Película infantil, sí, pero francamente divertida para cualquier edad.
La historia, por simple que parezca, resulta de lo más imaginativa. Los personajes no se salen de los clásicos roles de películas animadas a las que nos tienen acostumbrados (aunque tiene algún pequeño de detalle), sin embargo, la puesta en escena, la aventura y los continuos toques de humor de todos los personajes a lo largo del film hacen de esta película una historia de lo más entretenida.
Recomendadísima para niños y no tan niños que quieran pasar un rato divertido frente a la pantalla.

Divertida, alocada y, sobre todo, muy, muy australiana. Una mezcla de géneros se concentra en esta película que consigue sacar en dos horas la mayor diversidad de emociones posibles. La modista se define mejor por lo que no es que por lo que se espera que sea.
Kate Winslet, como siempre, grandiosa. Judy Davis también realiza un trabajo perfecto. Liam Hemsworth... aún se refleja la inmadurez interpretativa, pero salva el papel. Los demás personajes son una maravillosa mezcolanza caricaturesca que hacen de esta historia un melodrama y comedia absurda de lo más inesperada e inespecífica.
Una rareza que alivia la corriente cinematografia habitual.

Magnífica película dirigida por una de nuestras más (y, por desgracia, pocas) directoras internacionales. Isabel Coixet hace lo mejor que sabe, mostrarnos su talento innato para contar historias humanas, en esta ocasión, a través de un guión menos dramático, pero igual de sincero.
Cuando la protagonista de esta historia (Patricia Clarkson) cree que su vida se está desmoronando, comienza a comprobar que debe ser ella y nadie más la que tome las riendas de su vida. Para ello, decide encontrar su propia independencia aprendiendo a conducir. Pero no lo hará sola.
Pese a su estado de negación primera, encuentra en el profesor, interpretado por Ben Kingsley, el apoyo necesario para romper sus propios miedos, no sin dificultad, dadas las diferencias culturales entre ambos y el momento de sus vidas. Así comienza entre ambos una curiosa relación que les llevará a comprobar cuán acertado o no son las elecciones que están llevando a cabo.
Una historia que rompe con los estereotipos de los personajes, algo que se agradece enormemente, dada la monotonía en la que la industria del cine nos sume con asiduidad. En esta ocasión representada por una mujer de mediana edad y un hombre hindú, aunque por desgracia, la película no pasa el test de Bechdel.
En general, una buena ocasión para disfrutar de una historia agradable con tonos de comedia dramática.

Vista completamente la única temporada de esta serie lo que ahora siento es un sabor agridulce.
Aunque ya han pasado diez años de su estreno, sigue siendo una serie de completa actualidad. Si me dicen que se estrenó ayer mismo lo hubiera creído. Por lo que he podido saber, su única temporada se debió a su baja audiencia debido a que la tachaban de ser muy lenta, pero eso es para quienes se quedaron en los primeros capítulos. Yo también sentí que ese ritmo en los comienzos hasta que entendí que es una serie más mental que de acción, incluso el protagonista lo dice en uno de los capítulos ("soy analista, no trabajador de campo"). Seguramente el público pensó que analizar no es actuar y, por tanto, no hay acción, pero vaya si la hay. Conforme avanzan los capítulos la historia se vuelve más trepidante y la intriga se acelera manteniendo siempre una tensión que los actores realizaron con gran maestría. Me gustan todos y cada uno de los personajes, todos están muy bien definidos, secundarios incluidos y, este detalle es importante, porque la mayoría de las series desarrollan bien la personalidad solo de algunos personajes, siendo otros muy volubles o insignificantes. Aquí podríamos hacer una serie con cada uno de los personajes como protagonistas, ya digo una verdadera maestría.
Una pena que la cadena no viera el magnífico potencial que tenía entre las manos y que la segunda temporada habría estado aún mejor a medida que se iba mostrando la historia.
En cuanto al final de la historia... lo dejo para el spoiler.

Si desconce usted algo relativo a esta película. Si no ha leído más que su título y le ha dado miedo darse de bruces con un dramón. Si ha leído la trama y ha creído estar ante una película introvertida e intimista o, simplemente, una historia más sobre la triste naturaleza del ser humano, debo avisarle, algo de razón tiene usted en esto, pero no toda.
Si hay algo que hace especial a Wilbur es su magnetismo y el carisma de los que le rodean. El camino de todos los personajes (protagónicos -no solo es Wilbur- o secundarios) hace de este film, reposado y tierno, una reflexión de la difíciles situaciones a las que, a veces, nos toca enfrentarnos en la vida.
Se trata, ante todo, de una película de personajes, cada uno con su historia de vida a cuestas de por sí compleja, pero todas ellas tratadas con un toque de humor, lo que permite disfrutar del largometraje con cierto alivio y sin pañuelo en mano.
Sin embargo, la película deja a merced del espectador algunos planteamientos, no dando respuesta a todas las preguntas que se hace uno/a tras el visionado. Y es que, como ocurre en la vida misma, no siempre tenemos la respuesta para todo lo que nos ocurre. Quizás por eso, cada uno puede o no encontrarle sentido a por qué Wilbur se quiere suicidar.