Vender el cuerpo por comida, satisfacer pulsiones sexuales de otros para satisfacer el hambre que carcome el estómago y nunca se sacia. Vender hasta la propia madre. Matar hasta el propio hijo. Vivir en alerta constante (lo que nos demuestra que el estrés no es un invento de nuestro tiempo, sino un legado de nuestros antecesores de la caverna). Desconfiar de todo y todos. Aprender las técnicas básicas de supervivencia. El hambre. El frío. El miedo.
Un elemento que al principio me chocó un poco fueron las escenas de desnudez, porque no era artística, era desnudez en los momentos más animales del hombre (haciendo pis, lavándose las partes íntimas). Luego entendí que iba de la mano de la película, mostrarnos en nuestra más desnuda realidad, en esos actos que nos sacan del plano divino, nos llevan a nuestras suciedades, a nuestros vilezas, decadencia y degradación física y moral.

Por otra parte, hay muchas incoherencias:
- Cuando dos de ellos van a la casa de un supuesto empleado del área 51 a robar una tarjeta de acceso, uno solo de ellos poseía cámara con visión nocturna. El otro no, y sin embargo, se lo ve camiando delante del que sí puede ver en la oscuridad, sin ningún problema. No se choca nada, agarra lo que necesita como si pudiera ver en la oscuridad. Rarísimo.
- Absolutamente extraño que una persona que trabaje allí deje su tarjeta de acceso a áreas muy sensibles tirada en el piso, enganchado a su pantalón.
- Los chicos no van directamente al área 51, a la hora que en teoría ellos utilizan dicha tarjeta de acceso, lo lógico es que el portador haya hecho la denuncia de robo, y la misma se encuentre deshabilitada.
- No me creo para nada que el lector digital apruebe una huella digital puesta en una cinta adhesiva. Yo usaba en mi trabajo y me costaba que tomara mi propia huella, (a veces era por la humedad de la piel). ¿Una cinta adhesiva con una huella parcial? Rarísimo.
Luego, hay escenas que no se entienden: cuando la chica y el chico quedan atrapados en una especie de pasadizo subterráneo y descubren ropa de niños y de personas, pero las mismas no están, y luego ven una especie de mesada, con unos receptáculos donde pareciera haber algo sangrante. Queda allí eso, no se resuelve, no se hipotetiza. Así sucede con varias escenas donde simplemente unieron parches de situaciones que sonaban alienígenas pero sin coserlas con un hilo conductor.
Lo mejor, el final. No porque la película haya sido buena, tampoco lo es el final, pero tiene una contundencia que te deja mudo. Te sorprende. Es como una cachetada, como si el director se hubiera dado cuenta del bodrio que hizo en un momento y dijo: "Bueno, basta, no da para más, cortala acá, mandá fruta y cortala como sea".

No me cierra mucho la psicología del comediante: si era claustrofóbico, no reacciona como tal. De hecho es más exagerada la reacción anticipatoria que lo que sucede cuando quedan realmente atrapados. Incluso toma impulso y es quien propone ideas y ayuda a salir de la situación.
Quizás faltó para mi gusto algún ataque de pánico de alguno de los encerrados (imagino que sería yo la primera en una situación así). Igualmente entiendo que el eje pasa por otro lado.
La escena de la embarazada haciendo pis en su cartera me pareció genial (no la escena en sí sino la idea). Es algo que claramente pasaría en la realidad.
Recomendable película para ver sin temor a quedarse encerrado en ella.