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Críticas de Scott Carey
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Críticas 112
Críticas ordenadas por utilidad
6
17 de octubre de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contundente film que pone en evidencia los altos niveles de amoralidad y corrupción a los que puede llegar el ser humano. Pablo Trapero ser sirve de unos personajes con unas vidas al límite para mostrar las entrañas de un negocio basado en sacar provecho de las víctimas de los accidentes de tráfico. La película, rodada con un vigor y un realismo muy notables, mantiene en todo momento la tensión gracias a un formato de thriller combinado con una historia de amor que por momentos dulcifica la crudeza del relato. Aún así, el director no escatima escenas verdaderamente salvajes, de aquellas que tardan en borrarse de las retinas. No en vano, Ricardo Darín se pasa más de la mitad del metraje con la cara marcada por los constantes golpes que recibe durante el film.

Otro aspecto a destacar es la actuación de Martina Gusman. La actriz argentina realiza un espléndido trabajo y consigue aportar una gran credibilidad a su papel de médico de urgencias. Seguramente el hecho de pasarse un año preparando el papel, colaborando en un centro hospitalario real en la unidad de urgencias, contribuyó decisivamente en que se desenvuelva de manera muy realista en el papel de la doctora Luján.

En definitiva, una película muy interesante que mantiene el nivel del cine argentino actual y que, por ponerle algún pero, patina un poco al final, en un desenlace trepidante pero al que se le va la mano. Algo más de contención en ese aspecto hubiera ayudado a redondear uno de los films más atractivamente sórdidos del año.
Scott Carey
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5
23 de enero de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elena Trapé realiza su debut en la dirección con un relato preciso que retrata de manera muy convincente a un grupo de chicas adolescentes. Acostumbrados a un tipo de películas (generalmente comedias) y series de televisión en que se ofrece una visión muy distorsionada y poco realista de los personajes de esa franja de edad, la directora catalana se deshace de tópicos y estereotipos para mostrarlos tal y como son en realidad. Ahí es donde radica el gran acierto del film, en su veracidad como relato y en la honestidad que transmite, que está muy por encima de la anécdota que sirve de base argumental de la historia.

Sin llegar a los extremos nihilistas de autores como Larry Clark, ni a la visión abiertamente naïf de la reciente “El diario de Carlota”, “Blog” capta perfectamente la esencia de las quinceañeras de hoy en día. Esa visión casi documental que nos ofrece el film, contribuye en gran medida a dar credibilidad a unos personajes, que no a una historia demasiado pintoresca para ser tomada en serio, que se erigen en el principal activo de la obra.

Las chicas de Trapé no se drogan, ni fuman (salvo una de ellas), apenas beben, y se acercan al sexo con una mezcla de miedo y asco. Son inestables, inseguras, acomplejadas con su físico y poco brillantes en los estudios. En definitiva, reales. Sus problemas pueden parecer nimios e incluso absurdos, pero para cada una de ellas se convierten en montañas dificilmente superables en solitario. Se necesitan las unas a las otras, y esa solidaridad y complicidad, a veces egoísta, que se establece entre ellas, queda muy bien reflejada desde las primeras secuencias.

Lástima que la historia no esté a la altura de los personajes, y que en el último tercio de película esta acapare toda la atención. Un final demasiado hermético acaba por deslucir el conjunto, pero aun así, la propuesta de hacer una película diferente y arriesgada merece un reconocimiento.
Scott Carey
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4
11 de octubre de 2009
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de demostrar, con la impresionante "Mar adentro", que no era un director especializado únicamente en thrillers y películas de terror, Alejandro Amenábar da un paso más en su camino hacia la diversificación de géneros con este peplum de tintes filosófico-científicos. Lo hace demostrando que a nivel técnico puede competir perféctamente con las grandes superproducciones americanas. En este sentido "Ágora" no es ninguna cutrez ni nada por el estilo. Muy al contrario, presenta una factura impecable en aspectos como la fotografía, montaje, vestuario ...

El principal handicap del film se haya en su concepto general y en el guión. Da la impresión que Amenábar ha querido aglutinar demasiados temas en una misma película y esto ha dado como resultado un híbrido que se mueve entre la película de romanos de corte clásico, la trama de hipótesis científicas y la inevitable historia de amor (complétamente prescindible) para endulzar el argumento e intentar captar un número mayor de espectadores. Así pues, entre confrontaciones religiosas que recuerdan inevitablemente a la situación política actual y elucubraciones sobre cual es el centro del universo la película transcurre un poco en tierra de nadie a modo de esforzada denuncia de los dogmas y reivindicando la duda y la investigación como manera de progreso social.

Si bien Alejandro Amenábar parece consagrarse definitivamente con esta película (si es que no lo estaba ya), también pone en evidencia que este tipo de producciones no son la mejor plataforma para demostrar todo su talento. Un tipo más modesto de filmes, donde importe más el contenido que la carcasa que lo recubre, donde el ingenio a la hora de elaborar el guión se eriga en una prioridad básica, se adecuan mucho más a su estilo de dirección. En "Ágora" nada sorprende ni emociona y en cambio hay muchos momentos (quizás demasiados) en que la trama aburre y pierde interés. Un evidente paso en falso en su carrera que parece aún mayor si se tiene en cuenta la obra maestra que había filmado anteriormente.
Scott Carey
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3
4 de mayo de 2009
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible ver este film sin que te vengan a la mente las películas de Lucrecia Martel, pues el estilo narrativo es casi idéntico, de manera que podríamos estar hablando de una manera argentina de entender el cine. Priorizar los personajes femeninos, diálogos mínimos que subrallan actuaciones casi minimalistas, relaciones familiares tortuosas ... Puntos en común entre los trabajos de las dos cineastas que he de entender no son fruto de la casualidad.

"El niño pez" tiene un buen punto de partida. La relación de amor entre la niña pija y la humilde sirvienta tiene fuerza, en parte gracias a la química existente entre las dos actrices protagonistas, pero el interés se diluye a medida que la cinta avanza, hasta llegar a un final muy errático que desmantela los planteamientos iniciales. El tono confuso, pretendidamente onírico con que la directora plasma las imágenes no ayuda a que entres en la historia y cuando la película deriva del drama psicológico al thriller policiaco termina por estropearse definitivamente.

Como anécdota, la aparición de Pep Munné en el papel del padre de familia. Un Pep Munné doblado al argentino, obviamente, que resulta poco creíble.

En definitiva, una película prescindible, narrada con un estilo muy determinado a la que le falta ritmo y solvencia para desarrollar un punto inicial que se adivinava válido.
Scott Carey
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4
28 de noviembre de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película parte de un concepto no sé si puramente original, pero como mínimo poco explotado en el cine de acción. El ferrocarril es un medio de transporte poco dado al género de catástrofes, más frecuentado por barcos o aviones. La idea, pues, parecía a priori atractiva. Lamentablemente, viendo los diez primeros minutos del film te das cuenta de que no estás delante de una historia especialmente singular. Los personajes, situaciones, diálogos y actitudes son los mismos que hemos vistos en tantas y tantas películas de su misma índole. Los responsables del producto saben muy bien a qué tipo de público va dirigido, y no realizan la más mínima concesión al espectador más adulto. De esta manera, las situaciones más inverosímiles se suceden la una a la otra, sin importar cuan risibles parezcan a los ojos de un público que exige un mínimo de coherencia argumental además de la consabida dosis de acción trepidante.

Tony Scott vuelve a marear, como ya hiciera con su anterior film “Asalto al tren Pelham 123”, con su peculiar montaje de planos ultra-rápidos. Esto, no cabe duda, dota a la película de un ritmo intenso y descontrolado, tanto como el tren sin conductor que da título a la cinta, pero no logra ocultar las carencias, que son muchas, de un guión pueril. El buen oficio de Denzel Washington se ve desdibujado al adoptar unas formas tan repetitivas que da la impresión que su personaje ha protagonizado alguna otra película que hemos visto anteriormente.

En definitiva, un film en el que sabes desde un buen principio cual va ser el final. Solo apto para un tipo de espectador más interesado en las formas que en el fondo. Un ejemplo perfecto de cine comercial estadounidense. Un género en el que Tony Scott se mueve como pez en el agua.
Scott Carey
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