Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de antonalva
<< 1 2 3 4 10 98 >>
Críticas 487
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
24 de marzo de 2019
58 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la cueva al cielo. O de cómo utilizar tu inasible vida para urdir sabios embustes fulgurantes. Pedro Almodóvar quizás sea un mal carácter, una persona ingrata, parcial y llena de amargura, pero no creo que haya nadie que pueda poner en duda que sea uno de los artistas españoles más interesantes, inquietos y perdurables del último medio siglo. Su insolente personalidad y sus inimitables fabulaciones nos acompañan desde hace ya ocho lustros y si bien llevaba más de una década sin realizar nada interesante ni a la altura de su talento – con la excepción de su anterior cinta, Julieta (2016), que pasó casi desapercibida – ahora nos ofrece una de sus obras más redondas, perfectas y sugestivas, un portentoso melodrama que transita sin pudor ni remilgos la ficción autobiográfica, lo tragicómico y el angustiado ensimismamiento melancólico con envidiable garra, maestría, elegancia y sabiduría.

Tanta destreza no es una casualidad, sino señal de madurez, autocrítica y talento. Quizás sea esta la mejor obra de su autor hasta la fecha – aunque desde luego no es ni la más graciosa, ni la más diáfana ni la más embaucadora. Estamos ante una sutil síntesis de su estilo, de sus orgullosas raíces, de sus sempiternas obsesiones y sus variopintos desengaños, pero sintetizando todo ello hasta convertirlo en una historia indeleble repleta de añoranzas, ensoñaciones y fragmentos que sin rehuir la sinceridad se travisten de obstinadas ilusiones y medias verdades que nos recuerdan que sólo reescribiendo nuestros recuerdos más emponzoñados somos capaces de superarlos y seguir adelante. Este tardío y juicioso florecimiento de la evocación pudiera hacernos pensar que al artista le ha dado un compungido ataque de honradez… pero nada más lejos de la realidad. Lo que aquí nos muestra es su peculiar manera de canibalizar, tergiversar y trascender su propia biografía hasta convertirla en Arte.

Ya lo dejó dicho Mario Vargas Llosa – con su habitual lucidez – al hablar de la esencia intrínseca de la novela: la Verdad de las Mentiras. Y una vez más, Almodóvar consigue aquí que todos sus actores sean sus más feroces cómplices y devotos aliados, al sacar lo mejor, lo más perdurable y profundo de su amplísimo elenco artístico. Ante todo, es de justicia alabar el portentoso trabajo de un inconmensurable Antonio Banderas: cada gesto, cada palabra, cada silencio es un compendio de pericia, emoción y buen entendimiento. Se mimetiza con su creador hasta casi volverlo indistinguible. Pura filigrana de orfebrería. A igual altura brilla una excepcional Julieta Serrano. Pero sería injusto no mencionar también a Asier Etxeandia, Penélope Cruz o Leonardo Sbaraglia.

En resumen, quizás no sea del agrado de todo el mundo, ni resulte fácil o inmediato reconocer sus muchas referencias y conexiones. Pero bordea la perfección y es una joya.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
18 de marzo de 2019
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
El refranero español nos recuerda: ‘nunca es tarde si la dicha es buena’. Y este parece ser el tema central de esta cinta crepuscular con la que nos obsequia un ya casi bíblico – en el mejor y más agradecido de los sentidos – Clint Eastwood. Cuando estás de vuelta de todo y echas la vista atrás te das cuenta de que quizás deberías hacer algo para enmendar los errores del pasado y reconciliarte con la vida y con las personas que te han querido a lo largo de tu zigzagueante deambular terrenal … antes de que pudiera llegar a ser demasiado tarde o del todo inútil emprender semejante filigrana o labor de orfebrería. Porque los únicos lamentos que nos llevaremos a nuestra tumba serán nuestros errores, nuestras omisiones, nuestra incapacidad de enmendar yerros o enderezar entuertos. No haberlo ni tan siquiera intentado sería nuestro merecido infierno.

Quizá se le pudiera reprochar a esta cinta que sea demasiado lineal, monocorde, previsible e inocente. Quizás. Pero la verdad es que, pese a la mínima trama, el obstinado desaliento y repetición de los caminos transitados, a la reducida tensión dramática del metraje, al hieratismo perseverante de su protagonista, a los lacónicos y manidos diálogos que producen hasta cierto sonrojo y a la turbulencia familiar que de puro tópica y resobada casi resulta una afrenta al espectador… pese a todo los pesares que pudiera yo ahora enumerar – y seguro que se me olvida alguno en el arbitrario listado precedente – la verdad es que la trama funciona, la historia nos llega y el clímax se alcanza como por embeleso o arte de birlibirloque: las piezas del moroso y tenaz rompecabezas encuentran su atinado acomodo y hasta nos dejamos conmover y emocionar por un desenlace que no por presentido – y casi inevitable – deja de estar bien construido y astutamente interpretado. Son las prerrogativas del pícaro perro añoso que encuentra en la facilidad su anhelada felicidad.

Algunos repiten que estamos ante la despedida de Clint Eastwood como actor: a punto de consumar los 89 años de vida, este siempre postergado y nunca del todo consumado adiós parece más una obviedad física que no una voluntariedad anímica … pero siempre nos ha sorprendido este artero humanista del séptimo arte, con su infatigable rosario de grandes obras desde hace más de sesenta años, tanto delante como detrás de la cámara (e incluso simultaneando cometidos). Pero ¿qué mejor que el relato redentor de un antihéroe que consigue ser perdonado y reconciliarse con sus seres queridos para cerrar su calvario íntimo y completar su ansiada salvación?

Y a buen seguro que este parsimonioso broche de oro pudiera haber sido algo mejor, pero que tal y como está, hace justicia a su dilatadísima carrera.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
13 de marzo de 2019
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos últimos años, casi todo el cine proveniente de El Líbano me ha parecido de lo más interesante e instructivo que se ha podido ver en salas comerciales, realizado en lo que conocemos como ‘Oriente Medio’, una de las zonas más conflictivas e ingratas tanto de la segunda mitad del siglo XX como las primeras décadas del XXI, crisol irresoluble de culturas, religiones e ideologías que nos muestran las muchas contradicciones y conflictos que asolan nuestro atribulado presente y que tiñen de sangre y congoja nuestros días y bañan de pesimismo y desolación nuestro futuro. Se nos presenta aquí una recargada y caótica coctelera con algunos de los temas que impregnan nuestros insomnios diarios: la maternidad mal entendida (o entendida como fuente de recursos crematísticos), la inmigración ilegal o alegal, la trata de seres humanos como mercancía, el trabajo infantil (en vez de poder asistir a la escuela y así formarse para romper la aciaga esclavitud de la pobreza) y los abusos lacerantes a la dignidad humana…

Quizás se le pueda reprochar a su directora y coguionista, Nadine Labaki, el haber querido meter demasiadas cosas durante el desarrollo de la trama, pero también es verdad que la vorágine que se despliega ante el espectador como un confuso mosaico nos permite escrutar la complejidad de un mundo al borde del infierno, lleno de privaciones, anhelos, decepciones y sueños, donde la mugre cotidiana aún nos permite atisbar cierta bondad natural inmarchitable en los corazones de sus sufrientes protagonistas, donde el amor y la compasión son las piezas indispensables que nos permiten salir adelante pese a la adversidad y el dolor en que vivimos. Este exceso de problemas e historias nos permite escudriñar la complejidad del mundo actual, donde todo parece poderse comprar o vender sin ningún remordimiento moral ni atisbo de misericordia, donde nada que no tenga un precio tiene valor alguno. Exceptuando solo la honestidad.

Nada de lo que vemos puede considerarse novedoso o inaudito, aunque en realidad lo más reseñable estriba en la fuerza y ternura que rezuman sus imágenes y la verdad que desprende su protagonista infantil, hilo conductor de este descenso al averno, atravesando la podredumbre inmisericorde que nos anega y la fortaleza personal que nos redime. El catálogo de calamidades y desdichas que sufre y padece no busca la complicidad sensiblera u oportunista ni pretende invocar el gimoteo quejumbroso y dócil de la víctima, sino que nos abofetea con rabia y desesperación, como un grito colérico de resistencia e ira ante la crueldad e indiferencia de un mundo insolidario, desmemoriado e injusto.

No gustará a quienes vayan al cine para evadirse del hedor ordinario. Pero gustará a quienes se preocupen por sus semejantes y quieran comprender sus infortunios.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
28 de febrero de 2019
23 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor del cine histórico es la posibilidad no sólo de arrojar luz sobre oscuros eventos del pasado, sino también la de podernos esclarecer y hacernos comprender nuestro propio obtuso presente. Desconocía la existencia de la Reina Ana de Gran Bretaña y desconozco si el retrato que se hace de ella, de su época y de su corte se ciñe a la realidad histórica o es una fabulación fantasiosa, pero más allá de los muchos logros artísticos de la cinta – que es una delicia tanto visual como humorística – nos sirve como metáfora del barrizal nacional español, en la persona del Favorito de los Dioses y los Electores, el ínclito y sin igual Pedro Sánchez, ese emisario de la Buena Nueva de un mundo más justo, más igualitario, más inclusivo, más dialogante, más femenino y celestial.

La cinta nos habla de la caída en desgracia de la favorita de la Reina, Lady Sarah Churchill, Duquesa de Marlborough y la paulatina sustitución por una nueva favorita, la trepadora Abigail Masham, prima de la anterior y mujer de un terco objetivo: su beneficio personal. Antes de su advenimiento sólo existía oscurantismo e intolerancia, tras su fulgurante ascenso comienza la verdadera HISTORIA de la HUMANIDAD. ¿A alguien le resuena esta vanidosa matraca indigesta de autopromoción? No hay mejor ciego (o sordo) que el que no quiere ver (o entender). Lo mejor de esta película es su contagioso sentido del humor, sus chispeantes diálogos llenos de aristas y mala leche y su capacidad de crear personajes de carne y hueso que iluminan los recovecos más siniestros del alma y que buscan por cualquier medio atornillarse a un puesto en el que sentirse insustituibles y guarecidos en esta vida llena de decepciones, fracasos y humillaciones.

No me suele gustar el cine de Yorgos Lanthimos, pero en este caso le ha salido una obra redonda. El guion es excelente, el tono bascula entre la parodia hilarante y una respetuosa reconstrucción estética, llena de meticulosos y suculentos detalles que nos acercan a los albores del siglo XVIII como si fuéramos testigos privilegiados de la corte y sus quebrantos diarios. Y sobre todo gracias a contar con tres actrices excelentes que dan lo mejor de sí mismas. Están tan perfectas, tan mimetizadas con sus papeles que se hace imposible decantarse por ninguna de ellas: Olivia Colman es la encarnación de la regente sin mando, Emma Stone es la favorita incombustible, sólo atenta a su medro personal, mientras que Rachel Weisz (inconmensurable) es la estadista caída en desgracia que se consolará con una larga vida envuelta en riquezas y nostalgia.

Pregunta para el negro de Pedro Sánchez: ¿Quién de las tres es una mera nota a pie de página?
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
28 de febrero de 2019
44 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo, la Academia se ha pegado un tiro concediendo el Oscar 2018 al mejor largometraje a este panfleto repleto de buenas intenciones, blandenguería al por mayor y estudiada capacidad de edulcorar lo inaceptable, aunque se puedan apreciar también su innegable propósito de mostrar las aristas y animadversiones viscerales que, si bien no es deshonesto, resulta demasiado obvio, epidérmico y simplón. Una cosa es tener un buen punto de partida – una supuesta historia real que nos permite transitar lo más lacerante y cruel de un racismo endémico que ha impregnado hasta la náusea ciertos estados sureños de EE. UU. durante casi toda su existencia – y otra muy diferente es acertar con el tono o con la dimensión trágica de lo que se nos quiere hablar.

Don Shirley, nacido en Florida de inmigrantes jamaicanos (1927-2013) fue un músico de educación clásica que durante unos años trató de labrarse una carrera como solista pero que debido al hecho de que era negro, apenas consiguió abrirse camino en el exclusivo y racista mundo emperifollado de los grandes salones, teniéndose que conformar con tocar, no sin arte ni provecho, músicas y estilos que quedaban muy por debajo de su talento y anhelos. Luego estudió psicología, pero viendo que tampoco lo satisfacía volvió a dar conciertos por todo el mundo, incluyendo composiciones propias. Ya es de por sí difícil tener talento y descollar, pero cuando te cierran las puertas del reconocimiento y de la fama por el color de tu piel, habremos topado con el límite inexpugnable del mundo. Y eso puede conllevar una depresión vital de nefastas consecuencias.

El punto de vista adoptado es el de Tony Lip (1930-2013) – el chófer y guardaespaldas contratado por la compañía de discos de Don Shirley para llevar a buen puerto una gira por los estados sureños durante el año 1962 – y ese cambio de perspectiva se debe a que uno de los guionistas es la del propio hijo de Tony Lip. Por lo tanto, contemplamos todas las injusticias raciales desde la mirada ¿inocente? del hombre blanco que nunca ha sentido el zarpazo del racismo sobre su piel ni en su vida cotidiana. Y el infame Libro Verde en el que se recogen los tugurios donde podían pasar la noche los ‘turistas’ de raza negra que tuvieran la extraviada voluntad de recorrer ciertos estados sureños infestados del racismo sempiterno de los que han mantenido esclavos como parte de su visión del mundo. Y Viggo Mortensen, hace toda una creación de ese gárrulo inculto, soez y cretino, hasta convertirlo en el prototipo del blanco de corazón bobalicón y honesto.

En definitiva, unas palomitas henchidas de aire que te tragas sin rechistar, pero te dejan con hambre.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 98 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow