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España España · Palafrugell
Críticas de cinefiloman
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Críticas 170
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de febrero de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuvimos noche manchega en TVE1. Primero José Mota, manchego, y su descacharrante irreverencia contra todo lo que se mueve. ¡Cuánto ha ganado este humorista volviendo a las raíces!
Y después Pedro Almodóvar, con su película “Los amantes pasajeros”, al que, indiscutible en su originalidad, se le escapan humoradas de La Mancha cada vez que pisa el pedal del sarcasmo y la burla.
Un humor, éste de La Mancha que lleva a escuchar diálogos del tipo,
-¡Qué te pasa, hombre, que andas cabizbajo?
-Pues que me va a pasar, que estoy preocupado.
-¿Y eso?
-Pues que no sé….., que no sé si casarme o comprarme una bicicleta.
Genial. No me digan que no. Un saludo a los de la muchachada.
A estas alturas de los aconteceres sospecho que Miguel de Cervantes no sitúo su Quijote en La Mancha por casualidad.
Pero vayamos a la peli. Debo decir para empezar que yo nunca he sido un almodovariano, que me divertí con sus pelis de los ochenta, gamberras, iconoclastas, burlonas…. en fin, vitales y sinceras que me parecieron un ejercicio catártico para el país y que me ilusioné con “Que he hecho yo para merecer esto”, y que luego todo fue fragmentario y anecdótico con ramalazos de genio.
“Los abrazos rotos” tiene el peor comienzo de una película que yo haya visto y “La piel que habito” me pareció una película imposible con un Antonio Banderas al borde del marmol.
Así que cuando se estrenó “Los amantes pasajeros” no fui a verla, a pesar de que en los tráileres que vi había escenas muy sugerentes.
Es muy posible que esto de no ser almodovariano tenga más que ver con el hecho de que soy español, como él, que con la calidad de sus películas. Me explico.
He sufrido la España casposa, retrograda y represora que ha sufrido Pedro Almodóvar. Jalee sus pelis de los ochenta por lo que tenían de reivindicativas, de rechazo a la inexistencia de la libertad…o sea más en plan militante que en plan cineasta. Así que una vez asumido que este país era como Almodóvar ponía al descubierto… la etapa había concluido. O sea, Pedro Almodóvar es ese amigo que cuenta unos chistes geniales pero que tú ya has oído y vivido muchas veces. O ese filosofo con el que te identificas tanto que cuando te hablan de él, dices es genial, y que cuando te preguntan si has leído su último libro dices que no. Esa razón que hace que adoren a Almodóvar en el extranjero y que aquí en España haya un sector muy tibio en cuanto a su aceptación. Algo parecido debe pasar con Kusturica en Serbia. Presiento. Cosas de familia.
Pues yo que no vi “Los amantes pasajeros” en su momento, anoche me lo pasé muy bien. Y es que hay mucho Almodóvar de los ochenta en esta película. Junto al manierismo de sus decorados y desarrollo sincopado de las tramas y una irregularidad maldita en los guiones, en esta película brilla de una forma absorbente el magnífico trío de azafatos que en sus actitudes y diálogos me parecieron deliciosos. Sobre todo Javier Cámara que construye un personaje milagroso que durante toda la película se mueve como un equilibrista entre el histrionismo y la naturalidad sin llegar a caer de ninguno de los dos lados. Uno de sus mejores papeles.
Se nota que las tramas policiacas y la crítica social y política a Pedro Almodóvar no le inspiran. En esta historia se notan impostadas y entorpecen más que otra cosa lo que a él de verdad le interesa e inspira y que viene a ser las cosas del corazón y más concretamente las del querer amar y las del querer follar.
Si Almodóvar hubiera montado un corto con las andanzas de los tres azafatos el resultado artístico y creativo no se hubiera resentido para nada. Incluso si hubiera querido alargarlo, centrándose más en ellos. Daban para mucho estos tres “elementos”.
Ahora que hablando de los ochenta veo a Almodóvar tan en forma todavía y con tanta gana de guerra, su valentía en los Goya, muchos jóvenes allí presentes deberían avergonzarse de que un “viejo” fuese el protagonista de lo más contestatario del acto, estaría muy bien que hiciese un esfuerzo de transustantación, transmigración o lo que sea, y se imaginase joven y veinteañero, sin fama ni premios ni trabajo ni ná, en esta época de tanta libertad y tan poca capacidad de utilizarla. E hiciese un laberinto de pasiones con políticos cutres, contertulios ignorantes y mercenarios, desahuciados, clientes de pateras y ejecutivos al filo. Echándole toda la rabia y pasión que le puso a la bienvenida que le dirigió a nuestro ministro. Estoy seguro que de nuevo sentiríamos una brisa refrescante y saludable.
Esta película me ha enganchado otra vez al cine de Pedro Almodóvar. Iré a ver Silencio.
cinefiloman
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8
26 de enero de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Clint Eastwood raramente sorprenden. Una vez planteada la trama el desenlace se adivina. Sólo “Mistic River”, de las que yo he visto y las he visto casi todas, se salva de ello y mucho me temo que se deba más a que el guion está basado en un libro de argumento férreo que a la voluntad del director.
Sin embargo, y a pesar de esa predictibilidad, las películas de Eastwood se van a ver y gustan. Seguramente por sus alto contenido de sensiblería, extrema algunas veces, y porque técnicamente, interpretación, guion, fotografía, música, dirección, tienen muy pocos reparos.
Nadie dirá que las películas de Eastwood son malas, tampoco nadie dirá que son obras maestras del cine. Son correctas.
Esta también lo es.
Clint Eastwood plantea una hipótesis con dos posiciones claramente enfrentadas. Orden y libertad. Aunque para que le salgan las cuentas haga trampas y en el lado de la libertad presente el libertinaje y las malas maneras. Lo que lleva al film a un final inverosímil pero evidentemente complaciente.
A pesar de que a la hora de exponer los argumentos, el manejo de los hechos podía llevar a pensar que mejor que la peli se hubiera llamado “Watson Bryant”, que es el nombre del abogado que defiende al protagonista y que interpreta Sam Rockwell de manera muy equilibrada.
De hecho en la hipótesis que plantea Clint Eastwood, enfrentamiento entre y libertad y en el que gana el orden, más en sintonía con el afán justiciero de Eastwood, hubiese sido más realista que este abogado fuese el héroe. Con un final en el que Richard Jewell hubiese sido condenado; el hombre del FBI y la periodista, del lado de la libertad mal entendida, hubiesen salido triunfantes y el abogado, que es el único que es ordenado y libre a la vez, resignado.
De hecho en el guion parece todos servido con ese objetivo.
-El protagonista repite cansinamente que él es partidario del orden.
-Del otro lado, el hombre del FBI evidencia en una frase muy explicita que al él le da lo mismo lo que diga un juez, que para él el guardia de seguridad es culpable, y la periodista suelta unas lagrimitas.
-Y se pone en evidencia con intención clara que el abogado, amante de la libertad, abandona un gran trabajo para instalarse en un cuchitril de medio pelo porque a él no lo manda nadie y lo demuestra cagándose en la madre de un senador, ama también el orden pero no entiende a Richard Jewell. Le atrae el simplismo de la bondad inapelable.
Pero no, Eastwood, tan corajudo en los personajes que interpreta, aquí no se atreve. Y contra todo pronostico salva lo insalvable.
De una película más compleja a una más simple y maniquea.
Y eso al gente lo agradece. Y él lo sabe.
Una más de Clint Eastwood. Correcta.
cinefiloman
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9
18 de noviembre de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos partes claramente diferentes en esta película. La primera parte en la que el director va construyendo la trama y una segunda parte, que empieza cuando la anterior sirvienta vuelve a la casa, que se inicia con el último sobresalto y que camina hacia el desenlace.
La primera parte es prodigiosa. Tiene todo lo que tiene el cine de calidad y de entretenimiento. Te quedas enganchado a lo que estás viendo y pides más y más. Seguramente ha sido esta primera parte la que la ha hecho, merecedora o no, ganar el premio en Cannes y la que ha despertado los elogios de la crítica, excesivos o no.
La segunda parte comienza también con muy buenas expectativas pero lamentablemente el director o los guionistas no han sabido mantener el nivel y termina convirtiéndose en una mezcolanza de cine de terror, de humor ácido, de psicópatas de pacotilla, vamos que baja el interés de la película casi hasta la previsión del encefalograma plano.
Pero miren lo que les digo, la primera parte es tan buena que merece la pena ir a verla.
Lo del contenido del guion, lo de la interpretación de los actores, lo de quién es parásito, si unos u otros, las libertades estéticas del director, su leve juego simbólico, su búsqueda de complicidades con el espectador, todo está ya probado en el cine. El olor de la pobreza, las clases sociales y la superficialidad de las clases altas, si son ignorantes o no, todo tópicos.
Pero la historia no, la historia es la prueba de que en el campo de la creatividad siempre termina llegando alguien que pone sobre al mesa una suculenta historia. Y alrededor de ella ya todo se convierte en ropaje.
Me acordé viéndola de “Hierro 3”, también coreana, otra historia magnífica. Lastima, lastima que los guionistas no se devanaran los sesos un poquito para encontrar un desenlace a la altura de la trama planteada.
Podía haber resultado una película inolvidable. Así solamente se ha quedado en una muy buena película.
No se la pierdan. Disfrutarán.
cinefiloman
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6
18 de octubre de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía de Amenábar se mueve en dos campos, que en el cine son, si no opuestos, sí totalmente diferentes en el aspecto creativo sin por ello dejar de ser creativos los dos. Si un campo es el de la ficción y la complicidad del espectador, “Los otros” es un excelente ejemplo, el otro tiende a ser didáctico, testimonial y casi siempre arrastrando una tesis, curiosamente uno de sus títulos pero del otro campo, el de la invención y el suspense.
Es en el primer campo en el que según mi opinión brilla más este director, donde suele desplegar un excelente dominio del tempo narrativo y conseguir una empatía evidente con el espectador.
En “Mientras dure la guerra”, evidentemente un film del campo reflexivo, testimonial, no todo le sale bien a Amenábar y no porque no esté llena de aciertos, si no porque al ser una película basada en unos hechos y tener que ceñirse a lo testimonial, la historia queda limitada a lo que se narra. Igual que en un cantautor, cuando la intención coarta la invención.
Como en todas las películas apegadas al acontecer, y “Mar adentro” es por ahora su más brillante ejecución, en ésta Amenábar es justo, equilibrado, se dedica a mostrar y que después el espectador saque sus conclusiones. Aún así esta película ha despertado controversia, a pesar de haber pasado más de ochenta años de los hechos y a pesar de que teóricamente deberían ser sucesos superados. Este es otro valor del arte, crear inquietud, hacer pensar, levantar ampollas, descubrir imposturas. Algo que en el campo del testimonio atrae a este director.
La historia gira alrededor de Miguel de Unamuno, que en aquellos momentos era emblemático, y de los esfuerzos del bando rebelde por llevarlo a su terreno y captarlo para la causa fascista en busca de legitimidad intelectual. La figura de Franco es secundaria y con ello Amenábar muestra su intención didáctica y no partidista.
Para las generaciones jóvenes seguramente la película traerá poca aclaración del “porqué” de la guerra y para las viejas tiene el sabor de eso que te llega a la boca desde el estómago y que no nutre.
A destacar el estupendo papel de Karra Elejalde y Eduard Fernández que consigue de la mano de Amenábar salir de su encasillamiento y en el caso de Elejalde con buenas maneras. Tan dado al histrionismo, aquí está absolutamente contenido. Un gran trabajo.
Y ahora, la pregunta. ¿Era necesaria esta película? Necesaria no, lo siguiente, que se dice ahora.
El arte tiene que ser revulsivo y este film lo es. No triunfará o se verá fríamente en el extranjero, pero aquí levantará ampollas. Nadie quiere ver sus miserias reflejadas en ningún sitio. Menos en un espectáculo público.
Sabor agridulce viéndola. En el guion mucha limitación, poca ambición y ninguna profundización. Ya le pas en “Aspasia”, parece más dotado para el testimonio personal que para el histórico.
No sé por qué se llama “Mientras dure la guerra”. Creo que dada la situación hubiera sido mejor “Mientras siga la guerra”
Una película más propia de un artesano que de un artista.
De todas formas hay que ir a verla, habla de cómo empezó lo que todavía no ha acabado. Y eso que están todos los protagonistas muertos.
cinefiloman
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6
6 de octubre de 2017
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Aviso. Puede que no hay entendido nada. Pero, entendido o no, esto es lo que sentí y esta es mi opinión.
Estuve viendo la proyección, yo no la llamaría película ni diría que es cine, con interés, aunque desde el principio con mis sospechas de si estaba asistiendo a otro intento de epatar al espectador por epatarlo o a otro intento de crear el “suspense eterno”.
Fluctuando entre pensar si era una alegoría sobre lo que significa ser madre, con todo lo que el asunto tiene de cósmico, místico, mágico y diabólico, además se titula madre!, con signo de exclamación, que a saber lo que querrá decir. Quizás la llamada eterna que tenemos todos guardada, que nunca se olvida, aunque vivamos cien años: Mama! Mama!
De lo pesada u castrante que se puede poner una madre.
O si era una parábola sobre el egoísmo y el egocentrismo de todo aquel que siente una pasión, en este caso la literatura.
O si era simplemente la historia de una secta en plan “semilla del diablo” pero con retazos de cine de autor y artista de grandes vuelos.
O quizás una reflexión sobre el proceso de crear que lleva arduas horas de trabajo y soledad para conseguir un diamante que pisotee un recién llegado descerebrado, que viene a ser como comprar una obra de arte y ponerla en la estantería o colgarla en la pared para que todos la vean.
No me decidí.
Declare la proyección “artefacto cinematográfico”.
¿En qué se diferencia un “artefacto cinematográfico” de una “película de cine"?
En que esta última puedes explicar de qué va y en la otra te limitas a dar los grandes rasgos: Una casa que se quemó, una pareja que la reconstruye y vive en ella, unos extraños o no que llegan. Con lo que el que te escucha te dice,
-Pues me has dejado igual.
Entonces tú aprovechas y le espetas,
-Pues así estoy yo.
Ya hay varios directores intentando trascender la clásica manera de hacer cine, de contar en la pantalla. Y me parece bien.
Vivimos tiempos convulsos, creativamente hablando, en el cine. Eso tiene su coste para el espectador. Y, o nos amoldamos o iremos al cine y no disfrutaremos.
Yo con esta proyección disfrute. No sé por qué pero disfrute.
Quizás el trabajo de los intérpretes, que lo tienen muy complicado. Porque interpretar un personaje sin dobleces es difícil, pero interpretar personajes que interpretan personajes que fingen lo que no son es más difícil.
De los cuatro intérpretes principales, Michelle Pfeiffer es la que mejor está. Jennifer Lawrence se emplea a fondo en lo físico pero me resulta plana y poco creíble en lo emocional. Ed Harris, con su rostro hierático poco puede hacer y de Javier Bardem poco puedo decir. Porque es escucharlo doblado, doblaje nefasto por otro lado, y todo se me va al traste. Su duro rostro luce bárbaro y añade ambigüedad a lo ambiguo pero su voz…
Me gusta esa cámara insistente que parece un moscardón que se abate sobre los actores, y bueno, que a ver donde van a parar estos intentos de un nuevo lenguaje cinematográfico.
Comprendo que este director coleccione abucheos o seguidores incondicionales, pero somos perezosos y a la hora de posicionarnos, o adoramos o matamos. Lo nuevo siempre cuesta.
A mí, también.
Que alguien me dice que la peli le ha parecido una maravilla. Pues lo envidio.
Que alguien me dice que es una tontería. Pues no le envidio, porque se ha gastado una pasta para nada.
No es una película usual, lo que encuentro que es de agradecer.
Ah!, se me olvidaba, también puede ir del eterno retorno.
Es que puede ir de tantas cosas!. O de ninguna y el guionista, o sea el director, haberse hecho la picha un lío.
Que a mí el final me parece de garrafón.
Uno nunca sabe.
Por eso lo mejor es sentir.
http://cadasegundoajeno.blogspot.com.es/2017/10/madre-de-darren-aronofsky-2017.html?zx=8195bc29b6e53cb1
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