Una película rosa, sentimentaloide y no apta para diabéticos, disfrazada de drama histórico por un puñado de farsantes ávidos de dólares.
El barco permanece en segundo plano desde la salida del puerto hasta el choque con el Iceberg, y ni siquiera los tristes intentos de Cameron por reflejar la sociedad de la época hacen que la película alcance el apelativo de "digna de ver".

El título de esta película debe hacer referencia a sus pocos aspectos positivos, la interpretación de los actores, la fotografía y algún que otro diálogo. El resto es aborrecible.
Más que miedo da pena, pena que se llora a carcajadas viendo el desbarajuste al que Amenábar llama "película". En ningún momento crea tensión, ni siquiera un esporádico escalofrío, no alcanza ni de lejos la cota mínima necesaria para "crear un nudo en la garganta" y por si fuera poco no es nada entretenida, sino más bien tediosa. Terriblemente tediosa.
La carátula es un claro reflejo del film. Está vacía, no aporta nada, sólo un engañoso colorido.

Empecé a verla, pero ¡horror!, deseé no haberlo hecho, eso es humor?!, a su lado rober bodegas tiene hasta gracia!!
Esto no es cine, señores, es una especie de Agárralo como Puedas bíblico, rezuma la misma peste que los truños de la línea Meet the spartans o Scary Movie, vamos, caca de la vaca recién echada.

Aburrida, banal, soez. Todo es poco para definir este sinsentido cinematográfico que ralla en lo ridículo. No sé si pretende ser una historia pseudoerótica o algo parecido, pero a mí me pareció pseudobochornosa y estúpida cien por cien.