Film independiente, primer largo de Christine Jeffs ("Sylvia", 2003), que lo escribe y dirige. Se basa en la novela "Rain" (1994), de Kirsty Gunn. Se rodó en la Península Mahurangi (NZ), con un presupuesto ajustado. Ganó 4 premios de los New Zeland Film and TV Awards. Producida por Philippa Campbell, se estrenó el 21-VII-2001.

La acción tiene lugar en el verano de 1972, en un lugar de la costa de NZ. Narra la historia de Janey Phelon (Alicia Fulford-Werzbicki), de 13 años, que pasa las vacaciones de verano con sus padres y hermano en una casa junto a una playa poco frecuentada, de aguas tranquilas. La madre, Kate (Sarah Peirse), ahoga en alcohol sus frustraciones personales, los problemas de relación que tiene con el marido, Ed Phelon (Alistair Browning), y con la hija. Ésta, junto con su hermano Jim (Aaron Murphy), de 8 años, se entretiene nadando, jugando en la playa y pescando. La presencia de Cady (Marton Csokas), un joven del lugar, que tiene un barco a motor, con bodega y litera, y es fotógrafo de profesión, suscita el interés de la madre y de la hija.

La película investiga, en el marco tranquilo de un rincón paradisíaco, los sentimientos ocultos que conmueven las aguas subterráneas de un matrimonio en descomposición, de una madre insatisfecha que busca consuelo en la bebida y en los brazos de Cady, de un padre que se refugia en el alcohol para abstraerse de la realidad que le rodea, de un hijo deliciosamente infantil inmerso en sus fantasías y de una hija adolescente que descubre su sexualidad de mujer y deja perdida en el bosque la niñez. El tedio invade el ambiente durante el día, en el que se impone la inactividad y el etilismo. Las noches se ven animadas por frecuentes fiestas con música, baile, baños sin ropa, alcohol y cannabis. El relato se desarrolla a través de los ojos adolescentes de Janey, llenos de sueños de niña, juegos infantiles con Jim, apetitos de mujer, frustaciones por la falta de atención que recibe de la madre e inquietudes sobre el futuro de los padres y de ella misma.

La música, de Neil Finn y Edmund McWilliams, acompaña la acción con solos de piano y lánguidas melodías de guitarra, acordeón y percusión. Por la noche adopta ritmos sensuales de baile y de fiesta. La fotografía, de John Toon ("Sylvia"), subraya la plácida belleza de una naturaleza idílica que, en ocasiones, parece más soñada que real. El guión hace un uso escaso y lacónico de la palabra (símbolo del aislamiento e incomunicación de las personas), dibuja personajes poco matizados y esboza más que explica el relato. Destacan las interpretaciones del simpatiquísimo Jim y de la actriz debutante, Alicia Fulford. La dirección construye una narración contemplativa en la que se echa de menos una mayor confianza en la palabra y el ritmo.

La película constituye un relato de las memorias de verano de una adolescente que descubre su sexualidad, se siente desatendida y sola, y contempla con añoranza el final irreversible de la niñez.

Adaptación actualizada de la obra de H.G. Wells (1898), que inspiró (1938) el relato radiofónico de Orson Welles, una película dirigida (1953) por Byron Haskin y otras. Se rodó durante 72 días, entre el 8-XI-2004 y el 7-III-2005, con 24 decorados, platós en 5 Estados, miles de extras y un presupuesto de 128 M. dólares.

La accion tiene lugar en NY y en el camino entre esta ciudad y Boston. Narra la historia de un cargador de muelle, Ray Ferrier (Tom Cruise), divorciado, padre de un hijo adolescente, Robbie (Justin Chatwin), y una hija de 11 años, Rachel (Dakota Fanning), que quedan unas horas a su cargo por el régimen de visitas establecido en el divorcio. La película, basada en un argumento muy sencillo, describe la lucha por la supervivencia y la protección de los hijos, que asume Ray, cuando estalla el ataque de los Trípodes. El viaje hacia Boston no es una huída: es la búsqueda de Mary Ann (Miranda Otto), la madre de los niños, porque Ray sabe que ella, mejor que él, podrá ayudarles y cuidarles. Ray es una persona normal, sin grandes ambiciones, con defectos personales y virtudes mediocres. Pese a ello, por los hijos, será capaz de superarse, con voluntad inquebrantable, hasta convertirse en el padre ejemplar que nunca había sido. El viaje a Boston se convierte en una brillante y terrorífica Odisea moderna. La primera hora del film constituye un sobrecogedor e inolvidable descenso a los infiernos. Destacan escenas como el tren en llamas, el río plagado de cadáveres, la tensión enorme que se vive en el refugio de Ogilvy y otras. El plan de la obra excluyó imágenes de destrucción de edificios emblemáticos, de Manhattan tras el ataque, de reuniones de generales, de altos mandatarios políticos. La narración de la catástrofe se hace desde el punto de vista, limitado y subjetivo, personal e íntimo, de Ray.

La música, complementada con vistosos efectos sonoros, ofrece melodías que evocan un mundo apocalíptico, angustioso y desolador. La fotografía es el componente más importante de una obra eminentemente visual. La descripción de los ataques se basa en efectos digitales, maquetas y mezclas, rodadas con perícia, dignidad y espectacularidad. El guión aporta un crescendo de terror bien construído, que atrapa al espectador. El discurso es frío, directo, crudo y turbador. La intepretación de Cruise es impecable, la de Dakota Fanning admirable y la Justin Chatwin correcta. Es emocionante la presencia de Gene Barry y Ann Robinson, protagonistas de la versión de 1953, en un breve papel de abuelos. Los trípodes son un cruce de rana y gato, con 3 ojos, 3 dedos y 3 patas. La dirección exhibe fantasía, imaginación y una destacada habilidad cinematográfica.

Película que cierra, según el autor, su trilogía alienígena. La presencia invisible de Cruz Roja, acreditada, se debe a los servicios de socorro preventivo que realizó en las escenas multitudinarias y de peligro. Obra de gran interés, potente y sobrecogedora.

El documental consta de cinco historias diferentes, de cinco autores diferentes, que enfrentan al espectador con algunos de los gravísimos problemas que padece la infancia en el mundo de hoy. Las historias están vistas a través de los ojos inocentes, pacíficos y alegres, de los niños y las niñas de cinco lugares del mundo. La historia titulada "El secreto mejor guardado", de Patricia Ferreira, describe las condiciones de vida de un chiquillo enfermizo, huérfano, seropositivo, condenado a malvivir pocos años. "La vida efímera", de Joan Ventura, explica con sencillez el desgarro de la mortalidad infantil por falta de higiene, insuficiente atención médica y por la carestía de las medicinas. "Las siete alcantarillas", de Chus Gutiérrez, expone cómo muchos niños viven en condiciones de pobreza absoluta. "Hijas de Belén" explica las condiciones de explotación, abusos y violencia que padecen las niñas del barrio de Belén, obligadas a trabajar desde niñas y a prostiuirse en muchos casos a partir de los 13 o 14 años. La última historia, "Binta y la gran idea", de Javier Fesser, narra cómo la pequeña Binta dirige una carta al subprefecto de la región para pedirle cosas tan sencillas como el libre acceso de las niñas a la misma enseñanza que reciben los niños. Las cinco narraciones, realizadas con sencillez, ternura y realismo, conmueven el ánimo y desgarran el corazón. A destacar la magnífica música étnica que acompaña las imágenes.

El título de la película responde al nombre del restaurante en el que se desarrolla la acción, que corresponde al apellido de su propietario: Paolo Rossini. Sugiere, sin embargo, la figura del músico italiano, que sobresalió por su desmedida afición a la buena mesa, a los enredos amorosos y a la música. La obra es una comedia de enredos a través de los cuales se narran historias de ambición, engaño, desamores, malentendidos, intereses personales y traiciones. El director consigue que la obra se desarrolle a un ritmo equilibrado, intenso, rápido y absorbente, que retiene la atención del espectador. La música llega de la mano de tres canciones: Azzurro, O Sole mio y Parle-moi d'amour. El hecho de que la melodía de éstas sea conocida transmite al púbico la sensación de estar viviendo algo familiar, próximo, divertido. En suma, la obra es entretenida, distraida e interesante.

Film realizado por 20 directores de renombre, que aportan 18 cortos. Ideado por Tristan Carné, las historias se ajustan a parámetros predefinidos: la acción y el rodaje tienen lugar en Paris, reflejan la ciudad actual, prescinden de imágenes de postal, hablan del amor y de su diversidad, tienen una duración media de 5 minutos, se ruedan en 2 días o 2 noches, se refieren a personas comunes, se presentan en francés o inglés (13 en francés, 3 en inglés y 2 combinan los dos idiomas) y srelacionan con diferentes distritos de la ciudad.

Se realiza un esfuerzo especial en favor del equilibrio del film y de su coherencia y fluidez narrativa, con resultados algo superiores a la media de este tipo de películas. A tal efecto se intercalan secuencias de transición, a cargo de Frédéric Auburtin. Se añaden dos secuencias de encaje, una inicial y otra final, no del todo convincentes. Por diferencias se rechazan 2 cortos de los 20 contratados (uno para cada distrito): de Christoffer Boe, Raphael Nadjari y Agnés Varda. La ordenación de los relatos en el film se ajusta a una secuencia de 3 días y 3 noches.

Aunque en diversa medida, todos los relatos son interesantes. En nuestra opinión hay 6 que merecen una calificación superior: Tullerias, Plaza de las Victorias, Quartier des Enfants Rouges, Le Marais, Quais de Seine y Quartier Latin. Son muy meritorios los de Alfonso Cuarón (Parc Monceau) e Isabel Coixet (Le Bastille). Es emocionante el de Walter Selles y Daniela Thomas (Loin de le 16éme.). Es estremecedor el de Oliver Schmitz (Place des Festes).

Los responsables principales de la obra como conjunto son los productores Emmanuel Barabihy y Claudie Ossard, la directora artística Bettine von den Steinen y el director de la mísica Christophe Monthieux. Cuenta con un presupuesto de 16 M dólares. Se estrena en "premiére" el 18-V-2006 (Festival Cannes).

La película traspira amor a la ciudad, sus monumentos, plazas, calles, parques, edificios (Notre Dame, Sacre Coeur, La Madeleine) y a las gentes que la pueblan y le dan vida. Glosa el amor de madre, padre, pareja, interracial, homosexual, adolescente, joven, de personas mayores, el que surge de improviso, el que se conserva durante años, el que aparece tras una discusión o un momento mágico de enamoramiento, el que se extingue para resurgir, el que trasciende la vida, etc.

La música que envuelve el film es romántica, rítmica y emotiva. Consta de 21 cortes. Se apoya en piano, acordeón, percusión y voz humana. Los temas más destacables son "Paris, je t'aime" y "We're All In The Dance", que canta Leslie Feist, "Le tourbillon" (canta Miranda Richardson) y otros. Las interpretaciones más destacadas son las de Steve Buscemi, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Bob Hoskins, Natalie Portman, Nick Nolte, Fanny Ardant y otras a las que cabe añadir las de Leonor Watling y Catalina Sendino. La cinta está salpicada de humor (negro, surrealista, etc.).