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Críticas de David Colette
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
10
24 de junio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese, genio cuyo amor por el séptimo arte le ha llevado a crear grandes obras cinematográficas, se adentra en el mundo de Wall Street con una película salvaje, descarada, que parece desmentir cualquier rumor de senilidad que se pudiera tener sobre su reciente filmografía.

A primera vista uno podría pensar que El lobo de Wall Street es otro acercamiento del director al mundo del crimen, tal como lo fueron Casino (1995) y Uno de los nuestros (1990). En ella se encuentran los elementos mas reconocibles; el ascenso y la caída, el protagonista narrando, la traición, la corrupción, matrimonios rotos, excesos y un humor negro que, por cierto, abunda mas en este caso que en los antes citados. Sin embargo, al salir de la sala, no podía dejar de sentir que había algo diferente en el tratamiento de la historia de Jordan Belfort, algo que me había desconcertado, pero no sabía que era exactamente. Volví a verla al día siguiente, aunque esa vez me dejé llevar por la película y simplemente me partí de la risa y me estremecí, observando con deleite lo que la cámara del autor de Toro Salvaje (1980) me decía, cual si fuera una pluma escribiendo sobre un papel, o un pincel pintando sobre un lienzo. A la segunda me gustó mucho mas, y olvidé aquello que me desconcertó la primera vez que la vi.

Después de un tiempo, tras haber leído sobre ella y reflexionado me dí cuenta de qué era aquello que faltaba; un castigo, un alma dentro del rollo de película, el tormento que sirve de catarsis para que el protagonista de la tragedia vea lo atroz de sus actos. ¿Por que me desconcertó la falta de este elemento?, no lo se, pero dándole vueltas al tema pude ver que el viejo Martin no solo había dejado impune al cruel Belfort, sino que nos enseñaba al público que el autentico lobo estaba feliz, dando la mano a DiCaprio en la última escena, cobrando cheques y sacando dinero de sus libros y sus discursos. La grandeza de El lobo de Wall Street reside en mostrarnos a un personaje que actúa fuera de la ley. Lo gana todo y no considera si lo que hace es bueno o malo, sencillamente se guía por sus instintos. Las drogas, las prostitutas, los banquetes, mansiones, coches, todo cuanto una persona puede comprar, puro instinto y deseo en las manos de un hombre extraordinario, no por ser especialmente inteligente o ni siquiera genial en las finanzas, sino por ser capaz de tener aquello que desea, por saciarse a si mismo sin que haya un factor "humano", tal como lo era la ruptura con la familia en la infancia de Charles Foster Kane en Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles, película de la que bebe Scorsese en la forma, pero no en el contenido. El mejor ejemplo de esto es sin duda el papel del incorruptible agente Denham, interpretado por Kyle Chandler, quién, aunque gana la batalla, el único motivo por el que sale "victorioso" es porque la ley está de su lado, pero en su interior sabe que no ha ganado nada, el sigue viajando en metro y Belfort en limusina.

Esto no quiere decir que Martin Scorsese vea bien lo que estos ladrones hicieron, pero sí nos demuestra que las grandes historias es mejor contarlas sin juicios de valor, y que no todos los grandes personajes tienen que ser héroes que velen por el bien de la mayoría, basta con que hayan hecho algo excepcional, no bueno ni malo, sencillamente excepcional. ¿Y no es esto lo que hacia grande a Taxi Driver (1976)?. En las películas de Scorsese podemos ver un abanico de esta clase de personajes y creo que esto, junto a su increíble capacidad para expresar con la cámara, el montaje y cualquier aspecto relacionado con la creación cinematográfica, es lo que mas va a perdurar en la memoria cuando miremos atrás y examinemos los trabajos de este lobo de New York.

Vean El lobo de Wall Street; ya sea como comedia, película de crimen u obra maestra velada, pero véanla. Y a ser posible, reflexionen sobre ella, vuelvan a ver los grandes clásicos de Scorsese, y piensen en si vale mas la pena denunciar o contar. Este es el motivo por el que mi nota es un diez, y muy merecido.
David Colette
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8
20 de abril de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras algunos años de títulos menores Woody Allen vuelve a hacer su magia, y esta vez incluso la reinventa.

Claro que cuando se habla de un autor tan peculiar como Allen uno no debe de poner el grito al cielo. Si evaluásemos toda su filmografía y su aportación al cine, no destacaría por ser un pionero o un titan, ni tampoco se podría destacar algunas obras como películas imprescindibles en la historia del cine, mas bien se diría que su obra es una serie de viñetas o de cuentos que describen y critican a la sociedad burguesa a la que el pertenece, y habla de todas sus luces y sus sombras, nos hace reír o llorar con ella y así, en conclusión, ha conseguido dejar un rastro de la era en la que vivió. Una obra, quizás, similar a la de Scott Fitzgeral (en la literatura), personaje que por cierto hace una mágica aparición el la película que íbamos a tratar.

Considerando todo lo dicho en el párrafo anterior, debemos añadir que, de cuando en cuando, Allen filma alguna película "mágica". La rosa púrpura del Cairo o Días de radio eran cantos a la magia y la fascinación por el cine de la época dorada y la radio respectivamente. En este caso nos lleva a París y no nos cuenta, sino que nos sumerge por completo en un hermoso sentimiento romántico y nostálgico que envuelven a los años 20 en París, en París bajo la lluvia.

Todos los escritores, pintores y artistas que allí estuvieron se hacen presentes en un divertido e ingenioso cuento con moraleja, y mucho, muchísimo amor al arte (valga la pena decir tal tópico).

En resumen, no es la película definitiva de Woody Allen, porque no hay una película definitiva de Woody Allen, pero dentro de que las tiene mejores y peores, esta es de las buenas. Y destaco también el genial trabajo del reparto y la ambientación.
David Colette
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10
17 de mayo de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que por muchos esta película haya sido criticada. Entiendo que halla quién pueda decir que pese a un trabajo de producción perfecto, la película se muestre un tanto lenta, aburrida e incluso vacía. Pero mi opinión, y es tan solo mi opinión, es que esa impresión solo se debe a una cierta decepción por parte de espectadores que esperaban en esta película el lado mas épico de Spielberg (ya saben, ese lado grandilocuente y fascinante que nos trajo títulos tan conocidos como La lista de Schindler o Salvar al soldado Ryan) y en vez de eso, nos llega una historia cerrada, con una puesta en escena casi teatral, con un Daniel Day-Lewis contenido y meditabundo y escenas de guerra ausentes, ya que todas las batallas son dialécticas y transcurren en los pasillos sombríos, en las salas de debate, en la soledad de los despachos.

Para mi Lincoln es una película absolutamente fascinante, me maravilla y me asombra, pero de un modo "intimo". Las escenas mas conmovedoras son aquellas en las que un gesto, una palabra, consiguen mover algo en el tan monumental y trascendental esfuerzo de abolir la esclavitud. Y mas allá de una glorificadora imagen del Abraham Lincoln de la cara del centavo, podemos ver una historia compleja, a ratos oscura, pero no exenta de la mirada del propio Spielberg, que no deja de ser otra que la de un niño (quizás ya mas adulto, pero siempre, siempre niño) que ve en la historia de los Estado Unidos, su país de nacimiento, una fuente de inspiración, que cabalga entre lo verídico y lo mítico.

En conclusión, esta es una película que no se queda en la retina, se queda en el corazón de aquellos que sepan entender las claves, que aprecien el valor de esta "subjetiva" lección de historia. Y sobre todo, se queda en el corazón de aquellos que conectan con la visión del director, aquellos que sabemos mirar mas allá de los recursos narrativos que nadie puede discutir, y sin embargo entienden la sensibilidad cinematográfica del director, aquellos que nos hacemos llamar "incondicionales" de Spielberg (como todo ser humano, el creador de obras tan conocidas como Encuentros en la tercera fase e Indiana Jones también comete errores) y vemos en su cine algo muy especial, y que en el caso de esta película no es, ni mucho menos un excepción, sino una de sus mas dignas y cuidadas obras, aunque por determinadas circunstancias, tal vez no esté destinada a llegar tan alto como otras cintas suyas.
David Colette
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10
27 de mayo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película mas hermosa que he visto sobre un músico de jazz es sin duda alguna esta. Ya había visto "Acordes y desacuerdos" de otro director amante del jazz, Woody Allen, y era una película francamente maravillosa, pero no puede compararse a esta genialidad visual, argumental e interpretativa, en la que el protagonista ni si quiera sale en la película.

Desde la primera escena comencé a conmoverme, viendo como el joven Parker se acercaba a su destino a ritmo de saxofón y créditos iniciales. El movimiento de la cámara era sencillamente tan poético que de repente sentía que mis emociones estaban a flor de piel, y no sabia por que. La actuación de Forest Whitaker me repelía y me producía compasión al mismo tiempo. El guión, plagado de saltos en el tiempo, escenas pausadas y otras veloces, no me resultaba irregular, sino diseñado al ritmo de una de canción de jazz, quizás con tintes de un pequeño relato de Julio Cortazar llamado "El perseguidor", pero aún así de una originalidad asombrosa.

Debo reconocer que como amane de la música jazz en general y de Charlie Parker en particular mi valoración puede ser subjetiva, pero la película sencillamente me atrapó en su ritmo. La escena inicial me parecía tan épica como narrativa, y el final solo se puede definir con una palabra: apoteósico. Hay división de opiniones con respecto a esta película, los hay que la califican como un aburrimiento total, otros dicen que es una obra maestra, y otros que es un titulo muy normalito para un director muy bueno... pues bien, yo opino que no es buena ni mala, ni aburre ni entretiene, ni es arte ni deja de serlo, sencillamente es una incursión del jazz en el mundo del cine, algo que no suele ocurrir, pues es como si una canción de Parker cobrase vida en la pantalla.

A demás es interesante ver como está plasmado el nacimiento del bebop y disfrutas de las menciones a otros grandes del jazz (como Duke Ellington) o incluso las apariciones de varios de estos (en especial Dizzy Gillespie). Todo esto es lo que yo creo que es Bird, esta mezcla explosiva, tal vez solo comprensibles para gente lo bastante sensible o lo bastante amante del jazz como para entenderlo (ojo, que eso no quiere decir que el que no sepa apreciar esta película sea un insensible o no sepa apreciar el jazz).

De cualquier manera, a mi me apasiona, y la recomiendo encarecidamente, pero ojo, no dejes que se escape el pájaro o te perderás la película.
David Colette
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6
14 de abril de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin llegar a ser la mejor entrega de la saga (de hecho está lejos de serla) se podría valorar mas bien como un digno homenaje a la misma y al cine de los 50.

En lo referente al apartado técnico (uso de la cámara, montaje, fotografía, efectos especiales...) la película es impecable. Spielberg ha llegado al punto de saber hacer un buen trabajo con cualquier guión y aquí lo demuestra perfectamente. Algunas escenas brillan como claro legado de un personaje que llegado a la cima de la cultura popular (tanto al principio como al final, recogiendo el sombrero del suelo) y sin lugar a dudas esas escenas me estremecen de emoción. A demás, una banda sonora decente, pero tampoco muy innovadora, hacen que el recurso de una melodía que reside en la cabeza de todos aliñe a la perfección las mejores escenas, que, como ya he dicho, son aquellas que llevan el sello Spielberg. Con respecto a los efectos especiales, todo muy correcto, pero nada asombroso. Y los demás detalles técnicos mas o menos igual; buena fotografía, buen montaje... todo muy correcto pero sin brillar.

En lo referente a lo creativo, hay se pierde la batalla. Un guión poco atractivo, cuyo mayor error ya fue cometido en la segunda entrega, un búsqueda para nada interesante. El morbo de la primera y tercera entrega era la búsqueda de un objeto místico pero que pertenecía a nuestra cultura, eran medios de entrar en contacto con una deidad conocida por todos. Pero a parte de eso el guión es sencillamente demasiado simplón, no hay nada que atraiga mucho, a pesar de un Shia LaBeouf disfrazado de Marlon Brando en Salvaje y alguna escena guiño a Cunado ruge la marabunta. A demás la historia de fondo no es demasiado grande, no había gran cosa que hacer con ella, pero eso ya es cuestión del espectador y su nivel de conexión.

Definitivamente se puede decir que es la mas comercial y la menos sustancial, pero no por ello se la puede llamar bodrio. Es una entrega incomprendida, agradable para los fans mas fervientes pero no buena por si sola.
David Colette
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