Aviso para navegantes: si te vas a poner con esta serie porque te gustaba Hora de Aventuras, abandona ahora mismo que estás a tiempo. Me lo agradecerás. Aviso número 2: sólo he visto el primer episodio (y he estado a punto de cortarlo cuatro o cinco veces) así que igual mejora; yo no me arriesgo, tengo cosas mejores que hacer en la vida, como limpiar las juntas de las ventanas.

A ver, esta serie tendrá su público, por supuesto, pero dudo que sea el mismo de Hora de Aventuras y, desde luego, no soy yo. Según tus gustos, esta serie te parecerá una aberración o -mucho me temo- una obra maestra. Si eres de los segundos y no te quieres cabrear, deja de leer aquí mismo.

La idea de base es original: una especie de locutor (o podcaster) galáctico que va saltando entre diferentes realidades para entrevistar a gente sobre cuestiones -desde el punto de vista de los creadores- trascendentales. Trascendentales serán para el espectador, si eso, porque estar a favor o en contra de la liberalización de las drogas en un mundo bajo el apocalipsis zombi -por poner un ejemplo- no está muy alto en mi lista de prioridades. Y ahí es donde está mi problema con la serie: todo lo que tendría un mínimo interés -la distopía, la parte de aventura, la fantasía...- está de atrezzo. Pendleton se limita a pasear al personaje principal junto con el entrevistado intercambiando larguísimos diálogos de tinte filosófico mientras, de fondo, pasan cosas sin pies ni cabeza y sin ningún tipo de hilo argumental ni relación con los diálogos (que a mi, más que filosóficos, me recuerdan a la típica conversación de dos colegas borrachos tirados en cualquier lado a las 5 de la mañana).

Por cierto, la animación más patética que he visto desde South Park, pero sin el ingenio de los guiones de esa, ¿qué pasa con vosotros, Netflix? ¿por qué nos intentáis colar estas cosas? Y de la canción del final prefiero no acordarme...

Y que nadie diga que es porque quiero más de lo mismo. El Príncipe Dragón y Avatar no tienen nada que ver y ambas me parece una obra de arte. Ahora me pregunto cuanto de Hora de Aventuras fue de Pendleton y cuanto de tener un equipo con talento -cough-RebecaSugar-cough- a sus espaldas. En fin, media hora perdida de mi vida.

Resumen ejecutivo: una banda de mercenarios con su sacerdotisa, su bardo, sus rangers, su bárbaro y demás se meten en situaciones que se les escapan por mucho pero que acaban resolviendo a base de tiradas críticas y buena voluntad por parte del mast ... guionista. Supongo que la mayoría ya sabe que Vox Machina proviene de un podcast de un grupo de actores de doblaje que graban sus partidas de rol mientras juegan. Y justo eso es esta serie: básicamente parece improvisación, en que el guión no pasa de la partida de D&D más arquetípica que a uno se le ocurra y las gracietas son las típicas de un grupo de amigos en torno a una pizza y cervezas. Si ya en podcast daba para lo que daba, con esta animación cutre digna de series baratas de hace 15 años no alcanza para más que para soltar alguna risa suelta por los chistes chuscos y situaciones locas que cualquiera que haya jugado a rol se ha encontrado más de mil veces. La verdad, no entiendo porque nadie se ha gastado dinero en sacar esto en televisión, al menos en podcast tenía su punto simpático. No obstante, tengo claro que tiene su público objetivo. Evidentemente, no soy yo (y tanta crítica positiva profesional me resulta, como mínimo, un tanto sospechosa).