje opta por fragmentar de forma muy inteligente su narrativa con flashbacks incompletos que se intercalan con el presente del héroe, generando cierto caos deliberado que permite a 'Monkey Man' ahorrar en exposición oral y dejar que sea el espectador quien vaya atando cabos de forma proactiva, fomentando el diálogo en ambas direcciones entre público y pantalla.

A partir de ese momento, la película va combinando escenas de acción dosificadas con pasajes más introspectivos —y, en algunos momentos, incluso oníricos— hasta desembocar en un fin de fiesta arrollador condensado en un tercer acto salvaje, electrizante y cargado de adrenalina. Una combustión a fuego lento para una gran explosión final que satisfará con mayor intensidad a todos los que hayan abrazado su peculiar segundo acto.

Y es que una vez superado el mid point, la producción adolece de algún que otro problema de ritmo tras pisar el freno y rozar el estancamiento hasta el punto de sugerir que no podría haber suficiente tiempo para rematar la historia. Pero este alto en el camino, que invitará a muchos a desconectar, permite sacar a relucir las grandes virtudes del filme: su ambientación, que nos sumerge en India a golpe de espiritualidad y mitología, y sus lecturas sobre la lucha de clases, la corrupción endémica y la figura del paria.

A día de hoy, lo mejor que puede hacer una película de acción como esta es ofrecer una propuesta única y lo más íntima —para su creador— posible, y 'Monkey Man' supura el suficiente mimo escena tras escena como para permitir ver proyectada la figura de Dev Patel en cada uno de sus fotogramas, permitiéndonos recorrer sus raíces familiares y culturales mientras se reivindica como la gran estrella de acción en ciernes a la que acompañar a partir de ahora. ¿John Wi-quién?

Puntuación: 7 sobre 10
Echedey Rueda
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7
31 de enero de 2024
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas hace un año recibíamos en cines españoles ‘Los tres mosqueteros: D'Artagnan’, un soplo de aire fresco ante las grandes franquicias de Hollywood que tomaba uno de los clásicos de la literatura francesa y lo convertía un blockbuster modesto pero muy divertido, adecuando la obra a una narración fraccionada en dos episodios rodados a la vez. Ahora llega la prometida segunda parte, ‘Los tres mosqueteros: Milady’, que está centrada en el personaje titular de Eva Green.

Pocas sorpresas para los que no conectaran con la anterior entrega, dado que esta continuación no es tanto una secuela como una extensión, es decir, da la impresión de que todo el aparato de producción ha funcionado a la vez, ya que cuenta con el mismo director, Martin Bourboulon, y tan solo se ha incorporado un guionista, Matthieu Delaporte, para completar el dúo original. Misma música, misma fotografía y equipo, todo en pos de una consistencia visual que no hace diferencias entre una y otra.

La gran diferencia es el momento argumental, en el que ahora hay un complot enrevesado para llevar a Francia a la guerra, explotando una traición por parte de los hugonotes para derrocar al rey Luis XIII (Louis Garrel) y el juego de secretos y la búsqueda del principal conspirador, que no es quien parece. Los tres héroes, Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), regresan a sus andadas, en esta ocasión sin los clásicos sombreros de pluma, investigando entre filas del ejército para descubrir qué está sucediendo.

Mientras tanto, D’Artagnan quiere a toda costa rescatar a su amada, Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), mientras su encuentro con Milday revela algo oscuro en el pasado de Athos. Todo un despliegue de fichas de dominó que tienen suficientes vueltas de guion, sorpresas y giros como para completar un par de temporadas de algunas series concebidas para streaming, aquí un ingrediente esencial que demuestra que otro tipo de blockbuster es posible.

Acostumbrados a la habitual estructura de zonas de valle y zonas de espectáculo de muchas películas de Hollywood, parece que los engranajes del guion se han limitado a crear escenas de conversación y plan para las siguientes fases de movimiento, casi como si la única consecución posible fuera ver planear a los personajes su siguiente movimiento y luego llevándolo a cabo, sin embargo, ‘Los tres mosqueteros: Milady’ no deja que la trama repose.

Hay espacios de oxígeno y de conversación, pero siempre hay alguna revelación, algo perfectamente hilado que florece de forma orgánica en algún momento inesperado, encajando esas escenas con la acción sin apoyar el entretenimiento exclusivamente en la pirueta, que aquí vuelve a estar muy pegada a la tierra, evitando grandes tomas de efectos especiales y asimilando la tradición de las viejas películas de espada y trabuco.

Conserva esa suciedad que en la anterior entrega parecía asimilarse a ‘Juego de Tronos’ pero que aquí ha tomado una vía más verbenera y afín al espíritu de los libros, de lo que también mantiene ese aspecto de folletín, la concentración de subidas y bajadas conforme los capítulos se iban entregando semana a semana, con un gusto por lo que ahora llamamos el clifffhanger que se va también hasta la última escena, que hace soñar con una ‘Veinte años después’ o más aventuras en el mismo momento, pero que dejan la sensación de que esto da para mucho más.

Quizá esa sea la gran virtud y la gran pega de esta dupla de adaptaciones, en la que un capítulo más podría retorcer aún más la madeja y dar el último salto mortal. Deja la impresión de que pudiera haber una serie pendiente —la factura sí que tiene un punto de televisión— o algo más. De cualquier forma, si no es una continuación a esta ‘Los tres mosqueteros: Milady’, si el director se atreve con ‘El conde de Montecristo’, este “Dumasverso” estará en buenas manos.

Puntuación: 7 sobre 10.
Echedey Rueda
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6
26 de abril de 2024
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El único nominado por ‘Barbie’ en los Óscars de este año resultó ser el principal miembro masculino del reparto, y no era de casualidad. El Ken de Ryan Gosling es una de las sorpresas inesperadas de un producto ideado para cambiar la opinión generalizada sobre una muñeca erigida como estereotipo del sexismo. Ahora, en ‘El especialista’, el actor continúa con su hilarante representación de la ruptura de la masculinidad tradicional en el cine.

Gosling, que había hecho ya dos veces de especialista de cine de acción, repite en su homenaje a los trabajadores sin crédito en el espectáculo, haciendo de un doble tan profesional como campechano, una inversión del héroe de acción típico que encaja como un guante en su vis cómica impertérrita, su mirada ligeramente perdida y la calma chicha de quien no es capaz de tomarse en serio a sí mismo, y lo hace en su género estrella, que no es precisamente el blockbuster de acción.

Porque ‘El especialista’ es lo que pasaría si Shane Black dirigiera una comedia romántica del Hollywood clásico tras haber digerido e invertido la relación entre actor y su doble de ‘Érase una vez en Hollywood’, explotando en un gran tercer acto homenaje a los especialistas de acción y el arte de los rodajes de guerrilla con efectos rodados delante cámara. No es casualidad que el guionista Drew Pearce fuera también el artífice del libreto de ‘Iron Man 3’, hecho a la altura del autor de ‘Arma Letal’.

Y es que no solo recoge esa trama noir de andar por casa en el mundo de Hollywood que revivió la carrera de Robert Downey Jr. en ‘Kiss Kiss, Bang Bang’, sino que recupera la misma épica de los héroes de acción de ‘El último gran héroe’ y la dualidad del asesino que decide reprimir su poder por amor de ‘Memoria Letal’, por no hablar de un Gosling canalizando su energía de ‘Dos buenos tipos’. Pero no solo eso, también hay no poco del reflejo del cinismo cruel de Hollywood con el humor chalado de ‘Tropic Thunder’ y mucho más por lo que lo nuevo de David Leitch puede ser su obra más redonda.

La diferencia de ‘El Especialista’ con sus anteriores películas es su capacidad para eliminar su parte más canalla y de versión palomitera de "Guy Ritchie" para abrazar la comedia romántica pura de humor blanco estilo años 40-50, con diálogos rápidos y dos actores en estado de gracia como Gosling y Emily Blunt. Lo cierto es que el género ya no ocupa un lugar importante en la taquilla como hace 20 años, y parece que la nueva película de Universal quiere ser un caballo de Troya en un panorama atascado de blockbusters de superhéroes y ciencia ficción.

Para conseguir rescatar el sabor vintage de esos romances, que normalmente acabarían en streaming —como el intento de ‘Ghosting’ en Apple—, Leitch prueba a introducir el género en el cine de acción, no de forma distinta a lo que hizo ‘Tras el corazón verde’ en los 80, pero con la coartada de que el espectáculo tiene que ver con el rodaje de una película, como también intentaba recientemente ‘La burbuja’, con un juego de enredos de realidad y ficción que también tiene que ver con películas como ’Agente Juvenil’, cuya historia propuso, sin ir más lejos, Fred Dekker, eterno compañero de correrías de Shane Black.

Y, bajo ese corazón de comedia clásica es donde se va acomodando también una gran película de acción llena de escenas vertiginosas, persecuciones y explosiones que buscan emular el cine artesanal, peligroso y tangible, con un montón de set pieces realizadas por verdaderos especialistas que se ponen en la piel del propio especialista de la película, en un nuevo juego meta maravilloso que acaba en unos títulos de crédito que muestran el buen hacer del equipo también que no se ve en la pantalla, como no podía ser de otra manera. Un regalo cargado también de bromas y gags a costa de la industria actual, como el impagable el dardito a ‘Dune’.

También tenemos el nombre de Gail asociado a una productora, o incluso las referencias a la chupa de ‘Drive’ y la conducción del actor o el nombre del perro actor, Jean Claude, homenaje al héroe de ‘Soldado Universal’ para el que el director ha hecho sus propios trabajos de doble. ‘El especialista’ es la mejor película de Leitch y una gran sorpresa a ritmo de Kiss que ya va sabiendo a mojito de verano, que rescata una tradición a lo ‘Mentiras arriesgadas’ que ya no se hace y que lima su cubierta edgy para emerger como un gran resurgir del screwball con saltos, piruetas y circo tras el aviso de la excelente última entrega de ‘Misión imposible’.

6'5 sobre 10.
Echedey Rueda
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9
5 de abril de 2024
40 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror no es ajeno a la secuelitis y la desconfianza se ha hecho más ciega conforme nos van llegando “delicatesen” como ‘El exorcista: creyente’ o ‘Halloween Ends’, por lo que la precuela que nadie había pedido de uno de los clásicos más queridos del horror moderno tiene todo en contra para ser recibida de forma hostil, lo que en casos muy contados nos hace hacernos la pregunta opuesta ¿y si formar parte de una saga concreta es un lastre para una película que es extraordinaria por sí misma?

En un caso muy parecido a la soberbia ‘El exorcista III’, ahora, ‘La primera profecía’ abre este melón con una simple fórmula, crear su propia historia a partir de ideas, claves y detalles que conectan con el clásico. Sin embargo, bastaría con cambiar ciertos puntos, nombres y referencias obvias del guion para que fuera una pieza autónoma, sin ir más lejos, la reciente ‘Immaculate’ comparte tantos detalles de trama que podría ser esta, o viceversa, solo que en este caso el material se eleva de forma inevitable sobre la (estupenda) producción de Sydney Sweeney por el talento que hay detrás de las cámaras.

Porque para ser justos, la presentación de la película no debería ser “la nueva secuela de la profecía”, sino “el debut en el cine de Arkasha Stevenson”, una directora a la que urge reconocer su trabajo en la brutal temporada ‘Butcher’s Block’ de la serie de Nick Antosca ‘Channel Zero’. En el salto no solo no decepciona, sino que se ha superado.

La responsabilidad de hacer digna la quinta secuela de la saga es grande, pero también lo es el peligro de que el foco arroje una sombra sobre su voz autoral, que aparece aquí con una exploración de la intervención sobre el cuerpo de la mujer inherente a la historia original, pero que aquí alcanza una entidad temática plena y en armonía con movimientos actuales del género que han ido generando un “horror obstetricio” que ha desafiado la visión mágica del embarazo y la maternidad.

Porque aunque ahora sean tendencia, los embriones con sorpresa han sido la clave de películas como ‘El heredero del diablo’, ‘Progeny’, ‘The Unborn’ y, por supuesto, ‘La semilla del diablo’, que es aquí una referencia clave en más de una ocasión.

No faltan tremebundos momentos de body horror sobre el cuerpo femenino que hacen replantearse si lo que estamos viendo es una obra de gran estudio; incluso hay un plano explícito, que ha costado un año y medio de lucha contra la censura. Sin embargo, la idea del control sobre la mujer va más allá y se impregna en pequeños detalles, incluso en una impresionante banda sonora compuesta de lamentos, gritos, susurros y respiraciones de mujer.

El papel de Stevenson es capaz de hacer volar un guión correcto hasta lo sublime gracias a una narración paciente, que recuerda al gran cine de conspiraciones de Pakula en los 70.

‘La primera profecía’ tampoco huye del gore, con momentos de grand guignol que introducen un humor negro que los que vieron ‘Butcher’s Block’ reconocerán sin vacilar, sin que la atmósfera cada vez más opresiva se salga de sus raíles. Lo sobrenatural, el mal, se percibe en cada plano, sin olvidar en ningún momento que hay un misterio que lleva el ritmo de la trama, aunque a algunos, lo “predecible” de algunos desarrollos — crítica cuestionable si todos sabemos hacia dónde va— les impida ver que estamos ante un ejemplo de género psicológico.

La precuela funciona como un caballo de Troya dentro de una saga profundamente cristiana, en la que ‘El final de Damien’ daba un tono catecúmeno naif solo alcanzado en el género bíblico de los 50. Ahora, el peso de la Iglesia en la génesis del Anticristo es cuestionado, resignificando la blasfemia del carácter diabólico de la película en una exposición acorde a películas recientes como la propia ‘Immaculate’, claro, ‘The Devil’s Doorway’, e incluso momentos de ‘El exorcista del Papa’, cambiando el matiz del género de horror religioso.

‘La primera profecía’ también se ocupa de que los momentos de terror no escaseen, desde las ingeniosas referencias a las muertes “fortuitas” de la original, que aquí se alimentan como una premonición, a los sustos más propios de muestras recientes como el universo Warren, pero jugando con el sonido de forma inversa, y quizá subvirtiendo lo esperable de una nueva película en convento en el que pasan cosas raras, donde es casi inevitable citar ‘Hermana muerte’ o ‘La monja II’ y la eterna referencia a ‘Madre Juana de los ángeles’ con las hermanas tiradas en el suelo.

Las referencias y guiños al género de Stevenson, sin embargo, no son meros reciclajes, sino expresiones puntuales de una cinefagia que busca puntos de apoyo en clásicos no recordados tan a menudo como ‘La escalera de Jacob’ o ‘El corazón del Ángel’, especialmente en la capacidad de ambas de convertir la percepción de su protagonista en una trampa existencial pegajosa, donde las deudas con el clásico original, al igual que pasaba en otra de las raras secuelas a la altura de su modelo como ‘Doctor Sleep’, se reservan como un tesoro para su parte final, aquí el compás de ciertas notas de Jerry Goldsmith que ponen los pelos de punta en el momento perfecto.

‘La primera profecía’ complica el discurso de la falta de ideas en Hollywood, porque no solo demuestra que hay secuelas que merecen mucho la pena, sino que quizá lo que falte en ellas es el buen gusto, la creatividad y el respeto por el material que confiere Stevenson, una de esas raras cineastas con un ojo privilegiado para encontrar la belleza en lo macabro y saber introducir un poso atemporal en la narración, acaso un talento por encima de marcas, quizá porque estamos ante la próxima nueva maestra del terror.

Puntuación: 9 sobre 10
Echedey Rueda
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4
15 de marzo de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace mucho desde que se estrenó ‘La piscina’ y ya vuelve a las pantallas otro típico popurrí marca Blumhouse con muñecos monstruosos, amigos imaginarios y una inesperada fuga a la fantasía infantil. El viernes 15 se estrena ‘Imaginary’, que parte de una serie de premisas con potencial, pero acaba concurriendo en una entretenida aventura de terror algo blandito que confirma que el enfoque comercial de la “casa del terror” cada vez busca más ampliar a un público no demasiado interesado en el género.

Si algo parece decirnos esta nueva producción es que hay un lavado de cara definitivo de Blumhouse para crear terror casi para niños, puertas de acceso al género como ‘Five Nights At Freddy’ que adoptan las formas de sus películas más famosas, con fotografías ricas en azules fríos y abundantes juegos de plano y contraplano para los momentos intensos, para encajar historias sin peligro real, amenazas más o menos manejables y escasa presencia de la muerte.

Esto por sí mismo no es un problema, ya que hay grandes películas de miedo para adolescentes muy dignas y es una tradición respetable que cumple una función necesaria para introducir al género a nuevas generaciones, lo malo es que este terreno se confunda con una excusa para permitir un guion lleno de conveniencias, clichés y sustos de garrafón. Y es que ‘Imaginary’ tenía suficientes giros, vueltas y sorpresas para haber sido una buena película de terror, pero la ejecución es demasiado vaga y sin ideas.

Las escenas de jumpscares están telegrafiadas, básicamente hay una cada vez que aparece un personaje por el lateral del plano, acompañado de su subida de volumen hasta llegar a parecer una parodia. Como las interpretaciones de las niñas de ‘El exorcista: creyente’, los gritos de la protagonista infantil dejan momentos de humor involuntario y el guion tiene demasiados parcheados entre situaciones de plantilla que acaban resultando paródicas, como esa mujer apostillando todo lo que pasa con descripciones de lo que están viendo el resto de personajes.

Esta costumbre de exposición en ladrillo, sirve de cemento para remendar proyectos que parece que se han unido en postproducción, empezando por el osito de peluche como objeto siniestro, un reciclaje completo del episodio ‘Ursa minor’ (1985) de la serie ‘Tales of the Darkside’, jugando de nuevo con "lo cuqui" como algo monstruoso que parece sello de marca en la actual deriva de Blum hacia el terror PG-13, tornada aquí en algo casi para todos los públicos.

Mezclando esa idea con la de la película de amigo imaginario ‘Z’ (2019), desconocida pero mucho más rescatable, no faltan tampoco momentos de terror fotocopiados de éxitos recientes, como la escena del juego SIMON de ‘Verónica’ (2017), que ya fuera fusilada sin reparos por ‘Annabelle vuelve a casa’ (2019), y aquí se transforma en algo parecido, tampoco sin mucha vergüenza, confirmando su esencia de cine de retales conspirado por una AI que solo reproduce lo que come.
Utiliza los clásicos dibujos creepy, el papel recortado y otros símbolos de un terror para adultos reciente que parece despistar sobre el hecho de que la película juega sobre seguro, sin sangre y un tono de drama de sobremesa cursi donde Blumhouse ha acabado acomodándose en sus últimas películas, como ‘M3GAN’ y ‘La piscina’. Por si fuera poco, se une al club de las películas (‘Annabelle’, ‘The Prodigy’) que reutilizan plano a plano el susto del pasillo de ‘Shock’ (1977) de Mario Bava, que se está convirtiendo en uno de los más influyentes (o más copiados) de la historia.

Lo mejor que se puede decir del guion es que no deja de moverse hacia adelante, pasando del horror psicológico al de sustos o al de presencias sobrenaturales a un terreno mucho más libre de ataduras que podría haber llevado la película a otro terreno con algo más de valentía. Llegado cierto punto comienza un festival de ideas prestadas de otras películas sin mucho disimulo, aunque la que se lleva la mayor parte de préstamos es ‘Coraline’ (2009), desde puertas secretas a personajes familiares con ojos opacos, como puede comprobarse en el mismo tráiler.

Su fuga hacia la imaginación de cuento de hadas oscuro coge un poquito de las claves de ‘The Hole’ (2009), mucho de la saga ‘Insidious’ y su otro lado, hasta planos escherianos planteados en el mundo imaginario de ‘Dentro del laberinto’ (1986), de la que no es la única idea que vemos reflejada. Una macedonia que muestra posibilidades de un género sin miedo a entrar en espacios fantásticos y sin las reglas físicas, pero que tampoco se esfuerza en esconder su falta de originalidad.

Con todo, no es eso lo que decepciona en ‘Imaginary’, sino la apatía de la puesta en escena de Jeff Wadlow, encarnando el espíritu de agarrar el dinero y correr de la productora en los últimos tiempos, donde sus máximos esfuerzos parecen enfocados en crear un concepto lo suficientemente bobo —una piscina asesina, una muñeca letal que baila, un peluche maléfico— como para generar una campaña de marketing ocurrente y efectiva, sin prestar mucha atención al contenido, mientras las verdaderas nuevas voces del género se van descubriendo en productoras como Neon, XYZ, Vertical e incluso las renovadas 20 Century Pictures y Paramount.

Puntuación: 4 sobre 10
Echedey Rueda
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