Otra fantasmada más de los marines. No me extraña que de aquí la señora Moore quisiera hacerse Teniente. Es que esto es vivir emociones a lo grande. Para los ciudadanos de a pie que les guste el tema de juicios y confabulaciones entre militares podrán disfrutarla sin más pero siempre y cuando se vea por encima, sin profundizar. Ahora bien, el que espera ver algo real, coherente, que se base en una lógica y se atenga a lo que los escenarios militares exigen, olvídense de intentar ver una película convincente porque esto es otra fantasmada más de las películas de marines del ejército americano.

Cuando una película va en serio, tiene que ajustarse a una base real. Algunos hombres buenos es una película patética sin base alguna que no hay por dónde cogerla, tiene cosas que te distraerán, de acuerdo, pero en plan bobalicón. Lo único que hay digno es la actuación de Jack Nicholson y para de contar.

Jack Nicholson, interpreta al coronel Jessep con una actuación medida, una de las suyas. Podríamos imaginar que como militar, dicho coronel en formación llevará las medallas en un carro porque no le cabrán en la pechera. Jack Nicholson de Coronel Jefe del acuartelamiento de Guantánamo es lo más. Sí señor. Ahí puedes conocer un auténtico coronel… de Cómic. Ni el Coronel Furia, ni el Coronel Tapioca, ni el Coronel Custer, ni el Coronel Kurtz, ni el Coronel Millán Astray … ¡¡¡El Coronel Nathan R. Jessep es el que gana!!! El auténtico, el coronel con los cojones más negros por el humo de cien batallas.

Porque luego tenemos al risitas Tom Cruise. Fatal. El papel de Tom Cruise es el que hizo en Cocktail, por ejemplo, aquí está pues como para pedirle un cubata y echar unas risas con él. Tom no puede interpretar a un teniente como lo hace, vacilando todo el rato. Es una estupidez que no cuadra con la formación de un oficial. Pero la película quiere que destaque de alguna manera porque todos los demás personajes expresan un drama y así se acentúa la mala leche del coronel Jessep y la simpatía del que va a enfrentarse a él. Para mí, el coronel debía estamparle una hostia como es debido al niñato ese.

De nuevo se observa que no puede faltar la presencia femenina en estos escenarios y se contrata a Demi Moore para adorno, repartiendo cartel con Tom y Jack. Un cebo básico para atraer a los peces, el recebo que se llama. Demi Moore, prescindible del todo.

Y por último resumir:

Un sencillo cuento de encanto preeminente debido a la acertada interpretación de la niña. Los niños son jodidos para el cine más por resultar creíbles que por la dificultad de dirigirlos. En este caso la niña, Mandy Miller, es la artífice del éxito del argumento, a la par que el cínico padrastro Peter Van Eyck, con una inquietante actuación que hace que la película vaya de la intriga al terror más evidente; contando además con la indispensable presencia de la institutriz, la pizpireta Betta St John, tan deseable que incita a la sospecha.

Mandy Miller convierte la película en un oscuro cuento y ese puede ser el motivo que la nota no se dispare con más justicia, confunde la sencillez narrativa del film con rigidez, o algo que está bien fabricado pero con mano inexperta, pero no es así. También está el querido Gregoire Aslan en su firme personaje de policía de buen corazón pero que nos desbarata con su poca perspicacia, y un funcionario de la embajada un poco de convidado de piedra pero con su peso en la historia. Una historia de ardua maquinación en el tiempo, que avanza hacia un terrible desenlace; alguien puede estar con nosotros pero invisible porque está en un plano diferente.

En concreto, un meritorio trabajo, disfrutable, un desesperado intento juvenil bien plasmado de hacerse oír en el mundo de los mayores, que sólo son capaces de mostrar paciencia en vez del apoyo y la fe necesaria que piden a voz en grito.

Con un inicio tan “noir”: calles, un bar, música melancólica, un encuentro casual…, ya te predispone para una buena película.

No todos verán en Al caer la noche una película redonda, pero está claro que tiene sus detalles y aciertos bastantes. Lo más seguro es que te envuelva y te proporcione un rato fresco de entretenimiento e interés. Cine serie B, cine Negro especial, el de las entrañables y tristes historias que cuentan estas películas.

Al caer la noche es una película con una historia ya iniciada, la de un sospechoso cuando sale de noche de su cubil y en la barra de un bar, frente a una copa de vodka, tiene un encuentro con una desconocida que se sienta al lado, y todo ello envuelto en un ambiente turbio e inseguro. ¿Hay algo más sugestivo? Lo bueno es que ese momentazo no se queda ahí, la película sigue con esa sensación… a lo largo y ancho de su trama.

Las comedias románticas existen por contar algo tonto para pasar el rato. El aliciente está en ver trabajar a una pareja de moda cuyo mérito o condición debe ser que al menos no caigan mal al respetable.

En algún momento supones que tienes que reírte, aunque no te rías, y que el argumento estará enredado por algún lío casual que originará que los protagonistas se conozcan y entre lo que dura la película pasen de las explicaciones del enredo, los cabreos y demás a terminar por darse cuenta que se quieren el uno al otro.

El coche que saca Pepe Rubio me da que es anterior al 600 y posterior al coche huevo. He buscado por internet pero no he logrado informarme porque tampoco me ha interesado mucho; tal vez exista todavía en alguna colección privada. La chica que sale con él, Concha Velasco, es también de la misma época. Esta mujer todavía está en activo a pesar de que tiene dada la vuelta el cuentakilómetros.

La película es sencilla, cumple como comedia convencional, está bien dirigida y la música de fondo es buena. No pasa nada por verla. He visto en una escena que en Barcelona, en tiempos de cuando se podían poner los letreros en castellano o como a uno le diera la gana, las antiguas tiendas de supermercados se llamaban Colmados. Yo había oído Ultramarinos pero no Colmados.
Un saludo.

Esta serie parece inspirada de una que se emitió a finales de los 70 con poco éxito que se llamaba Quark, la escoba espacial. Estaba protagonizada por Richard Benjamin y su presentación tenía la misma musiquilla que La conquista del Espacio, a la que parodiaba.
El Enterprise estaba al mando del capitán James Kirk y la pequeña nave Patrol de Sanidad iba al mando del capitán Adam Quark.
Por supuesto la labor encomiable del capitán Kirk y toda la metafísica que envolvía su universo no tenía nada que ver con la labor del capitán Quark, algo más prosaica, limpiar de basura espacial (satélites abandonados, desechos de antiguas naves...) todo el Sistema Solar y alrededores.
Esto viene a cuento porque ambas, una en serio y otra de cachondeo, tenía una base y un argumento en la que se apoyaban sus capítulos.
En este caso Plutón BRB, el montaje de la nave y sus tripulantes no buscan más que el esperpento por el esperpento, algo muy dado a quien le escasean las ideas o quien piensa que la gente se ríe de las mismas chorradas y gilipolleces que se ríe él.
El humor es algo muy serio.
A pesar de ser una buena idea, con un par de buenos personajes como el calvo inválido y la mujer, con potencial suficiente para cautivar..., los demás no valen para nada; en manos de gente de la profesión que se tome las cosas más en serio, Plutón BRB Nero podría haber sido un éxito, pero así queda como una mierdecita pinchada en un palo.