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Críticas de Melón tajá en mano
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Críticas 113
Críticas ordenadas por utilidad
Esto no es una película
Documental
Irán2011
6,8
1.013
Documental, Intervenciones de: Jafar Panahi, Mojtaba Mirtahmasb
3
20 de abril de 2012
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El iraní Jafar Panahi estuvo esperando en casa una condena que finalmente no pudo evitar: seis años de prisión y veinte sin poder hacer películas. Una barbaridad propia de un régimen despiadado contra cualquier acto público que se escape del férreo control gubernamental y que abogue por la crítica, el pensamiento y la libre expresión artística.

Panahi, hastiado de la angustiante atmósfera domiciliaria, decidió documentar esos días con la ayuda de su buen amigo Mojtaba Mirtahmas, una cámara profesional y un móvil de última generación. ‘In Film Nist’ (‘Esto no es una película’) es el título de este interesante documento cargado de duras y secas intenciones que utiliza el metalenguaje cinematográfico como puente entre el espectador y la represión del protagonista.

Sostiene Panahi la necesidad de documentar esos días y reivindica la importancia de hacer una película en lugar de contarla. Su filme es un ejercicio de ensayo ingenuo y sarcástico a modo de documental entre el testimonio y la declaración de intenciones. Puede que esté lejos de los métodos narrativos convencionales y que en algún momento podamos ponerlo en duda, pero claro que es una película porque su objetivo es contar y emocionar.

Superado el mal trago de reconocer que la primera media hora es uno de los mayores coñazos que puedan verse en una sala de cine, no cuesta reconocer que Panahi imparte una clase magistral y extremadamente nostálgica de cómo hacer cine partiendo del casi nada. Lo mejor que puede leerse entre líneas es que la represión no está solo dentro de la casa, sino también fuera. Lo peor, sin embargo, es que tarda demasiado en crear interés.

Hay que reconocer que, pese a la dificultad, consigue atrapar nuestra atención durante buena parte del metraje a través del fuera de campo y de muy poquitos elementos vivos o inertes. El plano secuencia final es una absoluta barbaridad, profundamente inteligente y rematadamente divertido. Quizá lo único redondo de una película con demasiados vértices difíciles de franquear.

Puede que ‘In Film Nist’ no parezca una película de verdad y que sin duda merezca un trato especial por el peculiar contexto de su autor, pero lo cierto es que el resultado global apenas logra mantenerse en pie durante sus pocos pero interminables minutos. El cine siempre es grande, sobre todo cuando vuela en libertad.
Melón tajá en mano
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1
13 de octubre de 2011
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
De adolescente no llegaba a comprender por qué el personaje de Mr. Bean tenía que estar siempre tan callado. Mi padre me rechistaba para que guardara silencio mientras yo no dejaba de preguntarme por qué una y otra vez con acento de portugués enrabietado. Total no había nada que escuchar y, para colmo, sus carcajadas hacían más ruido que mis preguntas.

Han pasado algunos años y Rowan Atkinson (el entrañable Mr. Bean) interpreta por segunda vez a Johnny English, personaje que pertenece a ese género mal denominado ‘comedia de espionaje’. Hace ocho años aparecía por primera vez en una película que por suerte ya teníamos olvidada. Pero sabemos que en tiempos de crisis el efecto boomerang nos devuelve siempre lo peor de cada casa. Y también del Cine.

Nadie con un mínimo de sensatez y amor a la comedia habría pedido secuela de una película rematadamente mala. ‘Johnny English Reborn’ supone, al igual que su predecesora, otra colección de gags y recursos humorísticos caducados en los parvulitos de la comedia. En ese sentido la coherencia es absoluta: ni aquella es divertida ni ésta tampoco.

En toda comedia los primeros gags deben lograr por completo su cometido: hacer risa. No importa tanto con qué quieren hacernos reír los guionistas de turno, la gracia (y nunca mejor dicho) está en el cómo. La secuencia cómica que precede a los créditos de inicio anuncia una tormenta de la que será difícil salir con vida.

Sólo hay una cosa más nefasta que abusar del running gag (templo sagrado del guionista cómico), hacerlo cuando no ha tenido gracia la primera vez. Cada sketch es peor rematado que el anterior. Segunda regla cómica que se manda a paseo: la duración. Cien minutos inacabables y sólo un buen par de giros en el tramo final de película.

El importante despliegue técnico en algunas escenas no sólo no compensa la falta de originalidad sino que además queda anulado por culpa del pésimo uso del croma en otras. El logline de la película podría ser ‘un slapstick que ni fu ni fa’. Es tarde para el cartel pero espero que lo tengan en cuenta para el DVD. No quiero nada por la idea. Es un regalo. Gratis.

El entrañable Rowan Atkinson decide tirar del carro en esta tremenda estupidez de gama alta. Un homenaje por todo lo alto al bostezo y la risa obsoleta. No pueden hacernos reír con las mismas cosas que hace sesenta años. Si quieren hacerlo tendrá que ser usando otro lenguaje y otras fórmulas. O actualizando su sentido del humor.

Ahora entiendo por qué Mr. Bean estaba siempre tan callado: para que no subiera el pan. Y tenía que hablar justo ahora que las cosas no dejan de subir. Tiene miga la cosa, y poca gracia. O ninguna.
Melón tajá en mano
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5
25 de enero de 2013
11 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pasión y el talento juegan un papel fundamental en casi todos los oficios, también en el de escribir y dirigir películas, evidentemente. Steven Chbosky hace ambas cosas en su debut detrás de la cámara: primero escribió un libro y después decidió llevárselo crudo al cine.

‘The Perks of Being a Wallflower’ es un dramedia romántico que unas veces peca de abusar en lo dramático y otras de idealizar en lo romántico. A Chbosky le sobra pasión en una cinta que anda justita de talento.

En cualquier caso sería injusto tacharla de ‘típica película de adolescentes para adolescentes’, ya que aporta matices a través de unos personajes que se alejan con cierto éxito del prototipo mediocre. Se respira suficiente verdad a pesar de un guión con más errores que aciertos.

El pilar que sustenta la película se llama Ezra Miller, un actor adorable en cada uno de sus movimientos. Su personaje, aún siendo secundario, aporta el equilibrio necesario al ‘falso’ triángulo amoroso que completan Logan Lerman y Emma Watson, cuyos roles no producen el esperado entusiasmo.

‘The Perks of Being a Wallflower’ logra ser entretenida a ratos, pero su balanceo tonal despierta más náuseas que interés. Su ansia por la ternura acaba generado lástima, como si alguien pusiera arena en sus ojos para pedirte clemencia mientras llora.
Melón tajá en mano
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