Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Kyrios
Críticas 1.318
Críticas ordenadas por utilidad
3
9 de agosto de 2023
19 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nefarious (2023) se trata de una controvertida película, aparentemente catalogada con el cine de terror, que en realidad se trata de una de aquellas películas de producción evangélica y que son consumidas solo por el cinturón bíblico de los USA (una zona geográfica donde los creyentes, que son legión, tienen un gran poder para aclamar o derribar una película). Normalmente ese tipo de películas no traspasan ese tipo de audiencia, pero en esta ocasión han conseguido un "pelotazo", que les va a reportar grandes beneficios.

Comentan que cuando se estrenó el Exorcista del recientemente fallecido William Friedkin, de puertas para fuera el Vaticano expresó su desagrado, mientras que dentro de la Santa Iglesia abrazaron la película con entusiasmo. "Si no creen en Dios, que crean al menos en el diablo". Y es que el miedo siempre ha sido uno de los grandes acicates que han tenido todas las religiones (no solo la cristiana) para conseguir adeptos. Y salvando las distancias, eso es lo que sucede con Nefarious, una película que siendo aparentemente de terror, en realidad viene a soltarnos un discurso ideológico cercano a los sermones evangélicos fanáticos que tantas veces hemos visto y oído.

¿Qué nos encontramos en Nefarious? En primera instancia vemos la lucha dialéctica entre un doctor que tiene dictar sentencia sobre la enfermedad mental sobre un reo que van a ejecutar, quien afirma a su vez que es el demonio que actúa poseyendo al recluso.

Con las películas de Exorcismos uno no tiene porque ser creyente para poder disfrutarlas (si es que disfrutar es el verbo correcto). La mayoría de ellas no se toman nunca lo demasiado en serio el hecho de que el Diablo exista. Nefarious sí lo hace. El demonio existe, y la humanidad está condenada precisamente por no creer en ello. Pero no es que se afirme una existencia metafísica o conceptual, no. Se habla en la película de una existencia real, donde las posesiones son el pan de cada día. Y esto no sería un problema si no fuera porque Nefarious no quiere ser ficción. Nefarious quiere mostrar a la humanidad que el diablo está entre nosotros. 

¿Cómo lo hace la película para articular su discurso? Pues bien, y aquí viene por cierto lo paradójico, se sirve del mismo diablo, quien a través del recluso narra el discurso ideológico que le interesa a la película. Algunos ingenuos defensores del filme han afirmado que es el personaje del diablo y tiene que engañar a la humanidad, es su idiosincrasia. Bien, en este caso, primero recordar quienes son los personajes que hay detrás de la producción del filme, y por otro decir que ya nuestro ilustre Cervantes, en sus novelas ejemplares utilizaba los locos como medio de escapar la censura, haciéndole poner en sus palabras cosas que eran críticas con la época pero que no podían ser reprochadas por "tratarse de locos".

Así, el diablo de Nefarious nos suelta un tostón ideológico de primero de teología en el que se realiza un discurso antieugenesia (pero con una persona ya mayor y con cáncer terminal, nada de un caso digamos sospechoso o más polémico) así como antiabortista. La película no tiene ningún reparo en igualar esos actos al asesinato. Tal cuál suena. 

Conclusión

Y me gustaría terminar afirmando algo. No considero Nefarious horrible por el mero hecho de ser cristiana. Hay películas como El Árbol de la Vida o la propia Exorcista (que fue escrita por un sacerdote, como todo el mundo sabe) que muestran una ideología contraria a mi agnosticismo. El problema de la cinta es que se trata de propaganda mal hecha y con un mensaje peligroso detrás. 

Cinemagavia.es
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
8 de agosto de 2019
4 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Déjame caer se trata de una película islandesa que se estrena en cines españoles este 9 de agosto y que puede resultar una opción interesante para el espectador que esté buscando algo más que una simple película de evasión. El filme lo dirige Baldvin Zophoníasson, un director islandés que a pesar de lo diminuto que es el país se ha labrado una interesante carrera con cierta proyección internacional. La película fue estrenada en el festival de Toronto del año pasado.

Quizá el problema principal de la película sea la extraña estructura narrativa que emplea. Déjame caer sigue las andanzas de la joven adolescente Magnea y como esta se va sumergiendo en el mundo de la droga, pero el hilo de la película se interrumpe continuamente con flash backs y flash forwards que nos muestran escenas del futuro de los protagonistas (obviamente no acaban muy bien, como uno puede presuponer) que no aportan demasiado, en cuanto el peso principal de la trama se encuentra principalmente en la parte adolescente. A esto se le añade que el guión es demasiado disperso, ofreciéndonos escenas que en el montaje resultan un tanto confusas y que no acaba de enlazarse de manera correcta.

Así pues, Déjame caer funciona más como un mosaico de sensaciones (algunas muy intensas) que no como una película convencional, algo que per se no es negativo.

Aunque pueda sonar a crítico pedante, lo cierto es que la temática de la droga es tratada en el filme de una manera tan rutinaria que no resulta sorprendente casi nunca. Todo va de A a C sin demasiados sobresaltos. Donde sí resulta excitante el filme es en la subtrama, casi tan importante de hecho en la película, como es el descubrimiento de la sexualidad de nuestra protagonista, que además se da cuenta de que es homosexual.

Es en este contexto donde mejor se mueve Déjame caer, porque ofrece un relato mucho más sutil e inteligente. Haciendo algunos malabarismos es quizá por la incomprensión que sufre por su sexualidad por la que Magnea decide evadirse mediante las drogas (los demás motivos nunca son explicados) y es en la relación entre Magnea y Stella donde la película fluye con más fuerzas, dejando además en evidencia en una sociedad que aún tiene demasiados estereotipos en contra de la homosexualidad.

Por otra parte hay que recordar que no es un tema nuevo para el director, que ya trató en su ópera prima, Órói (2010). Y recalco la inteligencia sutil del filme, porque en ningún momento se dicte explícitamente que dicha relación tenga que estar prohibida, pero sí puede leerse perfectamente en el ambiente.

A pesar de que vemos la caída de una persona a los mismísimos infiernos y que hay escenas que analizadas en frío son realmente duras (por ejemplo, la violación de Magnea ya adulta) el tono es realmente extraño. Quizá, y aquí el crítico se pone totalmente franco, es porque la cultura islandesa queda demasiado lejos de mi alcance. De tal manera que hay comportamientos que soy incapaz de entender; por ejemplo, la relación entre la familia y la niña, la propia relación de la hija con su entorno.

Quizá son estos detalles de distanciamiento los que a la vez hacen a Déjame caer interesante, porque al fin y al cabo, ver Let me fall no deja de ser hacer una mirada a través de la ventana que supone el cine sobre un país que para medio mundo es desconocido.

La mayoría del reparto son caras totalmente desconocidas en el cine internacional, aunque esto no es un impedimento, porque las interpretaciones son realmente espectaculares, especialmente en lo que se refiere al dúo de chicas protagonistas. Las dos adolescentes cumplen perfectamente lo que se les pide y siempre tenemos la sensación de estar viendo un auténtico drama delante de nuestros ojos.

Conclusión
No es fácil mirar Déjame caer. Es una película áspera y que pone contra las cuerdas al espectador. Sí, es su función, pero hay una pequeña parte de mí que no deja de pensar que en ocasiones la película es demasiado irritante, pero más por su propia incapacidad que no por su atrevimiento, lo que en cierta manera la condena a ser una película más sobre las drogas, eso sí, con la originalidad de pertenecer a una cinematografía casi desconocida para todos.

Crítica escrita para Cinemagavia.es: https://cinemagavia.es/dejame-caer-pelicula-critica/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
6 de diciembre de 2014
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Breezy (Primavera en Otoño, 1973) es una de las primeras películas que dirigió Clint Eastwood, la tercera para ser exactos, después de High Plains Drifter (Infierno de Cobardes, 1972) y Play Misty for Me (Escalofrío en la Noche, 1971).

La película que cuenta con uno de los intérpretes más célebres del cine clásico como es William Holden (en el 1973 ya un veterano) nos desarrolla un argumento con el que podemos encontrar parecidos con un filme que haría años más tarde Eastwood, The Bridges of Madison County (Los Puentes de Madison, 1995). Sin embargo, Eastwood aún no estaba preparado para afrontar una película de temática tan madura, y la taquilla se resintió de ello (además el público por aquel entonces le tenía encasillado como un autor del cine de acción), siendo un fracaso comercial, de hecho, uno de los más grandes en toda la trayectoria del cineasta.

Ya sorprende de primeras que el propio Eastwood, un icono por aquel entonces, no interpretará ningún papel en la película, al igual que se enfrentará con un género con el que hasta entonces no había lidiado, ni como director ni como actor: El romance[1]. Seguramente estos dos motivos fueron los causantes de su fracaso.

Jo Heims, escritora que ya había trabajado con Eastwood en su primera película, Escalofrío en la Noche, firma un guión rico en matices que sin embargo no es capturado con todo su esplendor por Eastwood. La película gira en torno a la relación entre una Hippie y un hombre maduro. Por casualidades del destino se conocen y pasan bastante tiempo juntos, algo que hará brotar una llama de amor. El eje del filme se centra en una relación entre personajes que pertenecen a mundos totalmente opuestos.

El Personaje de William Holden, quizá parte del Alter ego del propio director, es un veterano agente inmobiliario. Está situado en un escalafón social alto y se regodea con la alta sociedad. Materialmente lo tiene todo, y sin embargo se encuentra vacío. El personaje femenino cambiará radicalmente el escenario de este personaje, transformándole al completo. William Holden realiza una brillante interpretación, y nos muestra perfectamente la soledad de un hombre maduro que ve pasar por delante la que puede ser su última gran oportunidad. Tanto Las conversaciones que mantiene el personaje con su círculo de amigos de la alta sociedad que nos lo desnudan por dentro y las secuencias intimistas con Kay Lenz en las que él lleva la iniciativa son de lo mejor del filme.

Si para el papel masculino Eastwood contrató a una estrella consagrada del mundo del cine, para el femenino se la jugó a una baza arriesgada (y que ciertamente salió mal) como fue el hecho de fichar una actriz prácticamente desconocida[2]: Kay Lenz. Sólo había trabajado en un papel menor dentro de la película de George Lucas, American Graffiti (American Graffiti, 1973). Lo cierto es que Lenz es una de las responsables de que la película fracase. Su interpretación de Hippie rebelde resulta bastante forzada (no pondré en duda el conocimiento que tenía Eastwood sobre los Hippies en el 1973, pero lo cierto es que la película no define demasiado bien ni a la protagonista ni el círculo en el que ella se mueve) desbordando la extravagancia. En ningún momento su interpretación resulta verosímil, y además el guión describe el personaje como una auténtica idiota, que realiza aspavientos cada dos por tres para llamar la atención al personaje de Holden. Realmente, un personaje insufrible.

La fotografía la firma Frank Stanley, quien colaboraría con Eastwood en tres ocasiones más contando esta, como Magnum Force (Harry el Fuerte, 1973), Thunderbolt and Lightfoot (Un botín de 500.000 dólares, 1974) y The Eiger Sanction (Licencia para Matar, 1975). Frank Stanley realiza un correcto trabajo, y la película de Eastwood se apoya en numerosos momentos en la fotografía para apoyar su discurso. Por ejemplo, en las numerosas secuencias en las que los protagonistas comparten un paisaje, como símbolo de unión (el personaje de Kay Lenz afirma no haber visto nunca el mar hasta que el personaje de Holden le trae a la costa Californiana). Además, Stanley aprovecha estos momentos para darle un tono nostálgico, que va en consonancia con el teórico amor prohibido que se establece entre los dos personajes y su inevitable final, que se planea a lo largo de la película.

Por otra parte, la versión al castellano de Primavera en Otoño fue una auténtica chapuza. No sólo por las escenas censuradas (algo habitual en películas transgresoras como esta), sino porque se hizo una auténtica barbaridad con el sonido del filme. En todo momento de la película, sólo llegamos a escuchar los díalogos, pero del resto del ambiente fondo absolutamente nada. Por ejemplo, si dos personajes están en la calle y mantienen una conversación, sólo oiremos a estos dos protagonistas, pero del ruido de la calle nada de nada. Un estropicio que enturbia totalmente la película que dirigió Clint Eastwood, en el 1973.

[1] Carlos Aguilar ,Clint Eastwood, Ed. Cátedra, Madrid 2009,pp.114

[2] Como podemos leer en el polémico libro de Patrick McGilligan, Clint Eastwood: Biografía, Ed. Lumen, 2010

http://neokunst.wordpress.com/2014/12/06/primavera-en-otono-1973/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
27 de agosto de 2014
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin demasiado sentido, es cómo podríamos calificar la película producida por la compañía de Roger Corman, Rock and Roll High School (Rock and Roll Highschool, 1979) y dirigida por Allan Arkush, realizador mediocre sin ningún título destacado en su haber y que con este filme sigue en la misma tónica que en toda su trayectoria. Por cierto, metido como colaborador en la historia está ni más ni menos que un joven Joe Dante.

La película es un vehículo explotaition para el grupo musical de Punk los Ramones, quienes además aparecen físicamente en muchos minutos del metraje (especialmente en la segunda parte del filme). La película es pues un juguete que tiene mucho que ver con las célebres películas de los Beatles dirigidas por Richard Lester. En ambos casos nos encontramos con filmes que en realidad sirven para acercar la banda de música a su fan, que por otra parte quedan retratados de manera estereotipada (sólo hay que ver el personaje que interpreta P.J Soles, una groupie total del grupo, que se pelea por encontrar las primeras filas del concierto) en el filme. Película hecha definitivamente para un tipo de público muy concreto, y poco apta para quien no sea amante de la música del grupo.

Pero mientras el humor de Richard Lester resultaba fresco y original, en Rock and Roll Highschool, cualquier atisbo de comedia queda oculto bajo el peso de la más grande ranciedad. La película se adentra argumentalmente en el territorio de las comedias ambientadas en institutos (recurso fácil para conectar con el público más exponencial de los Ramones), tan de moda en aquellos años ochenta (sólo tenemos que recordar el cine de Howard Hughes) para mostrarnos una película fácil y sin muchos sobresaltos. Mary Wonorov interpreta el papel de nueva directora del instituto, que como viene siendo lógico, hace el papel de férrea tirana, totalmente opuesta a la música Rock. Su misión será desbaratar los planes de diversión de sus alumnos, aunque nunca lo conseguirá.

Rock and Roll Highschool sigue el humor absurdo de Richard Lester (para ejemplo tenemos los momentos con los ratones de laboratorio, o la especie de citas que organiza uno de los personajes en el servicio) pero nunca consigue las mismas cotas ácidas y sarcásticas. Todo al contrario, en muchos momentos del metraje, lo que realmente da la sensación es que la película filtra el cine de Lester con una vulgarización extrema. Los gags resultan infantiles y poco aportan a la comicidad de la película, que aburrirá de manera extrema a cualquiera que no sea un auténtico fan acérrimo de la banda del grupo. En definitiva, lo que propone la película es una idiotización del mensaje de películas como la de A Hard Day’s Night (¡Que noche la de aquel día, 1964). La confrontación básica se establece entre la juventud, encarnada entre los diversos intérpretes jóvenes, Van Patten, P.J Soles y la madurez que propone Wonorov. El mensaje de rebeldía se confunde con el de absurdidad, y la película se hunde en el propio caos que ella misma propone. La frase de Un rebelde sin causa no es un rebelde sino un gilipollas queda perfecta en alusión a la obra.

En el fondo no deja de ser la propia idiosincrasia de las letras de los Ramones, escenificada en la pantalla. Chistes fáciles que aluden al sexo adolescente, personajes femeninos que tratan de enseñar la mayor carne posible al espectador, gags surrealistas que carecen de fuerza y hormonas con patas paseando entre los pasillos del instituto. Sí a eso le añadimos el escaso inconformismo de un grupo que supuestamente se hacía llamar Punk, nos queda como resultado una película que apenas contiene un mensaje de inconformismo.

Por si fuera poco, la película no tiene ningún tipo de reparo en introducir diversas stagies musicales del grupo, que a pesar de que son habituales en este tipo de cine musical (de odas a los grupos) en Rock and Roll High School abundan en exceso. De hecho, la película encadena un concierto de los Ramones que altera totalmente lo que el espectador estaba viendo hasta entonces. Porque es cierto que hasta la mitad del metraje la película no gozaba de mucho interés, pero después del concierto aún se vuelve más idiota. Los números musicales acaparan demasiado protagonismo, haciendo perder cualquier lógica, ya de por si dañada, a la trama, que se convierte en un encadenamiento de canciones de los Ramones en el último tramo de la película.

http://neokunst.wordpress.com/2014/08/27/rock-and-roll-highschool-1979/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
7 de diciembre de 2013
1 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente Shaolin Soccer sea una de las películas más estúpidas que nos haya ofrecido el cine de Hong Kong. Bueno, quizá esta afirmación es demasiado contundente, porque también hemos de tener en cuenta que el señor Jackie Chan ya nos ofreció una buena treintena de bodrios, pero de todas maneras a la película de Sthepen Chow no la salva nada ni nadie de la quema. Por otra parte, no es novedad, y es que el tipo, el señor Chow (no el de resacón, no), ya tiene unos antecedentes bastante lastimosos. El agente 007 ya quedó parodiado (o eso pretendía la película) en Desde Pekín con Amor, una película que ya nos mostraba que la sátira y la parodia era lo que le iba a Chow..Otra cosa es que el director fuera capaz de mostrar algún atisbo de interés. Podemos repasar igualmente la filmografía de Chow que apenas encontraremos entre decenas de títulos algo que sea realmente rescatable. Y, ¿Qué encontramos en Shaolin Soccer? Pues una de las frikadas más grandes (pero no Frikada en el buen sentido como las películas de Edgar Wright, no, Frikada en tono despectivo) que hará las delicias de los mononeuronales y dejará a los demás espectadores con una cara de idiota tremenda.

La película mezcla en un indigesto cóctel los iconos más célebres del mundo global, y en especial del continente asiático, siempre con la exageración por bandera. Imaginen una mezcla de: La serie de animación de Oliver y Benji y las fantasmadas que prometían en sus capítulos, las no menores bizarradas de Dragon Ball, alguna que otra referencia a Bruce Lee, y sobre todo, al cine de artes marciales. El problema es que Chow tiene un sentido del humor pésimo que hace sustentar la película en situaciones que podría haber escrito un niño de dos a tres años. ¿Se acuerdan del gag del pastel en la cara? Pues el nivel es el mismo que destila la película…coreografías absurdas, gags supuestamente cómicos que parecen improvisados a medida que filmaban la película, un guión sin pies ni cabeza que cae en tópico tras tópico..En definitiva la película es una gran parida que no la justifica nada. Un intento de asemejarse al estilo de humor alocado que ofrecían los programas de los Toons pero sin ningún resultado que se le pueda parecer (créanme, es mejor ver un episodio de la serie de Bugs Bunny, o incluso revisionar Space Jam).

Los personajes principales son grotescos y quedan totalmente deformados por el espectro de la farsa a la que el director disfraza de comedia. Ni se nos explica ni siquiera algo de sus vidas (¿acaso sabemos algo del portero que se retira en medio del portero? Del mismo que lo substituye?) Con lo quedan continuamente en situaciones ridículas (poco amor profesa Chow por ellos, como queda patente en la que el personaje principal descubre al lateral más rellenito del equipo).

Fx desastrosos (más que gracioso ver algunos comentarios comentando que la película goza de buenos FX) que no hacen más que ampliar la sensación de incredulidad que uno está viendo. Realmente la película es tan tremendamente mala que uno espera que la película se siente y nos explique que todo es un sueño, hecho que desgraciadamente no ocurre. Por cierto, película calificada como de culto, esperaré sentado a que me lo expliquen.

También podríamos disertar acerca del estéril mundo de la comedia de Hong Kong, de la que siempre se habla sin que haya dado algo potable al mundo,¿Hay mundo más allá de las ostias como panes? ¿Hay alguna capacidad de crítica al sistema en el cine comercial Chino?

En fin, un auténtico desastre a la que no la salva ni el parecido del portero con Bruce Lee, ni algún que otro guiño interesante (como el plano subjetivo al género de terror, sacado de la noche de Halloween). Incuso hasta desde que he visto la película le he cogido tirria a la canción de Celebration…

http://neokunst.wordpress.com/2013/12/07/shaolin-soccer/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow