Comedia pequeña y generalmente infravalorada del gran Ford que supone una visión absolutamente personal y crítica del director sobre la burocracia militar y el ambiente bélico y patriótico surgidas en USA durante la II Guerra Mundial.

Su tono jocoso de comedia ligera, en apariencia patriótica, paradójicamente supone el principal obstáculo para acceder a este interesante trabajo de un Ford que se muestra mucho más serio y cínico en su mensaje de lo que se esperaría. Pero Ford ya había experimentado en primera persona la guerra y en parte su desencantada visión sobre esta se ve plasmada en este film. Para Ford, la guerra es un juego en las manos de un grupo de personas ineptas. Es una manera en la que la voluble sociedad se ve prontamente imbuida y movilizada, que con la misma facilidad eleva a una persona sin haber hecho nada y posteriormente la ignora a pesar de hacer más de lo que habría hecho en el campo de batalla.

Una charada en el que el concepto de héroe queda totalmente difuminado. Y a la vez consigue una descripción de la visión idealizada de la guerra en Europa que tenían muchos jóvenes americanos que vieron la guerra como una puerta a la aventura. No está mal para ser una comedia. A esto hay que añadir, como siempre, la inteligente puesta en escena de Ford, el magnífico ritmo del film, que hace que avance con rapidez, y la gran interpretación de Dan Dailey, habitual en las película del director pero que pocas veces consiguió un papel de importancia que le destacara como el gran actor que era.

No digo que sea el trabajo definitivo de Ford sobre la guerra (ese sería seguramente They Were Expendable), pero si es un film magnífico que merece revalorizarse.

No tengo duda de que Big Eyes será una de las obras de Tim Burton a la que menos atención van a prestar los seguidores del director. Es comprensible. Visualmente no destaca esa marcadísima personalidad que suele invadir sus trabajos. Pero creo que esta historia no era la apropiada para exuberancias visuales, mientras que si es una de las historias más personales y burtonianas que ha firmado su director.

Las constantes más habituales e interesantes de su obra residen en esta historia, plasmadas en un magnífico guion, de los mejores en esta última etapa del director. Personajes e ideas centrales muy bien definidos, situaciones que hacen avanzar sin estorbos la narración y buenos diálogos. Esto le permite a Burton no solo tocar temas tan recurrentes como la integridad autoral, las relaciones paterno filiales o la defensa de lo diferente, del freak interior incluso debajo de apariencias y conductas tan comunes como las de Margaret.

Burton vuelve a demostrar el gran narrador visual que ha sido siempre, incluso con historias más cotidianas, lo que ya venía avanzando en otros trabajos, como ciertos segmentos de la maravillosa Big Fish. Pero su discreción visual no impide que tenga una depuradísima composición de los planos, jugando con las formas y los colores de forma elegante y elaborada, menos patente que en otros trabajos pero no creo que menos hermosa y compleja.

Big Eyes tal vez no sea una de las grandes de Burton. Le falta algo de fuerza. Pero no tengo duda de que es una gran película, muy sólida en todos sus frentes y una nueva y estimulante faceta que complementa de forma coherente una obra tan singular y personal como su propio director. Me quedo con la impresión de que este estupendo trabajo irá mejorando con el tiempo.

Billy Wilder dignificó y dio prestigio como pocos al género de la comedia. Viendo esta película uno entiende porque. El director vienés era capaz de volcar toda su capacidad de observación, su visión mordaz y crítica, diálogos llenos de ingenio y juegos de palabras y una prodigiosa puesta en escena para hacer reír y de paso, pensar. Y en este caso decide valerse de una situación tan conocida para él como envenenada para el público americano. La presencia americana en Berlín tras la derrota alemana le permitía hablar de la doble moral del ejército, de la actitud paternalista americana sobre un pueblo que no la pedía y sobre la enorme distancia entre la realidad y burocracia que administraba todo desde miles de kilómetros de distancia. Y al final, como en tantas de sus películas, habla sobre decisiones morales. Pero lo hace con su estilo de comedia ágil, de ritmo y de palabra. Wilder realizó muchas obras maestras y otras tantas grandes películas. Alguna decepcionante también. Pocas. A Foreign Affair solo es de las grandes. Casi nada. Una comedia elegante, divertida y afilada, todo un ejemplo de una manera de hacer cine casi desaparecida.

Irregular aunque interesante película de época de Richard Eyre sobre el cambio de los tiempos y la necesidad de adaptarse a ellos. Utilizando como excusa la transición en Inglaterra de repartos exclusivamente masculinos a los mixtos, veremos la gloria, caída y resurgir del actor más popular haciendo papeles de mujer. Con un planteamiento más sólido que Shakespeare in Love, dramáticamente más compacta e interesante, Eyre aprovecha solo hasta cierto punto el prometedor material que tiene entre manos, logrando momento excelentes con otros que se pierden entre el exceso y el mal gusto. Aun así el resultado final es decididamente positivo, en particular porque entre las diversas virtudes que luce el film hay tres que destacan por ser sobresalientes. La primera un guion maravilloso, tanto en su construcción de la trama y de los personajes como en los soberbios diálogos que mantiene, que en este caso está muy por encima de la puesta en escena del director. Segundo, entre un reparto de excelentes actores ingleses destaca sobre todos un Billy Crudup impresionante en una interpretación que implica muchos cambios en su personaje y que el actor resuelve con un talento inusitado y una credibilidad asombrosa. La última es una extraordinaria música a cargo del siempre genial George Fenton. En este caso nos regala un trabajo enormemente complejo a nivel musical, fusionando modos musicales de época con otros más actuales, aplicándola de una manera muy original en varias escenas y aportando matices al conjunto que muy pocos compositores lograrían hacer. Cualquiera de estos tres elementos debió estar nominado a los Oscar ese año. Aun así la película no depende exclusivamente de ellos logrando un film recomendable que por poco no llega notable.

Estoy convencido que Battleship será una eficaz herramienta en los campamentos de reclutamiento made in usa. Pero para los que no estamos interesados en cambiar de profesión, nos encontramos con la mayor colección de tópicos, diálogos bobos y estupideces varias que el cine nos ha regalado en bastante tiempo. No tengo palabras. Se hace larga hasta el infinito, carece de emoción, de tensión, de gracia, de ritmo, de ingenio... en fin, de cualquiera de las virtudes que hacen del buen cine de entretenimiento todo un placer. Eso sí, los efectos especiales son espectaculares. Estaría bueno que encima fallara en eso. Aún no he podido reírme de lo que he visto porque sigo estupefacto. Hace buena a la saga Transformers. Ahí es nada. Me uno a la plataforma a favor del 0 en Filmaffinity.