Notable película de Jeff Nichols acerca de las aventuras de dos pre-adoslecentes que van alcanzando a pasos agigantados la madurez al tiempo que ayudan a un fugitivo de dudoso pasado (Mud) a tratar de recuperar a su amor de la infancia y huir con ella.

El argumento se desarrolla en una pequeña población a las orillas del Mississippi, llena de solitarios paisajes, contenedores de chatarra y casas flotantes. Se nos muestra la desaparición paulina de un entorno clásico de la América profunda que avanza irremediablemente hacia el nuevo modo de vida occidental.

A través de estos paisajes, asistimos a la visión idealizada de dos chavales que poco a poco van dándose cuenta de las vicisitudes de la vida y los golpes con la que esta nos obsequia a menudo. Nos adentraremos en una trama criminal de cazarrecompensas, venganzas particulares y antihéroes que luchan contra su destino.

Jeff Nichols nos sumerge en los entresijos propios de un pueblo cualquiera y nos muestra las realidades dolorosas que acontecen en ella.

Es imposible no identificarse con los dos niños (enormes Tye Sheridan y Jacob Lofland). Al fin y al cabo todos hemos tenido nuestra infancia y hemos pasado por muchas de las situaciones en las que se ven envueltos los dos protagonistas: peleas, aventuras, desengaños amorosos, etc.

La película contiene un guión sumamente trabajado y una fotografía digna de admiración. Matthew McConaughey borda su papel de perdedor que se niega a aceptar la realidad, aferrándose a todo aquello que le permita seguir soñando.

No obstante, y a pesar de la notable calidad de la película, esta adolece de cierta pegada emocional. Si, como he dicho antes, nos vemos reflejados en los pequeños protagonistas, pero no llegan a emocionarnos. Se queda a mitad camino de lograr aquello que consiguió (con un argumento distinto pero un contexto parecido) esa maravilla llamada ‘Una historia verdadera’ de David Lynch. Y tampoco alcanza a culminar la historia de manera adecuada. Esto último lo explico brevemente en el spoiler.

Pero a pesar de sus carencias, es una gran obra que bien merece un visionado.

Curiosa a la par que interesante ópera prima de Luc Besson a medio camino entre el cine de autor y la ciencia ficción post-apocalíptica.

La trama nos sitúa en un futuro distópico en donde los ciudadanos han perdido el poder del habla debido a la contaminación existente en la atmósfera. La supervivencia se basa en la ley del más fuerte, con personajes convertidos en una suerte de animales violentos que muestran una falta completa de empatía ante sus semejantes. Los alimentos y el agua escasean y como curiosidad, en ocasiones han de conformarse con los peces que caen del cielo cuando llueve.

Es en ese contexto donde se sitúa al personaje principal del film que dispuesto a huir del mundo que le rodea, intenta construir un aparato volador con el que alcanzar el amor, situación que logrará (a medias) cuanto entra en contacto con un doctor y su misteriosa hija, en donde consigue cobijo y una vida civilizada.

La película se llevó los premios de mejor película y mejor director en el Festival de Cine Fantástico de Sitges 1983 por su original propuesta y fue nominada a mejor ópera prima en los Premios César.

No obstante, y en lo personal, considero que es un film algo fallido, lento y confuso en su primera parte, y mucho mas logrado a partir de la mitad del metraje.

Técnicamente, y a pesar de los pocos medios existentes con los que contaba el director en dicho momento, no se le puede reprochar mucho. Logra con creces recrear ese mundo destruido, en ruinas, lleno de arena y escombros así como unos personajes (principalmente los protagonistas) creíbles y enigmáticos.

Antes de nada debemos definir qué es una screwball comedy.
Se trata de un subgénero cinematográfico caracterizado por diálogos vertiginosos llenos de carga irónica, conductas alocadas, situaciones inverosímiles y por lo general, una inversión de los personajes masculinos y femeninos en donde la mujer suele llevar el papel cantante y enreda en sus locuras a un hombre serio, aburrido y pánfilo. Evidentemente, dentro de este subgénero se dan variantes de estas características, pero a grosso modo, estos son los ingredientes habituales de este tipo de películas.

Aquí tenemos un ejemplo claro de screwball comedy con una Katharine Hepburn arrolladora que maniobra y máquina para evitar perder al hombre del que repentinamente se ha enamorado (Cary Grant) y que está a punto de casarse con otra mujer.

La película, más allá de ingeniosos gags y divertidas situaciones, no deja de ser una crítica al modo de vida occidental, con personajes obsesionados por su trabajo y su buena reputación. Un canto a la libertad en toda regla que nos anima a olvidarnos de nuestras ataduras y tirarnos a la piscina sin más preocupación que el amor y la diversión en todo su esplendor.

Para ello cuenta con la química de dos actores formidables como son Katharine Hepburn y Cary Grant que nos hacen esbozar una sonrisa durante todo el metraje.

Posteriormente, en el año 1964, Howard Hawks retomaría la idea de este film (no considero como a veces se afirma que sea un remake) para dirigir 'Su juego favorito' en donde los papeles protagonistas recaen en Rock Hudson y Paula Prentiss. De nuevo, los resultados fueron excelente superando incluso en mi opinión a la película que ahora nos ocupa.

Notable película del género noir a cargo del gran cineasta Fritz Lang que repite protagonistas (Glenn Ford y Gloria Grahame) de su anterior film 'Los sobornados'.

El argumento se basa en la novela 'La bestia humana' de Émile Zola y recrea con destreza los automatismos típicos del cine negro.

Carl Buckley (Broderick Crawford) es un ferroviario que pierde su empleo en la empresa donde trabaja. Situación que le obliga a recurrir a su mujer (Gloria Grahame; vieja 'amiga' de unos de los directivos) para intentar recuperarlo. A raíz de eso (y para no destripar la trama) se suceden una serie de acontecimientos que acaban en asesinatos, manipulaciones, chantajes y el típico trío amoroso con Glenn Ford entrando en la ecuación.

Con una perfecta fotografía en blanco y negro, y una muy buena puesta en escena, creo que es exagerado calificarla como obra maestra. Las razones son varias: una investigación pobre y que deja muchos cabos por atar en el primer asesinato, una excesiva sobreactuación de Gloria Grahame como femme fatale y una extrema candidez por parte de Glenn Ford acerca de las historias que la anteriormente citada le está narrando.

Todas estas cuestiones restan credibilidad a la obra alejándola de la maestría de otras películas de Fritz Lang enmarcadas dentro de este género como 'La mujer del cuadro'.

Aún así, nos encontramos ante otra muestra del buen hacer del aclamado director austriaco que se sirve de una historia oscura y fatalista para regalarnos un final sorprendentemente efectivo.

No se puede poner en duda la calidad de este film.
Narrativamente intachable, con un B/N deslumbrante y una banda sonora portentosa a cargo del gran Duke Ellington nos encontramos ante un relato judicial completamente pormenorizado que hará las delicias de todos aquellos que han estudiado la abogacía o son amantes de este tipo de cine.

El problema es que quizás Otto Preminger intenta salpicar la película con unas dosis de humor que no siempre funcionan. La prueba más evidente de ello es el comienzo del juicio en donde un James Stewart de lo más perspicaz intenta ganarse la simpatía del jurado buscando la risa fácil a través de continuos comentarios jocosos que restan credibilidad a lo que estamos viendo.

Por otra parte, el personaje interpretado por Lee Remick que da vida a la mujer del asesino (Ben Gazzara) y que presuntamente ha sido violada resulta demasiado sobreactuado y supone un elemento más para que el film no termine de arrancar hasta la parte final de la película.

En esa parte final donde podemos vislumbrar la grandeza de Otto Preminger añadiendo (por fin) un tono serio al proceso judicial y en donde destaca por encima de todos la actuación de George C. Scott como Fiscal del Estado.

Eso sin olvidar, un desenlace ambiguo y muy logrado que nos deja con la duda de lo que realmente acabamos de presenciar.

La película también llama la atención por tratar determinados temas y expresiones que resultaban difíciles de ver en otras obras de la década de los 50 y que milagrosamente pasaron los filtros de censura con los que Hollywood nos tenía acostumbrados.